LOS DESEOS DE PIRUCHA. Lo que siempre quise, y quiero compartir. Relatos reales y calientes que deseo repetir o necesito ampliar. Por Ruizy
Quedan muchas cosas pendientes, pero siempre dispuesto a compartirlas con esta comunidad de adictos al sexo entre varones. Lo mío y también lo nuestro es coger, follar, culiar..
Quedan muchas cosas pendientes, pero siempre dispuesto a compartirlas con esta comunidad de adictos al sexo entre varones. Lo mío y también lo nuestro es coger, follar, culiar. Sentir que somos usados para dar placer es lo que nos hace calentarnos en el momento intenso en que sobreviene el orgasmo del que nos folla. Sentir que se vacian dentro de nuestro culo, con o sin protección, de acuerdo con la confianza que exista o del riesgo que cada cual quiera correr.
Ahora para excitémonos juntos.
- Encuentros furtivos en lugares insólitos.
Relataré paso a paso cada uno de los lugares en que cogí o fui cogido y estos relatos no son fantasías sino basadas en encuentros reales que me han despertado la imaginación de putita cachonda que he adoptado como parte de mí. Espero sugerencias o testimonios.
- La recámara del cura que me llevaba para solazarse acariciándome las nalgas mientras me tenía sentado en sus rodillas. Debo confesar que con pleno complacencia mía. Seducción pedófila.
- El portón de mi casa en que me cogí o fui cogido por la campesina que se desempeñaba como sirvienta en la casa contigua. En una oportunidad, nos sorprendió la mucama de la casa de mis padres y me advirtió que no hiciera eso porque me enfermaría de tuberculosis. Creencia popular.
- Los baños de la escuela en que los alumnos mayores nos abusaban a los más pequeños. Costumbre arraigada.
- La ribera del río, lugar al que íbamos a bañarnos y que ocasionalmente teníamos sexo hetero u homo.
- Una hondonada entre cerros que nos servía de refugio y también en alguna ocasión sirvió de motel.
- Un sitio eriazo a un costado de la entrada al estadio en que íbamos a cogernos a una ardiente compañera de curso.
- La misma compañera que accedió a hacer un trío; nos escondimos entre los matorrales que crecían al lado de la carretera. Aquella vez, mi compañero me dijo que buscara una manera de entrar al estadio ya que andaba con linterna. Cuando volví, él se había adelantado. Vi su blanco trasero subir y bajar: estaba cogiéndose a Margie. Fue mucho mejor, porque cuando la penetré Margie me abrazó y acabó en un estremecimiento. Fue el primer orgasmo que logré. Me gustó penetrarla húmeda de jugos vaginales y semen. Se me haría costumbre pedirle eso a mis parejas.
- Esta historia me hace recordar que ya en época adulta y gozando de mi asumido gusto por ser cogido analmente por varones, me culiaron varias veces en lugares cercanos a la carretera, en caminos rurales de escaso o nulo tránsito. A veces sin bajarnos del automóvil. La primera vez que ocurrió fue en el asiento trasero del viejo Chevy en que me puse en cuatro mientras mi colega me enculaba con movimientos enérgicos que hacían cimbrarse al vehículo. Otra vez lo hice encaramado en el capó en que patitas al hombro me ensartaron con placer sumo. Una anécdota: mientras Emory me culiaba en cuatro en el asiento delantero y él fuera, se resbaló y rodó por la pendiente. Rompió el espejo delantero al tratar de afirmarse. Por supuesto, solo una mamada lo puso de buen humor.
- Otro lugar insólito fue el pozo negro que recibía las fecas en que se instalaba un WC de madera ubicado en el último patio de la casa de mis abuelos. Allí llevaba a mi primito y con dulces y otras golosinas lo hacía sentarse en mi erecto pene e intentaba penetrarlo. Varias veces realizamos ese jueguito. Hasta que ocurrió lo inesperado. Nos encerramos en el baño principal y se me ocurrió enjabonar su hoyito. Con esa lubricada mi pene irrumpió su cuevita hasta el final. Su grito y su llanto, me asustaron. No tuve la audacia de seguir y solo después de ofrecer mi poto para que él me hiciera lo mismo. Pero esa es otra historia.
- Las dunas de la playa en que nos escondíamos de miradas intrusas y culiábamos sin sacarnos el traje de baño. Solo que no sabíamos que nos observaban los pescadores ocultos en sus botes mientras buceaban.
Hasta acá los recuerdos de esos lugares y de lo que aconteció en ellos en distintas épocas. Espero sus comentarios y que compartan sus propias experiencias ya sea en sexo hetero u homosexual.
Espero ansioso después de compartir con ustedes mi lista de deseos inconclusos o aquellos que quiero realizar con mis futuros “culiadores” que ojalá surjan de las lecturas de la historia de Pirucha, la puta trans.
Para los seguidores de las locuras de Pirucha les cuento que habrá una nueva sección para seguir compartiendo con ustedes. Esperen atentos lo que viene.
Recuerden dejar sus comentarios acá o contáctenme a mi email [email protected]
Siempre contesto
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