LOS HERALDOS DE LA LUJURIA VI “El pecado de los Hermanos”
Emenel Cada vez se familiariza más al ambiente del monasterio, sin embargo él sigue siendo la tentación andante y encarnada, su camino y fin es tentar….
…El padre Antonio superada la impresión ante el espectáculo que representaba la belleza de Emenel, pidió a Dios calma y sosiego y su corazón se reconfortó, tal sensación fue captada por Emenel y una alarma se encendió, en su interior algo le dijo que no la tendría fácil, su presa tenía mucha conexión espiritual y protección divina. Si quería lograr su objetivo tendría que tentarlo de verdad y para ello debía emplear todas sus armas además de ayuda adicional de su padre, ya conversaría con él para recibir su apoyo.
Mientras conversaban y mantenida la serenidad el Pbro Antonio recorría los pasillos e instancias del monasterio enseñándole a Emenel lo que en lo sucesivo sería su hogar, le hablaba de las normas, de lo imperioso del silencio ya que el silencio reconforta y purifica el espíritu. El padre Antonio descubrió que Emenel era un hombre educado, sereno y muy varonil (aparte de bello), aspecto éste que lo tenía abrumado. Mientras caminaban y ambos se escuchaban con atención llegaron a los jardines los cuales demostraban cuidado y mimo en su mantenimiento, muchas caminerías conformaban dicho espacio con variedad de plantas, helechos y flores de diferentes tipos ya era casi final de la tarde y la temperatura y luz del sol daban una atmósfera deliciosa y muy agradable aquí y allá se desperdigaban banquetas que invitaban al reposo y a la contemplación. Hubo un detalle que llamo la atención de Emenel y es que al final del jardín y un poco apartado se encontraba una estructura de piedra como una gruta la cual poseía una pesada puerta de madera con enchapados en metal, era una suerte de cúpula que en la parte superior, tenía una chimenea de la que salía un humo blancuzco como una fumarola constante. De inmediato pregunto:
E: padre y eso que es? Parece una gruta…y ese humo?
Pbro: hijo el terreno tiene una terma natural precisamente en ese espacio, es parte de la creación de Dios con las que nos bendijo, la acondicionamos como un espacio de reflexión y purificación del espíritu, está para el libre uso de todos los que habitamos el monasterio ven te la enseño….
Abrieron la puerta de madera y de inmediato el vapor cálido les dio en la cara, caminaron por un pasadizo o pasillo natural y se encontraron con unas escaleras de piedra que descendían y llevaban a un espacio abovedado donde se encontraban diversas piscinas naturales de piedra pulida cuya agua cristalina y de un azul inexplicable burbujeaba sin cesar emanando un olor azufrado tenue nada desagradable, las mismas formaban parte de la belleza del lugar e invitaban a sumergirse en ellas para placer del cuerpo y el alma.
Pbro: ésta es una de nuestras bendiciones, yo vengo con regularidad generalmente en las noches, el trabajo no me permite otra cosa, puedes hacer uso de ellas cuando quieras, están a tu disposición.
E: le tomo la palabra, se ven muy agradables, siempre es bueno darle un poco de gusto al cuerpo.
Pbro: y al espíritu hijo, más que al cuerpo al espíritu…recuerda que aquí estamos más que nada para el cultivo del espíritu –dijo de manera catedrática el religioso-
Luego de ese comentario, Emenel no guardo duda de la dificultad de la misión, guardo silencio y respondió de manera astuta.
E: sí padre, es eso lo que quiero y para eso estoy aquí estoy un poco agotado que tal si regresamos y me indica mis aposentos donde voy a reposar, ya mañana conversaremos con mayor profundidad de la situación que me aqueja.
Pbro: está bien hijo vamos te indico.
Salieron de la gruta, atravesaron el jardín y llegaron a la edificación, sortearon largos pasillos, subieron escaleras y llegaron a la zona de celdas que eran los recintos donde los monjes descansaban, hubo un aspecto que le llamó la atención a Emenel, es que ninguna habitación tenía puertas, las estancias carecían de ellas, cosa que le hizo saber al Pbro.
E: ninguna habitación tiene puerta…
Pbro: pues sí…todas tienen libre acceso hijo, todos somos hermanos y ante los ojos de Dios no hay nada que ocultar.
E: sí muy cierto padre.
Ésta es la tuya hijo, instálate y ponte cómodo, en un momento te subirán la cena, mañana conversaremos con más calma. Dicho esto, estrecho su mano, dio vuelta y salió dejándolo solo en la celda.
Emenel echó un vistazo a la instancia y la misma era simple y con lo básico, una cama de una plaza, una mesa de noche, un pequeño ropero y una repisa, a un extremo de la cama un sistema de calefacción y lo mejor un gran ventanal de dos paños que dejaba entrar la luz ya sea diurna o nocturna y con vista al hermoso jardín, un repaso de vista lo llevo al final del terreno y vio la gruta de piedra que había visitado hace rato, en ese momento sus ojos brillaron de manera especial y frotándose la verga semi dura sonrió con maldad.
A las 5:00 am sonó el campanario, señal que había que ponerse de pie para iniciar las actividades del día, Emenel se estiró cuan largo era en la pequeña cama que con las justas lo soportaban, se puso de pie y poniéndose en puntas elevando los brazos se estiró cerrando sus ojos, cuando los abrió se encontró con un hombre blanco, delgado de facciones agradables que impactado veía a Emenel en todo su esplendor ya que el mismo estaba completamente desnudo (como siempre solía dormir), el hombre sólo ataviado con el hábito y sandalias observaba con detenimiento el cuerpo esculpido de Emenel y sobre todo su gran verga medio endurecida y caída por el peso que se balanceaba teniendo como fondo ese par de bolas enorme que penduleaban de igual forma y sus piernas macizas. Reponiéndose a la impresión, expreso:
J: hola soy el hermano juan, tú debes ser el nuevo monje, bienvenido… esta es la hora del baño, la ducha común está al final del pasillo para que sepas, luengo en el día no tendrás oportunidad de asearte así que este es el mejor momento.
E: ok hermano Juan, muchas gracias ya voy a eso. Mucho gusto soy Emenel.
J: igual un gusto, te veo en las duchas –dijo esto y miró de arriba abajo a Emenel que aún seguís desnudo-
Emenel tomó su túnica se puso sus sandalias y salió con su toalla a las duchas, sin nada más como siempre andaba, sólo con el hábito puesto sin nada debajo. Al entrar al espacio un vaho de vapor cálido a agradable envolvió su cuerpo se despojó de la túnica y las sandalias y se dirigió al espacio de duchas, más de una veintena de hombres jóvenes tomaban el baño matutino cada uno bajo una regadera. Quedaba sólo una ducha libre donde a un lado tenia al hermano Juan que ya lo había conocido en su habitación y al otro lado estaba otro hermano al igual que los demás completamente desnudo, era un hombre de estatura media muy blanco y de cuerpo grueso sin ser gordo piernas gruesas un pene no muy largo pero grueso como todo él, vello recortado y con par de testículos gordos y voluminosos que hacían de cojín a su grueso pene, pero lo que en realidad llamó la atención de Emenel fueron sus piernas robustas y torneadas y ese par de nalgas redondas y grandes que se veían muy duras y totalmente lampiñas, esa imagen hizo cosquillear su rotunda verga haciendo que la misma empezara a endurecer.
En un momento el hermano Juan se dirige a todos los presentes:
J: hermanos tenemos aquí al hermano Emenel, está ingresando nuevo al monasterio, démosle la más cordial bienvenida y la mejor acogida a nuestro nuevo hermano. En ese instante uno a uno se fueron acercando a Emenel estrechando su mano y dándole cada uno un apretado abrazo seguido de un beso en cada mejilla, todos estaban húmedos y desnudos y el vapor del agua caliente nublaba todo el espacio, cuando iba por la 8va salutación ya Emenel estaba totalmente erecto de sentir los cuerpos desnudos de sus hermanos rozándose con él, así como todos los presentes. Los roces eran muy cercanos, al momento del abrazo las pollas se frotaban unas con otras, algunos abrazos eran acompañados de caricias en la espalda, en los brazos, algunos posaban su mano en la cadera de Emenel y alguno que otro amparado en la visión borrosa del vapor acariciaron las redondas nalgas del ángel ya enloquecido de lujuria. El último en saludarlo y presentarse fue el hermano que se duchaba a su lado, el robusto, quien al tener el camino libre se acercó y estrecho la mano para luego bajar la mano sin soltarla y acercar su cuerpo dejando ambas manos enlazadas entre los cuerpos, sintiendo cada uno la dureza del pene del otro, al momento del abrazo Emenel no aguanto la tentación de acariciar y apretar una de esa nalgas y al hacerlo, su dueño emitió un bajo quejido de placer y el beso que recibió fue en el cuello cosa que hizo que Emenel sintiera en su cuerpo una descarga eléctrica.
Luego de esto, cada quien volvió a su ducha a reflexionar sobre ese breve instante de placer que todos experimentaron. Cuando Emenel volvió la vista a un lado se encontró con la mirada del hermano Juan quien observaba la rotunda erección de Emenel, éste siguió la mirada de Juan y capto que le miraba su pene erecto con un brillo de lujuria en sus ojos. Y señalando la erección de Emenel Juan dijo:
J: no te preocupes por eso –dijo señalando la erección de Emenel-, es normal entre nosotros, somos hijos de Dios, nos hizo a su semejanza y amar al prójimo, es uno de sus mandamientos. Así que hermano, ama sin temor ni pecado.
Emenel volvió la cara a la pared apoyo las manos en ella y bajo la cabeza sintiendo la tibieza del agua caer en su nuca en la sala de ducha común todo era silencio, solo se escuchaba la caída del agua de cada ducha. En eso Emenel escucho una voz en su cabeza, era su padre.
L: hijo téntalos… (Esto lo dijo Lucifer quien observó todo atento a través del espejo mágico)
En ese momento, Emenel se concentró cerró sus ojos, sintió ebullir sus células y de sus poros emanó un exquisito olor (su poder), era un aroma entre dulce y amaderado, muy afrodisiaco, a su vez tenía un toque a durazno, sándalo y canela todo a la vez, en un momento todo el espacio y los cuerpos que allí se encontraban quedaron impregnados de ese aroma y de inmediato una dura erección se hizo presente en cada uno de ellos, cada cual no pudo frenar las ganas de frotarse el pene por sí mismo y otros se atrevieron a brindar una mano amiga al más cercano, un rato después la escena estaba a punto de convertirse en una gran orgía, sólo se oían gemidos quedos de placer, algunos de atrevieron a abrazarse con otros sintiendo la dureza y tibiez del cuerpo del otro, las manos se paseaban de un lugar a otro. En el momento que Emenel abrió los ojos se encontró con la cercanía del hermano Jonás (el robusto) y antes que pudiera reaccionar, éste se acercó abrazó con fuerza a Emenel quien no pudo contenerse y devolvió el abrazo al robusto hermano Jonás al tiempo que sus manos se deslizaban por su duro y suave cuerpo besando y lamiendo su cuerpo. Sus manos llegaron a las poderosas nalgas las acarició, apretó y auscultó, su mano con todos sus dedos buscó posición extendida en el canal de esas deliciosas nalgas y su dedo medio frotó el botón cerrado y virgen que era su ano, esto fue más de lo que el hermano Jonás pudo resistir y de inmediato empezó a menear su cadera echando su culo magnánimo hacia atrás buscando ese dedo.
Ya en la sala de duchas todo era pasión y desenfreno, amparados en el vapor los hermanos lograron desinhibirse y ya algunos estaban de rodillas lamiendo el pene más cercano, aun no se atrevían a la sodomía pero en cualquier momento eso iba a ocurrir, entre tanto Emenel se daba un beso de tornillo con Jonás quien se frotaba pene con pene contra Emenel y el ángel maligno con sus dos manos tenía apresadas las nalgas del hermano Jonás y separándolas al máximo frotaba un dedo por ese ano que vibraba ante las caricias que recibía pidiendo más, mucho más. Ya tenían casi media hora en esa vibración de morbo, cuando poco a poco fueron descargando semen los penes erguidos, en esta secuencia, cada quien se fue retirando en silencio a incorporarse a las actividades cotidianas. El hermano Juan fue testigo mudo y masturbante del franeleo entre Emenel y Jonás, apreció cada forma, cada caricia, cada beso mientras acariciaba de manera interrumpida (para no acabar) su pene imposiblemente duro. Al final, fue un trio eyaculatorio ya que al ver como Emenel y Jonás acababan sin remedio producto de tanto frote y caricia, igualmente él lo hizo quedando prácticamente desmadejado con el agua cayéndole encima.
Una vez recuperados, cada quien se incorporó a sus actividades y el día transcurrió sin mayores novedades, ya en la noche después de cenar y ya cada quien en su celda, el reposo reparador esperaba a cada uno de los cansados hermanos. Emenel se encontraba acostado en su catre, desnudo medianamente cubierto por una ligera sabana que dejaba traslucir su hermosa desnudez, se encontraba leyendo para conciliar el sueño sólo alumbrado por un velón en la austera mesa de noche, en ese momento se sintió observado y apartando el libro de su cara miró hacia la puerta (sin puerta) y apoyado en su umbral se encontraba un desnudo hermano Jonás que al tener la atención de Emenel, exclamo:
JN: creo que tenemos algo por concluir y tenemos que terminarlo…
CONTINUARA…
Excelente como siempre!!! Sigue escribiendo.
muchas sabes este tipo de comentarios me motiva y me compromete a seguir escribiendo estoy en producción de la siguiente parte…el proceso creativo es un poco lento, pero la calidad que ustedes como lectores se merecen lo amerita, no puedo subir cualquier cualquier texto, eso tiene pensado y cuidando la redacción y ortografía.
Genial, muy morboso, me excito leerlo. Felicidades
que bueno haber logrado sensaciones en ti con mi texto