LOS HERALDOS DE LA LUJURÍA VII “El momento siempre llega”
Emenel continúa con su labor de lograr su objetivo, para ello es mucho lo que debe transitar, pero el momento siempre llega…nada queda pendiente..
Emenel se incorporó un poco sobre sus codos para observar la imagen que tenía ante sus ojos, en medio de la oscuridad y al trasluz de la puerta, recostado en su marco estaba un desnudo Jonás, iba descalzo y Emenel pudo observar en detalle la fisonomía masculina y gruesa del hermano Jonás. A pesar de la oscuridad del recinto la iluminación exterior le otorgaba un brillo especial a su piel blanca y tapizada por el suave vello corporal. Sus gruesas piernas estaban cruzadas una delante de la otra, su abdomen grueso más no abultado y su verga ya estaba erecta no muy larga pero si muy gruesa, la cereza del postre ese par de nalgas grandes y redondas que por un lado dejaba ver la curva rotunda de ese culo magnifico.
Ante tal contemplación, Emenel no emitió palabra alguna, sólo hizo silencio y mirando fijamente a Jonás como único movimiento levantó la ligera sábana que cubría su desnudez abriéndole espacio al recién llegado a modo de invitación. En silencio y contoneando sus grandes nalgas, Jonás caminó hasta la pequeña cama y se metió en ella pegando su cuerpo cálido y excitado al duro y musculado de Emenel, de inmediato Jonás al frotarse sintió ese olor inexplicable que ya había sentido en las duchas y que exaltaba todo su cuerpo, al inhalarlo ese olor a canela, madera, durazno y sándalo era una mezcla deliciosa, su cuerpo lo que sentía era calor su circulación sanguínea aumentaba, erizando su piel, engrosando su pene y sobre todo haciendo palpitar su ano con un picor que sólo podía ser saciado metiendo algo dentro, así de excitado se sentía Jonás.
Al sentir el cuerpo duro y grueso de Jonás, Emenel rodeó con sus brazos al fornido monje y con una necesidad casi vital fue directo a sus labios y los comió con hambre, sujeto la mano de Jonás y la guió a su pene enorme que necesitaba las caricias del hermano y con su otra mano acarició la espalda del monje y llegó a las magníficas nalgas de Jonás las cuales acarició rodeó con su mano y apretó, sus dedos empezaron a frotar el canal de separación y llegó al ano del hermano el cual frotó y sintió no sólo el calor exterior sino el movimiento de abrir y cerrar del mismo y sentir eso fue más de lo que pudo soportar Emenel y el beso que estaba dando lo reanudó con más fuerza y penetró con su dedo medio ese ano palpitante, en ese momento Jonás se quedó quieto y abrió los ojos al sentir la invasión de ese dedo largo grueso dentro de sí, en algún punto de su tránsito ese dedo encontró el lugar donde se generaba el picor y el asombro y el placer llegaron en el mismo momento como un golpe, como una oleada y de inmediato Jonás empezó a mover su cadera adelante y atrás en busca de ese dedo que le rascaba, que le frotaba, que le daba alivio y placer, por otra parte su esfínter exterior y anillos internos empezaban poco a poco a dilatarse, abrir y cerrar, abrir y cerrar ese era el comportamiento de su culo a modo general mientras era estimulado por Emenel.
Los jadeos y gemidos no dejaron de hacerse presente, la pequeña habitación de Emenel sin puertas y con libre acceso, pronto dejaron escapar estos sonidos de pasión por los pasillos de los dormitorios de los monjes eso sin contar con el olor que salía de esa habitación, de sexo porque Emenel al tener sexo y estar excitado emanaba mucho más olor del que normalmente supuraba. El sonido y el olor fueron estimulantes a los sentidos de los presentes, el que dormía comenzó a tener sueños húmedos y el que estaba despierto sintió excitación en todo su cuerpo y un fenómeno de excitación colectiva se hizo presente en todos los hermanos y en sincronía, todos empezaron a masajear sus penes y cualquier zona erógena que poseyeran.
En el catre de Emenel, se llevaba a cabo una verdadera batalla de sexo y pasión, en este punto, un excitado y jadeante Jonás se encontraba en posición de perrito sobre el camastro con las piernas separadas casi a 180°, mientras Emenel literalmente le devoraba el culo en un intenso beso negro, el Ángel infernal, poseía una condición (entre otras) y era la capacidad bífida de su lengua y lo larga de la misma, en este sentido había atacado el ojete del hermano Jonás con hambre y en un momento dado, esa lengua puntiaguda se internó dentro del ano dilatado de Jonás y una vez dentro la punta de esa lengua se bifurcó en dos apéndices independientes, donde cada uno se movía en su interior por su cuenta, escarbando cada recoveco de ese culo. Esto fue más de lo que Jonás pudo soportar y levantó la cabeza y sus ojos al cielo dando gracias al creador de permitirle haber nacido sólo para vivir ese momento, porque su vida se centró en este momento de placer y después de él nada sería lo mismo. Casi al borde del orgasmo de Jonás, Emenel detuvo el beso negro que estaba dando, lo cual dejó descolocado y expectante a Jonás, mirando hacia atrás a la espera de ver y sentir lo seguía a continuación. Emenel se puso de pie y enfiló su nervudo pene al orificio que titilaba a la espera de más placer y la roja cabeza hizo contacto con el boquete palpitante, en ese momento Jonás se quedó quieto cuando sintió la dureza y el calor de ese magnífico órgano viril, su respiración se detuvo expectante y Emenel cuando tocó con su glande ese ano palpitante sintió el movimiento del mismo queriendo tragarse su verga con desesperación y allí fue que empujó para adentrarse, lento, firme sin pausas.
Mientras se daba el avance lento pero sin tregua, Jonás abrió desmesuradamente los ojos y boca debido al placer que estaba sintiendo, era un calor que lo abrazaba, el picor desesperante de su culo sólo era aliviado por ese pene enorme que se adentraba en él, rascándole a medida que avanzaba a pesar de las medidas poco convencionales de la dotación de Emenel, en ningún momento hubo dolor, el olor que respiraba Jonás lo excitaba cada vez más y más y lo hacía dilatar mucho más, todos, porque incluso los habitantes de celdas vecinas estaban envueltos en esa fragancia afrodisiaca que los tenía delirando de placer, unos se sobaban aún en sus camas, otros como zombis no aguantaron la tentación de presenciar lo que en los aposentos de Emenel sucedía, y una pequeña multitud se aglomeraba en la puerta de su habitación presenciando la escena de sexo descarnado, intenso y rudo que allí se llevaba a cabo.
Al momento de Emenel hacer tope en el culo de Jonás, hubo un momento de pausa, Jonás se quedó quieto y levantó más el culo ofreciéndole placer a su macho empotrador y Emenel se quedó quieto un instante sintiendo el calor, lo apretado y suave de ese culo maravilloso cuando bajo la mirada y observó, fue más de lo que pudo soportar, ese par de nalgas separadas por su grueso pene incrustado hasta el tope y ese par de globos blancos enormes cubiertos de suave vello negro era un espectáculo sublime y poco a poco fue retrocediendo trayendo en su avance la suave membrana de la boca del culo de Jonás una imagen por demás excitante, llegó casi hasta la cabeza y volvió a entrar, en este punto un agudo gemido de placer de Jonás despertó a hasta los santos de la capilla, de allí en adelante no hubo control, todo fue a partir de allí un jinetear sensaciones, Jonás parando y moviendo cada vez más el culo y Emenel serruchando ese culo jugoso con mayor velocidad y fuerza, las manos gruesas de Emenel se atenazaron a las caderas voluptuosas de Jonás y con ese punto de apoyo iba y venía con fuerza arremetiendo contra ese culo que lo tenía al borde del delirio.
Emenel encontró dentro de Jonás, un punto que hizo exaltar al mismo, esa protuberancia interna que se llama próstata era atacada por ese pene despiadado que la frotaba sin piedad y el picor era cada vez más intenso y ese gran pene rascaba y rascaba dando alivio pero a la vez placer al ser rascado y llegó el clímax, Jonás sintió desde sus bolas el cosquilleo propio del orgasmo y paró más el culo y pidió más guevo:
J: siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií, alliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií….dame más, más, más por Diosssssssssssssssssssssssss cógeme, cógeme así, así, así…….
Y sin tocarse llego la erupción de leche su pene grueso se endureció chocando con su barriga a pesar de estar a 4 patas. Esa contracción orgásmica se extendió hasta el ano de Jonás quien apretó y aflojó a gran velocidad sobre la rolliza verga de Emenel lo que conllevó al orgasmo del Ángel infernal quien sin remedio baño las entrañas de Jonás con su leche calientísima lo que hizo fue aumentar el placer del hermano devastado de lujuria y placer. Al concluir el acto crudo de sexo, la cama, sabanas, piso, marco de puerta era un solo reguero de semen no sólo de los protagonistas del hecho sino del público espectador. Rendido y casi desmayado Emenel cayó en la espalda de Jonás quien soportó con placer su peso y poco a poco cada quien volvió como pudo a su cama y reposar los avatares del orgasmo experimentado por cada uno.
La luz del sol entraba por la ventana, para la hora Emenel se encontraba desnudo, desarropado y solo en su cama, tomó su túnica se puso sus sandalias y tomó su toalla y se dirigió a las duchas. Allí ya se encontraban todos los hermanos disfrutando de la ducha de la mañana el ambiente era de erotismo y camaradería todos se sonreían y acariciaban entre sí con mucha confianza y complicidad, Jonás ya le guardaba un espacio de ducha a Emenel, a su hombre, a su macho, a su dueño, se dieron un cálido beso de buenos días y cada quien se dedicó a asearse.
Un duchado, afeitado y radiante Emenel caminaba por los pasillos del monasterio cuando casi choca de frente con un risueño padre Antonio:
Pbro: hijo por Dios como estás…ya veo que feliz. Precisamente pensaba en ti tenemos una conversación pendiente….
E: Padre cuando usted lo disponga conversamos…
Pbro: si gustas puede ser en este preciso momento.
E: claro conversemos…caminemos hijo, caminemos…
Es así como se dirigieron al jardín y comenzaron a transitar las caminerías, se sentaron en un banco a la sombra de un arbusto de rosal, la brisa era suave y el aire fresco, luego de un carraspeo el Padre Antonio comenzó a conversar:
Pbro: Tengo mucha inquietud con respecto a tu venida al monasterio, has llegado para movilizarlo todo lo puedo percibir…el obispo fue muy enfático en que te diera todo el apoyo necesario para superar tu problema….a ver hijo qué te atormenta?.
Emenel en ese momento vió la oportunidad de poner en contexto al padre Antonio y contarle su debilidad una voz empezó a hablar en la mente de Emenel, era su padre Lucifer quien le hablaba (L: cuéntaselo todo…téntalo, hazlo desearte).
E: Padre le voy a contar, tengo una gran debilidad que atormenta mi espíritu, cada vez que caigo en tentación quedo devastado por la culpa.
Pbro: a ver hijo cuéntame.
E: padre es la lujuria, soy un ser lujurioso, no puedo evitarlo, mi cuerpo reacciona ante el menor estímulo, mis tetillas son grandes ante cualquier pensamiento de inmediato se erectan, a veces tan fuerte que me duelen, en este momento me sucede ¿quiere ver?.
El padre Antonio se quedó en silencio sorprendido por la pregunta pero por alguna razón no pudo reaccionar , fue allí cuando Emenel tomó la mano del padre Antonio la posó sobre su pecho y pasó los dedos del padre Antonio una y otra vez por sus protuberantes tetillas que de inmediato se endurecieron como pequeños dedos levantando la túnica en esa zona, el padre Antonio no podía creer lo que su tacto le revelaba, nunca había sentido unas tetillas tan grandes y pronunciadas ese tacto le hizo sentir un calor en todo su cuerpo como pocas veces, ese tacto le hizo sentir placer en todo su cuerpo y sintió hormiguear su verga ante el contacto. En un momento de conciencia abrió mucho los ojos y quito la mano saliendo del trance.
Pbro: si hijo ya me di cuenta que tienes una sensibilidad especial.
E: sí padre en esos momentos (como este momento), cuando me siento agradado con la presencia de alguien mi cuerpo se calienta y siento mi piel latir, mire.
Tomó nuevamente la mano del padre Antonio, se levantó el hábito y dejó casi todo su musculoso muslo al descubierto y posó la mano del Presbítero en su pierna, el tacto de esa pierna era de lo más agradable, la temperatura era exquisita cálida y suave, sin quererlo empezó sutilmente a mover sus dedos y acariciar esa suave superficie de piel con esa vellosidad de seda que lo tenía maravillado, ese contacto estaba exaltando la respiración de ambas partes y ambos tenía clavados los ojos en esos dedos que ya se paseaban sin recato por toda la cálida piel, a este punto ambos presentaban una erección de campeonato, excitados al limites sin querer que ese momento excitante acabara sin embargo ambos sabían que no era el momento ni el lugar, a todo ello el Padre Antonio haciendo gala de crecimiento espiritual y protección divina se sobre puso y con una fuerza mayor que la que creía poseer (seguramente intervención divina), logró apartar la mano e interrumpir ese contacto que lo tenía preso, atraído como el metal ante el imán.
Salido del trance el padre Antonio expreso:
Pbro: hijo es evidente que posees una enorme energía sexual, (casi diabólica dijo para sí), debemos trabajar en ello, medita hijo, pídele a Dios fuerza para no caer en tentación trata de canalizar esa energía en fe, la oración siempre ayuda.
Y diciendo esto se puso en pie dio la vuelta y marcho de manera rauda sin mirar atrás. Un pensativo Emenel sonreía de manera perversa casi imperceptible, sintiendo que había ganado terreno con miras a lograr el objetivo propuesto. Con este pensamiento sonrió y echó la cabeza hacia atrás disfrutando de la suave brisa.
El día transcurría sin mayores trabas, después de su conversación en el jardín, Emenel trabajo en el huerto, ayudo en la biblioteca, lavó los trastes después de la comida, descansó, asistió a los ensayos gregorianos y ya en la noche se encontraba reflexionando en la ventana de su habitación y a su padre Lucifer mentalmente pidió:
E: padre dame la oportunidad propicia el momento…
L: hijo aguarda allí, ya llegó tu momento. Sólo quédate quieto y observa, observa, observa….
Como en un trance, Emenel se quedó mirando por la ventana paralizado ante las palabras de su padre… minutos después, un movimiento en el jardín llamó la atención de Emenel quien a pesar de la oscuridad y penumbra capto el movimiento de alguien caminando en el jardín, en ese instante agudizó su sentido de la vista y se dio cuenta que era el Pbro Antonio quien con una toalla en su cuello se desplazaba en silencio y con sigilo a la gruta de las termas. En ese momento, un brillo especial en sus ojos se hizo presente y casi como un susurro dijo:
E: gracias padre…éste es mi momento…ya eres mío…
CONTINUARÁ….
Genial, mucho morbo, la descripción, vale el tiempo de espera entre cada capitulo. Felicidades
hola gracias por tu comentario, acabo de subir la parte final de la saga de Emenel, disfrútala. acabo de empezar una nueva saga que se llama Camino de Sangre, revísala y dime que tal te parece
Me gusta mucho como escribes me gustn todos tus relatos no te detengas.
gracias por tus palabras por circunstancias no he podido retomar pero ya lo hice estoy en proceso de producción