• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (3 votos)
Cargando...
Fantasías / Parodias, Gays

LOS HERMANOS DE LA CASETA – Parte 1: El menor

Desde hace semanas, cada que cruzo por la caseta de vigilancia, mi rutina cambia. Camino más lento, respiro más profundo, mi mirada se escapa sin pedir permiso. Siempre hacia él. Hay algo en ese uniforme bien puesto, en su cuerpo firme, en su risa medio burlona. Pero sobre todo, hay algo en cómo él .
Desde hace semanas, cada que cruzo por la caseta de vigilancia, mi rutina cambia. Camino más lento, respiro más profundo, mi mirada se escapa sin pedir permiso. Siempre hacia él. Hay algo en ese uniforme bien puesto, en su cuerpo firme, en su risa medio burlona. Pero sobre todo, hay algo en cómo él también me mira. Como si supiera. Como si quisiera lo mismo.

No sé si se da cuenta que lo espero. Que doy vueltas sin sentido solo por pasar cerca. Que me detengo a veces solo para “saludar” o fingir que perdí algo. Pero hoy… hoy fue diferente.

Lo encontré fuera de la caseta, recargado con los brazos cruzados, el sol iluminándole el rostro. Tomaba una bebida fría, y en cuanto me vio, sonrió. No como lo haría un desconocido… sino como quien ya ha notado tus intenciones, y está listo para jugar.

—¿Otra vez viéndome las nalgas? —soltó, directo, sin filtro.

—¿Tú crees? —le respondí con una sonrisa, fingiendo inocencia.

—Mmm… no creo. Estoy seguro. Cada que pasas me escaneas completito. Ya hasta me dan ganas de cobrarte —dijo alzando una ceja, con ese tono entre broma y desafío que me derretía por dentro.

—Y si te pagara… ¿aceptarías? —le solté, sorprendiéndome incluso a mí.

Se me acercó. Dos pasos. Uno más. El suficiente para que sintiera su aliento cerca. Me sostuvo la mirada, y con una sonrisa medio torcida me dijo:

—Depende… ¿vas a querer algo rápido o algo completo?

Me reí bajito, disimulando el nervio que me temblaba en los dedos.

—Lo que aguantes.

Él bajó la mirada a mis labios, luego volvió a mis ojos.

—Hoy estoy solo… si quieres pasar. Solo para ver si hablas en serio.

—¿Y si sí quiero?

—Entonces entra, pero no digas que no te advertí.

La puerta se cerró detrás de mí. El ruido del seguro activado sonó más fuerte de lo que esperaba, como si marcara el inicio de algo que no tendría marcha atrás.

Él no tardó nada en acercarse. Me tomó de la cintura, y sin decir nada, se detuvo a centímetros de mi cara. Podía sentir su respiración, lenta pero firme. Su mirada no se despegaba de la mía.

—¿Tú sabes cuánto tiempo llevo esperando que me mires como lo haces? —susurró.

—¿Y tú sabes lo difícil que es disimular que quiero tocarte cada vez que pasas junto a mí? —le dije, apenas con la voz.

Entonces sus labios se acercaron a los míos. No me besó de inmediato. Solo los rozó. Como una promesa. Como una provocación. Me tenía al borde.

Y al fin, lo hizo.

Fue un beso cálido, lento al principio, como si quisiera saborear cada segundo. Su lengua encontró la mía con hambre contenida, y sus manos bajaron con decisión a mi espalda. Me apretó contra su cuerpo, y pude sentirlo: estaba duro. Muy duro.

—Estás temblando —me dijo entre beso y beso.

—Es por ti.

Me levantó un poco, y me sentó en el pequeño escritorio que había dentro. Se colocó entre mis piernas y comenzó a besarme el cuello, bajando lentamente. Sus manos acariciaban mi cintura como si me conociera de toda la vida.

Yo le quité el cinturón. Él me miró, no me detuvo. Solo asintió.

Su pantalón cayó un poco, y su ropa interior marcaba todo. Me mordí el labio sin disimulo.

—¿Eso te gusta? —preguntó al verme.

—Mucho.

—Entonces pruébalo.

Lo bajé con cuidado, y su erección saltó frente a mí. Lo tomé con una mano, acariciando su grosor, su calor. Me incliné hacia adelante y comencé a lamerlo, despacio, desde la base hasta la punta. Él soltó un suspiro largo, profundo, colocó una mano sobre mi cabeza y comenzó a guiarme suave.

—No mames… haces magia —murmuró.

Fui subiendo el ritmo, probándolo completo, sintiéndolo vibrar. Lo tenía en mi boca, gimiendo bajito, sus dedos apretando mi pelo sin lastimar.

Cuando sintió que estaba por terminar, me detuvo.

—Espera… quiero sentir más que tu boca.

Me volteó con cuidado, con una dulzura que contrastaba con su deseo. Me bajó los pantalones y me besó la espalda baja, dejando pequeños mordiscos en mi piel.

—¿Listo? —preguntó con la voz ronca.

—Sí…

Y entonces sentí cómo comenzaba a entrar. Poco a poco. Con calma. Dándome tiempo. Su aliento estaba en mi cuello, sus gemidos en mi oído, su cuerpo completamente contra el mío.

Al principio fue lento. Movimientos suaves, respiraciones profundas, caricias que me erizaban todo. Luego fue aumentando. Más rápido. Más profundo. Me tomaba con fuerza de las caderas mientras me decía:

—Eres mío. Qué rico te sientes.

—No pares —le susurraba, completamente rendido a su ritmo.

Él gemía en mi oído, jadeando, besándome el cuello, apretando su pecho contra mi espalda. Y cuando al fin se vino, lo hizo abrazándome, temblando, con los labios pegados a mi cuello.

Nos quedamos así unos minutos, respirando agitados, abrazados como si no quisiéramos soltar ese momento.

Él me dio un beso lento en la mejilla y me susurró:

Seguía abrazándome desde atrás, su pecho pegado a mi espalda, su respiración tibia bajando poco a poco. Yo tenía los ojos cerrados, dejándome llevar por esa mezcla de calma y calor que quedó flotando entre nosotros.

Me acariciaba suave la cadera con una mano, como si no quisiera soltarme todavía.

—No sabía que eras tan entregado… —susurró en mi oído, dándome un suave beso detrás de la oreja.

Sonreí con los ojos cerrados.

—Y eso que no viste todo lo que puedo hacer.

Se rió bajito, pegó su frente a la mía.

—¿Estás diciendo que me falta conocer más?

—Mucho más —le dije, girando el rostro para buscar sus labios. Me besó lento esta vez, sin prisa, saboreando, como si no quisiera que terminara.

Nos quedamos así, enredados, con la ropa a medias, el aire cargado de deseo, pero también de complicidad. Él jugaba con mi cabello mientras yo dibujaba círculos con los dedos sobre su pecho bajo la camiseta.

—¿Tú siempre eres así de… intenso? —le pregunté.

—No —dijo sonriendo—. Pero contigo fue distinto. Desde la primera vez que pasaste y me sonreíste como si me quisieras llevar directo al infierno.

—¿Y tú no te resististe?

—¿Cómo resistirme, cabrón? Si vienes con esa cara, ese tono, esos ojos que me retan sin decir una palabra. Eres una provocación andante.

Nos reímos los dos, pero debajo de eso, el ambiente seguía cargado. Su mano se deslizaba ahora por mi pecho, por mi abdomen, bajando lento como si quisiera empezar otra vez.

—¿Sabes qué es lo peor? —dijo mirándome con picardía.

—¿Qué?

—Que no me basta con una vez.

Se levantó, me tomó de la mano y me hizo girar sobre la camilla. Me volvió a besar, más profundo. Mis pantalones aún seguían abajo y su miembro, aunque recién había descansado, ya comenzaba a endurecerse otra vez.

—¿Otra vez? —pregunté con media sonrisa.

—¿Tú no?

No respondí. Me mordí el labio y lo jalé hacia mí, bajándole los boxers que apenas le cubrían. Esta vez fui más directo, más hambriento. Lo tomé de nuevo entre mis labios, disfrutando cada parte de él, sintiendo cómo reaccionaba, cómo se tensaba y volvía a gemir bajito, igual que antes.

Me detuvo a los minutos.

—Ahora te toca a ti —me dijo, con los ojos encendidos.

Me levantó con firmeza y me llevó hacia una pequeña mesa al fondo de la caseta. Me colocó sobre ella, sin romper el contacto visual. Sacó un pequeño bote de lubricante que tenía en una mochila escondida y sonrió.

—¿Siempre lo traes? —le pregunté riendo.

—Uno nunca sabe cuándo un sueño se puede cumplir —dijo, guiñándome un ojo.

Fue más intenso esta vez. Más profundo. Menos lento, más suelto, más salvaje. Me tomó con fuerza, con deseo acumulado. Ya no había nervios, ya no había dudas. Solo respiraciones entrecortadas, piel contra piel, gemidos ahogados, sus labios besando mi espalda mientras se movía sin parar.

Cuando terminamos por segunda vez, él se dejó caer a mi lado, sudado, agitado, satisfecho. Me miró con esa cara entre traviesa y rendida.

—¿Tú qué haces después del trabajo? —preguntó.

—Depende… si me invitan a casetas con vistas como esta… puedo hacer tiempo.

Nos reímos. Nos vestimos lento. Él me ayudó a subirme el pantalón, me acomodó el cabello y me dio un beso largo en los labios.

Cuando me iba, me sujetó del brazo.

—Oye…

—¿Qué pasa?

—Mi hermano se muere por saber qué pasa aquí dentro cuando cierras la puerta.

—¿Ah sí?

—Y si quieres… podríamos dejar que se una algún día.

Me detuve, lo miré, y una sonrisa se dibujó en mis labios.

—¿Tú no eres celoso?

—Solo si te lo quedas para ti solo.

Salí de la caseta con las piernas medio flojas y la sonrisa marcada. El calor en mi cuerpo seguía, pero ahora era distinto. Había algo más… una promesa. Una siguiente vez. Y quizá, una siguiente persona.

Y justo al cruzar la puerta, vi a su hermano mayor pasar por el pasillo…

Mirándome de reojo.

Y sonriendo.

 

 

41 Lecturas/14 junio, 2025/0 Comentarios/por SexualBoy23
Etiquetas: hermano, hermanos, mayor, menor, primera vez
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Con mi vecina y con su madre
SEXO EN FAMILIA
El hermano mediano se folla al hermano pequeño (4)
ME HE ADUEÑADO DE DOS GUARRAS MADURAS
El Vigilante de la Privada 14
El Novio de mi Amiga
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.108)
  • Dominación Hombres (3.333)
  • Dominación Mujeres (2.572)
  • Fantasías / Parodias (2.601)
  • Fetichismo (2.268)
  • Gays (20.486)
  • Heterosexual (7.231)
  • Incestos en Familia (16.420)
  • Infidelidad (4.049)
  • Intercambios / Trios (2.751)
  • Lesbiana (1.071)
  • Masturbacion Femenina (739)
  • Masturbacion Masculina (1.552)
  • Orgias (1.743)
  • Sado Bondage Hombre (411)
  • Sado Bondage Mujer (147)
  • Sexo con Madur@s (3.642)
  • Sexo Virtual (225)
  • Travestis / Transexuales (2.232)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.177)
  • Zoofilia Hombre (2.045)
  • Zoofilia Mujer (1.601)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba