Los hombres que aman a otros hombres… ¿Cuando me empezo a gustar?
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
Me pregunto mientras estoy acostado a su lado. Esta de espalda, su piel pálida, busca que mis labios besen cada parte de ella. Con mis dedos, le remuevo el cabello negro, el despierta, se voltea, me ve somnoliento, sonríe y sin poder evitarlo, acerco mi cara y le doy un beso en los labios. Luego tan cerca de su cuerpo, apoyo mi entrepierna en la suya, se me pone dura con solo el contacto. Meto mi lengua en su boca, le chupo los labios, le abro las piernas, meto mi verga entre sus nalgas, le hago un vaivén y me como su boca, sin dejarlo un momento descansar.
Se me ocurre preguntarle -¿Tú me quieres? – quise detener mis palabras, pero ya lo había soltado. El se queda viéndome con sus ojos grises, no cabe duda que lo he dejado desconcertado. Lo beso en los labios, y al abrir sus ojos, alza su cabeza y me besa afincándose duro para no soltarme. Sus palabras me dejaron frio… ¿Y si tú me haces daño?
?Tengo 34 años, estuve casado hasta los 29. Un matrimonio de 12 años, me case a tan temprana edad, a los 17 y a los 19 tuve mi primer muchacho, el segundo vino a los 22 años y la tercera a los 27 años. Después de la ultima que tuve, Alicia y yo, no fuimos los de antes. El amor se había acabado, ya no había pasión, tan solo sexo por obligación del cuerpo.
La primera vez que lo vi, fue cuando tenia a penas una semana de comenzar un negocio propio. Bueno la verdad es que lo comencé por la simple necesidad que me había quedado sin trabajo, por ello y soltero pero aún con responsabilidades, decidí ser un buhonero. Me dio un árabe la oportunidad de armar mi puesto frente a su negocio, y ahí comencé a vender granos, legumbres de varias clases, sobre todo, lo que están escaseando en la actual situación que estamos. Creo que fue un viernes, venia él por la acera de la avenida, traía una bolsa de lana en las manos, ahí traía varios vegetales. Vestía un pantaloncillo que le quedaba a la medida, una franela blanca con líneas horizontales de color azul. Ya había captado mi interés; primero lo he visto con rabia, lo vi tan superficial, tan sifrino y pretencioso a la vez. Pero cuando esta frente a mi tienda, siento vergüenza, ni siquiera lo veo, me ha apabullado. Sentía mi cara roja, y cuando me ha preguntado por el precio de las caraotas negras, no tuve de otra que darle el frente y verle a su ojos. Desde ese momento dentro de mí, palpito algo que nunca he sentido, sentía que iba a estallar, y por lo mismo, me puse torpe y hasta la lengua se me pegaba al paladar.
¿Cuánto por el medio kilo? – me pregunta.
350 –
¿Y por el kilo completo? –
700 – le respondo después de haberme quedado un momento inerte. Saboreando la voz que salía de sus labios.
¿600? –
¿Como? -le pregunto.
Solo traigo 600, y me interesa el kilo completo –
Las mejillas las tenia calientes, sin dejarlo de ver, cojo los dos medios kilos de caraotas y las meto en una bolsa, solamente asiento con la cabeza, él estaba sonriendo, yo también comencé a sonreír, y sin darme cuenta estaba coqueteando con él. Al pasarme el dinero, le toco los dedos, sentí como mi piel se erizo, y mi corazón comenzó a latir seguido como si hubiese corrido un montón.
Al verlo ir, cruzo la calle, no lo perdí ni un segundo de vista, pensé que era de por aquí mismo, pero cuando lo veo bajar al metro, supuse que no era tan cerca de por aquí. Después cuando veo el dinero que ha dejado en mi mano, no me dio los 600, sino 650, casi todo me ha pagado, creo que me lo dijo, pero yo no preste atención, solo estaba perdido en esa mirada gris y labios rosados…
?
Apoyando mi verga en su entrada anal, comienzo a penetrarlo suavemente, pero como ya lo hemos hecho toda la noche, mi verga gruesa, pasa suavecito en su culito rosadito. Pego toda mi ingle velluda en las puntas de sus glúteos. Al palpitar mi verga dentro de él, el aprieta su esfínter, abre y cierra los ojos, jadea y me aprieta con fuerza. Le lamo la oreja, luego lo beso, meto la lengua y comienzo a bombearle fuerte. Metiendo y sacando mi garrote dentro de su recto, aprieta mi estaca, y hundiendo mi lengua dentro de la boca, con todo mi peso apretujado, acabo y cada eyaculada, siento que lo hago mucho más mío. Es de mi propiedad, soy su hombre y el mío. No solamente me lo estoy cogiendo, le hago el amor…
De espalda, sobre mi pecho, estamos abrazados en una mañana fría. No quiero levantarme, tampoco él se quiere levantar, y si así quisiera, yo no lo dejaría. Es mío, y con mis brazos lo atajaría.
Ningunos de los dos fuimos a trabajar, se quedo dormido a mi lado. Tan solo me he movido un poco, y con solo verlo, mi corazón crece y los siento explotar. Primera vez que me sucede esto… ¡sí! Es primera vez.
¿Y con Alicia que? >> me cuestiono. Y con tan solo esa pregunta, esa mañana en retrospectiva, veo todo lo que ha sido mi vida…
?II
Tenia 12 años, no quiero ser un "alabancioso" -como dirían mis primos del campo- pero desde que tengo uso de recuerdo, ya a esa edad estaba cargado con tremendo guevo. Usaba shores de poliéster, y se me marcaba todo el tiempo.
Una vez estaba en la habitación de mi tía Rosa, que también vivía en casa de mi abuela a igual que mi madre. Entro al cuarto mi primo Efraín, que en ese entonces tenia 16 años; moreno, alto, delgado y siempre con una ávida y jocosa actitud. El guevo se me ceñía todo en la tela brillosa, no recuerdo porque motivo la tenia medio dura, mi primo sin reparo alguno, me la toca por encima, dando unas palmaditas. De inmediato, me levanto de la cama, y le reboto la mano, hago muecas de estar molesto, pero mi primo con su gracia, se echa a reír y mientras echa su brazo sobre mi cuello, me abraza y me dice al oído -Oye primito, pero la tenés bastante gruesota- Su voz me dejo aún más caliente, se me templo de una, y era inevitable que no se hiciera una carpa en mi short. El se da cuenta, y sin decir nada, me la soba por encima, cierro los ojos y me erizo todo.
Todo paso tan rápido que había perdido la noción del tiempo. De un momento a otro, ya primo no estaba sentado a mi lado, y yo tampoco estaba sentado, sino que estaba acostado, con las piernas afuera de la cama. Me erguía completo, y luego me ponía todo tenso, con la mamada que me estaba dando mi primo, sentía que iba acabar tan rápido. Aúnque no quería verlo hacer eso, mi primo se la metía toda en la boca, hasta chocar sus labios en los pelos de mi ingle, cerraba los ojos, y se la chupaba toda, como si tuviese un helado en vez de una verga.
El era todo machito; corte de pelo de malandro, con camiseta de basquetbolista, shores holgado y tenis de marcas, de hecho mi primo Efraín, era todo lo que yo quería ser a su edad, y siempre fue así, le tenia respeto, y siempre estaba atento a sus vagabunderías en la calle. Pero esa mañana, no sabia que su boca era ágil con un miembro masculino. Hacia algo con la lengua en mi glande, que tanto era el placer, que debía frenar su cabeza con mis manos. Luego yo con los ojos cerrados, no pude más, y con espasmos incontrolados, le inunde la garganta de mi semen aguado… todo se lo trago, y antes de meterme mi guevo dentro de mi interior, limpio mi glande flácido, lo guardo y luego se levantó. De pie frente a mí, se quedo mirándome a los ojos, escrutando para ver que pensaba yo, o que iba a decirle, sonreía de medio lado, entrecerró los ojos, luego hace mueca que se va reír a carcajada, pero solo se acerca de nuevo a mi cara, y su sonrisa se borra en el acto, no lo dijo de malas, sino de pura confianza -No digas nada primito-…
?Quise mucho a mi primo, y todavía me sigue haciendo falta. Antes de cumplir los 27, lo mataron por allá mismo en el barrio. Desde adolescente fue rebelde y buscaba la vagancia, mi tía lo mimo demasiado, siempre le daba unos gustazos, sobre todo en ropa y calzado. El fue siempre mi figura a seguir, claro nunca me fui por lo malo, pero de muchachos, siempre fui participe en sus raterismos en los supermercados, también cuando fue jibaro del barrio, pero todo cambio cuando ya la policía lo empezó a buscarlo. Mi mamá a solas, me pidió que ya no anduviera a su lado, pero eso para mí, era una traición, si fue por él, que siempre tuve ropa y zapatos, porque aún quedándoles, decía que ya le apretaba y me los dabas. Me daba dinero, y que tantas cosas hicimos juntos y compartíamos ya de adultos. Fue aquella única vez, que me hizo aquello… darme una buena mamada, de esas que solo los machos se lo dan a otros machos.
?A los 17 me fui a vivir con los suegros, estaba enamoradito de Alicia, una catirita, así como siempre me han gustado, a un moreno como yo. Era ella de por ahí mismo del barrio, el señor Antonio, su padre me dejo ser su novio.
En ese entonces me habían echo la palanca de trabajar en una empresa. Un amigo de un tío mío me hizo la vuelta, tanto fue así, que hicieron caso omiso a la edad que tenia. Con 17 años, ya era alto, grueso, parecía un hombre de 25 años. Mientras yo comenzaba hacerme responsable de una mujer, mi primo Efraín se había ido lejos, a un campo, porque por aquí por el barrio ya lo buscaban otras bandas para matarlo.
?Ahora que lo pienso, creo que mi tío me adelanto algo, me dijo; debes agradecer el favor al compadre, cuando el te pida algo, no lo dudes pichon>>.
?Creo que tenia un mes trabajando en la empresa, cuando una tarde al salir del trabajo, salió el tipo en su carro deportivo, el compadre de mi tío. Un hombre alto, grueso, de esos maricas que se dedican a sacar músculos en un gimnasio. Ofreció llevarme a casa, con gusto lo acepte, pero en el camino, tuve que pagar el favor que me había dado…
?Puso la radio bajita, sonaba un merengue de Las Chicas Del Can, empieza a preguntarme como me va en el trabajo, y luego como va mi vida de casado. A todo le respondía que excelente, y luego ya en la autopista, comienza tocarme la pierna, pero a todas esta, simulando; decía un chiste y de inmediato se carcajeaba, y ahí era cuando chocaba su mano en mi pierna, pero ya no eran palmazos, luego fue sobadas. Como yo no era tan inocente, sabia por donde venia la cosa, y sin esfuerzo alguno, mi entrepierna iba dura, tan solo en pensar como el men este, todo lleno de musculo con su voz gruesota, estaba ansioso por llevar su mano a mi bolas y apretarme la herramienta.
Al salir de la autopista, el tipo me dice con la voz entrecortada, incluso hasta un parpado del ojo, le dio un tic nervioso.
¿Quieres tomarte una cerveza conmigo? –
Y con la misma, su mano pasa de estar en la palanca del carro, para ahora tocar la palanca de mi entrepierna. No dije nada, solo asentí con la cabeza.
Antes de ir directo al hotel, el tipo pasa por una licorería y compra un pack de cervezas en latas, me pasa una, y de ahí fuimos directo al hotel.
El men quería ser cariñoso, intento acariciar mi mejilla, pero no se lo permito. Mi verga marcándose toda en el jean, me lo soba y entrecierro los ojos mientras ahogo el jadeo de mi boca. Me echo en la cama, acostado de largo y cerca de la horilla, con paciencia, el men, desabrocha la correa y los botones, me la saca ya toda templada, espabila los ojos, al ver que la tengo grandota, se le hace gua la boca, y abriéndola toda, comienza mamármela.
La engulle toda, se atascaba la garganta y el muy pendejo se le puso toda la cara roja. Le daba unas arcadas, pero rápido se incorporaba de nuevo a mamarme el trozo, lamio cada unas de mis bolas, peludas que las tenias y el muy puto, se ponía a olerme los pelos. Le empuje la cabeza y se la mande toda a la garganta, levante la cintura y hasta no ahogarlo, el se zafó desesperado y al salir mi verga de su boca, todo el glande me lo ha dejado babeado. Deje de ser respetuoso y me entro el morbo de macho caliente, me puse de pie, y le hable sin modales
-¡Vamos! Date la vuelta, que te voy a dar por el culo-. El men todo excitado, se vuelve una puta, a igual que la puta que hace tiempo nos cogimos mi primo y yo. Aquella vez, mi primo le dijo a la puta; date la vuelta que mi primo te va dar por el culo, mientras yo te la emburro por la boca>> Esa morena nos aguanto duro, esa vez.
?Cuando el tipo se pone a la horilla de la cama, deja ver ese culito peludo y esas nalgotas dura que ejercitaba en el gimnasio. Le di una palmadas duras, el guevon se puso más excitado y mi verga lubricándose sola, estaba brincando como loca, por querer meterse en ese hoyito cerrado. Se la puse en la entrada, y cuando ya estaba por enterrársela, el tipo me detiene, yo quedo desconcertado y cabreado. El men se acerca a la mesita, y del pantalón, saca la cartera y luego de ahí saca un condón. Fue la primera vez que alguien me dio este consejo; siempre usa uno de esto cuando vayas ser infiel a tu esposa. Me dio gracia, porque lo que yo estaba haciendo con él, no lo consideraba una infidelidad -pensaba yo de esa manera en aquel entonces-.
Con el guevo ya bien forrado, se lo pongo en la entrada, y de un solo envión se la meto más de mitad de verga, el tipo chilla y muestra muecas de dolor, y yo de desgraciado, se la emburro completo y sin darle chace de acostumbrarse, le bombeo el culo, y oyéndolo chillar, mientras me aprieta el guevo, me calmo un poco, porque creía que ya estaba por acabar. Tenia 17 años, y poco había inventado en el sexo, y esta guevonada me estaba gustando. Cuando el men se puso como puta de nuevo, el solito se echaba hacía atrás, y golpeaba sus nalgas en mi ingle con fuerza. Le agarro duro de la cintura y de nuevo le doy duro, haciéndolo gemir, se toca su verga y se pajea, mientras me decía a casi grito; papi dame más duro, párteme el culo. Si maricon de mierda, toma guevo por tu culo, pendejo…
Y así insultándolo, le doy unos golpazos con mi ingle y le acabo todo adentro, haciéndole sentir mi miembro latir en su hueco caliente…
?Quien me mamo la primera vez la verga, fue mi primo y fue especial. Nunca llegue a pensar que mi primo fuese marica, tampoco creía que lo fuese yo. Con mi primo hice mi primer trio, nos cogimos aquella puta morena entre los dos, fue la primer mujer que tuve y mi primo fue quien me la ofreció, pagándole a tipa. Después de eso, ya todo un hombrecito busque noviecitas fáciles, que me dieran cuquita; mi primo me enseñó como conseguirlas, como ser todo un don juan con las mujeres. Me daba dinero para brindarle, eso sí, siempre y cuando yo tuviese seguro que esa jevita me iba a dar culo, yo le brindaba, sino, no.
?Cuando me enamore de Alicia, bueno mi amor por Alicia venia desde chico, cuando pasaba en bicicleta o a pie, por su casa, la quedaba mirando, viendo su cabello castaño rubio, su piel blanca y sus labios rojos. La saludaba, y cuando ya estaba más madurito, le hacia piropos. A los 15 nos hicimos novios, iba todas las noche a visitarla, y cuando nos dimos el primer beso, esa noche regrese a casa con la verga bien templada. Esa misma noche, en casa, mi tía lloraba hablándole a mi primo que cambiara, cuando termino con él, yo estaba afuera, arriba del techo en el porche de la casa, con un cuaderno y lápiz en la mano, iba a escribirle una carta a Alicia, se la llevaría al otro día, pero más que una carta era una canción de vallenato que le escribía y le decía que se la dedicaba. Mi primo sube también al techo, me pregunta que hago y no me dio tiempo de esconder el cuaderno. Se queda en silencio, y luego habla;
¿Estas enamorado de Alicia? Ella es bonita y es una muchacha decente, de su casa. A ella si le debes dar todo, para que te ame y nunca te deje. Subí la mirada, y le sonreí como todo un muchacho enamorado. Me puse de pie y le hable de ella, el me dio otros de sus consejo de hombres, como debía tratar a una mujer como ella, luego muy serio me dice.
No sigas a mi lado, me están buscando para matarme, y te pueden hacer daño a ti, y yo no me perdonaría eso. Tampoco quiero que sigas mi camino, yo he querido cambiar, pero creo que nunca voy a dejar esto -sus ojos se pusieron aguados, los míos también, nos dimos un abrazo y lloramos juntos esa noche.
?III
La segunda vez que lo veo, fue mera casualidad. Casi cerca del puesto de buhonero que tengo, hay una carnicería grande. Como vivo solo, iba a ver que compraba para hacer a la tarde cuando me fuese a la pieza donde vivo alquilado. Tuve a punto echarme hacia atrás, cuando lo veo en las neveras, viendo los tipos de chorizos que hay a la venta. No pensaba en ese momento, sin darme cuenta me acerque a él, para coquetear; le estaba coqueteando a un hombre y en ese momento no era consiente de ello.
Ese día vestía un short azul oscuro, y una franela blanca, tan menudita que se le veía la piel. Tenía unos lentes Ray Ban plateados, que lo hacían ver como hippie trasnochado. Me coloco a su lado, cojo el paquete de chorizos que el pensaba agarrar, y le digo;
Estos son buenos con las caraotas – lo veo y sonrío.
?Aún me quedan de las que te compre ese día -se echa a reír y me da un gusto que se acuerde de mí. Pensé también, como decía mi primo, cuando una mujer te recuerda, es porque le gusta>>. Mi corazón se agitó de pensar que este chico le pueda gustar yo. El tan sifrino, con aires europeos, no creo que se fije en alguien como yo, de físico autóctono, criollo venezolano.
¿Pero a ver… cuando te has preocupado por eso? >> me hago la pregunta en mi mente y confío de nuevo en mis atributos
Bueno, las preparas con estos chorizos de ajos, y quedan divinas -le digo.
?No ¿Sabes como son buenos estos chorizos? – me dice y con todas mis fuerzas, me controlo para no robarle un beso ahí mismo en la carnicería delante de todos los presentes.
Con un arroz sofrito, brócolis y trocitos de pechuga de pollo, y luego dejar secar el arroz con caldo de pollo ¡Eso queda divino! -termina de decirme.
?Uff… ¿Y cuando me invitas a comer eso? – le suelto esa, y me sorprendo de haberlo dicho. El queda un momento en silencio, sonriendo y sin verme a los ojos, cuando veo que sus mejillas están rojas, me entra un alivio y emoción que el chico le pueda interesar yo.
Bueno… ¿por que no te vienes ahora mismo conmigo y almorzamos? –
?En un momentico, pensé; ¿A quien dejo en el puesto? ¡Listo! >>, y le contesto que sí. Al mismo señor que tenia al lado, también buhonero, que ahora mismo estaba cuidando el mío, lo llamo y le pido que me atienda el negocio por un rato más. Como es de confianza, no hubo problema y junto con el chico, bajamos al metro y nos vamos al anexo que vive alquilado.
?
Bueno, ahora lo dejamos secar – me dice mientras tapaba la olla de arroz. En todo momento, que el preparaba el almuerzo, buscaba la manera de lanzarme sobre él; besarlo, pegarlo contra la pared… pero tenia miedo, también cabe la duda que no le gusten los hombres, claro no es que se un mero macho, pero como en el barrio, para todos nosotros los hombres, pensamos que los hijos de mami y papi son maricas, por ello yo deduje que el lo fuese, aunque no tenia ni un pelo de afeminado.
?Ahora esperamos que este listo – me dice y en eso se voltea al fregadero. Fue el momento que mi cuerpo actuó por si solo. Pegándome por detrás de él, lo aprieto contra mí, y le hablo al oído;
¿Y si comemos primero el postre? –
Lo sentí desfallecer su fuerzas, su cuerpo evaporaba calor, a igual que el mío, le beso el cuello y el levantando la cola, yo le repego mi entrepierna dura en sus nalgas duritas. Afincados al fregaderos, damos inicio al deseo, le devoro la boca, y le digo todo al oído, lo que me gusta desde la primera vez que lo he visto.
De frente a mí, nos besamos, y unimos nuestras lenguas, sentía que en cada beso, lo adquiría más hacia mí.
Como la cocina era pequeña, nos salimos de ahí y nos vamos a su habitación. En la cama, sobre él, le abro las piernas y aún vestidos, le afinco mi verga y no paro de besarlo profundamente. Ya con la calentura a mil, le quito la franela, esta lampiño y le chupo las tetillas; le da cosquilla y me pide que pare, no le hago caso, y le como el cuello dejándole marcas, como símbolo que es propiedad mía y de nadie más.
Desnudos ya, mi piel morena hacia brillar la suya, tan blanca y rosada a la vez. Sus nalgas son poquitas, pero me gustan, se las tocos, como si fuesen algo tan delicado, y cuando le veo el culo, tan rojito y limpio, sin ningún pelo, mi verga pide a grito, entrar en esa cavidad, para hacerlo mío, y llenarle por dentro de mi semen acumulado de varias semanas.
Sentado a la espaldar de la cama, frente a mí con las piernas abiertas, se sienta en mi regazo. Nos besamos pausadamente, el mismo coge con su mano, mi garrote duro y templado, se alza y se apunta solito con mi verga. Viendo su rostro, sus ojos grises, sus labios rosados, hizo mueca; le dolía al irse penetrando poco a poco. Mi corazón se arrugo, lo vi más lindo de lo que lo había visto antes, le bese suave, y cuando ya se penetro completo, lo deje adaptarse, y mientras no paraba de besarle, lo apretuje contra mi pecho suavecito y le hice el amor rico…
?Me corrí dentro de un hombre de 24 años, lo hice ver las estrellas junto a mi lado. Y desde la primera eyaculada, sentí que me había enamorado, como nunca antes lo había imaginado. Nos quedamos un rato en la misma posición, lo abrace y desde ese momento empecé a celarlo. Es mío… solo mío.
?Ya tenemos tres meses juntos, esta mañana fría, le he preguntado si me quiere. Y ahora que lo veo acostado, de espalda durmiendo a mi lado, pienso que no solo quiero, sino que lo amo. Yo creía que había amado a Alicia, pero lo que siento ahora, es tan grande que siento miedo de hacerle daño. Hacerle daño como el mismo me ha dicho hace un rato…
Ahora, que soy yo… ¿Gay?
Mi primo me dio una mamada y nunca fue maricon, cogió mujeres por montón hasta el ultimo día que tuvo vivo. Mi tío se cogió a su compadre y también fue mujeriego. Luego me cogí yo ese men, por "un favor" pero tampoco me sentí maricon… Ahora, lo que siento por Jahir, es amor, no solo sexo… ¿eso me hace maricon?
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