Los Hombres que Aman a otros Hombres… Si Mis Pecados Hablaran
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
Estábamos sentados en círculos, el líder de nuestra célula estaba hablando, nos daba la enseñanza todos los martes en la tarde, en la casa de otro compañero integrante de la iglesia. Nuestro grupo, era conformado más que todo por jóvenes, desde que yo me he integrado, he sentido un gusto gratificante en participar en estas enseñanzas todo los martes.
Esa noche habían otros invitados, jóvenes de por ahí mismo del barrio. Entre los invitados, estaba un chico, que a simple vista se le veía que no era un ignorante por así decirlo; podía decir que el chamo tenia conocimiento, y no era un burro al hablar, se le podía ver cuando se expresaba. A pesar de que estaba al principio un poco tímido, con el rato se desprendió y comenzó hacer preguntas con base y metódicas. El tema que hablábamos esa noche, era si estamos tan cerca del Apocalipsis y cuales son las señales que vemos hoy en día. Isaías se llama el chico. Todo lo que preguntaba y los datos que nos daba, era concretos, basados en la situación política-económica y social, nuestro líder se veía ávido como el chico formulaba las preguntas, también se ha dado cuenta que era un buen muchacho y seria bueno que también fuese parte de nuestra congregación.
Yo soy muy cercano al líder, y siempre he estado metido en los programas que ejecutamos. Cuando termino la enseñanza vino el refrigerio, en la cual nos levantábamos y conversábamos de todo un poco. Otros ya integrantes de nuestra célula, hablaban con los invitados. En ese momento que yo fui a la mesa y he cogido un canapé y un vaso de colita, veo a Isaías que estaba solo, comiendo y tomando, veía a los lados, y como nadie se le acerco, corrí yo de inmediato a hablarle. Me presenté, le dije que mi nombre es Carlos, pero todos me conocen como Bambam, comencé hablarle, así como lo hubiese hecho el líder, invitando a la iglesia a este invitado. Cada vez que hablaba, no podía negarme a mi mismo, que el chico no solo era decente, sino que era simpático… bello>>, era en realidad lo que quería pensar esa noche.
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II
Si supiera lo que estaba pensando en ese momento, tal vez no tuviera haciéndome esa invitación. << ¿Bambam? >> pero que bello estas vale. De inmediato desecho ese pensamiento, y me digo a mismo; déjate de eso aquí, compórtate que están siendo muy amables contigo, además no te metas con eso ¡Respeta! >>. Pero el chico que no dejaba de hablar, y hacer monerías con sus ojos marrones, sentía que cada minuto que pasaba más a su lado, me enamoraba y deseaba estamparle un beso. Es rubio, cabello dorado y opaco, cachetes gruesos, que le hacen ver los labios apretados y rojos. De cuerpo tampoco esta mal, esta delicioso de arriba a bajo…
Estaba empeñado de que fuese a la iglesia, yo asentí con la cabeza, y sonreía mientras sentía mi cara roja y quemarse de la vergüenza. No pudo ser otro que se acercara hablarme, sino que tuvo que ser él. Ya le había puesto el ojo desde que llegue, y al principio estaba tan cagado por hablar, pero no era porque fuese un tímido, no; sino porque él me intimidaba con su hermosura hecha hombre. Esa mirada seria y de encantador, hacia derretir hasta el helado mismo, y creo que yo no era el único, también las chicas que estaban presente, hacían ojitos con Bambam, y nos las culpo, yo también quería, de hecho, me contuve por no hacerlo.
Bambam eres guapo>>, le dije en mi pensamiento, mientras oía todo lo que me decía.
Cuando estábamos saliendo de la casa del anfitrión, una muchacha alta venia con un coche de bebé, dentro estaba la niña acostada. La muchacha, no muy simpática ella, espera frente a la casa, con un animo de perros; obstinada de estar esperando ahí. Yo me pregunto a quien venia a buscar, y cuando veo que Bambam se acerca a ella, le da un beso en la boca y luego coge a la bebe en sus brazos, sentí que todo se me vino abajo.
¡No puede ser! Como me puede pasar esto a mí… y ya que me estaba enamorando, y el hombre me sale casado y con hijo ¡coño! ¿Claro? Como si tuviese oportunidad con él ¿no?>> Mis pensamientos eran un tormento en ese momento, y sentía vergüenza por ello. Tan rápido como pude, me he despedido de todos, y con mi amigo Felipe, quien fue el que me trajo aquí, le jalo del brazo y le hago seña para irnos rápido. Mi amigo solo iba esas reuniones para chancear con las chicas que iban también, pero no estaba interesado en más nada, se me quiso poner bravo, pero como no quería irse solo, me ha seguido cuando le he dicho que me iba. Claro, sin darme cuenta yo también fui a chancear -en mi mente por supuesto- pero jamás pensé que fuese a sentir algo tan fuerte por ese muchacho que esta buenísimo. Ya se me va pasar>> fue la compasión que me tuve esa noche.
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?III
Tú puedes dejarla, ella no te va a seguir en lo que tu quieres, hijo. A la niña le vas a pasar lo que le corresponde; el hecho que dejes a María Isabel, no implica que vas ha dejar a la niña también. Bambam tu eres muy simpático y no te lo digo porque sea tu madre, pero esa mujer no te valora ¿Qué crees tú? Que nadie se da cuenta por aquí por el barrio, que esa mujer te pone los cuernos ¡Todo el mundo lo sabe!
Mamá deja ya el tema quieto ¿sí? – con los ojos afilados, le espeta el muchacho a su madre. La señora se caya, pero su rostro seguía rojo, no soportaba a la mujer que su hijo le monto un hijo. Desde que su hijo busco los buenos caminos, ella se alegro muchísimo, porque durante el tiempo que estudiaba el muchacho en el liceo, se había metido en varios pleitos, pero ahora con sus 22 años cumplidos, es un joven correcto, que no solo busca cambiar el solo, sino ayudar a los demás. De eso se siente la señora orgullosa, pero no entiende que hace aún con María Isabel << ¡Si es una puta! >>.
Mientras ponía en la secadora, los bóxer que había lavado, Bambam sintió la vibración en su piernas, se seco las mano y revisa el teléfono; le ha llegado un texto, del líder, donde le decía: ¿Tú sabes quien es el muchacho que hablo en la célula? si sabes quien es él, y donde vive, ubícalo, seria bueno que participara más con nosotros. En ese momento Bambam se le olvida la discusión que tuvo hace un rato con su madre, y se acuerda de Isaías; aunque no lo reconoce en ese momento, él solo pensar en Isaías, sintió que el corazón le bombeo acelerado, emocionado e incluso calmo la ansiedad que le había dejado su madre…
?En ese entonces él contaba con 16 años, andaba en malos pasos, fumaba "marimba" con los muchachos del barrio y con los del liceo también. Bambam no salía de la casa de su tía Omaira; donde cundía la vagabundería, pues esta mujer, casi todo los hijos que tuvo, ninguno le servían para algo bueno, y la mujer tampoco es que se diera mala vida por ello, simplemente dejaba pasar todo por alto, y los fines de semanas armaba unas pachangas, que casi todos al su alrededor, iban y tomaban allá, donde la señora Omaira vendía alcohol clandestinamente y se hacía la plata para sobrevivir. La señora Inés, mamá de Bambam, se llevaba las manos a la cabeza, cuando se enteraba que su hijo andaba todo los fines de semana para la casa, de quien fue hace mucho tiempo atrás cuñada de ella. Cuando el muchacho se aparecía los lunes por la casa de su madre, esta le armaba el es escandalo, le lloraba y le pedía que no se la pasase allá, ya que a sus primos los buscaban para matarlo.
Unos de los tantos fines de semanas, que Bambam se la pasaba en casa de su tía. Hubo una noche que él no pudo más, estaba bastante ebrio como para mantenerse de pie, y no solamente ebrio era lo que estaba, también estaba drogado hasta los "teque-teques" -como diría su madre-.
No recuerda bien, como fue que lo llevaron a unas de las habitaciones donde duermen sus primos, pero lo cierto del caso es que estaba acostado en una cama. Abrió los ojos, y todo le daba vuelta, alguien le hablaba, sentía que el pecho se lo presionaban, él preguntaba donde estaba, pero la voz que oía, le decía que se tuviese quieto, que estaba muy borracho para pararse, y de vez en cuando le respondía, diciéndole donde se encontraba.
Quien lo llevo a la habitación, se le vino la oportunidad, cuando ya lo acostó en la cama. No podía negarlo, y estaba claro que Bambam era guapísimo, el chamo esta bueno, y verlo acostado, con solo una franela sin mangas, y un short playero, al chico le pico las manos, y mientras Bambam balbuceaba, le toca por encima, y palpa el bulto que se le marca; si bien no estaba erecto, lo cierto es que lo tenia apretado, duro, apetitoso. El chico viendo a la cara de Bambam, no fuese abrir los ojos, le llama y no responde, sigue balbuceando y a veces se quedaba callado. El vuelve a poner su mano en la entrepierna de Bambam, no solo toca el contorno de la verga, que se marca de lado, sino que también le soba las bolas, y el chico no conformándose con tocarlo por encima, la boca se le hace agua, y de solo imaginar, meterse ese trozo de carne en su boca, ya es porque en ese momento tenia una erección dura atrapada dentro de su pantalón.
El muchacho no dejaba de lanzar la mirada hacia la puerta, no había pasado pasador y temía que alguien fuese a entrar así de sopetón. Se pregunta que puede hacer, también se pregunta, si allá afuera, los muchachos lo estarán esperando, el solo ha venido acostar al compa; pero ¿no se le harán extraño que regrese rápido? >>.
Apagó la luz de la habitación, se asoma al pasillo de los cuartos, y a nadie ve por ahí cerca, con la misma se vuelve encerrar en la habitación. En la oscuridad piensa, que no debe perder el tiempo pensando, sino de una, actuar. El muchacho se acerca a la cama, y temblando de pies a cabeza, se acuesta a un lado de Bambam; apoya la cabeza en el brazo, y en posición de cucharita, abrasa y huele el aroma de Bambam borracho. El joven no solo se aprovecha de abrazarlo, sino que también, con la mano, le toca la barbilla, le mueve la cabeza hacia su lado, y le da un beso en los labios. El pobre Bambam estaba siendo abusado y ni cuenta se había dado.
Ya el desconocido, con mas confianza y mucho más excitado, se sube sobre Bambam, le besa de nuevo en los labios, le huele el cuello, baja por el pecho y le absorbe todo el aroma sudado en la franela. Siguiendo el ritmo, baja hasta el ombligo, le sube un poco la franela. Con sus labios, acaricia los vellos que bajan a la entrepierna, con los dedos, desenreda el amarre de la trenzas del short, jala el cierre mágico y ya el muchacho a punto de desenvolver su regalo, nerviosísimo y sin poder dar crédito a lo que esta haciendo, destapa el cierre del short, y en medio de la oscuridad, sus ojos detecta el color rojo del bóxer que lleva puesto. El olfato detecta el aroma de macho; una mezcla de orín y lubricación, un olor suave y luego fuerte, cuando metió la nariz y ha olido las bolas húmedas. Relamiendo sus labios, el desconocido jala con cuidado el bóxer de Bambam, le jala un poquito los pelos, y al sentir que Bambam se mueve, se queda paralizado y espera que se quede quieto de nuevo. Con las manos suspendidas, vuelve a ponerlas en el elástico, lo lleva hacia abajo, y ahí esta su regalo aprovechado.
La verga la tenia hacia un lado, no estaba erecto, pero tampoco la tenia muy aguada. Con ese tamaño, se mostraba un trozo de guevo bastante apetitoso, lo llevaba peludo, y a pesar de estar en la oscuridad, el desconocido deduce que los pelos deben ser dorados, a igual que los cabellos de su cabeza y de su barba rasurada.
Se la mete toda en la boca, le da una mamada intensa, que no se preocupa si lo despierta. Saboreando todo ese rico sabor de verga sucia, con la lengua se la deja toda limpiecita, y como no lo tiene erecto, es fácil engullirla toda y pegar la nariz a los pelos, embriagarse del aroma que desprende y sin preocuparse por una arcada incomoda, se la mama hasta que en su boca comienza crecer y la verga coge forma. El muchacho sabia que estaba Bambam excitándose, pero sabia también que ese no iba darse cuenta quien era que le estaba mamando la verga. Cuando Bambam comienza a moverse, el no deja de chuparle el guevo, lo oye gemir y al sentir la mano de Bambam en su cabeza, tuvo miedo pero siguió mamando sin detenerse un poco al menos.
Bambam no había abierto los ojos, pero como si tuviese soñando, se removía en la cama. Sentía el placer de la mamada, puso sus manos en la cabeza del afortunado, la presiono para ahogar con su estaca a la perra que tenia en la entrepierna. Comenzó a mover la cadera en un vaivén suave, y sentía en medio de su borrachera, como su glande recibía el placer. Jadeando, y revolviéndose en la cama con los ojos apuñados, hinco la cadera, y apretando la cabeza, exhalo y suelta el primer lechazo, seguido con espasmos termina de acabar en la boca del muchacho. Bambam siente su cuerpo crisparse, luego se le relaja, y volviendo al sueño ebrio, sin preocuparse por más, no se da cuenta quien es que le ha hecho el favor esa noche. Tampoco pensó si era mujer o hombre, solamente que la acabada fue rica y al otro día no lo olvidaría…
Emmanuel se puso de pie, se limpio la boca y en su lengua aun se sentía el sabor de semen. Se lleva las manos a la boca, y sopla; se podía sentir el aroma de la verga de Bambam. Antes de salir de la habitación, saca un chicle de canela y se lo mete en la boca. Para culminar su suerte, Emmanuel consigue el pasillo y la sala de la casa a sola, y no solo eso sino que al salir a la calle, venia los muchachos de dar una vuelta por el barrio; nadie sospecho ni pregunto nada, hasta los momento Emanuel había sido un puto afortunado…
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IV
Isaías se imagina que por medio de Felipe, Bambam consiguió su numero de teléfono. Cuando vio el mensaje, el sintió un palpito en el corazón; hola soy Bambam, te escribo porque nos gustaría que siguieras viniendo a las células ¿Qué dices? – no tardo mucho en responder, le escribió que sí, que el martes iba de nuevo.
Perfecto ; -) – le responde Bambam y a Isaías le desconcertó el giño que acompañaba el texto. No pudo evitarlo, sentirse enamorado de ese hombre bello, pero también se sintió mal con eso, porque, a pesar de hace mucho tiempo aceptarse como gay, Isaías también viene de una familia con una religión ortodoxa y protestante. Y el hecho que se acepto así mismo, eso no significaba para él, faltar respeto de esa manera, a un miembro de la iglesia; Isaías no veía con esa intención, por mucho que fuesen simpáticos los hombres de la congregación de la iglesia que visita su madre, nunca se permitió verlos guapos, ni hermosos, ni que fuesen sus novios en su imaginación. Entonces por ello, Isaías se sentía mal, no podía evitar sentir algo por Bambam, y ahora con este mensaje que le ha enviado, mucho más lo puso a pensar. Esa tarde en la habitación, se puso a recordar, y de recuerdo en recuerdo, llego hasta al punto que se dio cuenta que el era homosexual…
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Habían unas tablas sobre la pared del garaje, pero no completamente apoyadas, sino solo la parte de arriba. El espacio que quedaba entre la pared y las tablas, ahí él me dijo; y con este beso te muestro mi amor -. Sus labios tocaron los míos, apenas hubo contacto de saliva, yo sentí dentro de mi estomago un vahído, quise que el beso fuese más prolongado, y desde ese momento tuve mi primer enamoramiento por otro de mi sexo. Era el hijo de una amiga de mi mamá, también congregante de la iglesia. Esa mañana había ido con Samuel, que era uno o dos años mayor que yo. En aquel entonces contaba con 9 años, y Samuel que debía contar con 11 años, fue el primero en darme un beso, porque me estaba mostrando como se declaraba un amor a una niña. Pero esa mañana llevaba puesto un short de poli-licra, y me pequeña erección levanto una pequeña carpa que Samuel vio. Sus ojos verdes bajaron a mi entrepierna, medio abrió la boca, y luego se la tapo con una mano; me pregunto si era yo era marica, al oír esa palabra, tuve vergüenza y cuando fui a negar moviendo con la cabeza, Samuel cambio rotundamente conmigo. En voz baja, me llamo mariposita sodomita, también me dijo, que si el hubiese sabido eso, no me hubiese mostrado como se declaraba el amor a las niñas. Esa fue la primera vez, que sentía asco de mi persona, sentía que un traidor, había traicionado a Samuel por se mariposita. Y a pesar que le pedí perdón, y le pedía que no dijera nada, Samuel nunca más fue amigo mío, y en la iglesia, cuando iba los domingos a escuela dominical, el junto con otros compañeros de clase, me hicieron bullying hasta no más querer.
Mi mayor temor, es que yo iba ser travesti de grande, si alguien me hubiera dicho, que era muy diferente a aquello, o que en ese momento lo hubiese entendido, a como lo entiendo hoy en día, no me hubiera preocupado por ello.
Si mis pecados hablaran, dejara a alguien cercano de mi familia al descubierto. La noche que tuve mi primer contacto con otro hombre, también después de hacer lo que hacíamos, el culpable siempre era yo, y el marica mariposon siempre terminaba siendo yo… a mis 11 años
Los jueves pasaban una miniserie de terror, se llamaba; Archivos del más allá, por alguna razón, siempre he tenido manías, los jueves era de ponerme un mono negro, que en la pierna traía grabado el nombre de un instituto militar. Ese mono perteneció a un primo mío, y a mi me encantaba como me quedaba y siempre lo dejaba para los jueves. Esa noche, después de culminar la miniserie, como todas las veces, estando yo solo en la sala, me la veía completa pero con un miedo terrible. Después de apagar la tele, entre a la habitación; todo estaba oscuro, el ventilador con su aspa de aluminio, chillaba tanto, que creía se estaba pegando a los protectores. En ese entonces mi hermano mayor trabajaba fuera de la ciudad, y como no estaba en casa, en el colchón donde dormía él tirado al suelo, estaba siendo ocupado por otro familiar, cercanos a nosotros; que había venido de viaje, porque comenzó a trabajar aquí en la ciudad. Yo muy bien podía dormir en mi camita, pero esa noche tenia miedo, no solo esa noche, todos los jueves era lo mismo, no cogía para mi cama, sino que me acostaba hacia el lado de la pared, donde dormía mi tío José Ángel. El no era mi tío como tal, era primo hermano de papá, pero como me enseñaron a pedirle la bendición, yo lo veía y lo llamaba tío. En ese tiempo el tendría 25 años, era alto, grueso de piel tostada; se le hacían unos surcos en el cabello y una media barba siempre tenia en la cara. Trabajaba construcción, por ello era su cuerpo como piedra, no tan exagerado, pero su abdomen era lo que más le veía yo, cuando el del baño salía en paño.
El ventilador hacia mover la cortina de la ventana, la noche era azul clara, debía estar la luna brillosa, y esa poca luz que se filtraba, al rato de estar acostado al lado de mi tío, mi vista se había adaptado, y veía prácticamente todo. Mi tío se mueve, paso de estar de lado, a estar acostado boca arriba, moviéndose y todo, con sus movimientos se desarropo casi todo. Para yo no estorbarle, me puse bastante pegado hacia la pared, y quedarse quieto, y sentir de nuevo como respiraba profundo, tranquilo sigo pensando y viendo toda sombra que se hacia en el cuarto. Al no pasar mucho rato, veo que mi tío duerme solamente en trusa, y no solo eso llama mi atención, sino que la entrepierna se marcaba gruesa, de lado y como un tumulto liso. Mis manos comienzan a sudar, pase de estar tranquilo a intranquilo, agitado, temblando y mis pensamientos bombardeando cada ociosidad que podía perpetrar; era obvio lo que deseaba, es bulto llamaba mis intenciones, pero aún temeroso, sabia que eso no lo podía hacer, y tampoco me consideraba un sodomita. Si lo hago me voy al infierno, si lo hago me voy al infierno>> Repetía en mi mente. Y fue la primera vez, que ni asustándome pude controlar mis pecados. Suspendí mi mano en el aire, temblaba como si tuviera mojado y helado, mi piel estaba caliente, mis pies estaban fríos, solo tenia que dejar caer la mano, como una pluma y mi palma se posaría en es verga apretada.
Suave la puse, el primer contacto con un miembro ajeno y fue maravilloso, recorrí con mis dedos el contorno del guevo, baje a las pelotas y sentí el calor de la entrepierna, subí de nuevo y tentado hacerlo, apreté y la presión que erguí fue como una corriente que corrió en todo mi brazo… quite la mano de ahí y mi cuerpo fue abatido por un espasmo que cruzo toda mi espalda y me hizo mover en toda la cama. Lleve mis manos a la boca, y mi dientes titiritaron, ese bombazo que había explotado dentro de mí, me ha dejado desconcertado y abrumado, pero al mismo tiempo deseando llevar de nuevo mi mano al miembro viril del deseo; como una adicción, mis oídos retumbaba, mi corazón quería reventar, mis ojos ardían por querer ver mejor y sin tener voluntad sobre mi mano, la suspendí de nuevo y esta vez no perdí el tiempo, bruscamente toque el paquete, quizás eran cosas mías pero, el bulto estaba como que tieso, hice el mismo palpo de hace un ratico, y de nuevo otro espasmo me deja acabado.
Mi yo interior, cogió fuerzas de nuevo, se puso más arriba que yo, y me veía seriamente; los ojos de mi yo interior, eran filos que acuchillaban mi alma, me señale con el dedo, y con tan solo señalarme, mis pensamientos se atormentaron. No era consiente, pero yo mismo me estaba dando cachetada en la cara, mis lagrimas salieron, abrí los ojos y mi boca estaba seca, el mal había pasado, la calentura de hace un rato, dejo mi cuerpo cansado, controle mis miedos y di la espalda. En silencio pedí perdón, y espere que esto no se fuera a repetir de nuevo; así me quede dormido, pero ya había abierto la puerta del deseo, y esa misma noche el deseo me cogió por completo…
No sé que tantas horas habían pasado, me quede dormido sin darme cuenta y cuando he abierto los ojos en la oscuridad, creía que todo había sido un mal sueño, pero darme cuenta que estaba bajo los brazos de mi tío, supe y recordé todo y sabia que no era un mal sueño, todo había sucedido y ahora por alguna razón estaba de cucharita y mi tío detrás mío. Me estaba abrazando, aparentemente dormía, sus respirar era audible, pausado y pesado; el aire chocaba en mi hombro, mi espalda tocaba todo su abdomen duro, y lo qué hizo de nuevo temblar mi cuerpo, fue que su entrepierna estaba pegada a mis nalgas. La sentí dura, y de vez echarme hacia adelante, lo que hice fue parar más mi trasero, me pegue mucho más a ese bulto, quedo todo entre mis glúteo. Deje de atormentarme, mi yo de nuevo quedo enterrado y, suelto al placer, como una serpiente, mi cuerpo se movía y comencé a jadear. No solo me bastaba con que mi tío respirara cerca de mi hombro, sino que me muevo hacia atrás, y pego mi espalda desnuda a los labios de él.
Cuando el movió su cadera hacia adelante, lejos de asustarme, yo poseído por el placer, me echo hacia atrás, y apretando duro mis nalgas contra su miembro, es la primera vez que siento lo que es el palpitar de una virilidad. Mi tío cuidadosamente baja sus manos por mi cadera, me sujeta fuerte y vuelve a bombear su cadera hacia adelante, yo apretando y el también, en un momento de tensión sexual, el jadea como un macho, y mas atrás le sigo yo con un gemido de pasivo. El miedo se fue corriendo de ese acto, el silencio fue el lenguaje sexual, sin preámbulos, mi tío de una baja mi mono, y me deja únicamente las nalgas al descubierto. Con sus grandes manos, aprieta cada una de ellas, tantea con el dedo la entrada de mi upite, sin darme cuenta ha sacado su miembro erecto; fuera de la trusa, es un falo largo y grueso, lleno de venas y con el glande hinchado, lo apoya en mi culito rosado, la resequedad es tosca, siento el frio de la saliva y seguido la estaca hirviente se mete entre mis piernas, de esa manera mi tío comienza un vaivén de macho. Como si lo supiera desde siempre, aprieto mis piernas, todo ese guevo lo siento en su esplendor. El ahogo de mi hombre es música cerca de mis oídos, sus susurros fueron cosquilla para mi cuerpo, me entregue de alama también. Apoyando las raspada barba en mi mejilla, y medio besando mis labios, mi tío se hinca y se queda pasmado, seguido entre mis piernas, su verga se contrae, luego escupe fuego; su semen caliente, queda atrapado por mi ropa interior, dos sacudidas más, y ahogado muy quedito, su verga expulsando termina de eyacular.
Yo seguía poseído, pero esa posesión termino cuando la de mi tío se esfumó. Quizás fue porque se sintió culpable de lo que había hecho, de lo que habíamos hecho, pero con rabia, me ordeno que me quitara el interior, lo hice y en el momento sentí su semen que había quedado ahí; con voz baja, me dice que busque uno limpio y sin saber que iba, salió de la habitación y al rato regreso de nuevo. Cuando se acostó en la cama, me toca por el brazo, y pellizcándome, me dice al oído; que sea la ultima vez, que hace esto ¡tú no seras maricon!
Lo cierto fue, que no fue la ultima vez, hasta los quinces, se deslecho en mi boca, y dos veces fue dentro de mi culo; fue mi primer hombre, el que desvirgó mi inocencia. Siempre fui yo -según el- el culpable, era yo el del problema y fui quien, lo sucumbía a mis perversiones sexuales…
Continuara.
*Nota
En parte este relatos habla sobre mí, pero en si es completamente ficticio. Hoy en día sigo respetando mi -y no solamente la mía- cultura religiosa, tuve temor de abordar el tema de la religión como tal, porque para meterlo en este relato sexual, ambas cosas me abollan. Me respeto y me acepto, pero no me gusta meterme en lo que creo, por ello te pido que no comentes sobre religión. Comenta si eres unos de esos hombres que han amado a otro hombres ¿Cuantos aquí han conocido o son este personaje Bambam? Si eres unos de ellos, escríbeme, con gusto contare tu historia.
Gracias por los comentarios del primer relato que subí en esta categoría.
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