LOS MACHOS DE BENITO 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JulioR.
En el capítulo anterior Nito había sido utilizado sexualmente por su vecino dos veces una en forma anal y otra bucal.
Benito no comprendía por ello la falta de socialización que dicho tipo mostraba hacia él.
Pablo estaba sufriendo un proceso de asimilación del deseo irrefrenable que sentía hacia su nuevo vecino.
Pero aquel lo ignoraba, seguía entrando a su casa por la puerta trasera para no toparse con él.
Benito estaba desesperado, no podía investigarlo por ningún lado, no le daba la cara, siempre su puerta cerrada, la llave ya no estaba en la maceta junto a la puerta.
Esto no podía seguir así.
Ambos, deseaban no lo mismo, porque uno quería follarlo y el otro dejarse follar por donde fuera.
Pablo decidió usar la puerta principal un día y ¡Zas! Que se le pega Nito y entra a la casa junto a él.
Le dice:
– No me moveré de aquí hasta saber que pretende Ud.
conmigo.
Pablo entra a su dormitorio se quita los zapatos y el pantalón se acuesta en la cama boca arriba, abre sus piernas mostrando su verga semi erecta y sus grandes huevos.
Nito al ver que no salía del cuarto decide asomarse y al ver ese manjar servido, con apetito voraz se lanzó a la cama, Pablo al tener sus piernas abiertas, permitió que Benito se ubicara acostándose boca abajo entre las mismas y besó la punta de ese rabo, luego bordeándolo con sus labios se lo introdujo dulcemente; Pablo contempló la comida de su pene y luego echó la cabeza hacia atrás y cerró sus ojos, gemía de placer cada vez que Nito le lamía el glande o se lo introducía en su boca y luego lo chupaba sutilmente llevándolo hasta la mitad y luego se retiraba hasta casi abandonarlo y repetía lamiendo suavemente ese mástil, y de vez en cuando llevándolo hasta lo más profundo de su garganta; era entonces cuando Pablo levantaba su pelvis, ayudando así a que su pene se introdujera lo más que pudiera en la cavidad bucal de Nito.
A veces le daban arcadas, pero a Nito, eso no le importaba.
De repente, Pablo se sentó, retiró su pene de la boca llena de saliva y precum, salió de la cama.
Nito quedó acostado boca abajo.
Pablo tomó de la mesa de noche un condón y se untó lo primero que vio que sirviera de lubricante; subió a la cama, se hincó detrás de las nalgas de Nito, lo tomó de sus caderas y lo hizo quedar en cuatro patas, le puso lubricante en su ano y de un solo se la metió.
Nito alucinaba no le importaba el dolor, pues ya sabía que así empezaba esto, luego que lo superó trató de poner en práctica sus ejercicios de movimientos pélvicos, pero casi le dobla el pene a Pablo, por lo que éste le dio una nalgada y le dijo que se estuviera quieto, pero gemía fuertemente por el placer que recibía, además se cogía su pene y se masturbaba, sincronizando el ritmo de la embestida con su mano, realmente se retorcía de gusto.
Pablo aumentó su ritmo, se verga había crecido más y Nito la sentía, el momento culminante estaba por llegar, Nito se preparó y cuando sintió que le depositaban en sus entrañas cinco chorros de semen se corrió y comenzó a esparcir su leche por toda la sábana de la cama.
Pablo se tiró sobre el cuerpo de Nito, haciendo que tomaran la posición del misionero, o sea Pablo sobre Nito, todavía con la pija metida en su ano.
Quedaron ambos jadeando, Pablo de pronto reaccionó sacándosela.
Se levantó y se dirigió al baño, Nito por su parte seguía con la mirada aquel instrumento de placer que a medio asta se lo llevaba Pablo para limpiarlo.
Sí, efectivamente, su ano todavía sentía los efectos del violento mete y saca, lo que le producía un ardor en su trasero, pero a él eso lo hacía feliz.
A continuación, decidió salir de la casa, con mucho cuidado caminaba frunciendo sus nalgas, para no dejar salir el semen que llevaba en sus entrañas y al nomás entrar a su casa, repitió la escena de expulsar el semen, depositarlo en su mano y luego restregárselo sobre su pecho y estómago y con la otra, volverse a masturbar rememorando la cogida que le acababan de dar.
Al día siguiente, Nito estaba en la puerta de Pablo, con una bandeja conteniendo manjares para cenar.
Pablo le gritó que dejara de mariconadas y le cerró la puerta.
Finalmente, Pablo cedió y le dejaba la puerta abierta al nomás llegar, señal inequívoca que le permitía conducirse al dormitorio de Pablo para una sesión de sexo.
Poco a poco Pablo se fue acostumbrando a la presencia de Nito, veían las noticias de la noche y las comentaban juntos, empezó a existir una buena camaradería entre ellos.
Generalmente pedían comida de restaurantes para cenar juntos.
Un día de tantos, a eso de las siete de la noche, Nito sintió que Pablo entraba a la casa, lo siguió, pues ahora ya la llave estaba en la maceta, entró y escuchó como Pablo se bañaba, se sentó en la cama, al costado del baño, no estaba la luz encendida, al nomás salir del baño el sujeto, Nito se arrodilló sin más ni más, y de un tirón le botó la toalla, en la penumbra tomo el miembro flácido y se lo metió a su boca, llevó una de sus manos a los huevos y se los acarició tiernamente, se sacaba la verga de su boca y la lamía como si se tratara de un helado, recorriendo con su lengua cada centímetro desde la base a la punta y viceversa, le colocaron unas manos sobre su cabeza, pero desde este momento Nito sintió que no era la misma forma en que lo hacía Pablo con él, el sujeto empujaba su cabeza para que la penetración fuera cada vez más profunda y frecuente, se la metía en la boca entera, sin compasión ni miramientos.
Qué le pasa hoy a Pablo pensó, sintió el cuerpo del sujeto más delgado, con músculos más firmes, pero muy similares a los de Pablo, y el tipo temblaba del placer que recibía.
Como pudo se despegó del tipo, levantó su vista y otra vez tuvo que abrir desmesuradamente su boca en forma de O, era un clon de Pablo, pero más joven.
Nito se puso de pie, el muchacho le puso una mano en el pecho y lo empujó a la cama, se subió al lecho e inmediatamente le cogió las piernas y se las abrió en V, introduciéndole a continuación un pene muy similar al de Pablo en dimensión y forma.
Nito sorprendido una vez más y extasiado por el servicio que le estaban prestando, observaba al joven, no podía dejar de verlo, no quería que esto acabara rápido, se sentía en la gloria, luego de unos diez minutos de mete y saca, sintió que el momento del clímax le llegaba al joven, se la seguía metiendo aumentando cada vez más velocidad y la fuerza, lo tomó de la cintura y lo haló para que le entraran hasta los huevos si fuera posible.
Nito no tuvo que esperar mucho entonces, el cuerpo del macho se tensó y seis chorros de semen juvenil fueron depositados en las profundidades anales de Nito.
Una vez satisfecho el joven dejó a Nito con el culo abierto y las extremidades inferiores en el aire.
Encendió la luz y le preguntó:
– ¿Quién putas es usted? y ¿Desde cuándo se le coge mi papá?
Nito le contestó:
– Te doy lo que querrás pero no le vayas a decir nada de esto por favor.
– Y que cree que soy tan pendejo para decirle que me lo cogí.
Si todavía no entiendo cómo sucedió esto.
Nito le informó que era su vecino y que mejor se iba para su casa.
Por esta vez no se dirigió al baño a masturbarse sino que se quedó pendiente que llegara Pablo para ver que iba a pasar.
Unos minutos después llegó Pablo.
Saludó a su hijo, quien llegaba a esa ciudad para empezar su carrera universitaria e iban a compartir dicha casa de habitación.
Luego de explicarle todo sobre su nuevo hogar.
Muy discretamente le informó que su vecino era Gay, que posiblemente podría pretender hacer amistad con él, pero que no era muy saludable mantener mucha relación con él.
A lo que Paolo, su hijo le contestó:
– Lo tendré en cuenta, Papá.
(Continuará)
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