LOS MACHOS DE BENITO 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JulioR.
En el capítulo anterior.
Nito por una extraña confusión mamó a Paolo el hijo de Pablo y éste terminó pegándole una espectacular y prolongada cogida.
Cómo recordaremos Pablo llegaba los lunes por la tarde a su casa y se iba los viernes por la mañana a su estancia agrícola y ganadera a unos 100 kilómetros de esa ciudad.
Ahora recibía a su hijo Paolo, que a sus 18 años comenzaba sus estudios superiores.
Nito estaba muy preocupado.
No sabía que iba a pasar por lo de su coito con Paolo.
Pero una vez que Pablo se fue el viernes, por la noche se presentó Paolo y le dijo:
– Usted me va a enseñar en su carro toda esta ciudad y los mejores lugares donde me puedo salir a divertir con mis futuros amigos y amigas, que pronto tendré.
Nito, se le quedó viendo y le dijo:
– Pretende usted ser un vago.
Su papá se va a enojar por eso.
– Más se va a enojar si le cuento que ya sé lo de ustedes y de que usted me acosó para que me lo cogiera.
Paolo entró a la casa de Nito y se sintió a sus anchas en el interior, sacó una cerveza encendió el televisor y le dijo que se cambiara rápido para salir inmediatamente.
Por su juventud y por no tener ningún tipo de homofobia, pronto Paolo se aprovechaba todo lo que podía de Nito.
A Paolo no le importaba si le preparaba la cena, le tomaba prestado el carro sin pedirle permiso, etc.
Pero eso a Nito no le molestaba en lo más mínimo.
Pablo se hacía el loco ahora cada vez que se juntaba con Nito, y éste, por su parte lo saludaba con respeto de buen vecino, delante de Paolo.
Pero el muchacho, detrás de su padre antes de entrar a la casa le guiñaba un ojo, y lo molestaba cómo se le pudiera ocurrir.
La preocupación de Pablo porque su hijo no se diera cuenta de sus relaciones con el vecino, lo tenía preocupado, y por eso ni se le acercaba a Nito para nada.
La abstinencia sexual que Nito estaba padeciendo, fue lo primero que le reclamó a Paolo, le increpó que desde su venida no había tenido nada de nada de relaciones sexuales.
Y que ya que habían empezado algo, tenían que continuar haciéndolo, porque había perdido a su mejor macho: Pablo.
Paolo estaba jugando juegos de video en una consola que había obligado a que se la comprara Nito.
– Vení.
Le dijo.
Sacala y mamala cuando querrás.
No se lo dijeron a un sordo, a partir de entonces tenía vía libre para iniciar relaciones con el muchacho –si éste estaba de ganas – .
Pablo por su lado, estaba muy ansioso de continuar teniendo relaciones con Nito.
Por lo que no le quedó más remedio a Nito que indicarle se metiera a su casa por la puerta trasera de la vivienda, penetrar subrepticiamente y limitarse a una y raramente dos veces a la semana tener intensas relaciones con Nito.
Pasó así un mes más, a Pablo se le terminó el tiempo para estar en la ciudad, pues el Proyecto agrícola que preparaba lo tendría que ejecutar ya en su pueblo, capacitando las gentes de aquellos lugares.
Pero cada dos semanas, regresaba para dar reportes del avance del mismo y era entonces cuando desquitaba con Nito su pervertido apetito sexual por el mismo sexo.
Un sábado al medio día apareció bajándose de un carro, un señor de unos sesenta y tantos años de edad.
Benito sabía que llegaría a la ciudad el padre de Pablo y abuelo de Paolo, para la celebración de un importante evento en el cual sería una de las figuras principales.
Benito lo interceptó saludándole y ambos buscaron la llave de la casa de Pablo que tendría que estar escondida en la respectiva maceta, pero como Paolo era muy descuidado no la había vuelto a poner ahí.
Fue entonces, cuando Benito invitó a dicho personaje a que se alistara para dicha ocasión, por la emergencia, en su casa.
Lo pasó adelante y le indicó el baño y el cuarto de huéspedes donde podía pernoctar, ya que no era posible que lo hiciera en la casa de su hijo.
Don Pablo, que así le decían, le agradeció el gesto y acto seguido, entró al cuarto se desnudó se tiró un gran pedo y se metió a bañar.
Benito como buen anfitrión no le dio importancia a lo del pedo, pese a que era muy hediondo.
Y pronto don Pablo estaba listo para el evento y fue recogido por su gran amigo y compadre Don Genaro, para ir ambos al evento.
Un poco pasada de la medianoche, llegó un vehículo al frente de la casa de Benito, del cual se bajó don Pablo, tanto él como sus viejos amigos estaban muy pasados de tragos.
Salió a recibirlo Benito, don Pablo se apoyó en él, pues ni caminar podía de lo alcoholizado que estaba y cómo pudo lo encaminó hasta el cuarto de huéspedes de su casa.
Cayó en la cama con los piernas fuera de ella y con la misma se fondeó (durmió).
Benito lo colocó bien en la cama, le quitó los zapatos, y se atrevió a quitarle el cincho para que no le apretara mientras durmiera.
Pero ahí está el detalle: ante Nito se presentaba el padre y abuelo de sus sementales, no se podía quedar con la curiosidad de ver cómo era el pene de este hombre y por las condiciones que presentaba no había ningún problema en averiguarlo.
Le desabotonó todo el pantalón, primero pretendió bajárselo un poco, pero cuando le vio la pija y el hermoso espectáculo que ésta presentaba y sin erección, se decidió a quitárselos del todo, se sentó a su lado y la contemplaba, era definitivamente más grande, más gorda y mas venosa que la de sus descendientes.
Es que Pablo y Paolo se parecían mucho, pero el cuerpo de don Pablo era mucho más grande, más formado por los años de trabajo rudo, y todavía conservaba sus formas masculinas en buena forma, en todos los aspectos, era guapo, fuerte, etc.
A Benito le empezó la calentura de tener esa anaconda dormida tan cerca.
Empezó por sobarla con mucho cuidado, luego la agarró para sentir su calor y grosor, no contento con ello, empezó a bajarle el prepucio hasta que apareció el hongo de su glande.
Benito sufría más de lo indecible ante esta situación.
No le quedó mas remedio que metérsela a la boca.
La serpiente empezó a despertarse, la sangre comenzó a llegar por lo que le empezó a crecer.
Benito le sobaba los pelos del pecho, pues don Pablo era muy peludo por todos lados.
A medida que le fue creciendo la verga fue saliéndose de la boca, pues resultó pequeña su cavidad bucal ante esa inmensa verga.
Benito pasó más de dos horas sobando, acariciando, medio mamando dicho pene, hasta que el sueño comenzó a vencerlo, por lo que se quedó dormido junto a dicho señor.
En vista de que su cuerpo quedó a la par, Don Pablo le puso una pierna encima, como si Nito fuera almohada y así los encontró el día siguiente.
Don Pablo pese a que habían pasado varias horas, todavía estaba bajo los efectos de Baco, cuando medio se despertó sintió que su verga estaba en la raja de un culo, cómo había quedado con su compadre de terminar la noche en algún burdel, pensó al ver el excelente y divino trasero que lo acompañaba que era el momento preciso para introducirle sus 22 centímetros de extensión que la naturaleza le había proporcionado.
Empujó a Nito para que quedara tendido en la cama, y muy rápidamente, sin decir agua va, se la metió hasta llegar a los más profundo de sus intestinos, con fuerza como si lo quisiera empernar a la cama.
Nico, pegó un solo grito de dolor pegó, pero esto excitó más a don Pablo, sentía que era la respuesta al buen trabajo que estaba realizando, cayó sobre su espalda y comenzó a bombear, a meter y sacar su verga, con una fuerza que Nito nunca había experimentado, pues los otros no tenían el tamaño y grosor de este pene que lo taladraba, cada vez más rápido y con una fuerza descomunal, se podía escuchar las pieles chocando una contra la otra, el golpe de los huevos luego de cada embestida llegaban tardados a repicar el efecto de la introducción violenta, dinámica.
Benito se agarraba de las sábanas, trataba de escabullirse sin lograrlo de esa gran verga que lo perforaba, y que lo tenia empernado, sometido, dominado completamente, gemía fuerte pues le dolía el ano, pero una y otra vez era penetrado sin compasión, sin miramientos, hasta que luego de unos quince minutos pudo sentir como se tensionaba el cuerpo de don Pablo, hasta ese momento había sentido que su cuerpo era una masa para el placer ajeno, pero algo súbito sucedió, quizá sintió placer un gran placer, un inmenso placer, don Pablo le había encontrado en sus profundidades el punto G.
quizá por la gran fuerza que tenía el orgasmo que aquel estaba desarrollando.
Fue entonces cuando Nito gritó “No pare, siga… siga” y por primera vez, sin tocarse su instrumento, el placer lo dobló y eyaculó con el mejor orgasmo que ha tenido en su vida.
Don Pablo al oír que le pedían más, con su cuerpo sudado y embriagado como estaba, decidió responderle a la prostituta que según él se cogía, pues había disfrutado tanto ese primer polvo, que sin sacarla se puso de nuevo arrecho, seguía caliente a más no poder, todavía no se entiende como estaban estos dos, que volvió a meterla y sacarla, y lo penetraba otra vez muy profundamente.
Nito gemía ya exageradamente, no sabía que su culo tuviera esa capacidad de aguante, pues era rastrillado una y otra vez, la dura verga en su segundo esfuerzo hacía que sus extremidades se acalambraran de placer.
Don Pablo le dijo al oído “Que te parece esto mi niña” y lo seguía taladrando duro una y otra vez, le volvió a alcanzar el punto G, ahora se movía en círculos, el viejo tenía mañas para coger, le siguió dando verga a Benito hasta que lo hizo volver a eyacular.
Pero no paraba, ahora a Benito le dolía todo el intestino grueso, no soportaba ya esta culeada, por suerte para él, sintió las contracciones de la pronta venida del señor y con el grito de “Ay hija de puta que rica estás” se vino de nuevo completamente y le dejó a Benito mas chorros de semen en su trasero.
Parece que murmuró algo así como “Ya días no cogía así” quiso darle vuelta para besarlo pero cayo dormido por el esfuerzo y por el alcohol.
Llegó la calma al cuarto, Benito se levantó y dirigió al baño y mientras caminaba iba dejando señales con los chorros de semen que salían de su culo y caían al piso de su casa.
Pero antes de sentarse en el inodoro se agachó para ver su culo abierto y bien abierto que ese hombre le había dejado y las sensaciones fuertes de la penetración que todavía experimentaba.
Esto sucedió como a las ocho de la mañana.
A las tres de la tarde se despertó don Pablo, desconociendo el lugar y extrañado de estar desnudo.
Recordó que se iba a quedar a dormir donde el vecino de su hijo, fue al baño a dar una tremenda meada.
Sintió pegajosa su verga y recordó los ricos polvos que recién había echado.
Todavía desnudo se asomó al otro cuarto y vio a Benito acostado con su trasero al aire.
Pero, fue en este momento cuando todas las alarmas se le dispararon a don Pablo.
Buscó la puta por toda la casa.
Revisó su cartera para ver cuanto le había pagado antes de irse.
Pero no, no había rastros de ninguna mujer.
Ya no dudaba de la realidad:
Se había cogido a ese hombre que estaba dormido.
(Continuará)
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