Los mayores dan placer también
me mandó colocarme en el borde de la cama, con la cabeza sobre la sábana y el culito levantado.
Hace ya días que no te escribo, no me he olvidado mi hermoso y lindo varoncito, me inspiras tanta ternura que te mordería el culito.
Me alegra caerte genial y te agradezco tus consejos, siento que alguien me escucha y me entiende, tus consejos me ayudan mucho, sobre todo para pensar mis acciones y no actuar a lo loco.
Pues si que somos iguales, padecemos de los nervios, me pasaba algo parecido en los exámenes, luego casi todos me salían bien a pesar de mi estado febril, que no tenía mucha confianza en mi. No te digo nada como me puse al presentar mi proyecto fin de carrera… Uf! aun sudo al recodarlo.
He hecho la ruta del Cares, pero podrás figurarte que ya ni lo recuerdo, y estuve 15 días un verano en Albany, capital del estado de New York, en casa de unos familiares de Eis, también hace mucho tiempo.
Si es que voy a Bilbao…, ya puedes ir pensando en que seguro que visitaremos el Monasterio de Piedra, tu y yo, solos los dos, figúrate como lo pasaremos, seguro que no habrá tiempo para hacer todo el paseo y ver al completo todas aquellas maravillas.
Es cierto que el amor entre familiares no es comúnmente aceptado, pero yo disiento de ese pensamiento, creo que es un amor tan legítimo como otro cualquiera, amarse entre hermanos, primos, padres e hijos, pienso que es muy hermoso. Vamos…, que tu ya sabes lo de que los colores están para dar gusto a todos.
Pienso, amado Pablo, que ya, como nos conocemos bastante, sería muy fácil meternos en la cama, y ya sabes para que lo haríamos.
He tenido tiempo para pensar en lo que hice con Oliver, que conste que no me arrepiento de nada, resulta un maestro del sexo, ya no es ágil como una persona joven, pero sus manos, su lengua y, sobre todo su polla son suficientes para que cualquiera quede satisfecho. Estoy tranquilo porque él es el primer interesado en que Eis no sepa lo que ha pasado, es un secreto entre él y yo y ahora tu por decisión que he decidido contátrelo.
El viernes me esperaba un notición en el trabajo, nos pasaron una circular para decirnos que a partir del lunes debíamos trabajar desde casa, por relevos, hasta que las cosas se vayan arreglando.
Aquí estamos muy mal, o eso es lo que dicen en las noticias. Tuve que cargar con el portátil del trabajo y un buen montón de carpetas para bajar al coche, pero como siempre hay gente buena un compañero me ayudó, no se lo que durará esto y solo tenemos que volver a la oficina si surge alguna reunión o las semanas que nos toque de guardia.
A la llegada encontré a Oliver en la plana de garaje, nos saludamos de normal, como si no hubiera pasado nada, yo estaba algo avergonzado y tardé en reaccionar, él de lo más natural, hasta me dio un beso en la mejilla, estaba acompañado del muchacho que nos atenderá, creo que te hablé de él, el chico peruano, quedamos en que lo llamaríamos Luis, se llama en realidad Luis Enrique Bartolomé, y eso es demasiado.
Oliver quería enseñarme como avanzaban las obras, que están a punto de caramelo, según él solo faltan pequeños detalles para que traigan los mueble que escogimos. Bueno, pues habían hecho un buen trabajo, en la planta baja quedaba lugar suficiente para tres coches, los automóviles aquí son grandes, para que sirvan de defensa por los patinazos en el hielo, para eso dicen que son mejores los grandes.
Después de enseñarme los cambios Oliver se marchó, quería prepararse antes de recoger a su nieto mayor en la residencia y llevarlo con él a la granja, Eis y yo iríamos cuando se pudiera.
Me gustó como había quedado la sala de gimnasio, aprovecharé algún rato para hacer ejercicio aunque no conozco nada de eso.
Le pedí a Luis Enrique que fuera subiendo mis cuadernos y luego me ayudó a preparar un rincón en nuestro dormitorio para instalarme para el tiempo que durase el trabajo desde casa. Al fin me quedé solo y me metí en el baño para prepararme, esperé que Eis
llegara preparando algunas ropas para dos dos días. Luego todo fue muy rápido.
En el viaje le informe a Eis de lo de mi trabajo y como su padre me había enseñado las obras casi acabadas, dijo que los chicos estaban impacientes para empezar en su nuevo centro y comenzar a vivir con nosotros.
Y bueno, yo la verdad no entendía tanta prisa, si por mi fuera hubieran terminado el curso en su colegio actual y hacer el traslado en Junio, pero nadie me había pedido mi opinión y guardé silencio.
También pensaba en la forma tan extraña de actuar de Oliver, me esperaba otra manera de tomárselo, aunque para mi era mejor así y que se fuera pasando. Total era normal que hubiera sido un capricho que tenía y ahora ya satisfecho se olvidara del asunto, a veces pensaba si todo habría ocurrido solo en mi cabeza, pero no, porque aún, ahora, sentía mi culo algo dolorido, Aquella gordura de verga no había sido fácil de meter. Fíjate Pablito que pienso en ello y se me humedece el culito, me gustó mucho aunque también pasara dolor.
En la granja todo estaba bien, Oliver y Miles había llegado sin contratiempos y se había adelantado a nosotros más de una hora. El fin de semana pasó bastante rápido, sin grandes acontecimientos, Oliver continuaba en su papel como si nada hubiera ocurrido, inclusivo seguía gastándome alguna de sus bromas, dándome alguna palmada cariñosa en el culo que a los muchachos hacían reír, y a su mujer y a su hija que se le ponían de uñas.
La madre de Miles, tuvo ocasión para darme las gracias por ocuparme de su hijo ahora que va a vivir con nosotros, desconozco si quería añadir algo más ya que se quedó silenciosa y dudando.
Pude volver a constatar que los chicos adoran a su abuelo, él los consiente todo y los llena de regalos, y no es que los compre de esa manera, su aprecio mutuo es real y auténtico.
Se dieron una semana más para que Oliver terminara con las obras y así ellos pudieran desplazarse, y yo pensaba que llegaría a tiempo viendo sus progresos.
Oliver volvió a la ciudad con su nieto, en esta ocasión salimos con los dos coches a la vez, ya había anochecido y creyeron que era más seguro previendo que algo malo sucediera.
No te lo he dicho, por no insistir en lo mismo, pero con Eis la cosas van inmejorables, continua prendado de mi y aunque tiende a prestar excesivo interés a sus funciones y trabajo, sabe como atenderme y dejarme satisfecho.
Todas las noches me coge y sigue siendo delicioso en el sexo. Varía según sus caprichos de posturas, o me pide algo nuevo. Inevitablemente siempre le consiento todo, para que él se sienta feliz conmigo.
Y llega el lunes, día de comenzar mi nueva jornada de trabajo, ahora desde casa. Eis se levantó antes que yo, al menos había ahorrado dos horas del día en trayectos y los peligros de la carretera. Luis Enrique estaba en a cocina, recogiendo los servicios de Eis y de Oliver, me dijo que habían desayunado juntos. Oliver no dejaba de sorprenderme más y más cada día, estaba empeñado en cumplir su palabra de terminar los trabajos en una semana y no repararía en esfuerzo.
Luis Enrique, aunque aún no dormía en la casa, ya cumplía las funciones que tenía encargadas, para mi era una gran suerte ya que se ocuparía de todo lo que se necesitara en la casa. Desayuné y volví a la habitación para ducharme y comenzar mi trabajo.
A media mañana entró en la habitación para pedirme que le dejara el lugar una hora, necesitaba ventilarla, hacer la cama y sus demás obligaciones. Cogí mi ordenador y marché al salón buscando un lugar adecuado para continuar mi trabajo.
Y ahora voy a lo interesante de ese día. Luis me había avisado de que prepararía la comida para la 1:30 y que el señor mayor comería también conmigo, entendí que se estaba refiriendo a Oliver, y así era el caso ya que un rato después aparecía en el salón, entró y cerró la puerta.
Se colocó tras de mi mirando lo que hacía en la pantalla y puso las manos sobre mis hombros, era la primera vez que le veía vestido informal salvo en la granja donde no suele vestir con traje.
Y bueno empezamos una conversación preguntando lo que estaba haciendo, yo ya estaba nervioso pues no quitaba las manos de mis hombros, además no iba a explicarle mi trabajo, qué le diría sobre los problemas que habían surgido en una depuradora que funcionaba con tecnología de osmosis inversa, que se habían tupido todos los filtros al desbordarse el río que pasaba cerca?
Simplemente se trataba de que quería comenzar a aligerar el ambiente, así lo entendía yo y le di una somera explicación, hasta que trató del asunto esencial del que deseaba hablarme.
Quería tener una celebración, especial para conmemorar el final de obras que se aproximaba, pero donde no estuviéramos más que él y yo, vamos que era claramente un subterfugio para, sin palabras fuertes, pedirme que deseaba acostarse conmigo
Te digo la verdad, me asombraba la decisión de este hombre y su empeño en conseguir sus propósitos, después de lo que tuvimos cuando yo era un niño, y más ahora siendo el novio de su hijo, pensaba que todo había terminado entre nosotros.
A todo esto había comenzado a acariciarme el cuello y me besaba la cabeza. Le pedí que por favor me dejara, me sentía violento por si Luis Enrique o cualquier otro trabajador de la obra llegara a buscarle.
Entonces me levantó sujetándome de los brazos, me dio la vuelta y buscó mi boca para besarla, no quería montar un escándalo y solamente forcejeaba con él para evitar el beso, como supondrás resulto inútil y consiguió su propósito, me aplicó un largo beso lamiéndome los labios hasta que consiguió que abriera la boca y le dejara penetrarme, besa divino y al poco tiempo respondía a sus deseos enroscando mi lengua con la suya.
Me decía: Ves que si quieres, deseas que otra vez te haga mío. Acaso no te gustó como te lo hice el otro día?, porque mentirías si dices eso. Angustiado porque me besaba a la vez hablaba, solo le afirmaba con mi cabeza como podía.
Continuaba con sus besos, me comía toda la cara apretando mi quijada para que volviera a abrir la boca y otra vez tenía su lengua dentro. Pero es cierto que me negaba y a la vez me gustaba, mucho, más que por la excitación a que me llevaba, por hacerme sentir querido, deseado por una persona mayor como era él e importante, que podía tenerlo todo, y chicos mejores que yo, más guapos y jóvenes.
Cuando se calmó un poco pues le dije que si, que me había gustado lo que hicimos, que era un hombre que me atraía y excitaba demasiado como pasó antes, pero que pensara que estaba su familia, su hijo y sus nietos, que yo no quería hacerles daño de ninguna manera y si supieran que era el novio de su padre y amante de su abuelo iban a sentirse muy mal.
Pienso que lo hice al revés y le di argumentos para vencer mi resistencia, ya que me respondía que tampoco él quería eso, pero podíamos evitar que lo supieran. Le interrogue que cómo sería posible, si podían sorprendernos en cualquier momento.
Parecía que Oliver lo tenía todo pensado y planeado, y hasta supiera de antemano mis objeciones. Dijo que era sencillo, que su hotel era el lugar más seguro, y que por ese motivo no había querido seguir con la preparación de su habitación en la casa.
Hablaba bondades de lo que era aquel hotel, y que no era tal aunque pusiera ese nombre en la fachada, que de allí no saldría un solo secreto de los que vivían sus ocupantes. Lo cierto es que no lo entendía muy bien.
Y bueno parece que de momento él había ganado, claro que yo pienso que si los demás no se enteran pues no pasa nada, lo que no se ve no existe. No hacía mal a nadie dando gusto a un hombre mayor como lo había hecho en el pasado, que seguramente, tu me lo decías, termina por cansarse de mi y todo se acabará, así, sin más, pero si él disfrutaba un tiempo, por supuesto que yo también me lo pasaría bien con él, pues tampoco tenía que poner tanta objeción.
Le puse de condición que en aquella casa no tenía que suceder nada de lo que arrepentirse después, que todo sería un secreto entre los dos y se comportaría con la normalidad que de él esperaba su familia, y claro, que lo haríamos cuando fuera posible.
Estuvo de acuerdo desde un principio, pienso que hasta sorprendido por haber conseguido lo que quería tan fácil y rápido. Y para cumplir el trato desde ahora me soltó y recompusimos nuestras ropas para ir a comer lo que Luis nos tuviera preparado.
A partir de ese momento veía a Oliver contento, gastando bromas a Luis o a mi también. Volví con mi trabajo a la habitación, no te lo creerás pero ya pensaba para cuando querría Oliver que nos viéramos?… Y pronto lo sabría. Antes de que Eis regresara le tenía en mi habitación para decirme que mañana martes, sería nuestra celebración, y que encargaría la comida para los dos como la vez pasada.
No sería así porque decidí que era mejor que cada uno fuera por su cuenta al hotel, no comenzaríamos a hacer cosas extrañas desde el principio. El marcharía a su hotel para comer y yo iría después de hacerlo en la casa y me preparara para ese encuentro, para mi muy especial, en el que ya pensaba lleno de morbo excitado.
Esa noche, recordando lo que estaba dispuesto a hacer, me sentía caliente como nunca. Es posible que pienses, y no me parecería tan mal, que soy un poco degenerado, o vicioso, o un sátiro libertino, no lo voy a poner en cuestión, pero esa noche, cuando Eis me la clavaba, imaginaba que era la verga de Oliver las que me poseía, y descargaba su semen en mi vientre, me corrí con un enorme orgasmo y entre gritos de placer, pidiendo a Eis que no se detuviera y continuara follándome.
A la mañana, Eis se movió y le sujeté a mi lado, me encontraba muy a gusto sintiendo el calor de su cuerpo desnudo, los pelos de su pecho acariciando mi espalda, y ronroneando le pedí que esperara un ratito, me llevó apretándome y me besó el cuello mientras me susurraba que debía levantarse o no lo haría.
Sentía los martillazos lejanos de los empleados, esa mañana había llegado un camión con la mayor parte de los muebles, otro atronaba el aire de la mañana intentando subir la pequeña loma donde habían abierto el agujero en la pared, estaban retirando los restos de obra, y aparte de eso, del plomizo cielo continuaban cayendo enormes copos de nieve enredados en el aire.
Me arrebujé en mi jersey grueso de lana y, aunque en la casa no hacía frío, lo sentía correr por mi espalda. No había visto a Oliver en toda la mañana, parecía como si no hubiera venido, pero cuando salí para prepararme una infusión de tila, Luis me comunicó que el señor mayor no comería conmigo. Le pedí que solo me preparara un sandwich, sentía el estómago cargado de nervios. Lo único que supe de Oli hasta entonces fue un mensaje, recordándome que me esperaba y dándome instrucciones para que metiera el coche en el parking.
Comí y pasé a prepararme, a pesar de la molesta mascarilla que nos tapaba la cara, sentía la necesidad de estar perfectamente arreglado. Seguí las instrucciones de Oli, pulsé el botón de la puerta del parking que no se abrió, en su lugar apareció un operario que me recogió el coche y dijo que él se encargaba.
Había dos personas uniformadas en el mostrador de recepción y una pareja, hablando de pie, en la puerta que conduce a los comedores. Pregunté por Oliver a uno de los que estaban en el mostrador, este buscó en una lista plastificada y cogió el teléfono para avisar.
Escuchaba la risa aguda de la chica, estaban alejados y no escuchaba la conversación, denotaba nerviosismo, entonces el hombre, mayor que ella, la cogió del brazo y entraron para el comedor.
Me quedé solo, esperando al hombre que seguía con el teléfono. Entonces una ráfaga de viento entró en el hall, junto con un hombre que se sacudía el abrigo de la nieve que caía. Se acercó al mostrador y le atendió la compañera del señor al que yo esperaba.
Preguntó por algún cliente del hotel y la muchacha le pidió que esperara a la vez que cogía su teléfono, una acción parecida a la que yo había vivido con su compañero, pero en ese momento mi informador colgó el teléfono y me dijo que podía subir, me entregó la tarjeta llavero, y me señaló el ascensor.
Esperé a que el artilugio bajara y el hombre que había entrado reciente se colocó a mi lado, entonces me fijé más en él, a pesar de la mascarilla se le notaba ser un hombre joven, podría ser más joven que yo y nuestras miradas se cruzaron. Parece que él sentía la misma curiosidad que yo, algunos copos de nieve seguían aún sobre la tela de su abrigo en sus hombros y se los señalé con un gesto.
El hombre soltó una pequeña risa y con su mano enguantada se los sacudió, “hoy tenemos un mal día y parece que no parará de nevar”, se me ocurrió decirle para cortar la incomodidad del silencio. “Para nosotros no es tan grave, nuestro trabajo lo realizamos en lugares confortables y cálidos” fue su contestación.
Me pareció extraño que me incorporara a mi en ese “nuestro trabajo” pero bueno, el ascensor se había detenido en el piso tercero y no era precisamente el mío. Se despidió con una alegre adiós “adieu” en francés.
Abrí la puerta, mis nervios se había incrementado. Oliver estaba en la zona que hacía de sala, estaba bien repeinado, y por el batín de felpa que llevaba adiviné que terminaba de ducharse, se adelantó para ayudarme a retirar mi abrigo y me cogió el bolso dejándolo todo tirado en una de las butacas, me abrazó y con urgencia busco mi boca para besarme mientras me hablaba diciendo que ya pensaba que no llegaba, sus manos oprimían mi cuerpo forzándome a que apoyara mi pecho en el suyo.
“Qué guapo te veo mi vida” “Estas frío corazón”, parecía ansioso de mi y no cesaba de decirme palabras bonitas pero tampoco dejaba de abrazarme y besarme. Me sentía a gusto en sus brazos, y pronto noté que la calentura me llegaba, a mi piel, pero también por dentro mi excitación aumentaba, metió su lengua en mi boca ansioso por saborearme y se la enrosqué con la mía dichoso de recibirle.
Aflojó sus brazos para alejarme ligeramente, mirándome me preguntó si quería que pidiera algo para tomar y le dije que no, volvió a envolverme en un abrazo de oso, yo le besé los pelos del pecho, se la había abierto el batín y tiré del cordón para quitárselo. Oliver no se había colocado ropa alguna después del baño y parecía que ya se había drogado pues su enorme verga colgaba pero ya era gruesa, se la agarré por la base tomando propiedad de sus atributos de macho.
El me quería quitar el jersey que llevaba, el mismo que tenía en mi habitación mientras trabajaba, le dijo que me dejara un momento y que me desnudaría yo mismo, me soltó pero solo para irme besando las partes de mi piel que dejaba descubiertas. Le sentía frenético e impaciente, cuando quedé totalmente desnudo como él, se quedó unos segundos mirándome, el deseo y la lujuria le brillaba en los ojos y se relamió los pelos del bigote.
“Quiero follarte mi vida” “Te necesito con urgencia” Yo agarraba su pene y no lo soltaba, sentía como creía en mi mano, como engrosaba y cogía rigidez ahora más rápido por la excitación que mi desnudez le provocaba.
Me cogió en sus brazos y atravesó la habitación para llevarme hasta la cama, se subió encima de mi y me sentí gozoso por despertar tal sentimiento en aquel hombre que no sabía lo que hacerme y donde tocarme, aunque en realidad me tocaba todo y me besaba y lamía con desesperación.
Le pedí que se detuviera un momento, que fuera más despacio, que deseaba mamarle aquella verga que me había entusiasmado. Entonces, sin más se tendió en la cama dejándome hacer. Su enorme pene, al parecer había cogido toda la magnificiencia que la naturaleza le otorgaba, enorme y de piel morena, parecía que el peso del centro vencía en la parte delgada, inclinándose en un imposible ejercicio de estabilidad, le abrí las piernas velludas de pelos algo blancos y me hice mi lugar entre ellas, me arrodillé y le cogí el maravilloso rabo por la base, mirándolo fijamente, estudiando los brillos de la cabecita pequeña que aparecía luchando con el pellejo del prepucio deseando salir a luz, con la otra mano le cogí los gordos cojones, pesaban indicando que estaban llenos a rebosar de cremosa leche, le miré a los ojos aunque me llamó la atención que tenía la boca abierta y jadeaba, le lamí el líquido que aparecía antes de que escurriera por el tronco y Oli levantó las piernas sorprendido dejando salir un Ohhh! de la boca.
Y que más puedo decirte mi vida, fue una hermosa y sabrosa mamada, el sabor de su verga me recordaba a la de Eis y su padre tira más líquido que me encanta degustar con la lengua. La verdad es que lamenté no poderme comer toda aquella carne, solamente podía meterme hasta la parte más gruesa de la polla, cuando Oli me cogía la cabeza para forzarme, yo me resistía al ver que era imposible contener tamaño pedazo de verga en la boca, y que pasara por la garganta pues tampoco quería que me forzara a tanto, pero disfrute como un chiquillo jugando con los diez o doce centímetros que si podía degustar y jugar con ellos, de todas las formas todo era delicioso, también el frondoso bosque de pelos entrecanos de su pubis y pelotas. Sus ricos huevos me supieron a gloría, tampoco me los pude comer juntos a la vez, no tengo la boca tan enorme, lo mejor vendría cuando entre tiritones y espasmos supe que Oli iba a eyacular, pero no tuve tiempo de sacarla y el primer disparo me golpeó en el paladar llenándome la boca, el segundo me impacto en los labios y la cara, el tercero en el cuello y pecho, el resto resultó un fluir y regurgitar de lava blanquísima y espesa, que ya salía sin fuerza deslizándose por el tronco de la verga hasta pararse en mi mano con la que aún lo mantenía sujeto, sintiendo las vibraciones que pulsaban a cada borbotón del semen que expulsaba.
Fue maravilloso mi amor, un único espectáculo que nunca había presenciado, con tanta afluencia de preciados líquidos masculinos, sentir las vibraciones de aquel falo que transmitía a mi mano, el olor fuerte del semen. Por cierto, aunque me tragué y degusté lo que me había echado en el primer disparo, me supo demasiado amargo, tanto que cuando terminó de eyacular tan prodigiosamente, le dije que pasaba al baño para enjuagarme la boca. Por si se te ocurre pensarlo, no era nada venenoso y en otras circunstancia hasta me hubiera gustado, pero estaba más atento al efecto visual de aquel portento. Una enormidad de semen vertido y desperdiciado.
Volví, tenía en su baño un líquido para enjuagar la boca, con sabor a fresa que me encantó, permanecimos un rato tendidos en la cama, tapados con una fina sábana de seda, o algo parecido por su suavidad, y le acariciaba, disfrutaba de aquel cuerpo ya envejecido pero aún lúcido, muy masculino, exquisito para acariciar por todas partes. No solo el placer radica en eyacular, para mi es muy placentero besar, lamer, acariciar, tocar y sentir el cuerpo del otro y yo la gozaba.
Pronto me dijo que se sentía muy a gusto pero que me quería coger por el culo, que soñaba cada noche con que estaba dentro de mi cuerpo, y que no podía aguantar mucho más su empalme, tampoco podía tomar más pastillas por problemas con su corazón, que esto le estaba permitido pero sin que resultara un abuso.
Se dispuso a follarme como él quería, primero me dio una comida de culo que era para correrse sin más, me mandó colocarme en el borde de la cama, con la cabeza sobre la sábana y el culito levantado, yo le dejaba hacer sin protestar aunque pensaba que me iba a doler como quería follarme, cuan equivocado estaba! Se bajó de la cama y lo que pretendía era tenerme a la altura perfecta para poder manejarse y…, cuando enterró la cara entre mis nalgas me hizo soltar un grito de placer, que bien me comía mi colita, la lamía toda y la mordía, nunca me lo habían hecho tan cachondo, me golpeaba sin fuerza con los dedos justo en el ano, y yo notaba como se iba relajando, abriendo para que Oli metiera la lengua todo lo que podía, claro que a ti nadie te lo ha hecho esto, y te aclaro que es divino, al menos para mi, como pasivo es de lo mejor que el macho puede entregarme para ganarme y que yo me entregue a él.
Para esa vez Oli ya venía preparado, tenía una caja de crema que utilizó para con los dedos untármela bien en el culo, metiéndola y jugando con hasta tres dedos dentro de mi, ya me lo tenía dado de si, estirado, y pensé que intentaría meterme la mano tanto que me manoseo el ano. Casi ni sentí dolor cuando me la clavó toda ella y se afinco en mi ano, solo un poquito cuando me entro la parte más gruesa y empezó a follarme el culito, pero sacando solamente la parte delgada del tronco, Oli iba despacio queriendo que aquello durara, a mi me hacía gritar de gusto y pedirle que deseaba más, que me lo diera más fuerte y con ganas, pero él llevaba su ritmo y me desesperaba, me iba llevando a un límite infernal donde ya ansiaba vaciarme y descarga la tensión que sentía en el vientre.
Era mágico lo que sentía, placer al límite, pero necesitando más, conseguía que me saliera líquido seminal como nunca antes, yo lo recogía con la mano y acariciando el capullo de mi polla, deseando el desenlace, y Oli que me retiraba las manos. Y bueno, siempre hay un final, El orgasmo que esperaba sucedió al notar como Oli se vaciaba nuevamente, y ahora dentro de mi cuerpo, permanecía estático y solo hacía muecas con la boca aspirando con fuerza como si sufriera un espasmo permanente, en ese momento no lo pensé, fue luego que llegue a temer que había sufrido un ataque. En ese momento solo pensaba en el placer que me hacía sentir sabiendo que me llenaba de sus jugos hasta sentirme explotar, y ahora si eyaculé apretando su verga con mi anillo anal, sujetándolo dentro de mi para que no saliera.
Lo único que a Oli le falta, ahora mismo, es agilidad, ya le cuesta moverse para ser un tigre en la cama, en eso le gana Eis.
Le pedí usar su baño, y el muy gentil me dijo que ese baño ahora era mío, me abrazó cuando me vio vestido para marchar.
Ya ves amor, no se si volverá a haber otros encuentros, seguramente si, ahora tengo miedo a que pueda pasarle algo, si es cierto que su médico le recomienda que sea precavido por algo será.
Como anécdota te diré que este día se me ha convertido en histórico, justo cuando el nuevo presidente de USA juraba su cargo, a mi me daban por el culo. Quédate con la sorna que supone.
Iba a escribirte este mail cuando veo que recibo uno tuyo.
Creo que queda todo contestado, que yo también estoy en casa trabajando. Y lo de tu mamada de polla, la acepto.
Te mando un montón de abrazos y buenos deseos. Muakkkk y más, y más besos para mi nene hermoso.
Quisiera saber escribir mejor, como tu haces.
Besitos para ustedes y gracias por leerme.
Mi correo:
[email protected]
Por si alguno de ustedes quiere hablarme sobre cualquier cosa que se les ocurra.
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