Los Mossen II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jefer.
Llegamos a la casa en silencio, Julio se bajó de la camioneta sin decir palabra y yo hice lo propio, como es costumbre, mi mujer estaba en su pequeño cuarto de costura, le grite que había regresado, entre directamente al baño a por una ducha, cuando Salí, fui a la habitación de Julio, le dije que me diera la ropa que el entrenador le había comprado, no quería problemas con mi mujer, ya sabía que me venía una grande cuando me pregunto durante la ducha que tome, sobre que iba a la reunión y le di una muy mala escusa, al menos lo de los calzoncillos podía ocultarlo si me iba el sábado con julio a “comprarle” unos nuevos.
No había contado con que ese sábado mi mujer lavara la ropa muy temprano y encontrara los calzoncillos del entrenador que astutamente no había notado yo, que de paso estaban francamente olorosos, y evidentemente muy usados, por lo que no podía decir que era nuevos, cosa que ella, muy sarcásticamente, anuncio.
Mi mujer es en extremo celosa y se imaginó un montón de escenarios locos de parrandas de sexo, ropas cruzadas y otras cosas más, eso nos llevó a una tremenda discusión, ella me saco en cara supuestas aventuras que ella sola se había imaginado, no voy a negar que en el pasado tuve una o dos infidelidades, nada realmente serio, y ella no se había enterado de eso realmente, lo que me jodía era que sus acusaciones no eran para nada ciertas, la pelea me dejo durmiendo fuera de mi cama.
Con Julio la cosa no fue mejor.
Tenía aun un montón de cosas que necesitaba preguntarle, como por ejemplo cuantas veces había hecho este tipo de cosas con el entrenador, y que más había hecho con el entrenador, y si el entrenador Orlando lo hacía con otros chicos de su equipo, además de que si lo que me había hecho a mí era pura curiosidad o si era algo más… notorio o como decirlo… si… dios mi cabeza era un lio ¿mi muchacho era maricon? eso no era problema, el entrenador no era el primer hombre que me la había tocado… pero no fue solo el toque, sino lo que me gusto, y no poder dejar de pensar en eso.
Dios, eso también venia en cuenta a mí, tenía que decir que lo que había hecho si me dio algo de remordimiento inmediatamente después, pero con los días, solo el recordar al entrenador chupándome me ponía dolorosamente duro, las pajas no me saciaban, y por la cuarentena de mi mujer, incluso anterior a este lio, me encontré más que necesitado.
No hable con julio sobre el tema, y para lo que vale hable poco de lo que fuera con el muchacho, me daba terror que admitiera que… me daba terror yo mismo porque ahora cada vez que julio entraba al baño cuando estaba en la ducha se me paraba, y si era yo quien entraba cuando él estaba en baño me tenía que controlar para no animarle y ver qué pasaba .
Para el siguiente sábado levante a Julio mucho más temprano, había regresado a mi cama, pero mi mujer seguía molesta, le dije a Julio que nos íbamos temprano ese día a comprar unas cosas, él se imaginó que era, porque de inmediato se animó bastante, le dije que trajera sus cosas del entrenamiento, para pasar más tarde por el estadio.
Lo vi como la oportunidad perfecta para al fin tener la charla, o la ronda de preguntas que tanto me traían con la cabeza echa un lio, no tenía planeado irme por las ramas, me fui directo a la primera pregunta.
–Julio– le dije, el volteo a verme, y se me fue el valor, el regreso la vista a la ventana, me pregunte de nuevo que coño esperaba, ¿Qué él me admitiera algo cundo yo había aparentado que nada había pasado? Me fui de lleno .
–lo que paso con el entrenador… ¿ha pasado antes?– No me dijo nada ni volteo verme yo solo veía al frente a la carretera, después de un tiempo me dijo que no.
– ¿Ha pasado con otro de tus compañeros?– le pregunte tentativamente
–digo ¿el entrenador lo ha hecho con otro de tus compañeros?–
– No que yo sepa– me dijo encogiéndose de hombros.
– ¿tu.
tú los has hecho con…?
– No– simplemente dijo, eso era algo al menos –¿y eso…? ¿Lo que paso con el entrenador? ¿Eso te gusto?– el silencio me pareció atronador.
– ¿Qué cosa?– agarrarme la verga, pensé
–¿La mamada?– mierda no estaba del todo seguro.
– ¿Te gusto a ti?–me lanzo de regreso
– pues… si me gusto– le dije como si no fuese gran cosa.
– ¿Puedo hacerlo de nuevo?– ¿qué? ¿A mí? Mierda, mi garganta se secó, mis ojos se abrieron y mi verga se hincho rápidamente.
– ¿a… a qué te refieres? ¿Cómo hacerlo de nuevo?–
– la mamada, que el entrenador me la chupe– dijo como si yo fuese retrasado
– eso me gusto, yo le dije que si podía hacerlo de nuevo, pero me dijo que no, porque a lo mejor tu no querías, y que lo más seguro es que no te gusto.
– ¿Y eso que tiene que ver con que él te la chupe?– en serio, ¿que tenía que ver?
– no sé, creo que quiere que tú me des permiso o algo así– no le respondí, porque llegamos al centro comercial.
Pasamos toda la mañana caminando, entramos a tres tiendas diferentes y le compre calzoncillos, bóxer y suspensorios, incluso compre cosas para mí.
A medio día comimos, nos encontramos con dos de sus compañeros del equipo, a los cuales le hice de transporte, de su casa y luego al entrenamiento.
No tocamos el tema, la práctica del sábado terminaba mucho más temprano, el entrenador les hiso trotar, luego las prácticas de tiro y bateo reglamentarias, me senté junto otros padres (la mayoría mujeres) que esperaban el fin de la práctica también, eso me distrajo, aunque de vez en cuando miraba como el chándal abrazaba el culo del entrenador, y me recordó lo que habíamos hecho.
Cuando la práctica término y los chicos salieron de las duchas me fui a buscar a Julio, quien se rezagado bastante en los vestidores, cuando entre solo estaba el, otro de sus compañeros quien ya salía y el entrenador.
– buenas tardes entrenador, ¿Cómo está? – dije nada entrar ofreciéndole mi mano para que la estrechara.
– Muy bien señor Mossen, muy bien ¿y usted? – se notaba como medio asustado, no sé por qué eso me hiso sonreírle, el tipo era más grueso que yo.
– Mi papa hoy me llevo a comprar cosas nuevas – dijo julio al entrenador como niño que presume de juguetes nuevo – ¿quiere verlas? – agrego aun entusiasmado.
– No se Julio – se oía francamente dudoso, no lo culpaba tal vez mi reacción la última vez lo dejo inseguro.
– Mi papa no tiene problemas ¿verdad? – tal vez es lo que hacía falta, mi aprobación, le asentí con la cabeza y sugerí que fuésemos a la oficina del entrenador.
Julio tomo sus cosas el entrenador guio la marcha, cuando entramos los tres de inmediato trabo la puerta, ya julio comenzaba a quitarse la ropa, quedando solo en los boxes rojos que el entrenador le había comprado, se los quito, y cambio a otros nuevos, unos calzoncillos azules con el elástico plateado muy gruesos.
– Son muy bonitos – dijo el entrenador acercándose a julio, lo tomo de la cadera como apreciando.
– Mire estos – en seguida se los quito, su verga salto, ya la tenía medio parada, y yo igual, no deje de notar que la verga de julio sería más grande que la mía, menos morena, claro, él había sacado más el color de su mama que el mío, pero en dote obviamente era más a mí, el entrenador se recargo en su escritorio, yo me senté en una silla en la ezquin contraria a este, julio se cambió dos veces más, su verga más dura cada vez sé que desnudaba.
– mi papa también se compró unos – agrego mi astuto muchacho, muy inocentemente
– enséñale papa – sin decir palabra me levante, me quite las bermudas para que viera los calzoncillos, mi verga ya estaba durísima, y la tela apenas contenía mi prensada verga, me puse junto al entrenador, julio se bajó los suyos a media piernas y se pajeo, el entrenador me disparo un mirad como indeciso
– chúpala – el entrenador no espero, de inmediato se arrodillo y comenzó a tragarse la verga de mi hijo, sin juegos, sin vacilación, se llevó la verga a la garganta de un solo tirón agarrando a julio de las piernas, el muchacho comenzó a gemir desesperado, agarrado al entrenador del cabello mientras este se ahogaba con el falo de mi hijo, era un espectáculo a la vista, me saque la verga y comencé a pajearme disfrutando de observar como el entrenador comenzaba la mamada más salvaje que había visto, se metía la verga de julio y sacaba completamente llena de saliva, con un mete y saca voraz que tenía a mi muchacho en la gloria, sus piernitas temblaba, sus nalgas se contraían, el solo hacia pequeños sonidos con su boca abierta mientras este hombre hacía con su verga lo que se le venía en gana.
Yo también quería, así que me levante y acerque mi verga a su boca, él la tomo y comenzó una mamada brusca, con una rápida fricción de su suave y caliente boca, ya húmeda por demás, su rastrojo de barba sumaba cosquillas a la experiencia, y me encanto.
Él estaba concentrado en mi verga mientras a la vez pajeaba a Julio, se sentía increíble y me tenía en gloria, mi morbo aumento cuando acerco la verga de julio a la mía las coloco junta he intento mamarlas a la vez.
Realmente no podía meterse las dos a la boca pero se sentía increíble, flexione un poco las piernas para quedaran a la par, y la sensación de esa barra caliente húmeda junto a la mía y la lengua resbaladiza me llevaron muy cerca del límite, el entrenador fue quitándose poco a poco los pantalones de chándal, entre lametones, regresaba desesperado a nuestras vergas cuando su boca se apartaba de ellas.
No resistí la tentación así que cada vez que separaba pajeaba la verga de Julio, el me miraba con los ojos muy abiertos, su respiración más trabajosa que la mía, disfrutando como yo con cada toque, con cada pasada, me separe un poco y me gire quedando casi en frente de él, solo pajeandolo lento, suave, girando mi mano en cada pasada, así como me gustaba a mí, pasando mi palma desde la punta y de regreso a la base, cuando el entrenador estaba ya sin pantalones, una erección prominente de su encapuchada verga nos saludó con alegría, era un poco más pequeña que la mía, y la de julio, pero gruesa y venosa, goteante, nunca pensé que una verga podía soltar tanto líquido, él se acercó y fue directo mi verga, pajeandose furiosamente con las dos manos, mientras yo me concentraba en no soltar a Julio porque este tipo hacia salir mi cerebro con cada succión que me daba.
Yo estaba como ido, el entrenador se esmeraba en mi verga, tratando de no perderse nada de la paja que le estaba dando a mi hijo, Julio estaba hipnotizado por la escena de su padre siendo mamado por su entrenado.
No sé de dónde vino el impulso, solo sé que levante al entrenador y me comí su boca babeante por la mamada que me había dado, el beso se sintió desconcertante, su boca muy húmeda y ligeramente salda, su barba raspando la mía, sus labios suaves y su lengua experta hicieron increíblemente caliente el primer beso que le daba a un hombre, mis manos fueron a sus nalgas carnosas, velludas y muy duras, las apreté mientras presionaba mi verga en su vientre, la de él se fue debajo de mis bolas, así, con cada empuje me estimulaba, tantee su ano hasta que sentí la verga de Julio hurgar en su culo.
Me separe del beso, manteniéndolo a un apretado a mí, mire sobre su espalda, julio tenía una cara de… vicioso, si, nunca pensé ver esa car en mi hijo, los dientes mordiendo su labio inferior, agarrándose la verga y tratando de penetrar al entrenador mientras yo le abría las nalgas.
Sentí el peso del entrenador contra mí, el jadeaba cada vez que julio presionaba contra su culo, lo sentí separar sus cadera de mí, se dobló un poco para dar mejor acceso a julio a su culo y gemir dolorido con cada empuje que julio daba.
– para, para, espera– dijo en entrenador colocando las manos en mi pecho y alejándose un poco de Julio – condón– simplemente dijo, lo había olvidado por completo, traía uno en mi billetera pero por dios que no recordaba donde había caído mis bermudas, el reviso uno de los cajones de su escritorio y le paso uno a julio, quien tomo el condón y trato de abrirlo con los dientes, se lo quite de las manos antes de que lo rompiera, lo abri, tome su verga y le di unas jaladas, que no hacían falta realmente porque la verga la tenía muy tiesa, se lo puse, y cuando termine y le mire a la cara estaba viendo hacia el entrenador quien estaba doblado en el escritorio metiéndose dos dedos en su ano, se había puesto crema y miraba por sobre sus hombro a julio, se aferró con sus manos al escritorio y abrió sus piernas, levanto su culo en invitación.
Julio se acercó a él, yo me puse justo al lado, tratando de abrir las nalgas del entrenador para que mi hijo metiera su verga en ese rosadito agujero que yo mismo quería romper de muy mala manera, nunca pensé que un culo así me pusiera tan dura la verga, redondito pero de forma masculina, velludo y rosadito.
Julio fue penetrándolo muy fuerte, impacientemente lo que hiso sobresaltar de dolor al entrenador, tratando de frenarlo con las manos –despacio julio
– métesela poco a poco– le dije, coloque mi brazo por sobre sus hombros, tome su hinchada verga con mi mano y la frote por el culo del entrenador, hasta que sentí que estaba en la posición correcta y fui empujando su verga poco a poco, escupí en ella, dejando que mi saliva callera en el falo de mi hijo para que lubricara un poco la entrada.
Supe que iba bien cuando el entrenador gimió, pero un gemido placentero, julio miraba de su verga entrando en el culo de su entrenador a mí, sentí yo mismo un placer indescriptible guiando la entrada de la verga de mi muchacho en ese culo, cuando la verga entro en su totalidad, julio coloco sus manos en las caderas del entrenador, yo me coloque detrás de él, mi verga, que no se había bajado en ningún momento, reposando e la espalda de mi muchacho mientras guiaba yo mismo sus movimientos, lo abrase con una mano y la otra la puse en sus caderas, haciendo que se moviera lento primero, empujándolo con mi pelvis y retrayéndolo con mi mano, creando un ritmo lento, yo mismo estaba hipnotizado viendo su verga entrar y salir, húmeda, resbaladiza, julio aumento un poco la velocidad, mi verga estimulada por el movimiento, por los bufidos de julio, su cuerpito sudado, el olor de sudor en su cabello, los gemidos del entrenador y la fricción de mi verga presionada en su espalda.
En cierto momento no aguante, flexione las piernas y puse mi verga entre las nalgas de Julio, el calor y la humedad del sudor entre sus nalgas me pusieron como loco, hice el moviente de follarlo, sentía pasar mi verga en su calor, áspero por el abundante bello, sentí la punta de mi verga tocar sus bolas y me saco fuera de mí, empuje duro, brusco, descanse mi peso sobre él, follándolo sin penetrar, mi cara enterrada en su oreja abrasándolo por el abdomen buscado desesperadamente mi liberación.
Fue el turno de julio de gemir, mi oreja pegada a la de él, oyendo como dejaba escapar en ráfagas su respiración ahora más lenta que la mía, aun dentro del entrenador, pero a merced de mi verga, sentía que estaba muy cerca, no iba a durar mucho y así fue, me vine bestialmente, yo mismo fui consciente de los gruñidos adoloridos mientras sentía mi verga explotar con cada trallazo que soltaba, mi fuerza menguando, abrase aún más fuerte a julio cerré mi ojos porque me sentía medio mareado, inestable, me separe poco a poco, la punta de mi verga pegajosa de la corrida que rápidamente se estaba enfriando, pero mi verga no cedió, aún estaba dura, bajando poco a poco.
Julio aprovecho la repentina libertad y comenzó a joder duro al entrenador.
y digo realmente duro, lo agarro de las caderas y comenzó a taladrar brutalmente al entrenador, no podía ver si quiera su verga de los rápido que lo hacía, solo la mata de bellos negros de su pelvis, las cachetadas de él, golpeando el culo del entrenador inundaron el espacio, el entrenador comenzó a gritar –mas, mas… si así, dame más duro, le decía a mi muchacho, sudor goteando por su cara, sus manos apretado implacablemente al entrenador, sus nalgas contraídas, sosteniéndose en la punta de sus pies, su cuerpo delgado en contraste al más robusto y grande del entrenador me llenaron de un orgullo absurdo, mi verga hiso un intento de levantarse, pero sin éxito, era un espectáculo asombroso.
Supe el momento exacto en que julio estaba cerca, se mordió los labios, sus movimientos se volvieron erráticos y gruño algo muy parecido lo que yo hice cundo me vine, solo que esta vez su cara adquirió un matiz salvaje mientras se vaciaba, gruñendo, el entrenador se salió de él, le quito rápidamente el condón y chupo la verga bañada en la corrida de mi hijo mientras se pajeaba duramente, julio se quejó, algo dolorido me imagino, mientras el entrenador se corrió, uno dos tres lechazos como a un metro de distancian, uno de sus lechazos fue dar en la pierna de julio, mientras el entrenador ya calmaba sus ansias de leche, dejando completamente limpia la verga de Julio, le acerque la mía, ya bástate baja, colgante, el la chupo, mirándome a los ojos, esa mirada azul, no salvaje o viciosa, que es lo que uno se puede imaginar, sino agradecida, ridículamente tímida, mientras lamia mí ya muy suave verga.
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