Los Mossen IV
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jefer.
La semana continúo con aparente normalidad, las cosas con mi mujer mejoraron gradualmente, mi lívido más vivo que nunca, trate de tener sexo con mi mujer de nuevo, lo logre pero no fue gratificante en ningún sentido.
No repetí nada con Julio y eso poco a poco me estaba matando.
En las mañanas cuando mi horario coincidía con el de él, era una tortura no entrar al baño cuando él estaba allí, incluso en una ocasión el entro mientras estaba bañándome y de solo escuchar el potente chorro caer en el inodoro me la puso tiesa, no dejaba de pensar lo que había hecho, y en el entrenador, y el beso, y el culo que no me pude comer; el de Julio, el del entrenador.
Como me comió la verga el entrenador, y como comió mi leche, y el culo de Julio sudado, como se sintió mi verga entre sus nalgas, y lo fuerte que me corrí.
Eso me inspiraba, así que folle a mi mujer casi cuatro noches seguidas, lo que volvió más cariñosa y aprensiva a mi mujer, quien a pesar de su mala cara cundo se enteró de la ropa que había comprado a Julio y a mí, no se quejó porque “la estaba usando con ella”.
Mi intención había sido ir el sábado al entrenamiento de Julio, y después hablar con el entrenador, pero por reducción de personal en la fábrica los horarios en general estaban siendo movidos, incluso el fin de semana tenía que trabajar, el supervisor de guardia había tenido que asumir días entre semana, y yo hice también.
Llegue el sábado a mi casa a las 7 de la tarde, mi mujer en su cuarto de costuras, le grite anunciándome y le pregunte por Julio, me dijo que acaba de llegar y de seguro estaba bañándose.
Sabía que la práctica había terminado temprano, mi mente comenzó imaginarse que estaba haciendo y con quien, mi verga se prenso.
Entre al baño y abrí la cortina de la ducha de golpe, Julio estaba mojado, se volteó asustado goteando agua, su verga colgante, sus ojos muy abiertos.
– donde estabas – le pregunte muy serio sin poder apartar los ojo de su cuerpo – en la práctica me dijo, su verga hinchándose muy rápido, no resistí, la tome con una mano y la masajee lentamente, sintiendo como se agradaba más, adquiriendo rigidez muy rápidamente, mi propia verga ya a punto de reventar, deleitándome con esa hermosa vista, su verga magnifica, rodeada del vello púbico muy negro, su cuerpo pequeño pero velludo, mojado, sus labios ligeramente abiertos, sus ojos de ese verde terroso mirándome con sorpresa, estaba que explotaba deseoso, como pude me quite el cinturón y baje mis pantalones, voltee a Julio, aun pajeandolo, lo hale hacia el borde de la ducha, contra mí, coloque mi verga entre sus nalgas, la frote entre su raja y lo hice de nuevo, sintiendo esas dos nalguitas envolverme, y fue maravilloso, no me importo la ropa, o la ducha o que mi mujer estaba cerca, bese su cuello sintiéndolo moverse contra mí, aceptando de buena gana la fricción de mi verga entre sus piernas, sus gemidos eran más que suficientes para hacerme corre, tome mi verga y trate desesperadamente llegar a su hoyito y penetrarlo, me moría por sentirme dentro de él, mi verga iba a explotar pero escuche el grito de mi mujer llamándome muy cerca.
Me asuste, no, creo que me cague, como pude me subí los pantalones, cojeando alejándome lo más que pude de Julio, hice señas de que cerrara la cortina, él se veía, si es posible, mas asustado que yo, Salí muy mojado y le grite que ya iba, por suerte no me vio mojado y con la verga evidentemente tiesa en los pantalones mal puestos, me cambie rápido y fui a comer.
No pude hablar a solas con Julio después de eso, mi mujer no me dejo solo, esa misma noche intente levantarme de madrugada he ir a la habitación de Julio, pero mi mujer se dio cuenta cuando me levante, le dije que iba al baño, fui, y cuando regrese note que estaba esperándome.
Ese lunes estaba desesperado por culo, no me tocaba trabajar pero con el desorden en el trabajo mi mujer no estaba al tanto de mi horario, me fui después de Julio, como hacia siempre, para evitar sospechas, pero con rumbo a su escuela, no sabía dónde buscar al entrenador, comencé en la dirección.
Una señora de mediana edad me dijo que lo buscara por las canchas deportivas en la parte de atrás de la escuela, como era obvio.
Cuando lo vi mi verga se prenso de inmediato, su culo se veía impresionante, apretado en unos pantalones de chándal gris, tenía barba de unos cuantos días, él se sorprendió de verme y troto hacia mí, no sabía que decirle, solo le dije un tope hola, y el respondió igualmente torpe pero sonriéndome.
Me pregunto qué hacia allí, le dije que necesitaba hablar con él, me dijo que lo esperara en estadio de beisbol, en la oficina, que despachaba a los chicos en 10 minutos y se encontraba conmigo.
Fueron los diez minutos más largos de mi vida, estaba nervioso, excitado he impaciente.
Cuando lo vi venir sentí que respiraba de nuevo, en silencio abrió la puerta de la oficina, la cerro con llave y nada más voltearse lo ataque, pegue mi boca a la suya y lo bese, desesperado, hambriento, chupe su lengua como si la vida se me fuese en eso, tome su cara entre mis manos, mordí sus labios, chupe su lengua, sentí mis dientes chocar contra los suyos, mientras gemía en desesperación, yo también lo hacía, lo pegue contra la puerta, baje mis manos y lo tome de las nalgas, apretándolas, sintiendo su verga hinchada frotarse contra la mía, consumiéndome totalmente en el deseo por él.
Baje mis besos a su cuello, mordiendo, chupandolo, lamiendo cada parte que podía alcanzar con mi boca, su vello facial raspando mi lengua, magullando mis labios, el sabor ligeramente salado de su sudor me volvía loco, el comenzó a mover sus manos, por mi espalda, mis brazo, hasta que bajaron a mi verga, me la froto rudo, me dolió deliciosamente la apretó sobre el pantalón meneándola obscenamente, me separe y abrí como pude mis pantalones, mi verga salto, no aguantaba lo quería ya, le baje los pantalones de chándal y lo voltee, estampándolo contra la puerta, escupí en mi verga y frote su entrada desesperado, sentía que si no metía mi verga inmediatamente en ese maravilloso y peludo culo iba morir.
Me costó meterle la verga.
él se quejaba pidiendo, – despacio, despacio- tratando de frenarme con su mano derecha, pero no podía parar, me temblaban las manos, mis piernas daban espasmos de temblores por la necesidad de metérsela, fue doloroso, incluso para mí, escupi más saliva en mi verga, facilito un poco la entrada en ese apretado y caliente culo que había estado deseando durante semanas, él se quejaba, jadeaba y me sentía en gloria mientras sentía como ese contrito hoyito se tragaba mi verga, la imagen de mi falo moreno rodeado de esas nalgas blancas llena de vellos marón claro era la gloria absoluta, cuando sentí mi pelvis golpear sus nalgas lo abrase por su pecho, y comencé sacarla.
El jadeo casi lloro por el movimiento, yo respiraba irregularmente, mi verga se había salido casi en su totalidad y la metí de nuevo, de un solo golpe, dejo caer su cabeza contra la puerta, y repetí el moviente, más rápido más duro, comencé a taladrarlo sin piedad, mi verga más hinchada a cada movimiento, sentí que podía correrme muy rápido, la flexión de esa entrada apretada en mi sensible verga me tenía al límite, sentía casa centímetro de mi verga entrar y salir de ese cálido culito, el entrenador al principio ahogaba gritos, pero ahora me pedía más, más fuerte, más duro, así, si así… comenzó a moverse, ajustándose a mis embestidas, me pegue a él mientras restregaba su culo en mí, – ¿te gusta.
.
Así… así, te gusta?- le pregunte con los dientes apretados.
– no pares, no pares, me encanta tu verga- se la saque toda, y se la metí de golpe de nuevo, amando cada segundo de la increíble follada que le estaba dando, no fui amable, no fui cuidadoso, fui rudo use su culo como me vino en gana, él lo disfruto, tome su verga, estaba caliente, húmeda y palpitante, comencé a pajearlo –córrete en mi boca- me dijo –estoy cerca logre decir entre jadeos, mi cara chorreaba sudor entraba en mis ojos, mi verga iba a reventar, se la clave unas cinco muy rápidas veces más, ignore su petición, porque había estado fantaseando en correrme en su culo, llenarlo de leche, y eso hice.
Me vine muy fuerte dentro del culo del entrenador, mis piernas fallaron cerré mis ojos y mordí su hombro, no deje de pajearlo y poco después sentí como sus líquidos caliente bañaban mi mano, caímos lo dos al piso, deslizándonos poco a poco hasta el suelo quedando arrodillado aun con mi verga e su culo y ligeramente sobre él.
No deje de abrasarlo, sentí como lentamente mi verga salía de él, mientras se ponía flácida, me sentí ligero, en paz, con sueño, quería dejarme caer y dormir allí mismo, él no se movió y por mi vida tampoco lo hice.
Creo que pasaron unos cinco minutos hasta que me dijo – tenemos que movernos- frote mi cara en su espalda y le dije que no.
Sentí su risa –ya perdí una clase, no puedo perder otra o me voy a meter en problemas- me levante, mi cuerpo se sentía pesado, cuando mire mi verga estaba manchada de semen y sangre, y eso… me la paro de nuevo.
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