LOS MUCHACHOS DE MI BARRIO III (EL TIO TITO Y EL PANCHO)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
LOS MUCHACHOS DE MI BARRIO III (EL TIO TITO Y EL PANCHO)
El relato anterior finalizaba así:
Desde el momento en que lo vi desnudarse sentí que mi cuerpo reclamó atención.
Lo miré mientras colgaba la ropa en el lugar que fuese posible.
En mi memoria están guardados cada detalle de ese cuerpo adulto.
Formado por el trabajo de cada día.
Piernas fuertes y musculosas, nalgas, piernas y espalda cubiertas de un manto de pelos negros que cubrían también el frente.
De entre el bosque tupido que cubría su pelvis emergía un pene blanco bastante gordo y larguito y un par de bolas bien gordas que se balanceaban con los movimientos de mi tío.
Me llamó la atención la cabeza del miembro, muy parecida a la cabeza de un bull dog.
Mi tío Tito se dio cuenta que lo miraba en detalle y se cubrió con la mano.
Después se metió en la cama.
La cama era estrecha y nos pusimos de costado.
Sin querer quedamos de cucharita.
Mi tío era robusto sin ser gordo, musculoso.
Tenía 38 años por entonces y era soltero aunque tenía novia.
Era muy peludo.
Sobre mi desnudez sentí sus pelos y su piel.
El indio se me había despertado.
Con unos pocos movimientos acomodé mi cuerpo al suyo y mi cola se apoyó sobre su sexo.
Él no dijo nada ni tampoco se alejó de mi.
Me acuerdo que él tomó una petaquita que llevaba y de ella bebió un trago y me invitó.
Yo tome un poco y tosí.
Él se rió.
-Un traguito de anís.
Es para calentar el cuerpo.
A mí se me calentó la cabeza y cada vez que podía movía mi cola sobre su miembro.
-Tranqui Cho, que me vas a despertar al amigo y ese cuando se enoja hay que hacerle mimitos para que se calme- dijo
-¿Qué amigo Tito?
-¿No sabés cuál amigo?
-No tío Tito… ¿Cuál?
-La chota tontin, si moves mas el culito me la vas a hacer parar ¿Y que hacemos?
-La hacemos dormir…
-¿Sos capaz?.
-Claro tío…
-¿Con la boca o con el upite?.
No invento nada.
Esto ocurrió así… Hace un montón de tiempo.
Mirada a la distancia comprendo las sensaciones y emociones que sentía a esa edad, casi 9 años y la experiencia vivida con el Planeta (A quien volví a ver hace poco.
Cómo pasa el tiempo) que me penetraba casi a diario.
Claro que el pedazote que sentía sobre mis nalgas era como cuatro veces más grande.
Creo que eso permitió, al provocar me excitación, la primera parte de la penetración en mi upite de la bestia que tenía mi tío.
-Y ¿Qué hacemos?
Sentí que el miembro duro y resbaloso se deslizaba por la rayita de mi culito separando las nalgas y mojando todo a su paso.
Una corriente eléctrica me sacudió el cuerpo.
-¿Con la boquita o con el upite?
La enorme cabezota se ubicó en la entrada.
-¿Te gusta chuparla Cho?
Asenti con un gesto mientras levantaba un poco la cola.
Mi tío presionaba suavemente y yo pujé
-¿Te tomás la lechita Chochi?
-AAAAAyyyyyyy…
-Quietito, quietito.
Ya pasa.
Aguantá un poquito
-Ay tío.
Me duele mucho.
Saquemela…
-Tranquilo Chochi.
Ya está…
La enorme cabeza había entrado en mi culito y me dolía una enormidad.
En mi desconocimiento yo pujaba para sacarla de mi culito y lo que lograba era que entrara más.
Sentía una enorme presión en mi ano, en la panza.
Sentía que me defecaba.
Al meter la cabeza y dolerme tendí a darme vuelta, boca abajo, pero mi tío también y lo tenía casi encima de mí por lo que no podía safarme.
-Ya está bicho.
Ya te entró por el upite la chotita de tu tío.
Pensá que hermoso pedazo de chota te estás comiendo Chochi.
El tío Tito te la va a dar toda por el potito mi amor.
Te voy a llenar de leche cosita.
No empujó más pero sí se dedico a acariciarme la cola con una mano y con la otra me buscó y apretaba las tetinas y un poco doblado me besaba.
Me di cuenta que en mi afán de quitármelo de encima una de mis manos estaba aferrada a una de sus nalgas peludas y la acaricié.
-Así, mamita.
Deje que el tío se lo va a culiar como nadie.
Tranquilito y no apriete el upite así no le duele y puede comerse todo lo que le doy.
Poco a poco sentí que el dolor inicial desaparecia
-¿Estas bien Chochi?
-Sí
-Si te la aguantás bien, tenés chota segura para todo el viaje.
Por el culito y por la boquita ¿Te gusta chupar?
-Nunca chupé tío
Era verdad.
Con el Planeta solo hubo penetración.
Nunca insinuó que le chupara.
-Yo te voy a enseñar.
Acá tenés una buena chota para aprender a mamar.
Te voy a enseñar a que me chupes los huevos y a tomarte la lechita
Cuando notó que me había relajado comenzó a menearse despacito.
No sé por qué pero en ese momento recordé a mi hermano Pancho meneándose sobre el Tato y la imagen de su cola peluda levantándose y hundiéndose rítmicamente sobre el Tato me excitaron tanto que no me di cuenta en qué momento mi tío había empujado todo su miembro en mi cola.
Me percaté cuando comenzó a eyacular y pegaba su pelvis en mis nalgas y las pulsaciones del grueso miembro me hicieron gritar.
Despues se quedó quieto sobre mi hasta que el pedazo salió de mi cola.
Como ya no llovía bajamos desnudos a lavarnos.
Estábamos en medio del campo.
Sin demorarnos mucho por el frío volvimos al camión.
Una vez pasada la excitación, sentí que el culito me ardía y me dolía cuando apretaba un poquito.
Estábamos desnudos en la cucheta.
Mi tío me agarró una mano y la guió hasta su pelvis y me hizo tomar su miembro.
Lo acaricié y entonces me tomó de los hombros y me llevó hasta sus genitales para comenzar una clase magistral.
Al final, como me dolía mucho el culito y no quise dejarme, me acabó en la boca y pude saborear su espesa y tibia leche.
Durante todo el viaje se suscitaron situaciones parecidas que no describo para no aburrir.
A las dos semanas volvimos y terminadas las vacaciones reinicie mi actividad.
Era invierno y no hubo mucho contacto con los muchachos.
Una noche de sábado mis padres tuvieron que ir a casa de unos familiares y me dejaron a cargo de mi hermano Pancho que se había peleado con su novia.
Además estaba un poco resfriado y se metió en su cama.
Me di cuenta que se estaba acariciando y le dije
-Tengo sueño.
Dejame acostar con vos.
No se negó pero dejó de jugar con su pedazo y me hizo lugar junto a él.
Rapidamente me desnudé hasta quedar en calzoncillos y me metí junto a él.
Apagó la luz del velador y yo me acomodé dándole la espalda quedando en posición de cucharita.
Sentía en mis nalgas el calorcito de los genitales mas deseados por mi.
Cada tanto me movía y acomodaba mi cola sobre la zona crítica hasta que sentí que el miembro reaccionaba a mis “caricias” y se ponía duro.
No me decidia a dar el paso siguiente.
Estaba convencido que si lo tocaba se enojaría.
Pero desde que apagó la luz no había dicho nada.
Muy lentamente bajé mi mano hasta el miembro duro y lo acaricé por sobre el calzoncillo.
El silencio de mi hermano me dio libertad para seguir y lo saqué de su encierro.
Lo toqué a lo largo y ancho.
Sentí que la cabecita estaba muy humeda y viscosa.
Decidido me baje mi calzoncillo y me lo quité.
Después oriente la cabecita hasta la entrada de mi ano y la apoyé.
Bastó un poquito de presión para lograr que entrara.
Me dolió bastante porque mi hermano la tenia mas grande que mi tio pero no me detuve hasta que sentí los pelos de su pubis pegados a mis nalgas.
Mi hermano se había quitado antes sus calzoncillos
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