Los Muchachos que no tenían en donde mojarla
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Eventualmente_Sexual.
Esa tarde venia abollado por el trabajo. Diego es un hombre de unos treinta y tantos, siempre anda rojo y sudado, el sobrepeso que tiene ahora lo agobia bastante, y esa tarde que venía todo apurado, la cara de lo roja que la tiene, parecía que iba a sufrir pronto un infarto.
Cuando entro al conjunto residencial, los muchachos jugaban básquet en la cancha, diego se acomoda los lentes para ver mejor, y se pasa la toallita por la cara, para secar el sudor que le corre por la frente. El siente un palpito, se estremece en ver a esos jóvenes sudar; cuando se tocan las bolas, oírlos decir groserías, verlos todos eufóricos, sin camisa y con todo los músculos tensos y la piel bañada en sudor. Diego apenas se contiene, y utiliza el maletín para ocultar la pequeña erección que no se va marcar mucho en el pantalón.
Ya se ha bañado, y secándose los brazos y el cabello, diego oye cuando tocan la puerta del su apartamento. Al abrir la puerta, no se exalto, tampoco creía que hoy le tocaba la ración, pero ya que lo tiene ahí parado en su puerta, no era mala idea y quería esa verga.
Alejandro tiene 17 años, se la pasa vagueando en las calles, jugando al futbol o al básquet. Es hijo de la vecina del piso siguiente, y desde una vez que diego le ofreció dinero por una mamadita, el chico ha venido cada vez que necesita dinero, y también porque tiene los huevo duros de tanta leche.
Por encima del short de futbol, diego palpa la erección de Alejandro. Jalándole de su verga, lo mete hacia dentro y cierra la puerta; ahí contra la puerta, el chico se queda quieto, y deja que el hombre le manosee y la lamba todo el sudor que tiene pegado en el cuello. Diego sube la camiseta del joven, y se la quita. Con sus manos regordetas acaricia todo el torso tallado de músculos jóvenes; le chupa cada tetilla, pero Alejandro quiere que le mame la verga, y lo empuja hacia abajo, diego se pone a olerle la entrepierna por encima del short. Entierra la nariz entre las bolas, y aprecia todo el sudor que le ha corrido al muchacho al estar jugando toda la tarde.
De un tirón, baja el short y el bóxer, la verga de Alejandro brinca y le da en la cara a diego. Buscando esa verga blanca de cabeza roja, abre la boca y se la engulle toda. Alejandro se estremece, y empina la cintura hacia adelante; diego se traga toda esa herramienta gorda, y hasta no extasiarse del olor de los pelos, no se saca de la garganta, tremenda macana que se gasta Alejandro.
No se podía negar, que diego daba unas mamadas ricas. Atascado con la verga del muchacho, se la mama intensamente. El paladar lo tiene caliente, y siente como el glande le golpea. Diego es un grosero, no disimula su pasión por un buen pedazo de carne erecto, y sobre todo si es de un tierno adolescente, que siempre anda con los huevos llenos de leche.
No se movieron a ningún otro lado, ahí frente a la puerta del apartamento, diego se hartaba de verga. El muchacho empinado, y con la piel erizada, se echa la gorra hacia atrás, y cerrando los ojos, se deja llevar, y las mamadas de diego le sacan el primer lechazo…
Se tragó ese dulce y agrio néctar, en su paladar se hizo pegajosa, pero entre más chascaba la lengua más deseaba el semen espeso del adolescente caliente. Diego no quito la mirada de perverso, ya Alejandro se había vaciado todo, y veía como el hombre gordo, le lamia hasta las últimas gotitas de leche que aun de su glande salían.
Las otras tres veces anteriores, diego solicito el favor sexual del muchacho. Pero esta vez ha llegado solito, sin siquiera el molestarlo. Diego se jactaba en sus pensamientos, y aunque, no le pareció muy buena idea, ignora al muchacho. Solo le dijo; cierra la puerta cuando salgas…
Alejandro sintió vergüenza, no le dio ni un minuto, para decirle que le diera dinero. Se dio cuenta que el gordo de diego, lo ha jodido esta vez.
Al salir del apartamento, en eso estaba por entrar Zuleida, la mujer de Diego. El chico casi pega un brinco, y Zuly que lo conoce, finge preocupación, y con amabilidad le pregunta, que hace saliendo del apartamento de ella. El joven sonríe, y le dice, que ha estado ayudando a su esposo.
Zuly entra mirando a todos lados, a ver, si el vecino no la ha robado, pero cuando ve salir a su marido de la habitación, ambos sonríe y a diego se le pone la cara roja; de solo imaginar que su mujer pudo llegar antes y descubrir lo que estaba haciendo hace ratico.
De espalda, diego está en el fregadero, cuando Zuly le pregunta en que lo ayudaba Alejandro, diego se crispa todo, viendo fijo al fregadero, la piensa de una; un favor que le he pedido, aquí con una cosa de la computadora –.
DOS
Los muchachos estaban abajo, ya estaban cansados de jugar, y todos sudados, descansaban tirados en las aceras. Era como una de la tarde, diego llego muy temprano del trabajo.
A diego no se le notaba los gustos de tener una verga metida en el culo, más bien parecía un profesor de historia en la universidad. Los muchachos se le quedan viendo, y ahí estaba Alejandro, quien lo saluda con la mirada. Cuando lo vieron subir, Alejandro, Santiago y paco, se miran a los ojos. Pero ahí también estaba con ellos, Iván; quien no sabía nada, de lo que estaba imaginando estos muchachos.
Después de haberse librado de Iván, en casa de Santiago los muchachos esperaban que Alejandro recibiera la confirmación de diego.
El propósito era que le diera dinero para comprar hierba. Cuando diego supo que eran los tres, no lo pensó tanto, pero le advierte a Alejandro, que por separados, así solo lo iban a coger; pasando de uno en uno. Diego les deja la puerta sin el seguro, y espera en la habitación, el primero en ir, fue Alejandro.
El muchacho entra, y ve acostado boca abajo a diego. Estaba como un cerdo recién horneado; todo desnudo, con una almohada abrazando, dejando ver la raja del culo, esperando que se lo metan bien duro.
Alejandro se baja el cierre mágico del short, y saca su herramienta templada. Diego le giña el ojo y luego hunde su cara en la almohada. A Alejandro le cayó el short en los pies, y así mismo se va montando en la cama; cuando ya está cerca, pasa su verga por toda la raja de las grandes nalgas de diego. Están peludas, y el botón del culo, es rosadito y bastante peludito.
El joven desenfunda su tranca, la apoya en los frenos del orto, y afincando con todo el peso, ve como el culito de diego se abre y le chupa el glande; diego jadea, y se queja muy bajito, Alejandro de muy caliente le manda todo el miembro viril hasta al fondo, diego no soporta la embestidas, y arqueándose un poco le pide al muchacho que pare un tantito, hasta que él se acostumbre a semejanza mandarria que se gasta el muchacho.
Al ya haberse soportado la verga de Alejandro, el muchacho movía la cintura, como todo adolescente que está loco, de meterlo en un hueco húmedo. Alejandro apretaba las nalgas de diego, y veía como su serpiente blanca se iba mintiendo de lleno y apretada.
Como estaba cogiendo muy lento, diego le dice; –vamos papi, rapidito y dale chance a tus amiguitos –…
El chico arremetiendo con fuerza, se empino y con el movimiento tan rápido de cintura, la cama también se movía. Hundiéndolo hacia abajo y volviendo a subir, Alejandro penetra hasta al fondo y volteando los ojos, le acaba adentro en culo de diego. La entraña de siego se expandieron, cuando han sentido como la bañaban de leche caliente, apretó duro el culo, y hasta no sacarle la última gota de leche, Alejandro no saco su miembro de culo tan hambriento.
El segundo que entro a la habitación de diego, fue Santiago. Un joven hermoso, de piel canela, y con unos rulos un poco abombados. Él se quita la franela sin manga, y a través del short de básquet que tiene puesto, se le marca todo el miembro erecto, caído hacia abajo y de lado. Es primera vez, y diego se le queda viendo antes de que el muchacho se le monte encima; admira ese cuerpo tan delgado, pero con unos músculos marcados, y apenas un vello fino que se difumina al llegar al ombligo.
Santiago que tiene las cejas pobladas y casi unidas, mira fija a la mirada de diego, se saca el culebrón que tiene guardado en el calzoncillo. Diego queda impresionado con tremenda macana; morena y llena de muchas venas, prensada y caliente como un tizón. Cuando Santiago se acercó, para ponerle el glande en la lengua, diego pensó; si papi, primero poneme a mamar>>. Sintió lo hirviente que estaba, quemo su paladar y en su garganta, la verga de Santiago se terminó de refrescar.
Mamo cada centímetro de esa verga morena, y quedo con muchas ganas más. Pero para no quitarle la inspiración y sentir esa verga en su culo, dejo que Santiago se le montara encima. El muchacho aprecio como su amigo le ha dejado el culo rojo y todo baboso. Unta su glande con el esperma de Alejandro, y tallando la entrada, de una ve como el upite de diego se va abriendo a su semejante verga morena; al sentir lo aguadito y calientico que esta por dentro, el muchacho siente un espasmo en todo el cuerpo. Con un largo verano que ha tenido, y mojar su verga en ese hueco hambriento, fue suficiente para encabronarse y bombear con fuerza, hasta golpear su pelvis contra las gordas nalgas de diego.
La de Santiago es más larga, y diego sentía en cada bombeada como le llegaba más al fondo, apretaba el culo, y sentía como ese fierro le rascaba el culo. El hombre con su gordura y todo, aun levanta un poco, para sentir más a gusto ese miembro que está recibiendo; le ha gustado mucho, y le está dando un placer que ni Alejandro en otras veces le ha hecho sentir, como ahora se lo hace Santiago.
Duro menos que Alejandro, pero cuando esa verga se ensanchó adentro de su culito, diego experimento algo inusual; acabo junto con el muchacho; cada expulsada de semen puro, que sentía como le latía dentro del culo, diego sin siquiera tocarse, acabo y sintió como también se llegaba con el culo. Las paredes del ano estimuladas bombearon hacia afuera, Santiago sintió esa descarga en su glande, y cada acabada que daba, el chico tembló y cayó a la espalda de diego, sudado y acabado…
Me gustaría que siguieras dentro de mí –le dice diego. Santiago después de acabar, quedo exhausto, se levantó todo débil, y antes marcharse, diego le pregunta; ¿aún falta uno? Y Santiago asiente con la cabeza. Diego le dice; vuelve otro día ¿sí? El chico asiente de nuevo y sale de la habitación.
Diego no sentía ganas de recibir a otro, pero cuando paco apareció en la puerta, no pudo negarse a tan hermoso nene, que otras veces lo había deseado.
Paco es un rubio de pelos amarrillos como el oro mismo, lo usa cortico, y en su quijada se ha dejado crecer la chiva; que también, los pelitos le brillan cuando está en el sol.
Diego esta acostado de medio lado, se ha cubierto la desnude con la sabana. El chico es menor que estos dos que ya han pasado. Tiene una bermuda de jean puesta, y una franela negra. Diego le hace seña que se acerque, el muchacho un tanto tímido se sienta en la cama, y ve como la mano gorda de diego le tantea en su verga, que ya esta dura como un palo. Con solo tocar por encima, diego sabe que paco, se gasta también una buena herramienta. Se le queda viendo a eso ojos verdes, a esa boquita roja, y se imagina el sabor que ha de tener su virilidad y le propone; – ¿para qué vas a batir leche, las de tus amigos? –…
Yo te lo mamo, y me das a tragar toda tu lechita –le dice diego. El muchacho asiente, y el mismo se saca la verga; no era tano lo larga, aunque no era corta, pero sí que la tiene ancha. Diego la coge con los dedos, por el tronco, y se jala lentamente, la aprieta y le sube el capullo. De su glande sale una gotita cristalina, le pasa la lengua, y luego le da un beso en el capullo. Paco está viendo cómo, el gordo de diego le besa el machete, luego le pone la mano sobre la cabeza y lo invita que se lo meta todo en la boca.
Diego abrió toda la boca, y la engullo toda, se la dejo un bien rato adentro, mamándola y masajeándola con la lengua. Veía tan de cerquita los pelos de la ingle, y con los dedos le alborotaba el olor, porque, por mucho que aspiraba, el chico, no tenía el olor fuerte.
Le mamaba cada bola, hizo que paco se quitara la bermuda y lo acostó en la cama. Ahí en el medio de sus piernas, se deleitó tocando y mamando esa verga. Cuando le chupaba las bolas, corría un poco su lengua hacia abajo, y casi se la pasaba por el culo, veía como ese machito se retorcía de placer, y cuando se la engullía toda y luego la expulsaba de su boca con un chupón, paco jadeaba y gemía fuerte.
Paco deseaba mojar su pene, sentir como un culo le apretaba la verga. Estaba cansado de tanto hacerse la paja e imaginar cómo era eso de reventar un coño o un upite cerrado. Alardeaba delante de sus amigos, pero el, en realidad era virgen aun, y aunque diego le prometió una buena mamada, y el estaba dispuesto de meterle su tranca por el culo.
Se lo pidió con amabilidad, y Diego estuvo a punto de acercarse y besar eso labios rojos. Solamente le hizo seña y le giño un ojo. Velozmente paco, se levanta de la cama, si va a acabar rápido, mejor que sea con un hombre, y no con una nena.
Nervioso y entusiasmado, pone el glande en la entrada, escupe y los pasa en la raja como un brochazo, siente que esta por correrse pero se aprieta la cabeza, luego la hunde en el culo de diego, y se la mete hasta al fondo.
Los otros muchachos, le dejaron el culo ardiendo a diego, y ya se le había secado un poco, cuando siente el miembro de paco, llenarle de nuevo. Jadea y le suplica que lo saque por el ardor que sentía. Pero este muchacho ya ha probado lo que es, que un culo te apriete durísimo y te lo moje bien caliente. Su vaivén no paraba, y sin mala intención, pero no podía parar de bobear su verga, ni siquiera oía las suplicias de diego. Paco se ensordeció en el placer, y miraba solo por mirar, su verga estaba experimentado algo único, y no lo iba a desaprovechar.
Para buena suerte de diego, el muchacho acabo enseguida, y cada eyaculado intenso y espasmódico movimiento, sentía, como el semen del joven, le iba refrescando las entrañas del culo abierto. Paco se quedó pegando, y su mente se nublo, solo su verga era la que palpitaba, dentro del culo de diego. Todo su cuerpo se crispo, y lamento haber acabado tan rápido…
Inocente muchacho, le pedía disculpa a diego. Sonriendo y cruzando la sabana en su cintura, diego se levanta de la cama. El muchacho estaba en la puerta, le giña el ojo, y antes de irse, diego aprovecha y le agarro el descuido. Le da un beso en los labios rojos, y le dice; vuelve pronto…
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