Los penes de mi vida sexual.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, desde hace algún tiempo no escribía. Soy Dan y esta vez les traigo un colase de los penes que durante mi despertar sexual estuvieron presente. Mi vida sexual se inició cuando apenas tenía 8 años, Armando hijo de una vecina con casi 15 años, más alto que yo por su puesto, de piel blanca y de tez muy simpática.
Una mañana mi madre tenía que salir y me dejó a cargo de una vecina, cuando ya estaba en casa de la señora, ella me dice que saldría unos, minutos y que su hijo Armando estaba acostado, cuando ella salió Armando me llama al cuarto y me dice que me acueste con él en la cama, yo inocente me acuesto y me arropó, después de un rato de estar acostados yo sentía en mis nalgas algo duro, pero no le daba importancia, de pronto Armando comienza a bajar mi short pero con mucho cuidado, mi corazón se aceleraba y no entendía porque, ya cuando mi culo estaba expuesto pude sentir algo caliente que rozaba con mis nalgas y recorría de arriba a abajo mi raja. No entendía pero no me desagradaba, al rato el movimiento de rozar se acabó y la cosa dura se centró en mi ojito del culo, también sentía mucha humedad y sentía como estaba mi culo de mojado con algo que hacía deslizar lo que me pasaba Armando por el ojito.
En cuestión de unos minutos ya mi culo era una fuente de aquel líquido y siento cuando él me toma de las caderas y comienza a empujar hacia mis adentros, yo solo sentía el corazón latir más rápido, cuando metió la cabeza, sentí un pequeño dolor y apreté mi esfínter para evitar el avance, pero él sabía coma hacer para que no me doliera, durante toda esa acción no dejaba de susurrar en mi oído cosas que no entendía, como, que culito tan rico, te quiero meter mi guevo, tienes un culito muy bonito, además besaba mi cuello y eso me hacía dirigir más mi culo hacia él, entonces en un movimiento de esos lo metió todo y al apretar de nuevo solo conseguí que se excitara mucho más, comenzó un mete y saca tan sabroso que ya no sentía dolor solo quería esa verga dentro de mi culo, estábamos de lado pero cuando se sintió más extasiado se puso encima de mí y definitivamente lo sentí hasta el estómago, mi follador estuvo mucho rato encima de mí dándome con fuerzas, luego sentí un chorro caliente dentro de mis tripas y como pude le dije te orinaste a lo que él contestó solo te di un poco de leche.
Estas cogidas se hicieron frecuentes mientras me quedaba en su casa, ya ni siquiera era necesario que me cuidaran, el me avisaba cuando estaba solo y yo corría a su encuentro. Lo único que les puedo decir es que nunca pude ver su pene a plenitud porque siempre hirvamos a acostarnos en su cama, cobijados y en la misma posición.
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