los policias
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Casi  todos los sábados en la noche mi amigo y yo salíamos en mi auto a  dar vueltas por el pueblo, la finalidad, conseguir pavos que desearan una mamada, buscábamos donde habían dos o más hombres y cuadrábamos, el se pasaba al asiento de atrás con uno y así quedábamos dos y dos, luego subíamos los vidrios del auto,  dirigiéndonos a un lugar solitario, veinte minutos después, los pavos volvían a bajarse del auto en el sitio donde los habíamos recogido con una sonrisa en los labios.
Cada vez que podíamos hacíamos eso, comprábamos cervezas o una botella de licor y nos dedicábamos a dar vueltas por el centro del pueblo, ubicado en los llanos venezolanos, donde vivíamos. Y aquel día andábamos en eso, pero dimos varias vueltas y no conseguimos nada, ya íbamos de regreso a nuestros hogares, cuando, en un lugar solitario de la vía se encontraba un jeep de la policía estacionado y unos 7 oficiales hacían una especie de alcabala. Nos ordenaron detenernos, un policía negro bastante antipático nos pidió los documentos, yo estaba al día con todo así que no tuvimos problemas, iba a decir que nos marcháramos, cuando un policía delgado se acercó y le dijo algo en el oído. El tipo sonrió y mirándonos a ambos nos dijo.
  -Así que ustedes son los que se la pasan mamando huevo por el centro. Mi amigo y yo nos miramos, el tipo nos miraba a nosotros muy serio. Los otros policías se acercaron.
  -Vamos a llevarnos a estos maricos presos para que mamen bastante huevo en la cárcel. Dijo otro policía.
  -Vamos a llevarnos a este, dijo el que parecía el jefe, señalando a mi acompañante, e inmediatamente lo sacaron del auto y lo embarcaron en la patrulla.
  -Pero porqué?  Protesté yo, no hemos hecho nada malo.
  Los policías cuchichearon entre ellos, el negro volvió a acercarse a mi ventana.
  -Mámaselo a todos y se van.
  Los miré uno a uno, eran 7, y si habían dos medio atractivos era mucho, pero debía hacerlo “por mi amigo”.
  -Pero nos dejaran en paz?
  -Quieres que soltemos a tu amigo? Me preguntó. Yo asentí, -Bájate y métete al monte y no te pongas cómico.
  Me bajé del carro y caminé hacia donde me indicó el tipo, llegue al sitio y detrás mío llego el negro.
  -Arrodíllate, obedecí,  el se saco un huevo negro grueso, torcido y hediondo a orina.          
  –Comételo mami.
No había abierto bien la boca cuando me lo metió todo, Comencé a mamar, sentí arcadas pero las contuve, al rato me encontraba totalmente incorporado. Intente masturbarlo para hacerlo acabar más rápido, pero me detuvo.
  -Nada de manos mamita, me vas a hacer acabar con la pura boca, obligándome a colocar mis manos en la espalda me esposó, y nuevamente volví a comenzar a mamar.
  No supe cuanto tiempo tuve aquel trozo en mi boca, solo sentí sus manos en mi nuca inmovilizándome y el comenzar un mete y saca brutal que terminó con un chorro de leche en mi garganta, me obligó a tragarme hasta la última gota, casi sin respirar  y luego limpiárselo con la lengua. Luego vino uno con un pene de unos doce centímetros y algo grueso, me hizo metermelo todo y así lo mantuvo, moviendose lentamente hasta que acabó, cosa que hizo a los pocos minutos.
Estaba mamando el tercer huevo, también normalito por cierto, cuando al voltear, entre las sombras pude distinguir que mi amiguito estaba completamente desnudo en cuatro patas y un policía le castigaba el culo sin compasión.
  Cuando arrancamos el auto para irnos, yo me había mamado 5 huevos y a mi amigo 2 policías le habían destrozado su culito. 
  Nos dejaron ir  luego de amenazarnos con que la próxima vez nos llevarían a una celda llena de malandros, lo que nos llevó a tener que mudarnos de ciudad.


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