"Los Seminarios"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Manjarres.
Luego de / años de vivir en varios seminarios de mi país…
Cierta noche, que tenía mucho que estudiar, salí de mi habitación a relajarme un poco para continuar estudiando, eran como las 2.00 a.m., y caminando por uno de los pasillos, vi varias sombras que iban hacia la lavandería, me llamo mucho la atención, pero también me imagine que eran lo que hacían. Baje en silencio detrás de ellos y como la lavandería tenía una ventana que daba a la cancha me asome por allí, cual no fue mi sorpresa que vi al vice-rector, con el guevo de uno de los seminaristas más alto y musculoso del seminario, Luis Manuel, en la boca dándole tremenda mamada. Aunque estaba lejos, el guevo de Luis Manuel se dejaba ver como de 25 cm por lo menos, y junto a él estaban dos seminaristas mas, uno le mamaba el culo y el otro le pasaba su enorme guevo por todo el cuerpo.
De repente, Luis Manuel se lo saco de la boca, lo volteo y le clavo ese inmenso miembro en el culo de una vez. El Padre hizo un gesto de dolor momentáneo y mordió un poco su labio inferior, pero al instante empezó a moverse como loco, lo que me dejo entre ver que ya ese culo estaba adaptado a meterse esa descomunal verga, los otros dos seminaristas empezaron a mamarse en un perfecto 69 y luego uno de ellos se lo clavo al otro, haciéndolo gemir fuertemente de olor. Mientras a mí con mis 22 cm de guevo, me subía la temperatura a mil y parecía que iba a romper el mono que cargaba, en ese momento acabaron como unos locos, revolcándose por el piso de la lavandería, entonces decidí irme antes de que se dieran cuenta de mi presencia. Pude observar este hecho en tres oportunidades. Un día se lo comente a uno de mis amigos, el cual por cierto, me gustaba muchísimo. El me dijo que lo sabía, y que no solo pasaba allí sino también en la sacristía, que estaba detrás de la capilla.
Nos fuimos a mi cuarto, y él me empezó a contar los momentos que había pasado y como a él se lo había cogido hasta el rector, que según dijo tiene un guevo chiquito, pero el tipo esta como quiere. Me dijo que me tenía ganas desde que empezamos a estudia juntos y si me dejaba tocar mi guevo que por su tamaño ya era más que evidente que estaba muy parado. Le dije que si, y me quite el mono, el se quito la franelilla que tenia y el bóxer y de inmediato empezó a mamarme el guevo de una forma maravillosa, su lengua era increíble y cada vez que lo chupaba parecía que me sacaba el alma. Lo voltee hasta que su culo quedo cerca de mi boca y le di una chupada de culo que lo hice gemir fuertemente en varia ocasiones, hasta que el mismo me pidió que se lo metiera, que no aguantaba más. Así que lo acomode y de un solo trancazo le metí toda mi verga, su culo era riquísimo, calientico, no hizo el menos gesto de dolor, más bien se abrió mas las nalguitas blancas que tenia para que le entrara más profundo y comencé a moverme salvajemente.
Pero la excitación de ambos era tan fuerte que nos vinimos juntos, le bañe todo el pecho de leche que se unió con la de él. Me pidió que me acostara sobre él y luego, con la leche que se me había pegado al cuerpo, empezó a chuparla, era increíble la sensación y así mi guevo se puso otra vez duro, el se dio cuenta y de inmediato se lo llevo a la boca y me lo mamao de nuevo hasta hacerme acabar tragándose toda la leche que salió de mi pene.
Luego seguí teniendo relaciones, pero no solo con él, sino también con otros seminaristas. Para que vean que allí uno se la pasa rico, rico…
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