Los tíos de mi amigo (Mich)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Michel22.
Mi nombre es Michel y soy de la Ciudad de México, esto pasó cuando tenía 18 años; uno de mis amigos del bachillerato llamado Fernando me invitó a una fiesta que harían en un salón porque su hermana cumplía 15 años y su hermana estaba totalmente enamorada de mí.
Llegué puntual a la fiesta con un traje sencillo, el pantalón me apretaba un poco y resaltaba mis nalgas que no eran grandes sino de tamaño promedio pero estaban firmes. La fiesta transcurrió entre baile, música y muchas personas. Mi amigo Fernando y yo estábamos sentados junto a tres de sus primos y dos de sus tíos, pero hasta ese momento por mi cabeza no pasaba nada más que alcohol, a mí me gusta mucho el tequila y junto con sus primos y tíos nos la pasamos muy bien.
Me sentía un poco mareado y decidí salir a fumar un cigarro, en cuanto me levanté y saqué mi cajetilla uno de sus tíos me preguntó si le regalaba uno, le dije que sí y nos dirigimos a fumar a la calle.
-¿Qué tal te la estas pasando?-Preguntó
-Muy bien gracias-Contesté y encendí mi cigarro y luego el de él
-Las chicas no te dejan en paz-Señaló ya que todas las amigas de la festejada miraban hacía nuestra mesa durante la fiesta.
-Jajaja ¿qué le puedo decir señor?-Le contesté así ya que era un hombre de unos 38 o 40 años de espalda ancha y con unos brazos grandes y fuertes.
-Pues seguramente no te dejan de ver por el pantalón tan pegado que traes, parece que lo vas a reventar jaja y no me digas señor, dime Raúl.
No supe que contestar y solo solté una pequeña risa nerviosa, su mirada y su voz eran tan profundas, me daban muchos nervios, fume un poco más rápido y volvimos a la fiesta. Dos de los primos de mi amigo eran hijos de Raúl , uno tenía 13 y el otro 15 años, el otro tenía 12 y era hijo de su otro tío de nombre Carlos. Los primos de mi amigo ya estaban algo tomados, menos el de 12 años que sólo estaba aburrido.
Mi amigo sus dos tío y yo nos pusimos a platicar sobre muchas cosas y seguimos tomando hasta que nos sentimos un poco mareados y se me habían acabado los cigarros, por lo tanto les dije que regresaría en unos minutos, pero sus tíos insistieron en acompañarme a la tienda ya que el rumbo era algo feo de noche.
Íbamos bromeando sobre muchas cosas hasta que Raúl le dijo a Carlos
-Ya deja de verle el trasero jajaja
-Pero si tú-Contestó Carlos
-Jajaja me van a decir que les gusta-Contesté y me seguí riendo
-No, si nosotros no bateamos chueco-Contestó Raúl y no se habló más del tema. Regresamos a la fiesta y todo el mundo comenzó a irse. Mi amigo me preguntó que cómo regresaría a casa, pero en realidad ni yo sabía cómo regresaría a casa. Raúl dijo que él me podía dar un aventón.
Nos subimos al auto de Raúl, pero solo cabían 5 personas y éramos 6. Raúl conducía y su hijo iba de copiloto, dos de los primos de mi amigo iban atrás y Carlos también, así que me toco ir un poco apretado y casi en la pierna de Carlos.
Primero llegamos a casa de Carlos, y me dijeron que si no me la quería seguir con ellos a lo que dije que sí. Los tres chicos se quedaron en casa de Carlos y dejaron al mayor de ellos (de 15 años) a cargo de su hermano y su primo.
Raúl condujo hasta su casa y saco unas cervezas, comenzamos a tomar se guian tratando el tema de mi trasero, yo ya estaba un poco excitado por el alcohol y pensé que sería mi oportunidad de hacer algo que no me atrevería a hacer sobrio.
-Si tanto les gusta tóquenlo-Les dije poniéndome de pie
Ambos comenzaron a reír y yo me senté de nuevo
-¡Ya nos habías dado permiso!-Se quejó Raúl. Me puse de nuevo de pie
-¡Ahí esta!-Les dije sacando un poco más las nalgas.
Pensé que no lo harían pero cada uno comenzó a tocar una de mis nalgas, la verdad se sentía delicioso, y la sola idea de tener a dos machos tocándome me excito mucho, pero no tenía idea de como continuar hasta que Carlos salvó la situación.
-Pero no se siente lo mismo, deberíamos quitarte un poco de ropa para sentirlo mejor-Dijo Carlos
-Adelante-Contesté para agilizar el movimiento.
Raúl desabrochó torpemente mi pantalón y me lo bajó y quedo a su vista mi trasero con unos boxers azules pegados.
-¡Que culo!-Exclamó Raúl
-¿Les gusta?-Pregunté
-Esta riquísimo-Contestó Carlos.
Me arrodillé en el sillón porque no podía mantener bien el equilibrio y puse mis codos sobre el respaldo del sillón, dejando mi culo todo levantado, hasta que ambos bajaron mi bóxer y comenzaron a masajear mis nalgas. Tuve una erección tamaño jumbo mientras ellos se limitarona a acariciar. Eché un ojo y vi como se les marcaba un bulto en su pantalón, me estire un poco para comenzar a sobarlos sobre su pantalón.
Rápidamente cambié de posición y ahora me arrodillé en el suelo y tuve a la altura de mi cara sus bultos. Comenzaron a desabrocharse el pantalón, yo estaba emocionado de probar por primera vez una verga. Cuando Raúl bajó su pantalón no podía creerlo, tenía un pene de uno 17 cm muy grueso y Carlos de unos 18 igual de grueso, no cabía duda que eran hermanos.
Tenían un par de huevos enormes peludos, había visto en las películas porno como se mamaba pero nunca lo había hecho y comencé por la de Carlos mientras masturbaba la de Raúl y por lo visto no lo hacía mal, comenzó a soltar unos gemidos de macho. Después seguí con la de Raúl que ya estaba lubricando, me encantó su sabor salado y después de chupársela por unos 5 minutos me pase a sus grandes y deliciosos huevos.
-¡Ah que rico lo chupas!-Exclamó Raúl.
Se quitaron la ropa y después me la quitaron a mi mientras yo seguía pegado a la verga de Raúl, Carlos me acomodó de a perrito y comenzó a pasar su lengua por mi ano, se sentía delicioso y comencé a gemir, así estuvimos como por 15 minutos hasta que sentí como me metió un dedo que entró sin problemas.
Después metió otro que entro un poco más difícil y con tres ya me sentí muy lleno.
-Sigues tú hermano-Dijo Carlos y cambiaron de posición, ahora yo comencé a mamar la verga de Carlos mientras Raúl se comía mi ano, era tan delicioso sentir su lengua caliente y húmeda explorando mi hoyito virgen.
-Ya es hora-Dijo Raúl- ¿Quieres que te demos verga?-Me preguntó
-Sí, métanmela-Casi supliqué. Sentía como mi ano palpitaba de tan excitado que estaba.
Raúl puso saliva en mi ano y luego en su verga y comenzó a hacer presión mientras Carlos me obligaba a seguir chupándosela. Cuando entró la cabeza solté un grito de dolor pero Raúl no se movió, parecía que tenía práctica. Un minuto después empujo un poco más y si dolía pero iba disminuyendo y yo sentía cada milímetro de esa enorme verga entrando y abriéndose paso en mí.
No tarde mucho para liberarme completamente del dolor y comenzar a disfrutar y se dieron cuenta cuando comencé a gemir como toda una puta.
-¿te gusta?-Me preguntó Raúl
-¡Ah sí! ¡sí papi!-Contesté rápidamente para seguir chupando la verga de Carlos que comenzaba a gustarme cada vez más.
Raúl me daba unas embestidas brutales, sentía que me iba a partir en dos, me tomaba de la cadera y me la clavaba hasta el fondo como todo un macho. Comenzó a moverse cada vez más rápido hasta que comenzó a bufar como toro
-¡Me vengo nene! ¡Me vengo en tu culo! Te voy a preñar-Gritaba
Y pronto sentí su leche caliente corriendo por mis entrañas, se sentía delicioso, saco su verga aún dura y Carlos me la metió de jalón, no me dolió porque ya estaba abierto por Raúl así que solo me dediqué a disfrutar, me pusieron boca arriba y en posición de misionero, mientras Carlos me la clavaba Raúl me dio su verga para que la limpiara con mi boca.
-Eres toda un putita caliente-Me decían
En cuestión de unos 10 minutos Carlos me la clavó hasta el fondo y comencé a sentir más caliente mi interior, sabía que se había venido, ambos se sentaron en el sillón y yo quedé recostado sobre el suelo y comenzó a salir la leche de mi hoyito
-Lo llenamos hermano-Le dijo Carlos a Raúl
-Aprietas bien rico ese culote que tienes-Dijo Raúl y se acercó para sobar una de mis nalgas.
Yo comencé a masturbarme delante de ellos y me corrí en todo mi abdomen y me llegó hasta el pecho, me ofrecieron bañarme y nos metimos los tres en una pequeña ducha y aprovecharon para metermela un par de veces más pero no terminaron, me manoseaban las nalgas, me metían dedos y si se volvían a excitar me obligaban a chupárselas. Me encantaba estar con esos machos.
Tiempo después me platicaron que normalmente se cogían a los hijos de Raúl pero esa es otra historia que después les contaré. Raúl, Carlos y yo nos volvimos muy unidos y ahora me invitaban a todas las reuniones familiares. No fue la única historia que viví con ellos.
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