LOS TRES AMIGOS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por betocabron.
Tres amigos.
Historia reciente de mis andanzas íntimas.
CON FOTOS.
Soy maestro de preparatoria, tengo 38 años y soy bi.
Enseño en una escuela pública por las tardes y no me falta oportunidad de tener sexo con chavitos o chavitas.
Hace dos años me asignaron los grupos de segundo semestre, con estudiantes apenas pasando los 15 años.
En cuanto empiezo el ciclo escolar checo la “mercancía” disponible y me dispongo a disfrutarla.
En uno de los grupos descubrí a tres chicos que eran amigos y que se llevaban muy bien entre ellos.
Uno era Jorge, de apenas 15, muy tímido y callado, hijito de familia, delgado, moreno, alto, con ojos de inocencia con aire de asiático.
Su cabello corto y medio rizado enmarcaba su cara hermosa.
Su cuerpo nada espectacular, eso si, unos brazos, piernas y dedos largos auguraban una pene de buen tamaño.
Otro era Ernesto, mas platicador que los otros, de tez blanca, alto delgado y guapo, ojos castaño claro, cabello lacio y unos labios muy sensuales.
Tenía una mirada muy pícara y yo diría que medio joteaba.
El otro era Kevin, muy moreno, ya de 16 años, clásico deportista, muy velludo, no muy alto pero si con unas nalgas bien ricas y formadas.
Se creía irresistible y acosaba a sus compañeras.
Presumía de tener “mucha viejas” y de ser un gran amante, cosa que yo dudaba.
El caso es que no sé porque me llamaron la atención los tres desde el primer día y me dediqué a observarlos y de ser posible, a seguirlos.
Se me antojaba tener sexo con alguno de ellos o con los tres.
Un día, aprovechando mi ventaja como maestro, me decidí a intentar algo con Jorge.
Estando yo sentado en la silla del escritorio, revisando los trabajos de los alumnos de uno por uno, le llamé a Jorge y me puse a explicarle cuales errores tenía en su libreta.
Le pedí que se parara junto a mí y disimulada y “accidentalmente” roce en varias ocasiones el frente de su pantalón.
La primera vez él se tragó el cuento de que era por accidente.
Mi mano rozó levemente su pene dormidito debajo del pantalón.
La segunda vez sentí que el pene seguía dormidito en la misma posición anterior, pero la tercera vez me sorprendí al descubrir una leve erección y un alargamiento de su pene.
La cuarta vez, (yo seguía como si nada explique y explique) mi mano tardó unos 3 segundos pegada a su pantalón y pude sentir como su pene brincaba y se endurecía.
El chico no decía nada, solo asentía con la cabeza a lo que yo le preguntaba.
De vez en cuando, de reojo, yo observaba su reacción y lo pillé bajando la mirada hacia su pene para ver como mi mano lo tocaba.
Eso me calentó.
Al final de la explicación lo miré fijamente, mientras me acariciaba el pene ya erecto que se dibujaba debajo del pantalón.
Que te pareció? Pregunté distraídamente.
Jorge se puso rojo y no decía nada, yo seguía acariciándome el pene discretamente frente a él.
Me entendiste? Agregué sin especificar qué.
Ok, puedes sentarte.
Le ordené.
En los siguientes días me ocupé de mirarlo fijamente mientras le sonreía para reforzar la influencia sobre él.
El chico solo bajaba la mirada pero se sonreía levemente.
Después de varias semanas, aprovechando la ocasión de revisar en sus lugares los trabajos de cada estudiante, me las arreglé para “corregirle” a Jorge algunos errores, mientras, yo parado detrás de él que seguía sentado, le frotaba mi duro pene en la espalda o en el hombro “sin darme cuenta”.
Miraba la reacción del chico y al principio como que se preocupaba de que los demás estudiantes vieran lo que pasaba pero no hacía nada por rechazarme.
Luego simplemente lo disfrutaba, se tocaba la verga que le crecía rápidamente debajo del pantalón.
Una tarde, a pocos minutos de salir al receso, le llamé al escritorio para “revisar su trabajo”.
Lo hice a propósito en ese momento para que se quedara solo conmigo mientras sus compañeros salían al patio.
En cuanto estuvimos solos, el parado frente a mí y yo sentado en la orilla del escritorio me decidí a ir un paso más adelante.
Ven muchachito, que tenemos aquí? le dije mientras acariciaba su verga ya parada.
Él se volteó rápidamente hacia la puerta para comprobar que estábamos solos.
NO pasa nada, el pasillo es largo y si alguien viene pues tendremos tiempo de reaccionar, tranquilo.
Le dije con voz tierna.
Le baje el cierre del pantalón y saque su hermosa verga para poder admirarla y acariciarla a mi entero placer.
Wow, que buena verga tienes cabroncito.
Ya lo sabías? Pregunté mirándolo a los ojos y sonriéndole.
El solo se limitó a devolverme la mirada y la sonrisa llenas de inocencia.
Me baje el cierre y saqué mi verga, también ya bien dura, y la acerqué hacia su mano.
Mira, yo también tengo una buena verga, verdad? Le insistí.
Si,, dijo quedito mientras la empezaba a acariciar.
Esta más grande que la tuya pero a ti te va a seguir creciendo, y vas a estar bien vergudo ya verás.
Le aseguré.
El solo sonreía y de vez en cuando volteaba al pasillo para ver si seguíamos a salvo.
Aproveche para darle vuelta, bajarle ligeramente el pantalón y sentarlo sobre mi verga.
Acomodé mi grueso pedazo de carne entre sus nalgas y lo abracé.
Le empecé a morder ligeramente la oreja y a acariciarle el pecho con una mano mientras lo masturbaba suavemente y lo jalaba hacia mi pene.
Rico? Verdad? Pregunté al oído.
S,,,s,,,sii,,,ii decía con voz temblorosa y los ojos cerrados.
Podía sentir en mi pecho su corazón palpitando fuertemente a través de su espalda, y los chorros de sangre que bombeaba para endurecer aún más su rica verga.
Nunca te habían hecho esto papito? Le pregunté.
N.
n.
oo…o dijo tímidamente.
Y te gusta? Insistí.
S.
si.
ii.
,, dijo casi inaudible.
Pues si te portas bien te hare cosas bien ricas que te van a encantar.
Quieres? Sugerí.
S,,,i,,,siii,,,,aghhh,, contestó.
EL chico no aguantó más y su verga aventó 3 o 4 chorros de caliente leche que fueron a caer al suelo y algunas gotas quedaron en mi mano.
Lo volteé lentamente y frente a él puse unas gotas de su semen en mi lengua y las tragué.
Uff, riquísima¡ dije descaradamente.
Luego puse las últimas gotas de su semen en la punta de la lengua y se las ofrecí.
Jorge solo cerró los ojos y entreabrió los labios, señal de aceptación que no desaproveché y suavemente ensarté hasta el fondo de su boca mi lengua para que probara su propia leche.
Suavemente cerró los labios y aprisionó mi lengua mientras yo la sacaba, ya sin su semen y luego lo tragó.
Desde hoy toda tu leche es mía cabroncito, solo mía.
Le advertí mirándolo fijamente.
Si,, , aceptó sumisamente.
Nos compusimos la ropa, limpiamos el semen del piso y el chico salió del salón.
CONTINUARÁ….
SIGUIENTE: Como seduje a Ernesto, como me cogí primero a Jorge y luego a Ernesto, como violé a Kevin y finalmente como logré una noche de orgía con los tres.
¿Con fotos?