Los tres cerditos 2ª Parte Víctimas de la fiebre (LUISITO)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ronan13.
UISITO
¡Todo se había ido a la mierda! …
¡Y lo peor es que había sido por su culpa!
¡Tenía a un caliente semental a su disposición! …¿Qué problema había en que este se lo follara de forma furtiva?
¡Disfrutaba enormemente cuando el rabo de su padre se empezaba a clavar dentro de su culo!
Cada centímetro de esa pieza de carne lo trasladaba a un punto que le impedía razonar con precisión.
¡Adoraba esa polla, le encantaba mamar la leche que las gordas pelotas fabricaban gustosas para él!
¿Por qué diablos lo había terminado arruinándolo todo, por querer ser follado por otra persona?
Tirado sobre la cama, en el interior de la despensa, Luisito se la meneaba.
Durante ese mes en el que estaba encerrado allí no le quedaba otro consuelo que ese.
¡Pajearse hasta notar como la leche empezaba a salir a borbotones!
¡Su mano recogía el semen para llevarlo hasta su boca! …¡Esa leche que tanto le gustaba tragar le sabía a poco! …¡Quería más!… ¡Mucha más!
¡Su padre se negaba a dársela! …
¡Su hermano Martín no podía escabullirse con él aunque sabía este lo deseaba casi tanto o más todavía!
¡Podría escaparse de esa casa y contarlo todo!… ¿pero contar el qué? …
¿Qué su padre lo tenía encerrado en casa por ser maricón?… ¿Y a quien se lo contaba?
¿Omitiría los detalles?
Le contaría al que se atreviera a escucharlo, lo mucho que le gustaban las pollas.
¿Añadiría también a la confesión, lo que estaba haciendo cada día en el instituto durante la hora del recreo?
???
¡Hambriento de polla como estaba Luisito terminó cayendo en las garras de los repetidores del último curso!
¡Se escondían en los baños para fumar y Luisito se acerco hasta ellos diciéndoles que compartieran con él un pitillo!
¡Hare lo que queráis! Les soltó mientras los miraba.
¡Estaba decidido a convertirse en un gamberro mas dentro del instituto!
Tenía la esperanza de que con esa conducta su padre pudiera entrar en razón.
Uno de ellos pretendió quedarse con él y le pidió que le hiciera un pajote delante de los demás.
¡Vamos seguro que eres un pedazo de puerco como esos cerdos que crías! …
¡Ya verás que chorro de leche acabo soltando! Le dijo mientras se acariciaba la polla por encima del vaquero
¡He oído que los que cuidan de los cerdos a veces tienen que pajear a los sementales para evitar que acaben haciéndose polvo dentro de las jaulas en las que los encierran!
¡Cuando las cerdas se ponen en celo, los cerdos se tiran todo el día con la picha fuera, gruñendo como bestias esperando que les dejen fecundar a las hembras! …
¡Seguro que Luisito pajea muy bien a los cerdos que tiene en casa!
¡Los otros empezaron a reírse mientras Luisito abandonaba rápidamente el baño con la cabeza agachada!
Al día siguiente los vio reírse de él mientras enfilaban hacia el baño. ¡Varios de ellos se pusieron a hacer el sonido de los cerdos mientras lo señalaban!
Uno de ellos se apartó del grupo y vino hasta él.
¡No les hagas caso son unos gilipollas!
???
Miguel parecía distinto, por eso terminó contándole parte de la historia que lo atormentaba.
Le dijo que su padre lo tenía encerrado en casa porque lo había pillado montándoselo con su hermano mayor.
El otro con los ojos abiertos como platos escuchaba cada detalle. Cuando sonó el timbre que anunciaba el fin del recreo quiso saber todavía más.
Luisito siguió contándole, … le hablo de lo mucho que le gustaban las pollas.
El repetidor de COU, lo encerró en los baños de la tercera planta con la escusa de compartir un pitillo a escondidas mientras se fumaban la clase.
Luisito tenía matemáticas y no vio ningún inconveniente en la oferta.
Miguel que había visto con buenos ojos como el chico lo seguía escaleras arriba, hasta llegar hasta la tercera planta, no dudo en sacarse la polla para cascarse un pajote mientras hacían tiempo hasta la siguiente hora
En esos momentos las aulas de música y dibujo estaban vacías por lo que no encontraron a nadie por los pasillos antes de meterse a escondidas en los baños.
Se encerraron en uno de los cubículos, sabiendo que estaban a punto de hacer algo prohibido.
Luisito no fumó aquella mañana, el repetidor no le dejo levantar la cabeza de su entrepierna para que no soltara en ningún momento su duro nabo.
¡Sentado sobre la taza y con los pantalones vaqueros bajados hasta los tobillos veía como el quinceañero le mamaba la polla con ganas!
Al principio afrontó la mamada con cierta curiosidad pero terminó entregándose a ella con ganas.
¡Era la primera vez que alguien le comía la polla y aquello que le hacían era la hostia!
Para Luisito aquel no era el primer rabo que entraba en su boca.
¡Estaba acostumbrado a engullirse cosas mucho más grandes!
¡Su hermano mayor y por supuesto su padre estaban bastante mejor dotados que el repetidor de COU, pero si quería que aquello se repitiera debía ser cortes con el anfitrión!
¡Que pollaca tienes cabrón! Le susurraba antes de engullírsela hasta las pelotas.
La corrida lo pilló de improviso, pero a pesar de ello se la tragó.
El joven no pudo hacer otra cosa que levantar el culo de la taza mientras un gritito se escaba de su garganta.
¡Quita, quita que me corro! Casi grito antes de empezar a soltar leche dentro de su boca
Luisito aprovecho para agarrarlo del culo y empezar a mamar con más fuerza notando como descargaban en su boca por primera vez en mucho tiempo.
???
¡Los dos prometieron no contar nada de lo que había pasado!,… por eso se enfadó cuando al día siguiente a la hora del recreo el repetidor vino con un amigo “de confianza” para acompañarlos hasta los aseos de la tercera planta.
¡Suponía que el amigo “de confianza” estaría también al tanto de sus correrías en la granja!
Pero durante el ascenso escaleras arriba no dijo nada, tampoco parecía saber nada cuando se encerró con ellos en el váter y se colocó en posición de vigilancia mientras él y el repetidor se metían en el último cubículo del aseo.
En lugar de enfadarse con Miguel, decidió arrodillarse delante de esa polla durísima que lo esperaba impaciente y empezó a comérsela con ganas.
Tampoco se enfado cuando el amigo abrió la puerta para ver cómo le comían el rabo a Miguel.
No tardó en mostrarle lo duro que se le había puesto el pájaro bajo el pantalón. Una polla algo más gordita que la de su amigo Miguel, se había escapado de la jaula.
El amigo “de confianza” se corrió también en su boca dándole el rico y esperado almuerzo que el joven requería.
Casi sin darse cuenta de cómo había empezado un extraño rumor que hablaba de un mamón en los aseos acabó corriendo por todo el instituto.
Así fue como Luisito terminó por convertirse en un tragalefas furtivo.
???
¡La noche en la que golpearon la ventana de la despensa pensó que alguien de sus nuevos colegas habría venido a rescatarlo de la prisión!
¡Al otro lado de la puerta su hermano Martin, seguía viendo la porno!
Sin preocuparse por el ruido que estaba haciendo terminó arrastrando la cama hasta la diminuta ventana que servía de ventilación a la estancia y que estaba ubicada a una altura de un metro ochenta del suelo!
En la semioscuridad de la noche una polla dura y totalmente descapullada se coló dentro a través de la rejilla de alambre.
¡Mientras metía el gordo capullo en su boca se percató de que ese agujero no había estado nunca ahí! …
¡Alguien con unos alicates había abierto el boquete justo como para que cupiera una polla de esas dimensiones!
Las medidas las conocía de sobra, eran muy similares a las del pollón de su padre pero con unos cuantos años menos.
Esa noche volvió a probar la leche de la familia y el sabor le encantó.
Martín al otro lado de la pequeña ventana intentaba mantener el equilibrio con algo de dificultad.
¡Había improvisado un andamio hecho con cajas y troncos que debería desmantelar al acabar!
¡Si querían que su padre no se percatara del asunto, ambos debían llevar a cabo esa incursión en terreno hostil con discreción!
El cuerpo de Martín se tambaleaba subido a ese improvisado andamio, pero no tanto como su polla que en esos momentos se agitaba soltando una espesa corrida en la glotona boca de su hermano pequeño.
Luisito se bajo de la cama feliz mientras se relamía.
En su boca todavía daba vueltas la leche que su hermano Martín había venido a descargar dentro de la despensa.
¡Podría hacer quesos con ella de lo espesa que esta!
Le dijo a su hermano que ya se empezaba a desmantelar el andamio en el que se había subido.
¡Puedes hacer con ella lo que quieras Luisito, mientras me la sigas chupando de esa forma te aseguro que no parare de venir a traértela!
Finalmente los dos hermanos habían terminado dando con un pequeño resquicio por el que evadir el férreo control paterno.
???
HISTORIAS DEL PASADO
Los hechos habían tenido lugar durante la romería de San Isidro del año anterior.
Isidro había asistido con los adolescentes al traslado del patrón desde la iglesia del pueblo hasta la pequeña ermita que lo resguardaba durante todo el año de las inclemencias meteorológicas.
Estaban en medio del campo y deliberadamente o no se les había hecho de noche en las inmediaciones de la pequeña capilla.
El padre y el hijo se terminaron perdiendo primero entre la multitud y más tarde ayudados por la oscuridad de la noche también se perdieron del resto del mundo.
Luisito andaba por delante del padre, contoneando el culo de un lado a otro, notando como a unos dos metros un semental lo seguía casi bufando, machacando la verde cebada a su paso.
Isidro caminaba bajo la luz de la luna, con los ojos aclimatados a la oscuridad podía ir viendo como el chico se iba bajando el pantalón, para enseñarle el reluciente culo lampiño a la luz de la luna
¡El muy cerdo no llevaba calzoncillos!
Su cordura se fue diluyendo en las penumbras de la noche, mientras su mano se dirigía hacia el cinturón del pantalón.
¡Su rabo salió lanzado hacía el cielo estrellado como un resorte!
El rabo salto en busca del aire palpitante.
¡Pero no paso mucho tiempo al fresco!
A unos doscientos metros del pinar que rodeaba la iglesia, el chico se paro antes de darse la vuelta para ver cómo hasta ese alejado punto, solo el padre en celo había sido el único capaz de seguirlo.
Sus rodillas se clavaron en la verde cebaba mientras notaba como el hombre se acercaba hasta el haciendo que la polla se balanceara de un lado a otro.
Pronto la caliente boca de Luisito acogió en su seno la dura herramienta.
¡Mira como me tienes cabrón! Suspiraba el padre mientras se follaba la boca del mamón con más ganas que nunca.
Martín acababa de obtener una semana de permiso en el cuartel
¡Acaba de jurar bandera y esa era la recompensa que le habían dado a todo su escuadrón!
¡El arresto lo estaban viviendo en ese momento el padre y su hermano pequeño!
¡Era la primera vez que el soldado pisaba la casa desde que se marchara para hacer el servicio militar y Luisito y su padre habían tenido que reducir de una forma drástica sus constantes escaramuzas diarias!
Ese día tampoco habían podido echarse un rato la siesta ya que Martín se había empeñado en asistir con ellos a la romería.
¡La dura y fuerte enculada que el joven Luisito sufría en la cama al mediodía, había tenido que ser pospuesta para una mejor ocasión!
Era la primera vez, en casi dos meses, que el padre y el hijo no follaban cuando a alguno de esos dos cerdos salidos se les antojaba.
¡Por eso recibía las embestidas del hombre sobre el sembrado con ganas!
¡No pares papá hasta dejarme preñado!
¡Esta noche quiero volver a la granja con el culo bien lleno de leche, quiero hacerme un vaso de cola cao con ella!
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Durante el día en la granja, y aprovechando que el hermano mayor estaba haciendo el servicio militar Luisito era follado en cualquier sitio y a cualquier hora.
Los cerdos se estaban acostumbrando a ver a ese hombre copular con su hijo y apenas se alteraban cuando el hombre empezaba a embestirle y el pobre crio a gritar.
Luisito estaba sacándole el máximo partido al chándal de la marca Adidas que se había comprado.
Al padre le había costado un pastón el caprichito pero había descubierto con él, la ventaja que le ofrecía el poder tirar de la goma que lo mantenía por encima de la cintura dejando el culete del adolescente al descubierto.
La falta de calzoncillos facilitaba una rápida introducción del miembro hasta las pelotas.
El ojete abierto hasta no poder más recibía la polla del macho que se agitaba por encima de él, sintiendo como esas fuertes manazas se clavaban en sus riñones.
Luisito permanecía quieto tirado en ese suelo a cuatro patas notando como sus rodillas se hundían en el embarrizado suelo de la granja y viendo como los cerdos los iban rodeando poco a poco hasta ocultarlos del resto de un mundo incapaz de entender una relación como esa.
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En esos momentos, el padre lo embestía con ganas, su polla se clavaba hasta el fondo en el ávido ojete ¿Cómo era posible que le hubiera vuelto a pedir rabo si tan solo había pasado una hora desde la última vez?
¡Dame fuerte papi! …Déjame bien abierto el culete.
¡Quiero poder cagar sin tener que apretar siquiera!
¡Como sigamos así no solo vas a terminar teniendo que andar con un corcho metido en el culo, vas a acabar pillando una pulmonía!…
Al padre le faltaba el aliento por la follada
¡No puedes pasarte todo el día medio desnudo!
¿Acaso crees que es malo eso papa? …¿De verdad crees que sería tan malo que tuviera que estar toda una semana encamado notando como me metes tu rabazo hasta las trancas para curarme?
???
Luisito no se había resfriado hasta ese día
Se tiraba en aquella granja, la mayor parte del tiempo desnudo de cintura para abajo y ni siquiera una leve tos había venido a molestarlo.
¡Estaba más que inmunizado, con tanta inyección!
¡Su padre se las ponía a todas horas y en cualquier lugar!
Sin embargo la noche de San Isidro del año anterior si había terminado pillando una buena.
¡No solo por la pollaza que lo enculo en medio del sembrado!
Cuando su hermano Martín salió de la habitación que compartían. Informó a su padre de que el pequeño Luisito estaba tosiendo en la cama.
¡Debió de coger frio anoche! …¡No entiendo que estuvisteis haciendo hasta tan tarde en esa ermita! Le dijo Martin mientras se calentaba la leche con cola-cao en la cocina.
El padre acudió raudo a la habitación, para comprobar que unos grados de fiebre hacían que fuera totalmente desaconsejable que el joven se levantara.
Martín empezó a echar cuentas mentalmente mientras removía la taza, descubriendo que esa semana de permiso le iba a tocar hacer el doble de trabajo en la granja.
¡Empezando porque tendría que sustituir a su hermano pequeño en las tareas y sabiendo que su padre también tendría que ausentarse muchísimas veces durante la jornada para asegurarse de que la fiebre del pequeño no iba en aumento!
???
Durante esa semana en la que el chico estuvo encamado, la puerta de la casa permanecía cerrada, por orden paterna.
¡Quería evitar que la más mínima entrada de corriente de aire empeorara aun más la situación!
Gracias a ello el joven Luisito podía mamarle la polla a su padre mientras el hermano trabajaba por los dos.
¡Si Martín volvía a la casa de improviso tenían el tiempo suficiente como para que el padre pudiera meterse la polla dentro del mono y el pequeño Luisito se tapara con la sábana!
Martín vio al joven sudando como un cerdo en más de una ocasión. El padre a su lado algo preocupado le tocaba la frente, mientras lo mandaba fuera de la habitación para preparar un vaso de leche caliente con miel.
¡La fiebre no era tal!
Ese maricón que tenía por hijo se lo había inventado todo para poder pasarse todo el día en pelotas esperando a su padre en la cama.
Cuando el hombre entraba en la habitación en penumbras oía como Luisito apartaba las sábanas y le ofrecía el ojete, alzando las piernas por encima de su cabeza y abriéndose bien los cachetes.
Sus dedos acariciaban el enrojecido ojete que vibraba impaciente al notar el roce.
¡Debes pincharme otra vez papi! …¡Esto de aquí no mejora!
Isidro le colocaba la inyección letal que portaba bajo el mono azul notando una cierta queja en el adolescente.
¡Más adentro papa!… ¡quiero quedarme con ese rabazo ahí metido hasta que puedas escaquearte otra vez, para seguir con el tratamiento!
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Los escalofríos y las fiebres que asaltaban al muchacho durante el día, hacían que el hombre tuviera que dormir por las noches con él.
¡El chico temblaba tanto entre los brazos de ese hombre que era inevitable que al final terminara siendo ensartado por su durísima polla!
A la mañana siguiente Martín le preguntaba a su padre todavía preocupado.
¿Cómo va?
¡Algo mejor!… ¡Parece que ya no le duele tanto!
¡Si, la otra noche lo oí quejarse varias veces!
Lo que no entiendo es por qué diablos no lo llevas al ambulatorio para que le pinchen.
¡Seguro que un par de días estaría mejor!
¡Ya sabes lo cabezota y lo ñoño que es! …¡Prefiero tenerlo una semana quejándose a que me monte un número y se tire un mes llorando porque lo he llevado al médico para que le pinche en el culo!
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VUELTA A LAS ANDADAS.
Esto que tengo no tiene cura, hermano. ¡Soy maricón!
Martín escuchaba las palabras que salían a través del cuartucho en el que el padre mantenía recluido a su hijo menor
Martín y Luisito llevaban un mes disfrutando de la ventaja que le ofrecía el agujero recién abierto en la ventana.
Las reducidas dimensiones de esta habían sido burladas.
Luisito había convencido a papa para que le permitiera meter un escritorio en el que poder hacer los deberes mientras estuviera allí encerrado
Isidro no se negó y ahora Martín apreciaba cuáles habían sido las verdaderas intenciones de su hermanito.
¡Había comenzado mamándole la polla arrodillado sobre la mesa! El escritorio dejaba su cabeza justo a la altura de la ventana eliminando de paso los constantes malabarismos que Luisito debía hacer para evitar caerse.
Cuando notó que Martín estaba a punto de reventar se aparto y dándose la vuelta apoyó el culete sobre el frio pollo de la ventana.
El hermano mayor no esperaba ver ese culo de nuevo, por eso se sorprendió mas al ver como se removía encajándose todo lo que podía en el hueco de la ventana.
¡Venga Martín, clávamela bien adentro! Lo oyó decir desde el otro lado de la pared.
Con la polla dura y chorreante rozó con las yemas de los dedos el ojete de su hermano y este se contrajo ligeramente.
¿Vamos a qué esperas? Le reclamaban desde el interior.
Los alambres de la fina malla metálica que los separaba se clavaban en los cachetes del joven arañándole todo la piel
Martín dejó de pensar y colocándola a la entrada empezó a empujar hacia adentro.
El culo al notarlo empezó a empujar hacia afuera logrando que el resultado fuera que Luisito finalizara con la polla de su hermano clavada hasta las pelotas.
¡Muévete tú que yo estoy encajado aquí dentro! Le decía Luisito desde el otro lado.
¡Deberíamos parar! Le contestaba Martín mientras movía el culo rítmicamente haciendo que su dura polla entrara y saliera de ese prieto ojete que lo acogía.
¡Como la saques me chivaré a papa! Le amenazo Luisito al notar como el hermano empezaba a dudar acerca de lo que estaba haciendo.
¡Más perderías tú, pedazo de Maricón! Le dijo su hermano mientras empezaba a embestirle con más fuerza.
De vez en cuando su cabeza se dirigía al camino flanqueado de almendros por el que su padre debería regresar a la granja.
No tenían más que media hora hasta que este regresara del pueblo con el veneno de las ratas que había ido a comprar y el cabronazo de su hermano lo estaba chantajeando
¡Cómo no vayas a la ventana para que te la chupe cuando papa se vaya a comprar el matarratas pienso contárselo todo! Le había cuchicheado a su hermano mientras cargaban unos sacos de cebada en la carretilla.
¡Le contare que cada noche mientras el duerme confiado tú te acercas hasta mi ventana para que te chupe la polla!
A Luisito no le faltaba razón. Una pequeña senda se había marcado entre la maleza que cubría la parte trasera de la casa, hasta el hueco de la ventana.
¡Ni siquiera el padre se había percatado de que esos palos amontonados junto a la ventana pudieran tener la función que tenían!
???
Como cada noche, Martín no paraba de dar vueltas en la cama.
Solo habían pasado unas horas desde que había ido a llevarle el biberón a su hermano pequeño mientras su padre bebía tranquilamente en el bar y su polla volvía a estar dura.
¡El calor del verano no ayudaba a que pudiera conciliar el sueño!
Sus pies descalzos se subieron a las tablas y su polla dura rozó la mosquitera de la ventana.
Agarrándose el rabo condujo la polla hasta el agujero mientras susurraba.
¿Hermano quieres mas leche?
Dentro de la despensa solo se oía el silencio por lo que empezó a pensar que había echado el viaje en balde.
Intentó subirse los calzoncillos que habían quedado trabados en sus rodillas mientras sacaba un poco la polla hacía atrás.
Pero una mano le agarro la polla cuando empezaba a sacarla por la ventana.
¡Sabes que me encanta, hermanito!
Al contacto con la ensalivada lengua de su hermano el capullo se estremeció.
Sus pelotas protestaron ligeramente removiéndose de un lado al otro.
Al otro lado de la ventana el hermano pequeño empezaba a mamar rabo por segunda vez esa noche mientras con la mano que tenía libre se limpiaba las legañas que tenía en los ojos por culpa del mucho sueño atrasado.
???
¿No te atreverás?
¡Ya sabes que hoy ha preguntado por qué siempre estamos muertos de sueño, hasta me ha mirado algo extrañado a los ojos al encontrarlos rojos como la sangre! …
¿Quieres que le confiese que es porque no me dejas dormir desde hace más de un mes pidiéndome que te la chupe cada vez que se te pone dura?
¿Quieres que le cuente que te corres en mi boca y no te vas de la ventana hasta que te enseño como me he engullido hasta la última gota de semen?
¿No te atreverás? Volvía a insistirle
¡Pruébame y lo verás!
Martín deseaba tanto no dejar de ser mamado que no le quedaba más remedio que aceptar el burdo chantaje.
¡Es de día! …¡alguien desde el camino puede vernos!
¡Que vean lo que quieran! …¡Me da lo mismo lo que piensen de mí en el pueblo! …
¡Soy maricón! …¡Y me encanta!… ¿cuando piensas admitirlo?
???
El padre no estaba solo en casa, pero como si lo estuviera.
Luisito, por seguridad, permanecía encerrado en la despensa.
Martín había salido al pueblo de fiesta y volvería como cada viernes a altas horas de la madrugada.
Isidro tenía por tanto vía libre para ponerse la porno de la televisión local y cascarse un pajote en el sofá.
En ello estaba cuando oyó toser al adolescente.
Llevaba un par de días con fiebre y empezaba a estar preocupado. La leche con miel que le había obligado a tomar, no había logrado en el chico, la mejoría que esperaba.
Por primera vez en tres meses se atrevió a abrir la puerta que los separaba. ¡Sabía que estaba a solas con su hijo pero confiaba en que sería capaz de controlar la situación!
El crio estaba enfermo de verdad, no necesitaba a su hijo mayor para que actuara de carabina entre ambos.
¡Su única intención era la de comprobar si la fiebre había bajado y saldría rápidamente!… ¡solo eso!
Luisito vio entrar a su padre en la despensa con unos calzoncillos granates y una blanca camiseta de tirantes como única vestimenta. En ese momento un bulto enorme se escondía bajo la tela.
Unas gotas de pre-semen mojaban el calzoncillo que escondía ese rabo de dimensiones descomunales.
Tapado con la manta como estaba no pudo evitar que su propia polla diera un respingo.
El padre parecía no notarlo y siguió mirando al termómetro que en ese momento sujetaba con las manos entre los labios del joven.
¿Es este el termómetro que me metías antes por el ojete para medirme la fiebre?
¡Supongo que sí!
¡Hace un año me decías que en ese punto las medidas eran mucho más precisas!
¡No empieces Luis,… sabes que lo que pretendes, no puede ser!
¿Pero por qué te empeñas, en mantenerme encerrado aquí?
¿Acaso no te gustaba, tanto o más que a mí?
¡Mira como estoy! …
¡Todo el día estoy empalmado!
¡Pajeándome a todas horas!
¡Siempre deseando que vengas a follarme! …
¡Me encantaba chupártela! …¡y eso tampoco me dejas hacértelo! …
¿Qué me queda?
…¡Algún día conseguirás que salga a la carretera totalmente en pelotas y me termine ofreciendo a todo el que pase por ella!
Luisito le grito a su padre esta sarta de reproches, al ver que este abandonaba la habitación después de haber intentado darle un fallido sopapo.
¡Soy maricón papa, eso no se quita encerrándome aquí para siempre!
???
Solo habían pasado tres minutos desde la discusión cuando la puerta volvió a abrirse.
Al otro lado estaba un padre incapaz de controlar la situación.
Después de volver al sofá había presenciado en el televisor una escena en el que una tía devoraba con glotonería tres pollas enormes y no pudo aguantarlo más.
La mirada de la mujer cuando se corrían en su cara, le recordaba a la que ponía Luisito cuando el mismo empezaba a correrse sobre su rostro.
Los suspiros y gemidos de los tres hombres le recordaban a los que daba él.
El calzoncillo granate del padre, estaba a punto de reventar con ese enorme pollón aprisionado ahí dentro. ¡Si no se hacía una paja pronto un dolor de huevos le fastidiaría el duro día de trabajo que le esperaba al día siguiente!
Se quitó la camiseta de tirantes arrojándola a un lado del sofá mientras su mano sacaba el endurecido rabo por un lado del slip
La paja no ayudaba,… ¡Era como si su cabeza se hubiera puesto en huelga! …¡No estaba dispuesta a derramar mas leche!
¡No de esta forma! Parecía decirle el rojo capullo cuando lo estrujaba con fuerza
¡Se habían acabado las pajas en solitario! …
Todo su cuerpo quería volver al lado del muchacho y solo reaccionó cuando el hombre se levanto para permitirle el hacerlo.
Se acercó hasta la cama donde sus callosas manos recorrieron la cara de Luisito arrastrando las lágrimas.
El joven se incorporó, depositando la mano sobre el más que abultado paquete.
La tela estaba mojada y acercó la boca para sorber los jugos que había expulsado el gordo capullo.
Toda la polla se retorcía al notar el contacto bucal. ¡Y eso que todavía no había apartado la tela!
Estaba todo el tejido mojado y su saliva capto el genuino sabor a polla que permanecía encerrada al otro lado.
Cuando el padre empezó a tirar del elástico hacía abajo. Su polla salió pero no pudo escapar de esa hambrienta boca que la cazó al vuelo.
En dos patadas la prenda se terminó perdiendo en el suelo.
Las mantas tiradas en el suelo, se retorcían entre sus piernas cubiertas de vello y allí fue a caer la diminuta prenda antes de perderse para siempre.
La boca de Luisito mamaba notando como la polla se endurecía aun más, ¡si es que eso era posible!
La mujer de la peli porno chillaba como nunca al ser penetrada por esos dos tipos que se la follaban sin escrúpulos.
En la habitación Luisito y su padre mantenían un delicado silencio, pero sabían que sería por poco tiempo.
¡Pronto Luisito empezaría a chillar más que la mujer de la película!
¡Cuando el padre empezara a meterle el largo y duro pollón hasta las pelotas!
¡Sabes que no pienso dejar que te vayas sin que me la hayas clavado hasta las trancas! Le dijo Luisito mientras se levantaba y se colocaba de espaldas a él, bloqueando con su cuerpo la única salida.
¡Quería evitar que un resquicio de cordura en el hombre, lo alejara de él, sin volver a disfrutar de ese pollón que lo volvía loco!
Su culo quedo totalmente en pompa, balanceándose de un lado a otro esperando la llegada del arpón que lo encallara contra la puerta de la despensa.
¡Y tú sabes que pienso venir a follarte cada vez que se me ponga dura! Le contestó su padre mientras se colocaba a su espalda y empezaba a forzar el ojete del joven.
Arrrrrggggghhhhhhhhh …..arggghhhhhhhhhh grito Luisito al notar como esa polla lo atravesaba clavándose hasta los huevos.
¡Se ha cerrado algo, pero volverá a abrirse!. Le dijo el padre mientras empezaba con el mete-saca.
¡Di mejor que volverás a abrirmeeeee! Le dijo el joven mientras se mordía el labio superior.
¡Tú eres el que va a la escuela, para eso te mando, …para que te enseñen a hablar bien!
¡Yo solo valgo para criar cerdos! Dijo el padre mientras lo sujetaba de la cintura embistiendo una vez tras otra.
¡Sigue papa, no pares! …¡fóllate
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