Malandro y barco atunero II.
Soy Tito el de los zapatos con los militares. Sigo contando mis aventuras cuando era adolescente, era adicto al sexo y sobre todo a la leche. Aquí relato dos de los hechos más resaltantes en mi vida de puto, aunque hago una pausa de mi emburramiento (como decían ellos) con dos pescadores, padre e.
Soy Tito el de los zapatos con los militares. Sigo contando mis aventuras cuando era adolescente, era adicto al sexo y sobre todo a la leche. Aquí relato dos de los hechos más resaltantes en mi vida de puto, aunque hago una pausa de mi emburramiento (como decían ellos) con dos pescadores, padre e hijo, por el que a cambio me regalaron una bolsa llena de pescados.
Mi aventura sexual más morbosa fue a los 16 años en un barco atunero con marinos full cargados de leche. Primero fueron dos con quienes estuve y me invitaron para que fuera el día siguiente, como la había pasado rico con ambos, regresé, pero nunca me espere que me montaran una trampa y además de ellos dos, salieron del baño tres más.
Antes fue el capitán quien me probó, pero no me dejo satisfecho por el tamaño de su pene-
Fue un día casi al atardecer, iba caminando por la playa pensando en la cantidad de machos que habían probado mi cuerpo, algunos por interés y otros porque me encantaban. También un chamo de 17 años de quien estaba enamorado, pero más me gustaba mamar y ser follado que estar de novio. Creo que ha sido el único hombre que de verdad me quiso en mi vida de puto, al punto de querer que viva con él en su casa, pero sé que su mama nunca aceptaría esa relación y además no quería dejar atrás mis aventuras que me hacían gozar. Al año, Pedro embarazó a una chama de 15 años, llevándola a vivir con ella, según me dijo por mi rechazo de ser novios. Se imaginan lo que lloré porque a pesar de ser puto, me enamoré de ese chamo al punto que lo metía a mi cuarto donde me hacia el amor hasta 4 veces, con permiso de Tío.
Mientras caminaba pensaba en el curso, el negro de 19 años, en el vigilante que me desmayo y todos aquellos hombres que me hicieron gozar, incluso el viejo Efraín, quien fue el primero que me chupo el culito, muy rico.
Me senté en mi palmera favorita y me puse mirar el atardecer, cuando de repente, observé a dos marinos arriba de uno de los barcos atuneros varados en el muelle, que tomaban cerveza y estaban sin camisa. Uno moreno como de 32 años y otro más oscuro (negro) de 35. Me puse a mirar esos dos machos tan ricos, su cuerpo eran marcados y sobre todo me gustaban, más el negro-
Al rato se dieron cuenta que no dejaba de mirarlos, por lo que el más joven y lanzado me hizo seña que fuera, pero me daba miedo. Al ver mi rechazo, bajó del barco y lo vi venir hacia donde yo estaba.
Hola chamo, como estás, me llamo Adalberto. Que haces solito por aquí
Estaba paseando señor, me gusta mirar el mar y el atardecer.
Y a nosotros también te gusta mirarnos, ¿no?
Me puse rojo y me sonreí. Se sentó a mi lado y me puso la mano en la espalda acariciándome.
¿Te gusta cómo te toco?
Sí señor, respondí medio avergonzado.
¿No quieres venir al barco? Allí te puedo acariciar mejor, me decía esperando a que yo aceptara.
No se señor, me da miedo.
Bajó más la mano empezando a tocar y acariciar el comienzo de mis pequeñas nalgas.
Bufff, tienes un culito lindo, se nota durito y apretadito, debe ser muy rico.
Eso que me estaba haciendo y diciendo me excitó, por lo que le dije que estaba bien, que fuéramos al barco.
Cuando subíamos la escalera del barco, el marinero metió su mano dentro del short, apretando y manoseando mi culito. Bufff, que culito más rico tienes chamo, que durito y apretadito, son como me gustan a mí. Entramos y me llevó detrás de un bulto naranja donde me besó rico, mordió el labio metiéndome luego su lengua, mientras metía sus dedos en mi hoyito.
Bufff chamo, estoy cargado, tengo los huevos a tope, ¿quieres que te de leche…? Me sonreí y él volvió a besarme.
Me volteó a la vez que me bajaba el short, quedándose, contemplando a la vez que admiraba mi culito. ¡Guao! Que hermoso culito, sin pelito alguno, blanquito y apretadito como me gustan a mí.
Se agachó, me abrió las nalgas y comenzó a chuparme el culo, algo que me encanta y vuelve loco, ya completamente entregado Metió su dedo grueso y luego metió dos haciéndome gemir.
Se levantó, se sacó su verga a la vez que me decía, chúpala que te la quiero meter en este culito apretadito que tienes, ya verás cómo te va a gustar bebé.
Tomé su verga morenita, como de 18 c, un poco gruesa que ya babeaba, le pase la lengua tomándome ese juguito haciendo suspirar a mi inminente singador. Bufff chamito que rico, que lengua y que boquita tienes.
Demostrando su dominio, me agarro la cabeza introduciendo su miembro por completo en mi boca follándola rápido lo que a veces me daba arcadas.
Al rato de estar mamando rico, me dijo:
No aguanto más chamo, quiero follarte ese culito, estoy cachuo tengo tres meses que no meto mi guevo, vamos arriba. Subimos y estaba uno de los hombres más bellos que he visto, un mulato ojos verdes y cuerpo casi perfecto. Compa este es el chamo de la playa, él es mi compañero Andrés, me decía presentándonos. Estiro la mano y me emocioné, al tocarlo.
Porque tiemblas bebé, no tengas miedo no te vamos a hacer daño.
Tranquilo bebé que solo subiste para gozar no para sufrir. Tranquilo que no te va a pasar nada, solo te iras del barco con bastante leche en este culito tan rico que tienes, y se echó a reír.
Agarrándome de la cintura me llevó al camarote, besándome, a la vez que le decía al compañero, ¿Vienes compa a disfrutar de esta hermosura?
Déjame terminar la cerveza, mientras comienza tú.
Apenas llegamos, este hombre estaba tan excitado que me bajo el short quitándomelo junto a la camisa, dejándome solo en cholas, mientras que él se quitaba el short, Me tiró a la cama pudiendo sentir yo la tremenda erección que tenía al notarla sobre mi cuerpo, a la vez que me iba acariciando toda la espalda y culito.
Vamos bebé, pon tu culito en mi boca mientras me mamas el guevo.
Hice lo que me pedía y comencé a chuparle esa rica pinga, mientras la lengua del marinero me lamía y perforaba mi caliente hoyito, haciendo que me retorciera y gimiera de gusto.
Así estuvimos un rato cuando me dijo, móntate bebé, cógete tú mismo, pero de frente.
Acostumbrado a complacer a mis folladores, me fui sentando en ese rico ejemplar. Al entrarme toda aquella erecta verga, mi follador comenzó a darle cintura haciéndome gemir y retorcer de gusto.
¡Ohhh siií! ¡ooohhh siií! Siií, así así, me gusta, gritaba yo mientras era follado.
Estábamos follando bien rico, cuando escuchamos que Andrés dijo: Coño que culito más lindo, se ve que es aguantador el carajito.
Volteé a verlo, ya estaba desnudo, mis ojos brillaron de deseo cuando le vi ese enorme y erecto guevo, como de 22 cm grueso, negro y venudo. Andrés se acercó y sin decir nada agarro mi cara y la escupió, me beso con full pasión mientras Adalberto me daba más duro.
Ponlo a mamar mientras lo cojo compa, se nota que este carajito ya es experto en el sexo. Su grueso miembro casi no cabía en mi pequeña boca, pero logre que llegara la mitad. Dos machos ricos me usaban, me daban placer.
Bufff que carajito más rico compa, este culito esta para cogerlo todos los días.
Dame chance compa, quiero ver si aguanta mi macana negra. Adalberto me lo saco y Andrés me agarro, me subió las piernas apoyándolas en sus hombros y me echo saliva en el culito.
Te lo voy a meter suave bebé, no quiero lastimarte, me decía mientras me preparaba para meter por el culo toda aquella enorme macana que se gastaba.
Ya había probado un guevo así, el del militar llamado el burro y varias veces así que me prepare, sabía que me dolería, pero lo quería dentro, lo deseaba con toda mi alma.
Mi hoyo rosadito esperaba con ansia ese bello guevo negro, Andrés puso la cabeza y lo fue metiendo lentamente, cuando faltaba poco, me beso full lengua y lo empujo metiéndolo por completo, haciéndome chillar.
Ayyy, suave señor.
¿Te duele carajito?
Sí señor, pero dele que yo aguanto.
Verga compa- Dijo Adalberto – Este chamito le gusta que le den guevo.
¿Te puedo dar carajito…?
Sí, ya no me duele mucho.
Al principio fue suave pero cuando me vio gozando, este hombre parecía una máquina, su follada fue rápida, ambos gemíamos de placer, mientras Adalberto se masturbaba.
Bufff carajito, eres aguantador, pocos me han aguantado mi guevo, y tu culo es una hermosura, apretadito y sin pelitos.
Fueron como 15 minutos que me estuvo follando salvajemente, cuando Andrés dijo:
Me vengo carajito, ya me vengo.
Démela en la boca señor, le acerté a decir antes de que se empezara a correr.
¡Guao! Te gusta tragar leche, ¿eh carajito?
La sacó y me la hundió en mi garganta botando una buena cantidad de leche que me hizo toser. Le limpié su guevo y me puse en cuatro para dejarlo bien limpio, lo que aprovecho Adalberto y me enterró su verga en mi maltratado culito. No aguanto mucho y se vacío en mi hoyo, fue bastante la corrida que me echó, se me salía de tanta corrida que me descargó en mi caliente hoyito.
Bufff se te ve hacia dentro, tienes el culito abierto. Se nota que le gusta tu guevo compa, porque te lo sigue mamando. Era cierto, ese hombre me gustaba mucho, era muy bello.
Quería seguir, pero les dije. Me presta el baño señor, quiero lavarme.
Cuando iba al baño escuche sus comentarios.
Coño que rico culo tiene ese carajito, es aguantador, voy a descargar toda mi leche en él. Estoy de veraneo, tres meses en el barco sin sexo es arrecho.
Sí compa, ese chamo es aguantador, se nota que le gusta el guevo demás. Primera vez que se lo meto completo a un hombre y encima se traga la leche.
Me metí a bañar, me metía los dedos para lavarme el hoyito por dentro, botar los restos de leche de Adalberto.
Como dejé a propósito la puerta del baño abierta, sentí que la cerraron, era el negro (Andrés) quien ya venía erecto.
Quédate así, saca el culito que quiero metértela otra vez, quiero llenártelo de leche.
Me pegue a la pared, me abrí el culito con mis manos y Andrés dijo: Bufff carajito, tienes un culito muy rico, ahora es mío, pasaría un día entero dándote guevo para que me dejes seco.
Lo puso en la entrada y poco a poco lo fue metiendo. Cuando faltaba un poco más de la mitad, empujé mis nalgas hacia atrás y me lo encajo todo, me dolió, pero estaba gozando.
Joder carajito, lo tienes hasta la pata. Comenzó a darme y sus embestidas junto con el agua que caía sobre nosotros, hacía que sonara fuerte. Me levantaba y sentía mucho placer estaba tocando mi punto de excitación.
Me volteó la cara y metía su lengua en mi boca, era un buen follador este hombre.
La follada siguió, y al ratito grité, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Estaba teniendo un orgasmo y esta vez bote mucha leche, mientras que Andrés seguía dándome más duro. Estaba cansado, sus embestidas eran fuertes, a veces me cargaba hasta que dijo. Ya carajito, ya me viene, ya me viene, me voy a correr dentro, ¡ohhh que rico estás carajito! Ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba mientras soltaba su corrida dentro de mi caliente culito.
Nos besamos, sentía correr su leche por mis piernas mientras me besaba y terminaba de follarme.
Eres lindo carajito, demasiado hermoso, tienes un culo bonito y aguantador. Lástima que no vivas en mi pueblo, te buscaría siempre para cogerte y hacerte mío.
Lléveme con usted señor, usted también me gusta mucho y me sabe coger-
No puedo carajito, aparte de que soy casado, duro hasta tres meses en el mar y sé que te gusta el sexo demasiado.
Terminamos de bañarnos y a la vez nos besamos. El me enjabono mi espalda especialmente mi culo y mi hoyito. Nos secamos y salimos.
Adalberto estaba con el guevo parado y dijo:
Coño pensé que no dejarías para mí, le diste duro al carajito.
A pesar de que me sentía cansado, tenía que complacer a este hombre.
Me puse de espaldas a él y comencé a meterme su guevo, no me dolió porque estaba dilatado y su pene era menos grueso que el de Andrés. Comencé a cabalgarlo y el gemía de gusto.
Sí, así así, muévete carajito que estás muy rico.
Era un morbo, me estaban cogiendo y el hombre que más me gustaba de los dos miraba como me cogía. Su pene volvió a ponerse duro.
Me bajé y me puse en 4 volviéndome a enterrar su guevo mientras miraba a Andrés, quien entendió y vino a ponerme a mamar. Era una delicia de guevo el que tenía, negro y grueso. Casi no le paraba a la cogida de Alberto por estar pendiente del pene de Andrés. Ambos llegaron casi igual, uno en el culo y el otro en la boca.
Quedé tendido en la cama junto Adalberto.
Acostado, Adalberto. me dio una nalgada. Tienes un culo hermoso carajito, sin pelitos, blanquito y apretadito como me gustan. ¿Quieres venir mañana por otra ración de leche?
No dije nada, pero sí quería, al menos había conocido a un hombre negro hermoso que follaba divino y quería otra vez, así que al final dije que sí.
Ok, pero tiene que ser a las 6 carajito, que el capitán se duerme a esa hora y no quiero que nos vea.
Me vestí y ellos quedaron desnudos, les di un beso a cada uno y tres chupones a sus vergas. Me acompaño Andrés y al bajar me dijo: Oye carajito, me gustaría llevarte a casa de un amigo y pasar una tarde completa contigo, ¿quieres…?
Sí señor, usted lo hace mejor y me gusta mucho, quiero volver a hacerlo con usted, pero mañana ya le dije a su amigo que vendría.
Me despedí de esos machos que me hicieron gozar y llegué a mi casa, no sin antes ir a la casa del vecino a mamárselo, él quería follarme, pero le dije que no, que otro día con su primo.
Podéis escribirme o poneros en contacto conmigo en:
UUff… menudo calenton… me he corrido y aun sigo cachondo.
Excelente relato… como sigue?
Así da gusto masturbarse 💦💦 que maravilla de relato. Ojala subas mas.