Mamada a uno de los chicos mas guapos y populares de la ciudad.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por BlackCastle.
Una noche salí de fiesta con mis amigos y de repente cuando me quise dar cuenta me había perdido y estaba solo.
Pasé un rato intentando encontrarles hasta que vi a un amigo mío al que conocía desde hace tiempo.
Mi amigo estaba con su primo, un chico de piel y pelo moreno y muy guapo, fibrado de mirada tierna pero con ese aire de heterosexual chulito.
Me acerqué a ellos y les saludé.
Como no encontré finalmente a mis amigos pasé con ellos el resto de la noche.
Entramos a discotecas y yo me las arreglé para sobarle la entrepierna al chaval morenito que llamaremos Ángel.
Él estaba muy borracho y no se daba cuenta.
A las 5 de la mañana, cuando ya no podíamos resistir más, me invitaron a pasar con ellos la noche porque mi casa quedaba muy lejos.
Llegamos a la casa y mi amigo prácticamente se desplomó dormido sobre el sofá.
Ángel y yo nos miramos sonriéndonos.
– Menudo personaje mi primo ¿Verdad? – me preguntó.
– Ya ves – contesté yo.
– Vamos a sobar anda, si quieres puedes dormir en mi cuarto.
Le seguí por el pasillo hasta su habitación.
Cuando llegamos empezó a quitarse la ropa.
Yo miré el móvil porque me estaba poniendo muy cachondo y no quería que se diese cuenta.
Ninguno de mis amigos sabe que me van los chicos.
– Yo duermo en calzoncillos, no te importa ¿No? – me preguntó.
– Claro que no tío, somos colegas – le respondí yo con aire chulesco.
Teníamos que compartir la cama y yo estaba comenzando a empalmarme.
Disimuladamente me metí entre las sabanas, justo después de mi lo hizo él.
– Buenas noches bro – le dije yo que tenía mucho sueño y que no esperaba nada de él, pues Ángel era un machito.
Él se quedó callado sin contestar y yo pensé que se había dormido.
Me di media vuelta y me dispuse a intentar dormir.
Tras unos minutos de absoluto silencio sentí que algo me presionaba en la espalda.
Extrañado pero sin darme la vuelta intenté palpar con mi mano para buscar lo que me estaba tocando.
Justo cuando descubrí que era la polla de Ángel, que a través del pantalón me rozaba.
Iba a darme la vuelta cuando el primo de mi amigo me agarró y presionó aún más su bulto contra mi culo.
– ¿Qué coño haces tío? – le pregunté yo intentando disimular lo cachondo que me estaba poniendo aquella situación.
Ángel era un chaval guapísimo y siempre me había gustado.
– Llevas toda la noche zorreándome, maricón de mierda – me respondió él – Así que ahora no te quejes después de haberme puesto cachondo.
Te voy a reventar el culo como le reviento a mi novia el chochito.
Yo intenté resistirme para guardar las apariencias pero él me tenía agarrado por detrás y frotaba cada vez más fuerte su polla contra mi culo.
– Suéltame y déjame que te la coma porque vas a flipar – le susurré.
Pasaron unos segundos hasta que Ángel aflojó su presión sobre mí y me dejo darme la vuelta, quedando los dos tendidos boca arriba uno al lado del otro.
Yo deslicé mi mano hasta un gran bulto que se adivinaba en sus calzoncillos.
Él se acomodó y puso ambos brazos detrás de la cabeza, como dándome a entender que su polla era mía aquella noche.
Con una mano le tocaba sus abdominales marcados y con la otra sobaba su polla.
Parecía bastante grande y la curiosidad me estaba matando por dentro así que tras un rato de tocamientos le quité el calzoncillo.
Tras él se escondía el rabo más gordo que yo había visto hasta ese momento, calculé que medía unos 19 cms.
– Chúpamela – me dijo él.
Yo bajé hasta que su enorme polla se quedó frente a mi cara.
Empecé a chuparle los huevos mientras le hacía una paja y le miraba fijamente a sus preciosos ojos marrones.
Él se puso muy cachondo y apretó mi cara contra sus huevos haciéndome oler su nabo, que olía a macho.
Después de unos segundos así retiré la cara y agarré fuerte su polla para contemplarla.
No podía creerme que estuviera a punto de comerme el rabo de unos de los chavales más guapos y populares de la ciudad pero así era.
Sin dejar de mirarle a los ojos me metí su polla en la boca lo más hondo que pude.
Comerme aquel cipote enorme se convirtió en adictivo, empecé lentamente pero poco a poco fui aumentando el ritmo.
Eran tan grande su polla que podía pajearle con una mano mientras chupaba su capullo, algo que le hacía gemir como un descontrolado.
Me cogió la cabeza y empezó a follarme la boca tan fuerte que me provocó algunas arcadas pero a mí me daba igual.
Aquella fue una mamada de por lo menos quince minutos.
Yo sentía que mi polla iba a romper el pantalón de tan dura que la tenía.
– ¿Quieres que te llene la cara de leche? – me preguntó.
Yo asentí de forma sumisa.
Me sacó la polla de la boca y empezó a pajearse con fuerza.
De repente un temblor le recorrió el cuerpo y yo sabía que aquella era la señal.
Abrí la boca y saqué la lengua.
El primer chorro de semen caliente fue a parar a mi boca, tres chorros más me llenaron por completo la cara de semen.
Cuando se corrió por completo se dejó caer sobre la cama jadeando mientras yo lamía la leche que me había dejado en la cara.
Pasaron unos segundos hasta que se levantó de la cama y encendió la luz.
Pude ver su cuerpo perfecto iluminado y su gran rabo colgando.
Me miró con una sonrisa pícara y me guiñó un ojo.
– Me has hecho la mejor mamada de mi vida bro – me dijo – Pero ni una palabra de esto a mi novia.
Yo asentí sonriendo, degustando con placer nuestro nuevo “secreto”.
Jamás podría olvidar aquella noche.
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