Manoseando en clase a mi mejor amigo.
Les voy a comentar el inicio de una serie de sucesos que acontecieron hace algunos años cuando cursaba el bachillerato. .
Bueno, primeramente procedo a dar una breve presentación, actualmente tengo veintidós, soy de Bogotá, alto, muy delgado, de piel trigueña y cabello ondulado. Siempre he sido bisexual.
El suceso en cuestión ocurrió cuando estaba cursando el bachillerato, tenía por aquel entonces catorce y ya desde hacía algunos años sabía cuales eran mis gustos aunque trataba de aparentar. Todo comenzó en una clase, no recuerdo la hora pero estimo que eran al rededor de las once de la mañana, en la clase que se estaba cursando (la cual tampoco recuerdo) se estaba realizando un trabajo, un taller y debido a esto y a que el escritorio de la profesora se encontraba al fondo del salón, casi que todos mis compañeros se encontraban al rededor del escritorio dejando medio salón prácticamente vacío. Los únicos que no estábamos en esa parte del aula y, por ende, tampoco haciendo el trabajo éramos mi amigo y yo.
Esto no nos trajo ningún problema ya que estábamos cada cual en su puesto correspondiente, él en el segundo puesto de la fila que se encontraba justo a la ventana y a la puerta y yo justo en la fila de al lado también en el segundo puesto. Íbamos conversando temas habituales y como solo éramos nosotros dos pues no se nos interrumpía y podíamos tratar ciertas conversaciones que en otros momentos no sería posible debido a lo privados que podían llegar a ser, a ambos nos gustaba en ocasiones tener este tipo de espacios ya que al ser mejores amigos no había líos en relatar lo que nos aquejase, nos incomodase o afectase. La conversación seguía el curso normal como tantas otras veces hasta que en un momento de joda me dice -A que no es capaz de pasar su mano de una de mis piernas a la otra sin levantarla pero haciendo forma de «U»-. Yo lo pensé por un instante pero al no haber nadie cerca y al estar yo frente de él, solo sería evidente si alguien pasaba justo por nuestro lado pero si hubiese sido así nos hubiéramos dado cuenta con bastante antelación.
Después de ese instante de pensarlo le dije que sí podía, que soy capaz. Lo hice. Al inicio no posicionaba tanto la mano en contra suya, era más bien un roce algo indiscreto que al ir llegando a su entrepierna disminuía al mínimo hasta que se llegaba a su otra pierna. Al notarlo me pidió que acercase más la mano, lo hice pero de forma paulatina en las siguientes veces haciéndolo de a poco ya que me encontraba nervioso. Al rato y ya después de varias pasadas el nerviosismo cedió y entre en más confianza, ya apoyaba bien mi mano en su cuerpo y no la levantaba cuando pasaba por su entrepierna, gracias a esto podía empezar a sentir su pene y como ya estaba algo erecto.
Lo realice unas dos o tres veces hasta que le comenté -Parce, córrase un poco que me quiero sentar a su lado (a su izquierda)-. Lo hizo a lo cual continúe diciendo, -Súbase su maleta a sus piernas- lo cual hizo en el acto ya que yo había subido la mía mientras le decía. Le pareció extraño lo que había ordenado hacer pero al poco rato entendió el por qué. Al estar sentados uno al lado del otro en pupitres individuales quedábamos muy pegados y con las maletas en nuestras piernas no se podía ver entre las rodillas y el pecho. Sabiendo esto y al notar que el resto de mis compañeros seguía a lo suyo con el trabajo, procedí a llevar mi mano derecha directamente a su pene, él se sobresalto y al inicio me dijo que no, que parara que podían vernos, me quitó la mano. Yo al estar ya muy caliente volví a lanzar mi mano hacía su verga y mientras le daba unas pocas pero firmes caricias le dije -Tranquilo que nadie está viendo y menos verán con las maletas encima nuestro además esto es rico- así que seguí ya que me dio la razón.
Con él ya caliente y con ganas de que continuara, le seguía tocando por encima del pantalón, le estaba masturbando frotando su verga contra mi mano interponiéndose nada más el pantalón de su uniforme, su pantaloneta y calzoncillo. Estuve jugando de esta manera hasta que sonó la campana para dar aviso a que iniciaba el segundo descanso del día y por lo cual paramos…
Se estará preguntando cómo es que nadie se daba cuenta de que lo estaba masturbando y pues bueno la verdad fue sencillo aparentar, posicionaba mi brazo dando la percepción de que tenía mi mano y por esto mismo medio brazo reposado en mi vientre, pose habitual en mí por aquellos años, lo otro que hacía era mantener tenso el brazo de modo que pudiese mover la mano a placer sin que el brazo apenas ejerciera movimiento, esta razón es por la cual nos sentábamos tan juntos, quedábamos prácticamente pegados cuando me hacía a su lado. Esta técnica fue muy efectiva, demasiado efectiva, cosa que pude comprobar al volver del descanso y reanudar nuestro juego.
Hasta acá llega el relato, como se deja entre ver ese día ocurrió más que lo comentado y no fue un suceso único. Si gustan que relate lo ocurrido al retomar las clases después del recreo háganmelo saber y así subo la continuación de lo ocurrido ese día. Aclaro aunque no hace falta, que todo esto fue real, no hay nada inventado y salvo algunas cosas que he ido olvidando o que se han modificado un poco en mi memoria por el pasar de los años, todo lo comentado ocurrió casi que tal cual como se expone.
Gracias por leer.
Muy bueno, continúa contando
En el colegio en 6° básico hacíamos un círculo Al final de la sala solo hombres y el más viejo del curso ( tenía 15 años ) el resto teníamos 12 más menos. Sacaba el pene y entre la calentura de exibir nuestros miembros se nos paraba. Tenía que llegar a casa a pajearme
Así empezamos muchos, que excitante y nervios se tenía. Lo mejor estaba por llegar y ese fue el día que me desvirgaron.