Marco, el albañil que me hizo su hembra l
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Awen09.
Mis Padres habían salido de viaje y no iban a estar en la casa por dos semanas, sin embargo, habían llamado a unos albañiles para que vinieran a arreglar un problema de humedad que había en una de las habitaciones.
Llegó el Lunes y tocaron la puerta.
Yo ya sabía que eran los albañiles, así que abrí la puerta.
Eran dos, un señor alto, un poco robusto y un muchacho bastante atractivo, marcado, de tez morena y que emanaba un olor a macho que me puso como loco.
Estaba tan embobado que casi no alcancé a escuchar lo que el primer albañil dijo
.
-Buenos días joven, yo soy Juan y el es mi hijo Marco, venimos a arreglar un problema de humedad.
-Sí, sí, mucho gusto, soy Ben.
Pasen, por aquí está la habitación.
Llegamos a la habitación y el albañil más grande comenzó a inspeccionar las paredes mientras yo miraba a Marco, lleva unos shorts deportivos con los que de le alcanzaba a ver el paquete y una camisa de manga corta con la que podía apreciar sus músculos.
En mi mente no podía dejar de imaginarme siendo dominado por ese macho.
-Muy bien, en tres días estará listo.
– dijo Juan
-Excelente, entonces los dejo trabajar.
El resto del día me la pasé en mi habitación, pensando en el macho que había abajo.
Me quedé dormido y más tarde escuché que alguien tocaba la puerta, era Juan.
-Disculpe que lo moleste joven, pero me debo de retirar y le quería informar que mi hijo Marco se quedará continuando con la obra.
-No se preocupe Juan, que pasé buen día – respondí.
Una vez se fue Juan, supe que era mi oportunidad, así que bajé con Marco y decidí no desaprovecharla.
Cuando entré a la habitación vi que Marco estaba sin camisa y sudado.
Estaba perdido, ese hombre ya me había hecho suyo y ni siquiera habíamos hablado.
-Hola Marco, yo soy Ben.
-Ya sabía y no me importa.
¿Qué quieres?
A pesar de su tono grosero, no podía dejar de excitarme ante su dominación.
-Pues solo venía a ver si te apetecía hablar un poco para que no te aburrieras.
-Está bien, pues.
-Bueno y qué edad tienes? Estudias?
-Tengo 23, trabajo y vivo solo.
Y tú?
-Tengo 18 y estudio veterinaria.
-Y tienes novia? – preguntó Marco
-No y tú?
-Tampoco, las viejas de hoy en día son unas huevonas y quieren que la mantengas sin dar nada a cambio, por eso solo me las cojo y las mando a la chingada.
Y tú por qué no, si estás bastante lindo?
-Pues…la verdad nunca he estado con mujeres.
-Ah…ya veo
Así seguimos platicando mientras el me contaba de sus experiencias con otras mujeres, de como necesitaba alguien que hiciera los labores en su casa y como le encantaba dominar en la cama.
Mi mente estaba vuelta loca y solo podía pensar en como me gustaría satisfacer a ese macho.
Estuvimos hablando tanto rato que de hizo de noche y Marco me dijo.
-Oye, la neta está muy buena la charla, pero me tengo que ir, que ya no alcancé camión y ahora me debo pagar el taxi.
Sabiendo que era mi oportunidad le dije.
-Por qué no te quedas a dormir aquí?
-No quiero molestar.
-No, no, para nada, si te quieres bañar allí está la ducha también y dame tu ropa que mientras te bañas la dejo lavando y salgo a comprar algo de cenar.
-Bueno, está bien.
– dijo Marco
Una vez hube puesto su ropa a lavar, salí a comprar algo de cenar.
Cuando regresé vi que varias luces estaba encendidas y entré para ver que había pasado.
Estaba subiendo las escaleras cuando escuché unos gemidos y unas voces.
-Dime, qué es lo quieres puta? Te gusta esta verga?- era la voz de Marco.
-Quiero tu verga papi, dámela toda! – era la voz de una mujer.
En ese momento estaba muy molesto por dos razones; porque había invitado a alguien a mi casa sin permiso y porque esa mujer se estaba comiendo su verga y no yo.
Subí rápido a la habitación, vi a Marco y me detuve a admirar su cuerpo de macho y esa enorme verga que tenía sometida a la mujer.
Entonces grité.
-Qué está pasando?!
Ambos me voltearon a ver y dejaron de hacer lo que estaban haciendo.
La mujer se puso de pie, se vistió y de fue.
Después volteé a ver a Marco y vi que estaba enojado, me agarró del brazo y me gritó:
-Qué crees que estás haciendo pendejo?
-Qué crees he haces tú? Es mi casa – respondí
El comenzó a reírse y me dijo con un tono calmado pero amenazador:
-Efectivamente es tu casa.
Pero lo hubieras pensando mejor antes de dejarme entrar a ella, putita, pues en esta casa ahora yo soy el macho y tú obedeces.
Crees que no he vistió las ganas que me traes? Acaso no estás feliz de tener un machito?
Estaba molesto, pero era tan dominante y me encantaba, que solo quería complacerlo.
-S-sí
-Pues aquí me tienes puta, ahora tú vas a terminar lo que la otra no pudo.
Aún complemente desnudo y agarrándome con fuerza hizo que me hincara hasta que mi cara quedó a la altura de su verga.
Sin que me dijera nada comencé a lamerla levemente, olía a macho sudado, al parecer no se había bañado, estaba disfrutando su sabor, ese sabor a orina, sudor, líquido preseminal y otro que seguramente era de la mujer con la que había estado hace un rato.
Comencé a meterme la punta y a chuparla y después la tenía casi entera en mi boca, era tan grande y yo quería que me cupiera que me empezaron a dar arcadas.
-Pero que putita más tragona saliste, la chupas mejor que todas las putas a las que me he cojido.
Mmmm, sigue así y a lo mejor y te cojo.
Estaba bien prendido y seguí comiéndome su verga para luego pasar a sus huevos.
Eran tan grandes y olían tan bien.
Escuchaba a mi macho gemir y eso aumentaba mis ganas de seguir.
De pronto se separó de mí y me dijo:
-Desvístete que te quiero cojer.
Se fue y se acostó en la cama y se tocaba los huevos y la verga mientras me desvestía.
Ya desvestido, me dirigí a la cama y me estaba subiendo cuando recibí una patada y caí al suelo.
Marco se estaba riendo y dijo:
-Realmente creíste que después de lo de hoy te iba a cojer bien? Pues no, lo único que te has ganado hoy, es que te coja como la perra que eres.
En el piso.
Ponte en cuatro, chiquita.
Excitado hice lo que me dijo y lo sentí acercarse y repegar su verga en mi ano.
Mi culo estaba ansioso y temblaba de anticipación.
-Pero mira como se mueve esa colita tuya.
Vamos, pídemelo antes de que me arrepienta.
-Marco, métemela por favor, te lo suplico.
En eso, Marco me dio una nalgada y dijo:
-Mal, putita, ya no soy Marco para ti, soy tu macho y me debes tratar como tal!
-Perdóname papi, no lo volveré a hacer, pero cojéme, por favor!
Sin esperarlo, sentí la punta de su enorme verga y luego toda estaba dentro de mí, grité del dolor por la invasión de su miembro y después de sus embestidas comencé a sentir el placer.
Mi culo tenía vida propia y se movía a la vez que mi ano se contraía con cada embestida mientras gritaba de placer como la puta que era.
-¡Ah! Sigue así papi, soy toda tuya, haz de mi lo que quieras, demuéstrame el macho que dices ser.
-Vaya puta estás hecha cabrona, a ver si me aguantas ahora pinche bocona.
Marco se inclinó, hacia mi de manera que su cuerpo quedó recargado sobre mi espalda y su verga quedó completamente dentro de mí, su embestidas se hicieron mas bruscas y sentía como me desgarraba, ya no aguantaba el dolor y comencé a pedir que parara.
-Esto es lo que querías, y con este culito que tienes tan hambriento, estoy seguir que aguantas, ahora cállate mi amor y complace a tu macho.
Seguía gritando del dolor.
Marco regresó a su pose original y empezó a sacarla toda y a métemela de nuevo una y otra vez, vi como de chupaba los dedos y luego los metía en mi boca mientras su verga seguía dentro de mi.
-¡Sí mamita, que rico culo tienes, hoy mismo te hago mía!
-Siempre he sido tuya papi, desde el momento en qué te vi, mi colita supo que había encontrado a su amo.
La velocidad de sus embestidas aumentó y se veía que estaba a punto de terminar, su sudor cayendo sobre mí y luego me dijo.
-Estoy a punto de terminar mamita, dime, realmente quieres que sea tu macho?
-Sí, papi, préñame por favor, márcame como tu hembra, prometo siempre complacerte.
-Toma pues putita.
En eso sentí su leche invadiéndome por dentro y una vez hubo terminado de eyacular, sacó su miembro de mi culo y rápidamente me dirigí a limpiarlo con mi boca.
Disfruté del nuevo sabor de su verga y cuando terminé dijo:
-Tenía mucho sin follarme a una hembra como tú, ahora sí que te he dejado preñada, y ahora espero que sepas que me perteneces y tu labor es complacer a tu macho.
-Sí, papi.
– Bueno, ahora me iré a domar, mañana por la mañana espero mi desayuno y mi ropa lavada y planchada.
Se fue a dormir y después de limpiar la leche de mi macho, me dirigí a la cama para dormir y tener fuerza para seguir cumpliendo con mi deber como su nueva hembra.
Continuará.
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