Maricón quieres más vergas, tendrás más vergas.
Un joven borracho, drogado, es detenido por un policía de transito, lo arresta y lo lleva a la comisaría, le ordena desnudarse para buscar drogas, y el joven le ofrece el culo, luego otros detenido se lo cogen también. .
Maricón quieres más vergas, tendrás más vergas.
Hace un par de meses, fui detenido, ya que iba conduciendo mi auto, un poquito por encima del límite de velocidad.
Además, para colmo el oficial que me detuvo, le dio por decir que yo estaba, drogado y ebrio, cuando la realidad es que apenas, y me tome unos pocos tragos, me fume un pequeño cigarrillito de la importada, y creo que alguien me regaló un par de pepas de éxtasis.
Yo al ver que me iba a arrestar, dije de manera bastante sínica, y sarcástica. “Lo que siempre he deseado, que un maldito oficial me arreste, para satisfacer su complejo de inferioridad.”
La verdad es que no dije más nada, durante el trayecto a la comandancia, me sentía muy incómodo con esas malditas las esposas puestas, y sentado en el asiento trasero de la patrulla.
Así que cuando me indicó que bajase, estaba contento de salir de esa maldita patrulla, ya que, sin más ni más el mismo oficial me condujo dentro de las oficinas, y tras quitarme las esposas me dijo. “Señorito, ahora tiene dos opciones, o se desnuda para ver que no traiga nada oculto bajo la ropa, o yo lo desnudo a la fuerza.”
Como en infinidad de ocasiones, he escuchado a mi padre, que es abogado decirles a sus clientes, que son detenidos. “Has todo lo que el oficial te ordene, no le lleves la contraria, mientras estés bajo su supervisión.”
A mí no me quedó más remedio que seguir el consejo que mi padre, les da a sus clientes, y de inmediato me despojé de toda la ropa que llevaba puesta, incluso de mis pequeños interiores, quedando completamente desnudito, frente al policía.
Fue en esos momentos que, al echar un vistazo a mi alrededor, que me doy cuenta de que el policía me observaba de manera que me pareció algo morbosa.
Por lo que de inmediato le di la espalda y apoyando mis manos contra la pared separé mis piernas y levanté mis nalgas.
No sé qué me sucedió al verlo a él de pie tras de mí y de manera tan imponente, quizás fueron las pepas de éxtasis, pero lo que me provocó que me metiera toda su verga.
Él se encontraba a mis espaldas diciéndome que me pusiera mantuviera esa posición mientras que él inspeccionaba mi cuerpo, para asegurarse, que no tenía droga escondida entre mis nalgas.
Yo apenas lo vi, supe que lo que me esperaba, si seguía provocándolo, pero al mismo tiempo, quizás la tremenda excitación de ser sometido por la fuerza de la ley que aquel oficial representaba.
Ni tan siquiera opuse resistencia, cuando ya estando de espaldas a él, separé mis piernas, y de inmediato, comencé a sentir sus gruesas manos toqueteando mis nalgas.
A medida que él continuaba explorando, y asegurándose de que yo no llevaba nada oculto, comencé a sentir un ardiente deseo que me penetrase.
Ya había terminado de revisarme, cuando a mí se me escapó preguntarle. ¿Está seguro que revisó bien, mire que puedo tener algo metido dentro de mi culo?
El policía se sonrió maliciosamente, y de inmediato comencé a sentir sus gruesos dedos hurgando profundamente mi esfínter, al tiempo que yo acompasadamente comencé a mover mis caderas, y ha gemir de placer.
Cosa, que en poco segundo sucedió, quizás fueron aquellas copas que tomé, de más, o lo morbosa de la situación en que me encontraba, pero mi excitación fue tal, que a medida que él me fue penetrando, yo fui disfrutando de todo lo que me estaba haciendo.
Con voz afeminada, comencé a decirle. “Revise más adentro, puede ser que tenga algo que con sus dedos no siente.”
Casi de inmediato comencé a sentir los fuertes empujones de su verga dentro de mi culo haciendo que yo gimiera de placer, y de manera desvergonzada, a toda voz le pidiera que me diera más, y más duro.
La verdad es que no sé qué me pasó, comencé a portarme como toda una puta, moviendo mis caderas, restregándolas contra el cuerpo de él para sentir más, y más adentro de mi culo, toda su gruesa, y parada verga.
Justó en ese instante llegó un compañero de él, y sin decir nada extrajo su verga del pantalón y me puso a mamar, cosa que yo hice gustosamente.
Hasta que ya en un arrebato de placer, comencé yo mismo a masturbarme, hasta que disfruté de una tremenda eyaculación.
No bien habíamos terminado, y mientras él aun acababa dentro de mí, y su compañero prácticamente me había obligado a tragarme toda su leche, cuando comenzamos a escuchar un alboroto al otro lado de la puerta que da a las celdas.
Se trataba de varios detenidos, que riéndose les decían a los oficiales. “Vamos compartan con nosotros, tráiganos a ese mariconcito, que lo vamos a poner a mamar, y por el culo le vamos a dar.”
Yo me les quedé viendo a la caras, y estoy bien seguro, que hasta ese momento su intención era mantenerme a parte del resto de los detenidos.
Pero yo abrí mi boca, y le dije en un tono altanero. “Vamos apúrate, o temes que ellos lo hagan mejor.”
Eso bastó, para que tal, y como yo me encontraba, ambos policías me tomaron por el brazo, y sin consideración alguna me condujeron hasta la celda, diciéndome uno de ellos. “Quieres más vergas, tendrás más vergas.”
Yo como que me encontraba un bastante mareado, y sumamente excitado, no entendí al principio lo que me quiso decir con eso.
Pero al abrir la puerta, y ver a todos los detenidos, que me observaban con ganas de saltarme encima, me di cuenta de que me había metido en la cueva del lobo y sin ser caperucita.
Pero ya el mal estaba hecho, sin decir ni hacer más nada que no fuera el seguir sus órdenes entre a la celda, ante la lujuriosa mirada del resto de los detenidos.
Apenas los policías nos dieron la espalda y cerraron la puerta, casi de inmediato esos vagos comenzaron a discutir entre ellos, a ver iba a ser el primero.
Hasta que uno de ellos, el más grande, y barrigón, simplemente les dio un empujón a sus compañeros de celda, y sin decir nada, acercándose a mí con una de sus manos me tomó por el brazo, mientras que con la otra sacó su inmensa verga.
La que yo al verla casi me desmayo, de la impresión, sencillamente me hizo retroceder hasta uno de los camastros, donde yo sin hacer el más mínimo esfuerzo por rechazarlo, me recosté abriendo mis piernas de inmediato.
Sus compañeros vieron asombrados, como mi culito, se fue tragando todo aquel pedazo de carne.
Pero a medida que aquel mastodonte me fue penetrando, el resto de los detenidos se nos fue acercando, y en menos de unos cuantos segundos, uno de ellos me puso a mamar su verga.
Mientras que el resto me acariciaban, chupaban y mordisqueaban mis tetillas, las nalgas y los muslos.
Al tiempo que yo no dejaba de retorcerme, y mover mis caderas restregando mi cuerpo contra aquel tipo, pidiéndole que me diera más, y más duro.
Esa noche, perdí la cuenta del sin número de veces me dieron por el culo, y me pusieron a mamar vergas, como recuerdo de eso, me regalaron un largo momento de placer.
A la mañana siguiente, al despertarme me encontré solo, desnudo, y todo lleno de semen y saliva por todo mi cuerpo.
Aparte del liguero dolor en mi culo, y de la gran resaca que sufría, cuando el policía me sacó de la celda, me condujo a un sucio baño, donde frente a él tomé una fría ducha, para luego vestirme.
Apenas pude llamé a mi padre, quien envió a uno de los jóvenes abogados que trabajan para él, me recogió, después de hablar con los policías.
Ya en el auto, entre risas, indiscretos comentarios, de mi parte, y preguntas por parte de él, comencé a contarle todo lo sucedido.
Antes de llegar a casa, pasamos por el consultorio de un médico conocido de mi padre, quien después de que mi acompañante le explicase ligeramente lo que me había sucedido, el doctor examinó profundamente mi ano, y luego me ha inyectado un sin número de antibióticos, y recetó varios desinfectantes.
Como al mes de ese incidente, nuevamente el joven abogado me acompaño al médico, y después de analizar mis laboratorios, el Doctor me comentó, que era un milagro que yo no hubiera cogido alguna infección venérea.
Ya en casa, le tuve que explicar nuevamente y de forma detallada, a mi joven abogado todo lo que recordaba que me había sucedido mientras estuve detenido, por alteración a la paz.
Y no fue precisamente para que él fuera a someter una demanda, sino para saciar su morbosa curiosidad, a medida que me clavaba su verga
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!