MARQUITOS 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No eran las 10 de la mañana, Javier todavía no llegaba por mi y yo seguía recordando lo ocurrido en nuestros encuentros, pero desde que me metió su dedo y me pidió que lo siguiera haciendo yo mismo mi calentura no bajaba con nada, ese mismo sábado en la noche después de esa mágica primera sesión de dedo, estando solo en mi cuarto ya dispuesto a dormir empecé a recordar las caricias de Javier, me quite la pijama quedando desnudito y con mis manitas me tocaba en los sitios recorridos antes por mi noviecito, mis manos recorrían mi abdomen, mi ombligo mis tetillas gimiendo de placer y cuando más caliente me encontraba lleve mis manos a mis nalguitas apretándolas y sobándolas, me sentía genial, no demore mucho en llegar a mi anito, cuando lo toque una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo haciéndome retorcer de gusto, me lubrique un poco con mi saliva debido que el roce seco hacia que el placer fuera cambiando por molestia, al lograr que el roce fuera fácil y suave, todo fue perfecto, lubrique más haciendo constante presión para hacer entrar mi dedito en mi anito, tener todo mi dedo dentro y no sentir dolor fue genial, el mete y saca lo inicie lentamente y acelere sintiéndome en las nubes, me estaba complaciendo yo mismo y eso me gusto demasiado, me sentía feliz, la próxima vez que hablara con Javier le contaría que había hecho lo que me había pedido, quería que se sintiera orgulloso de mi.
Cuando hablábamos por teléfono, Javier me hacia contarle como me tocaba y como me masturbaba el anito con mis deditos, su voz se escuchaba agitaba mientras me decía que se estaba masturbando pensando en mí, también me decía que quería hacerme el amor, yo le contestaba que también quería hacer el amor con él, me expresaba que saber eso lo hacia muy feliz, me decía que si seguía masturbándome el culito pronto podríamos hacerlo, me animaba a que intentara meterme dos o tres deditos para seguir dilatando mi anito y créanme que así lo hacía.
Afortunadamente pudimos tener otro encuentro como el primero, pero esta vez desde que llegamos al sitio a las afueras dentro de su taxi, Javier se bajó los pantalones y bóxer hasta la rodilla, su pene estaba super duro y me empezó a besar, me abrazaba fuerte, separaba su cara de mi y me miraba directo a los ojos, volvía a besarme apasionadamente, yo tome su pene y empecé a masturbarlo, se sentía super excitado, gemía y me acariciaba por todas partes, esta vez me quito la camiseta y me besaba mis tetillas y mi ombligo, yo no dejaba de masturbarlo, me pidió que me pusiera de rodillas en el asiento del auto, inmediatamente al ubicarme como me lo pidió, me bajo mi pantaloneta y mis ropa interior casi hasta quitármelas y besándome me manoseaba las nalgas y mi anito, empecé a sentirme super caliente e instintivamente me agache un poco para meterme su pene en la boca y hacerle el sexo oral, inmediatamente sentí su dedo lubricado entrando en mi anito, yo gemía fuerte pero no sacaba su pene de mi boca, Javier sabia que estaba entregado y con todo mi culito a su disposición entonces me dijo que intentaría meter mas de sus dedos en mi culito, que iba a utilizar un lubricante y que si sentía dolor le dijera, yo pare mi mamada para decirle que lo hiciera, que si me dolía le avisaba.
Solo con su saliva ya había metido todo un dedo en mí, con el lubricante empezó a meter dos, cada que yo sentía molestia dejada de mamar y esa pareció ser la señal de que debía ser mas cuidadoso, pasando la incomodidad que sentía con los dos dedos seguía con mi mamada el continuaba metiendo sus dedos, a todo esto Javier me decía que tenia un culito delicioso, mientras el me dediaba lo más profundo de mi anito con dos de sus dedos yo mamaba frenético y los dos gemíamos desesperados, me aviso que intentaría meter un tercer dedo, no creí que podría, deje de mamar pero seguí dándole placer con mis manitos, cuando empezó a ingresar su tercer dedo mis gemidos eran de dolor pero Javier me decía que aguantara un poco, lentamente logro meter sus tres dedos, yo sentía dolor pero no quería que parara, sabia que ese era mi entrenamiento para recibir su gran pene en mi anito y en ese momento eso era lo que más quería, después de un buen rato de meter y sacar sus tres dedos en mi ano para intentar dilatarlo, metió solo uno y empezó con un mete y saca frenético, me pidió que siguiera mamando y que me tragara su semen, algo que no demoro mucho, se vino en mi boquita y yo como tomando mi dulce preferido lo trague y seguí limpiando su pene hasta que quedo bien limpio.
Después de semejante sesión de dedo y de sexo oral nos acomodamos la ropa y volvimos a la esquina del polideportivo, en el camino me dijo que el domingo a las diez de la mañana me recogería para que fuéramos a un lugar más tranquilo donde podríamos hacer el amor, yo me sentía feliz, el me miraba a los ojos y me decía que le encantaba, me animo a seguir dediando mi anito para dilatarlo un poco más, yo prometí que lo haría y así quedamos, hasta que el día llego.
Se imaginarán lo nervioso y excitado que me sentía en ese momento, tuve tiempo para recordar todo lo que habíamos hecho en ese tiempo, todo había sido un entrenamiento para este grandioso momento que estaba por vivir.
Javier llego a las diez y cinco, pero se disculpo porque estaba terminando de hacer una carrera en el taxi, como siempre subo al puesto trasero como si fuera un pasajero, nos dirigimos hacia las afueras pero esta vez fue algo mas lejos hasta que llegamos a un chalet turístico, hizo sonar la bocina del auto y un señor alto y con el cabello blanco por las canas vino a abrir la reja de la entrada, ingresamos en el auto y se estaciono bajo un parqueadero con puerta, Javier salió del auto y me dijo baja mi amor, saludo muy formal al señor y lo llamo diego, cuando llegue donde ellos estaban me presento con don diego, nos dimos la mano y este señor no dejaba de mirarme, me avergoncé porque entendí que ese señor sabía a qué íbamos allá, volvieron a hablar quedando en que en el cuarto 5 estaba preparado para nosotros, Javier le agradeció y me tomo de la mano guiándome hacia un segundo piso, camino hacia el sitio donde me entregaría totalmente a mi noviecito mire a don diego que me estaba comiendo con la mirada, me regalo una sonrisa pícara y me guiño el ojo, me sonreí, estaba muy avergonzado pero muy excitado, al parecer también le guste a don diego, el tiempo se detuvo por un momento, nuestros ojos se encontraban mirándonos fijamente, sucedía algo similar a lo que me paso con Javier la primera vez que nos vimos, la sensación me gusto pero me concentre en mi objetivo y seguí a mi noviecito hacia el cuarto.
Entramos e inmediatamente cerró la puerta pero abrió una ventana diciéndome que para el calor, el cuarto tenía dos camas, un baño, una mesa pequeña y dos sillas, además contaba con un televisor y un radio, puso la radio y se voltio hacia mi sentándose en la cama mas cerca a la ventana, me noto algo nervioso mirándome directamente a los ojos me extendió los brazos y me dijo ven mi amor, cuando llegue a su lado me recibió a besos, me acariciaba por todas partes, dejaba de besarme para mirarme a los ojos y acariciarme la cara, nuestros besos se intensificaron, el aun sentado y yo parado frente a él me quito la camiseta, me ayudo a quitarme los tenis y las medias.
Prosiguió con mi pantaloneta dejándome en bóxer, Javier me manoseaba por todo mi cuerpo besándome apasionadamente, apretaba mis nalgas y gruñía como una animal, me hizo ponerme de perrito al borde de la cama sacando mi colita para atrás y poniendo mi cabeza en la cama, me acariciaba la espalda, mis nalgas y mis piernas, yo ya gemía mucho por todo el placer que me hacia sentir con sus caricias, continuo bajándome los bóxer hasta la rodilla e inicio a besarme las nalguitas y el anito, metía la lengua lo más profundo que podía y alternaba con chupetones, estuvo dilatándome el anito con su lengua por muy buen rato, se detuvo y la ausencia de caricias me llevaron a voltear a verlo estaba parado detrás mío aflojándose la camisa, me dijo mi amor ven y ayúdame a quitar mi pantalón lo cual hice gustoso, cuando baje el bóxer su pene salto de su prisión y por primera vez pude verlo en su máxima expresión, como les había contado es más negro que su piel y muy grande a mi parecer creo que le media 18 centímetros mas o menos, antes no había notado que tenía unos testículos muy grandes y con cortos vellos púbicos, el mismo se termino que quitar lo que tenia de ropa quedando completamente desnudo igual a mí.
Sentado yo en la cama se me acerco y me pidió que se lo mamara, me tomo de la cabeza y guiaba mis movimientos, gemía fuerte, intentaba metérmelo todo en la boca pero era imposible, no me cabía además me daban ganas de vomitar, después de un rato así, antes de subirse a la cama de su pantalón saco un potecito blanco y se sento en la cabecera, me invito a que continuara mamando parando mi culito, cuando lo hice empezó a dediar mi anito, primero con un dedo, lo movía adentro y afuera, también en círculos estirando mi anito, lo saco para lubricar dos de sus dedos haciéndolos ingresar suavemente, tomando ritmo cuando noto que yo no expresaba molestia.
Javier gemía fuerte por mis mamadas, yo estaba en la gloria estaba encantado de hacer sentir bien a mi noviecito y el me daba un placer inimaginable.
Paro su trabajo en mi anito con sus dedos y me hizo subir hasta su cara para besarme en los labios mirándome fijamente me pregunto que si estaba listo para hacer el amor, si le respondí de una, le exprese que era lo que más quería, continuo besándome y me tumbó boca arriba en la cama se acomodó sobre mí, su pene punteaba mi barriga eso me gusto, tomo una almohada y haciéndome bajar un poco al centro de la cama la puso bajo mi cadera para que mi culito quedara mas levantado, mientras me besaba en la boca y mis tetillas lubricaba su pene, luego subió mis piernas y las abrió lo que más pudo, tomo mi pierna izquierda y la levanto casi hasta su hombro y mi otra pierna la dejos lo más abierta posible con mi rodilla flexionada, cuando estuvo cómodo apunto su pene en mi anito y empezó a presionar, yo apretaba la sábana con mis manitos, no puedo decir que no me dolió, sentí como su pene se abría paso en mi cuerpo y eso provoca un dolor punzante, cuando introdujo la punta me dijo que se sentía super caliente dentro mío, me miraba directo a los ojos y me decía que me relajara así como lo hacia cuando tenia sus dedos en mi anito.
Con su pene empezando a ingresar y sin dejar de presionar hacia dentro me miraba fijamente, creo que queriendo leer mis gestos; mi amor como estas me preguntaba, con gesto de dolor le respondía que me dolía un poco, tranquilo bebe ya pasara me animaba, con cada centímetro que ingresaba en mí, Javier me decía que ya casi bebe ya casi esta toda dentro, sentía un ardor dentro de mi ano, no puedo decir que desagradable pero el punzón inicial casi me hace llorar, pero como Javier lo hizo muy lento, mi anito se fue acostumbrando, ni noviecito presionaba y sacaba su pene haciéndome sentir algo de molestia pero una gran alegría recorrió mi cuerpo al saber que ya la tenia toda adentro, me dijo mi amor ya te entro toda, me hace muy feliz hacer el amor contigo, después de tanto tiempo de querer hacerte esto, yo le sonreí y le dije que también estaba muy feliz de hacer el amor con él.
Javier saco su pene de mi dejándome una sensación de vacío, lo volvió a lubricar y me penetro de nuevo, esta vez me dijo que ahora si lo haríamos bien, inicio con un vaivén firme pero lento, me miraba a los ojos y me preguntaba que si me dolía pero yo sinceramente me sentía super, tenia un dolor placentero que no quería dejar de sentir y se lo hacía saber, además mis gemidos de placer le confirmaron que ya no había dolor, logro que sus antebrazos retuvieran mis piernas, así mi culito se levantó más, consiguiendo que sus penetraciones fueran increíbles, yo sentía el roce de sus testículos y su caderas el mis nalgas, no cabía de la emoción, gemía fuerte, lo miraba a los ojos y Javier me sonreía excitado también gimiendo de placer.
Mi noviecito salió de mí, me ayudo a bajar mis piernas, nos besamos apasionadamente y me invito a ponerme de perrito en el borde de la cama, mientras lubricaba su pene me acariciaba mis nalgas y me decía que tenia un culito muy rico, lentamente me penetro de nuevo, al principio sentí molestia pero cuando paso me sentía genial, el me tomaba de mis caderitas y me bombeaba buen ritmo, nuestros gemidos eran fuertes, escucharlo tan excitado me hacia sentir feliz, estaba haciendo el amor con mi noviecito y los dos lo estábamos gozando mucho, Javier sacaba su pene y me decía que le gustaba ver mi anito bien abierto, además que sacándolo no se vendría tan pronto, sus embestidas eran geniales, lo metía hasta el fondo y lo volvía a sacar dejando solo la cabeza afuera, mi anito gozaba con todo ese pedazo de carne friccionando las paredes de mis intestinos, supe que mi anito ya estaba estirado y preparado para siempre recibir el pene de Javier.
Después de gozar mucho mi noviecito, con la ayuda de su cuerpo me movió hacia delante haciendo que quedara boca abajo en la cama, posición que ayudo a que Javier me envistiera con más fuerza, sentía su sudor en mi espalda, su respiración agitada cerca de mi oído, agarraba las sabanas con fuerza, esta por venirse y me lo hizo saber cuando metiendo su pene lo mas que pudo me dijo (me vengo mi amor), sentía como su pene empezó a tener espasmos dentro de mí, al parecer el orgasmo fue muy intenso porque se retorcía encima mío, sufría como convulsiones, cuando bajaron esas sanciones tan intensas se fue retirando muy lentamente de mí, sacando su pene aun erecto de mi ahora desvirgado anito, tomo mis nalguitas y las abrió mirando mi anito, me beso la nalga derecha y me dijo espera ya traigo una toalla para limpiarte.
El inicio del próximo relato les contare que paso después de mi estreno en el sexo con hombres maduros y de como surgieron otros personajes a mi nueva vida
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