Martes, atrapado justo al acabar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Alfonso el más burlón tiro un comentario mientras estábamos en las duchas.
Tomo su abundante rabo y apuntando hacia mí dijo: “¡oye Ian!… algún día te tragaras este pedazo con ese lindo culito que tienes ahí”.
Risas del resto, solo lo ignore.
Pensándolo bien a mis 15 años podría pasar como niña, recordé el miembro de Alfonso mientras me tocaba las nalgas.
Tenía una erección bastante poderosa.
Pensé… y ya lo estaba haciendo.
Mientras me duchaba con una mano me masturbaba y con la otra mano 2 dedos en mi ano, no se sentía tan mal.
Era exquisita la sensación cuando entraban y salían, el jabón ayudaba bastante.
Jadeaba bastante y mi ano ardía.
¡Me detuve!, no quería que esto se terminara así.
Había descubierto una nueva forma de entretenerme con mi cuerpo.
Salí desnudo a la nevera en busca de algo más contundente, algo como del tamaño del miembro de Alfonso.
Un pepino bien formado, grueso pero no tanto como para hacerme mucho daño.
Lo lave con bastante cuidado, temblaba y no era por el frio… por lo excitado que estaba.
No podía creer que me metería algo en mi ano y de tal tamaño.
Lo lubrique con algo de crema de manos, puse una toalla en el suelo frente al espejo.
Me puse de espalda al piso con mis piernas casi atrás de mi cuello, gracias a mi flexibilidad mi culo quedo apuntando al aire.
Era ver una niña haciendo cosas sucias.
Una niña con una verga caliente, blanca, dura y considerablemente gruesa que latía fuertemente.
Empecé con la punta poco a poco pero haciendo presión hacia adentro, podía ver como mi ano se comía el pepino centímetro a centímetro.
Dolía pero era delicioso sentir que me abría mi caliente y palpitante ano.
Exhale un suspiro que reboto por las paredes empañadas del baño.
Llegue a la parte más gruesa del vegetal, sentí que hasta ahí llegaría el recorrido pero quería más.
Hice más fuerza, lance un gemido al sentir el grosor, mi ano intentaba adaptarse a esa forma.
Sentía que me partía el culo, era maravilloso.
Mientras me temblaban las piernas pensé en el gran pene de Alfonso.
Quedo medio pepino dentro de mí, deje ambas manos en el suelo y respire unos minutos tirado en el suelo.
Mi verga estaba aún dura apuntando a mi ombligo, goteando y latiendo como nunca.
Mire por el espejo, mi ano aguantando ese vegetal poderoso que me hiso gemir.
Lo comencé a mover en círculos sentía unas ganas de orinar, seguí así hasta que me dieron ganas de acabar pero me detuve, mi verga daba saltos junto a mis bolas, mi ano apretaba con fuerza y no eyacule.
Fue sumamente emocionante, quise juntar más leche para acabar.
Quería sacar el pepino para meterlo después, pero fue mucho mejor que cuando entro.
Iba haciendo fuerza hacia afuera muy despacio era como si me dilataran el ano con el puño, ¡gemí muy fuerte y largo mientras veía que el pepino salía de mi culo rosado y palpitante! Logro salir, cayó al suelo y respire.
Mi ano quedo totalmente dilatado y rojo, podía ver dentro de mí.
No podía creer lo que estaba haciendo con mi cola, estaba muy agitado
En eso intente apretar mi culo pero cuando solté se volvió abrir, en eso hice fuerza para afuera y vi como mi ano salió un poco hacia afuera con un sonido como un pedo gigante.
Se sentía increíble esa vibración, estaba extremadamente caliente.
Estuve así durante unos 10 minutos abriéndome el culo con los dedos, tome mi pepino después de ponerle más crema y lo metí otra vez sintiendo lo fácil que entraba pero lo fuerte que me abría.
Volví a gemir metiéndolo hasta donde se pudo y sin soltarlo.
Comencé a penetrarme con mi amado vegetal sintiendo especialmente la parte más gruesa, que me hacía mover las piernas de placer, esa parte que me volvía loco con cada estocada al entrar y salir.
Penetrándome por casi media hora, jugando con mi ano, con el nuevo juego que invente, con la verga de Alfonso en mi cabeza.
Cada vez me penetraba más rápido hasta que mi culo no aguanto más.
Me retorcía ya que mi cola lo expulsaba con más fuerza, insistí y quería eyacular.
Moví el pepino en círculos hasta que comencé a eyacular sin tocar mi verga que saltaba hacia todos lados, mis piernas apenas se sostenían, me salían chorros de semen bastante fuertes a todas direcciones, mi culo apretó y se hacía más difícil mover el pepino.
Gemí bastante fuerte con una mezcla de dolor y placer.
Acabó.
Respiraba fuertemente mientras mi verga aún latía, tenía semen en las piernas, me saque el pepino haciendo que mi culo sonara.
Logre apenas ponerme de pie, me lave, me vestí escondí mi pepino entre mi ropa sucia y salí del baño.
Cuando salí casi muero del susto, me di cuenta que no estaba solo en casa.
-Parece que la estabas pasándola bien ahí solo – dijo mi tío Armando mientras se acercaba -para la próxima invítame a jugar-
Yo estaba bloqueado no sabía qué hacer.
-tranquilo, no le diré a nadie- dijo y luego me agarro las nalgas mientras me beso en la boca –nos vemos Ian.
…
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