Martincito, el niño gordito (2)
Martincito regresó, y yo no pude resistirme.
Un nuevo día comenzó, me levanté como de costumbre y a eso de las 11 volví a la cochera para retomar el trabajo con el auto donde lo había dejado el día antes, abrí el portón para que entrara luz y de nueva cuenta volví a meter la cabeza dentro del capote para trabajar. Metía mano al motor y piezas del auto, pero no dejaba de pensar en el día de ayer, en martincito tocándome el pene y la sensación de yo tocar el suyo. Jamás había tocado un pene ajeno y menos el de un niño, pero aquel pequeño gordito me había metido la curiosidad en apenas unas horas de estar con él.
Trataba de sacar esos pensamientos de mi mente y trabajar en arreglar mi carro, si me apuraba lo podría tener listo para ir a pasear con mis amigos, en eso pensaba cuando escuché una voz a mi espalda,
– Buenas tardes – Escuché su voz y al voltear me encontré en el umbral del portón a Martincito
– Buenas tardes- Le respondí
– Te puedo ayudar otra vez?- Preguntó
– Sí, vente para acá – Lo invité y él rápidamente volvió a tomar sitio igual que el día de ayer. A penas Martincito tomó sitio comencé a sentir sensaciones en mi cuerpo y mi pene se empezó a medio levantar, pero trataba de suprimir esos pensamientos perversos y solo trabajar, él hacía lo que le decía y prestaba atención a las cosas, parecía un niño más bien curioso y que quería aprender,
– Porqué sabes tanto de carros?- Me preguntó
– Es que mi abuelo era mecánico – Le contesté
– Ahh. Yo no conocí a mis abuelos, nada más tengo una abuelita- Respondió
– Oh, pues yo sí conocí a mi abuelo paterno y me enseñó muchas cosas- Le dije, – Me pasas esas pinzas de allá- Le pedí señalado a una caja de herramientas que estaba a un lado en el piso, Martincito se agachó a tomarla y en eso mi atención se fué a su culo, lo tenía gordito igual que el resto de su cuerpo, me imaginaba el tacto que debía tener, suavecito por la gordura, pero además me di cuenta que traía puesta una ropa viejita.
– Toma- Me dijo entregándome las pinzas
– Gracias, te pusiste ropa vieja, que bueno por si nos ensuciamos-
– Sí, es que mi mamá dijo que si te quería venir a ayudar que me pusiera ropa vieja- Respondió y seguimos trabajando.
Teníamos ya un rato platicando, Martincito me había contado que a su mamá le había gustado la idea de que me ayudara para que aprendiera algo en las vacaciones, entonces llegó un momento donde me dieron ganas de ir al baño,
– Ya vengo, voy al baño – Le comenté y me dirigí al baño del fondo de la cochera igual que el día anterior, recordé el tema de no haber cerrado la puerta y estaba a punto de hacerlo cuando algo de mí me dijo que la dejara abierta y comencé a orinar, ese algo de mí tenía razón porque igual que el día anterior Martincito apareció afuera del baño a verme orinar, lo miraba a la cara mientras él fijaba su vista en mi pene y lentamente se me iba parando con el mar de pensamientos que se me venían a la cabeza
– Ya se te paró – Dijo él entre risa
– Ah, es cierto – Le respondí como si no me hubiera dado cuenta
– Quieres… Agarrarlo igual que ayer?- Me atreví a preguntarle, el solo dijo que sí con la cabeza sin mover la vista de mi pene, – Ven- Le dije, entonces entró al baño conmigo, se paró justo frente a mí y me vió a los ojos, yo le sonríe y él hizo lo mismo, regresó la vista a mi pene y llevó su mano a él comenzando a manosearlo igual que ayer y yo respiraba pausado, – Te gusta?- Le pregunté
– Sí, es que lo tienes bien grande- Me dijo me lo apretaba.
– Le tienes que hacer así – Le dije, y poniendo mi mano en la suya le enseñé como masturbarme hasta que él solito continuó y yo me dejaba llevar, – Me dejas a mí agarrarte el tuyo?- Le pregunté, no movió la vista de mi verga, solo dijo que sí con la cabeza, – Déjame bajarte la ropa – Le dije, él soltó mi pene y agachándome tomé su shortsito por los lados y con todo y calzones se lo fuí bajando, lentamente fuí descubriendo su piel, primeramente su gordita ingle y bajando un poco más su verguita saltó a la vista bien erecta a centímetros de mi cara y más abajito sus huevitos, le terminé dejando la ropa a medio muslo y entonces volví a pararme, él me volvió a ver a la cara y de nueva cuenta le sonreí, él igual sonrió pero está vez con algo de pena y regresó la vista a mi verga, de nueva cuenta estiró su mano y me la agarró volviendo a comenzar a masturbarme, yo hice los mismo y acerqué mi mano a su entrepierna se la pasé de su ingle a abajo sintiendo toda su verguita y huevitos y después empecé a masturbarlo, mi pene empezaba a soltar fluidos mojando su palma y yo estaba más que caliente mientras ambos nos masturbababmos el uno al otro, – Te gusta?- Le pregunté,
– Sí – Respondió y no dejaba de menearme la polla con su mano, – Esto es pipí?- Me preguntó mientras con la punta de su dedo tomaba la gota de líquido que tenía en la punta de mi pene.
– No- Le respondí en medio de un suspiro
– Entonces?- Dijo, y me la empezó a apretar haciendo que más líquido me saliera
– Quiere decir que me va salir la leche- Le respondí, entonces fué que apartó la vista de mi entrepierna
– Te sale leche de la verga?- Preguntó con energía
– Pues… Sí, es leche de hombre-
– No sabía que salía leche por ahí- Dijo, y regresó la mirada a mi pene lagrimeante
– Sí, la quieres probar?- Le pregunté, en todo ese tiempo no había soltado su pequeña verguita, me excitaba mucho y para esas alturas tan solo quería que o me la chupara o al menos me dejara echarle toda mi leche en la cara
– No sé, no va a saber a pipí?- Había comenzado nuevamente a masturbarme pero apretándome más el pene haciendo mi líquido escurrir más en su mano gordita.
– No- Le respondí con voz cortada, deseaba con todo mi ser que dijera que sí y dejarme correr en su lengua o rostro. Martincito no dijo más, solo sentí como me soltaba la verga y se trataba de agachar, alejé ni mano de su entrepierna y lo ví detenidamente cómo se arrodillaba ante mí acercaba la boca a mi pene con la mirada bien fija en la punta y sacaba la lengua. Parecía que la visa ocurría en cámara lente mientras veía como aquél niño estaba por pasar la lengua por el glande de mi pene y sentía que me hormigueaban las piernas cuando finalmente su lengua tocó mi miembro, una lamida suave que sentí casi me hacía acabar mientras él regresaba la lengua dentro de su boca y probaba mi precum,
– No sabe a leche- Dijo volteando a verme sin una expresión clara en el rostro
– No te gustó?- Le pregunté, dentro de todo no lo obligaría a seguir comiéndose mis líquidos sexuales, suficiente me había arriesgado ya con lo de mastúrbanos
– Mmm… No está malo, pero no sabe a leche- Dijo, y volvió a pasar la lengua recogiendo otro poquito más
– Si sigues así me va a salir la leche de verdad- Le dije
– A ver- Respondió, y entonces empezó a pasar y pasar la lengua por la cabeza de mi pene. Me temblaban levemente las piernas y sentía los nervios de punta al contemplar a Martincito comiéndose a lamidas mi pene, – No sale leche, mentiroso- Reprochó
– Es que todavía falta, mejor chúpamela, si me la chupas me sale más rápido – Le respondí
– No, si te la chupo se te van a salir los meados, tú lo que quieres es mearme en la boca- Dijo, risueño como si todo fuera una broma
– No, es verdad, si me va a salir leche si me la chupas – Insistí
– Mentiroso, a ver, enséñame que si te sale leche – Me dijo, y volvió a fijar la vista en mi barra
– Ok, entonces fíjate bien – Con la mano en su nuca lo hice acercar más su cara a mi pene y me la empecé a jalar a centímetros de su rostro, lo hacía de forma intensa, quería acabar rápido y echarle todo en la cara, así que ahí estaba, masturbándome en el baño de la cochera en frente de aquel niño que acababa de conocer hace un día y tratando de bañarle la cara de mi semen, Martincito por su parte seguía atento a la punta de mi pene, un poco más y descubriría que de mi verga si salía leche. Respiraba por la boca, no podía creer lo que estaba por pasar, lo sentía ya viniendo, entonces pasó y empecé a tirarle chorros de leche a la cara a Martincito, el primero si le dió de lleno en la cara, el resto le cayeron más en el cabello y la oreja porque giró la cabeza, cuando el semen dejó de salir regresó la vista a mi pene,
– Te dije que si salía leche – Le dije. Tenía semen en la ceja derecha, también en uno de sus grandes cachetes y un poquito en el borde del labio inferior, se relamió los labios probandola
– Pero no sabe a leche- Dijo, y pasó su mano por el cachete recogiendo parte de lo que le había caído, se llevó la mano a la nariz oliendo y después a la boca lamiendose los dedos embarrados de mi semen,
– Te gustó?- Pregunté, él levantó l mirada
– Si está buena, pero no sabe cómo la leche que compra mi mamá- Dijo, y volvió a lamerse la mano
– Aquí quedó más si quieres- le dije levantándome el pene para que viera los restos que habían escurrido de la punta al cuerpo de mi carne dura, no lo dudó un instante, acercó su boca y de un lengüetazo se llevó casi todo el semen que me había quedado embarrado y lo saboreó, yo estaba que me derretía ante lo que estaba viviendo, exprimí de atrás hacia delante mi pene para que saliera más semen y martincito de nueva cuenta me la lamió llevándose en la lengua la última gota de leche,
– Ya no hay más?- preguntó aún viendo a mi pene
– La que tienes en la cara y el pelo- Le dije, y con mi dedo recogí de su mejilla una buena cantidad y se la di en la boca, Martincito chupó de mi dedo el semen dejándolo limpio, le quité el último poco de semen que le quedaba en la cara y se lo acerqué a la boca, nuevamente él lo chupó, estaba embobado viendo al niño como seguía saboreando mi semen, cuando entonces caí en cuenta que ya debíamos tener unos 15 minutos en el baño y como tenía el portón abierto su mamá podría darse cuenta que no se miraba Martincito, – Ya hay que salirnos – Le dije, poniendo mi ropa en su lugar
– Bueno – Respondió levantándose
– Déjame limpiarte aquí- Tomé papel de baño y limpié de su cabeza los restos de semen que le habían caído cuidando que no se notara, – Listo, ya vamos afuera, pero oye, no le vayas decir a nadie lo que hicimos-
– Si, no le voy a decir a nadie- Dijo, y salió del baño conmigo atrás.
Continuamos con los temas de mecánica por cerca de una hora, en ese tiempo la plática fué muy normal, Martincito me platicaba de su escuela y me preguntaba de la mía, todo bastante normal,
– Yo creo que ya me voy, ya me cansé- Dijo, realmente si me había sido de ayuda (además de la otra ayudita que me había dado)
– Ok, entonces nos vemos- Le dije sonriente.
– Hasta mañana – Dijo, dió dos pasos a la salida pero entonces se detuvo y volvió a girar hacia mí, – Mañana si te la voy a chupar- Dijo, y entonces volvió a girar para salir corriendo de mi cochera, yo me quedé atónito, mañana Martincito me la iba a mamar.
gran relato como sigue
Que buen inicio 💦💦💦
Me encanta este relato…
Que delicia de verdad… me encanta tu forma de escribir.
Muy buen relato, has conseguido excitarme 😜
Me gusta como inicia esta historia, espero que la continúes y que podamos disfrutar de ella. Tanto como la de Tavito.
Como sigue? necesito mas de esta historia…
Este relato tiene muy buena pinta, me encanta como empieza y tu forma de escribir.
Me encanta la inocencia de Martincito. Aunque también me pone muy caliente.
Ufff… que delicia de verdad, tengo la verga super dura. Estoy deseando leer mas de esta historia.