Martincito, el niño gordito (5)
Martincito regresó por más .
Desde el momento en que me había montado en Martincito a puntearle el culo con mi verga ya no podía pensar en otra cosa que no fuera repetirlo y dejarle el culito o la boca escurriendo mi leche, me masturbé repetidas ocasiones pensando en lo rico que había sido.
El domingo ya no me encontré con Martincito, tuve el portón abierto a la misma hora que los demás días pero no trabajé en mi auto, solo era una pantalla para tratar de llamar su atención, me la pasé echando vistazos a su casa más nunca lo ví, así que fué un día de puro masturbarme y estar en mi cama pensando que lo tenía otra vez ahí para mí. Llegó entonces el lunes, de nuevo me desperté ansioso y con ganas de volver a enfundar mi verga entre las nalgas gordas de Martincito, me puse ropa ligera y comencé a meterle mano a mi carro dejando el portón de la cochera abierto, sin embargo cada par de minutos volteaba esperando encontrar al niño, llevaba ya una hora cuando me resigné a qué no aparecería, incluso pensaba en que quizás lo había asustado o había contado todo, me asusté al imaginar a su mamá reclamando a la mía por lo que le había hecho a su hijo, pero también estaba caliente deseoso de repetirlo, así que dejé la herramienta a un lado y me fuí al baño de la cochera para darme la primera jalada del día, me encerré y rápidamente empecé con mi mano a autocomplacerme, tenía la mente ocupada con la imagen de Martincito y mi mano moviéndose a lo largo de mi pene, pasaron unos minutos cuando alcancé a oír movimiento y después una voz,
– Javi, estás aquí?- Escuché a Martincito
– Sí, aquí estoy – Le respondí, no tomé importancia de la situación y simplemente me abalancé contra la puerta y la abrí encontrándome con Martincito, nuestras miradas se encontraron e inmediatamente la de Martincito se fijó en mi entrepierna, al notarlo volví a tomar mi pene en mi mano y regresé a masturbarme
– Te las estás jalando – Dijo Martincito con su mirada fija en mi pene y una sonrisa,
– Sí, me ayudas?- Le pregunté, él dijo que sí con la mirada y entró junto a mí al baño, cerré la puerta tras de él y entonces se acercó a mí y tomó mi pene, tan pronto su mano tocó mi miembro sentí una corriente eléctrica que recorría mi cuerpo y empecé a gozar la sensación de Martincito acariciándome, – No te ví ayer- Le dije
– Sí, es que mis papás y yo fuimos con una tía y estuvimos allá todo el día-
– Ahh… Pensé que ya no habías querido venir a qué te diera lechita – Martincito me masturbaba despacio y se sentía muy bien
– Si quería, pero llegamos noche y pues ya no me dejaban salir – Dijo.
Me gustaba la idea de que Martincito deseara venir a verme, significaba que le gustaba lo que hacíamos y también lo deseaba. Estiré mi mano y palpé por encima la entrepierna de Martincito, tenía claramente su pene erecto así que metí mi mano por el borde de su pantalón y fuí directo a tocarlo masturbándolo,
– Te gusta- Le pregunté
– Ah… Sí – Dijo él, mi pene ya se encontraba babeante para entonces. Con la otra mano libre que tenía la metí por su pantalón pero por la parte de atrás y comencé a manosearle las nalgas, con ambas manos ocupadas tocaba al niño a mi antojo, sus huevitos, verga y culito pasaban por mis dedos,
– Agárrame los huevos con la otra mano- Le dije, él inmediatamente hizo lo que le dije y comenzó a pasar sus deditos por mi escroto,
– Así?- Me preguntó
– Sí, lo haces muy bien- Le dije. Saqué mis manos de entre la ropa de Martincito y en su lugar lo que hice fué bajarle el pantalón y ropa interior lo suficiente para que quedara al iré su culo y comencé a tocárselo pero ahora a dos manos, abría y cerraba sus nalgas apretándolas y con la punta de mis dedos tocaba su hoyito, poco a poco fuí subiendo la intensidad hasta comenzar a meterle el dedo,
– Hey, – Me dijo entre risitas, me causó gracia su reacción y seguí apretándole las nalgas para después volver a su ano y de nuevo meterle el dedo, – Hey, no, no me piques la cola- Dijo riendo,
– Porqué? No te gusta?- Le dije, y seguí metiendo y sacando la punta de mi dedo,
– Sí, pero me dan cosquillas- Respondió
– Bueno, entonces déjame ponerte la verga en la cola como el otro día –
– No, no me gusta – Respondió Martincito con un tono de voz más serio, sorprendiéndome,
– No te gusta? Pero si el otro día me dijiste que te había gustado- Para entonces Martincito había dejado de acariciar mi verga y huevos, tenía las manos quietas y estaba muy serio,
– No… Bueno… Es que si me gusta pero sentía a veces que se me iba a meter tu verga por la cola y no quiero – Las palabras de Martincito habían sido toda una sorpresa para mí, no hacía más que aumentar mi calentura y hacerme desear montarme de nuevo encima de él y puntearle el culo para que con suerte está vez si se le fuera mi verga por la cola.
– De verdad sentiste que se te iba a meter?- Le pregunté,
– Sí, pero yo apretaba la cola para que no se me metiera- Respondió. Haciendo memoria si me parecía haber sentido en algunos momentos que Rafita había apretado el culo cuando le pasaba la verga por la raja,
– Entonces hay que hacerlo otra vez, pero deja que se te meta mi verga por la cola, vas a ver qué te va a gustar y…-
– No!- Respondió fuerte Rafita, esta vez había dejado por completo de tocarme y había bajado las mano-
– Oh. Bueno… Entonces no, está bien, vámonos ya para afuera si quieres- Le dije, me sentía bastante incómodo y era evidente que Martincito también lo estaba, así que creía que lo mejor era ya dejar en definitiva ese largo juego en el que nos habíamos enredado,
– Picame la cola con el dedo si quieres- Dijo Martincito sorpresivamente,
– No… No quiero que te sientas mal- Le respondí,
– Si me gusta- Dijo Martincito viéndome a los ojos, bajó la mirada de nuevo a mi pene y lo tomó en su mano derecha, – Es que no quiero que me metas tu verga porque la tiene bien gorda y me va a doler, pero con tu dedo si me gusta – Dijo Martincito volviendo a masturbarme,
– Seguro?-
– Sí- Respondió, ya había también regresado a acariciarme los huevos,
– Oh… Ok- Respondí simplemente y regresé mis manos a su culo. Comencé de nueva cuenta los tocamientos a las nalgas de Martincito, las apreté y lentamente fuí acercando mis dedos a su ano hasta llegar a él con uno de mis dedos medio, nuevamente comencé a sentir el calorcito y ligera humedad de esa delicada zona de Martincito y pude sentir como su piel se erizaba mientras yo le acariciaba el ano con la punta de mi dedo, cambié a hacerlo con mi índice y sin mucho más le metí la punta, Martincito dió un brinquito y apretó con fuerza mi pene, – Te dolió?- Pregunté
– No- Dijo,
Estábamos nuevamente como hace cinco minutos habíamos estado, pero esta vez con su consentimiento iría algo más lejos, saqué mi dedo del ano de Martincito y lo llevé arriba a mí cara y lo olí, no olía a sucio, solo olía a culo de niño, un aroma que ya me encantaba, acerqué el dedo a mi boca y lo llené de saliva, después de nueva cuenta despacio volví a meter mi mano entre las nalgas de Martincito, ayudado con los dedos de mi otra mano le separaba las nalgas hasta de nueva cuenta hacer contado con mi dedo en su agujerito, nuevamente Martincito dió un saltito al sentir mi dedo entrando en su cuerpo, está vez ayudado por la saliva se lo pude meter a la mitad y ahí comencé el mete y saca,
– Así te gusta?- Le pregunté
– Sí – Respondió con firmeza
– Me dejas que te meta más el dedo?-
– Sí – Respondió de nuevo sin dudar. Nuevamente saqué mi dedo del ano de Martincito y lo acerqué a mi cara, él levantó la vista y vió cuando me aplicaba saliva en los dedos y le sonríe, él respondió igual con un sonrisa y con un poco de pena bajó rápidamente su mirada, – Ya casi te sale la leche – Dijo cuando regresaba su mano por mi pene apretándolo.
– Sí, es que me gusta agarrarte la colita- Le dije, al tiempo en que volvía a penetrarlo con mi dedo, Martincito se quedó bien firme mientras le empujaba el dedo por el culo metiéndoselo hasta la base,
– Me lo metiste todo?- Preguntó
– Sí, te duele?-
– No…- Respondió, seguía apretando mi pene pero sin mover la mano,
– Entonces… Te gusta?- Le pregunté mientras comenzaba a meter y sacar mi dedo,
– Sí… – Dijo, respirando hondo, podía sentir en mi dedo la circulación y calor de Martincito mientras seguía ultrajando su intimidad, pasé mi otra mano por el frente, le acaricié los huevos un poco y finalmente tomé su verguita, lo estaba masturbando por delante y por atrás, trataba de sincronizar mis manos y que mientras con una le jalaba el pellejo de la verga con la otra le metía hasta el fondo el dedo por el culo, Martincito ya no me masturbaba a mí, solo se dejaba poseer y eso también me excitaba mucho, la velocidad con que le daba era más grande y Martincito respiraba profundo.
– Te gusta?- Le pregunté,
– Si…- Respondió suavemente,
– Te gusta así, te gusta por el culo?- Estaba poseído follando al niño con mi dedo,
– Sí… Ay- Le temblaban las piernas a Martincito, lo masturbaba duro y de pronto él simplemente comenzó a retorcerse con mi dedo metido hasta el fondo de su hoyo trasero y su verguita entre mis dedos, era muy excitante sentir su culo en éxtasis y cómo respiraba pesado, me tenía al borde del orgasmo,
– Mámame la verga- Le ordené, Martincito aún en trance comenzó a arrodillarse, estaba a penas acomodándose cuando yo ya le tenía la cabeza de mi verga en los labios, él abrió dejándome meterle la verga y empezó chuparmela fuerte, meneaba la cadera cogiéndole la boca de forma apresurada, por ocasiones mis huevos le pegaban en la barbilla y Martincito me empujaba para que no se la metiera tan dentro en la garganta, no fué necesario mucho tiempo, pronto estaba yo también con las piernas temblando y soltándole toda la leche en la boca al niño, viendo cómo se me ensanchaba y palpitaba la verga regándole todo su jugo al pequeño y menudito niño que seguía prendido a ella mamando, se la saqué de la boca a Martincito y se la puse en la cara mientras él se pasaba el semen por la boca y se lamía los labios, todo un sueño digno de apreciar.
Finalmente Martincito se levantó y para mí sorpresa me dió un abrazo, yo lo envolví en mis brazos y nos quedamos ahí un momento, sintiendo su suave y gordito cuerpo,
– Qué pasó – Le pregunté,
– Nada, es que me gustó- Respondió.
Cuando Martincito se separó de mí le dí un beso en la frente que lo hizo muy feliz porque su sonrisa creció bastante, nos acomodamos la ropa en su sitio y salimos esta vez para ahora sí ocuparnos en el coche, así que el resto del tiempo que Martincito estuvo conmigo ese día se fué en seguir reparando mi carro. Debía ser un poco paciente para podermelo coger.
Uff… ya extrañaba tus relatos… Me encanta esta historia.
Que delicia de relato… Gracias a ti siempre disfruto de una buena paja mientras leo tus relatos. Ojala subas pronto otra parte.
Como sigue? Necesito mas…
Excelente relato… Deseando leer la próxima parte.
Como sigue? Ahora necesito mas de esta historia… Menuda excitación… tengo la polla húmeda y dura de lo cachondo que estoy.
Como sigue..?? 😋💦
Martincito poco a poco se va convirtiendo en un pequeño putito 😙
gran relato como sigue
Martincito le tiene miedo al éxito… me encanta esta historia.
Que rico… me encanta ver a Martincito con miedo de que le metas tu polla en su culito… Estoy deseando que lo pruebe para que se vuelva adicto. 🔥😜
Uuff… Me encanta esta historia… Como sigue?
Que delicia como escribes… Me calienta mucho como escribes y la historias que escribes.
Excelente relato como siempre…. Ojala pronto subas otra parte de esta excitante historia.
Como sigue?
Perfecto, este estilo de relatos me fascinan , me encantan todos los matices de lo erótico , los contextos, personajes, diálogos, acciones. Continúa