Martincito, el niño gordito (6)
Llegaría la hora de conocer más de Martincito (y no fué algo muy bonito).
El día martes Martincito no vino a visitarme, tampoco el miércoles y yo estaba que me moría de ganas, pensando en como le metía todo mi dedo por el trasero y tratando de imaginar que lo estimulaba lo suficiente para podersela meter y cogérmelo.
Estaba poseído por ese niño, quería hacerlo mío pero el jueves había llegado y parecía tampoco ese día iba a suceder. Ya era más tarde de lo normal, estaba por cerrar el portón de la cochera e irme a hacer otras cosas cuando Martincito apareció,
– Hola- Me dijo sonriendo,
– Hola- Le dije conteniendo la emoción,
– Me dijo mi mamá que me quedara un rato aquí en lo que ella va a un mandado – Explicó Martincito, yo lo ví y estaba por dentro impaciente y emocionado,
– Sí, está bien, pero métete que ya iba a cerrar- Le dije, Martincito entró y cerré el portón tras de él, automáticamente tuve una erección pensando en lo que podía venir,
– Hey, ya se te paró – Dijo Martincito entre risa al percatarse de la erección que me había provocado,
– Sí- Le dije riendo con una risa nerviosa, – Mira- Le dije mientras me la sacaba, – Traigo un montón de leche que te quiero dar- Le dije meneándomela,
– A mí también ya se me paró – Respondió Martincito sacándose su pene mostrándomelo, instintivamente comencé a masturbarme mientras miraba la erección de Martincito y él empezó a hacer lo mismo,
– Vamos a mi cuarto- Le dije, sin dejar de masturbarme con la vista fija en su entrepierna,
– No, mejor aquí en tu baño- Me respondió,
– No, es que quiero que hagamos otra cosa- Le dije, ambos seguíamos meneándonos las vergas,
– Mmm … Bueno… Pero no me la pongas en la cola, eh- Me dijo Martincito,
– Si no quieres no- Le respondí, se me ponía más dura de pensar en lo que le podría hacer en mi cama,
– Bueno- Dijo, entonces me acomodé la ropa y él hizo lo mismo,
– Vamos- Lo invité estirando mi mano, Martincito la tomó y sonrió, debía imaginarse lo que íbamos a suceder, Martincito era muy caliente, voluntariamente me acompañaría a mi habitación a hacer cosas que no debía. Mi pene ejercía presión dentro de mi ropa interior mientras a paso firme caminaba rumbo a mi cuarto con Martincito tomado de mi mano, entramos a la habitación y cerré la puerta, mire a Martincito como un lobo acechando a su presa, el pequeño lechoncito que iba a devorar, me acerqué a él y lo abracé, se quedó un segundo quieto pero finalmente también me abrazó, mis manos bajaron despacio de su espalda a sus glúteos y los apreté, tenía nuevamente a mi vecinito en mi habitación, su culito a mi merced, listo para darme placer,
– Qué me vas a hacer?- Preguntó Martincito muy despacio, entonces me separe un poco de él,
– Quiero que me chupes la verga- Le dije, él automáticamente volteó a ver en dirección a mi entrepierna y sonrió, – Y yo te la voy a chupar a tí – Añadí, su mirada rápidamente regresó a mi cara,
– Cómo?-
– Ven- Le dije, y lo conduje a la cama, ambos nos sentamos, – Me dejas quitarte la ropa?- Pregunté, él dijo que sí con la cabeza, comencé con su playera, levantó los brazos dejándome quitársela, sus curiosos pechos de niño gordo saltaron a la vista, sus pezones claritos eran puntiagudos, casi como de niña, – Acuéstate – Le pedí, tomé su short por los lados, él me miraba desde abajo, traté de quitarle el short pero estaba ajustado, me ví en la necesidad se desabotonarlo, era uno de esos short de tela gruesa y áspera, la dificultad de desnudarlo solo me hacía calentar más. Lentamente comencé a deslizar fuera su ropa, costó un poco de trabajo pero finalmente lo logré y Martincito quedó casi desnudo, solo con su ropa interior puesta, debido a su gordura la trusa que traía puesta parecía más bien traje de baño, un calzoncito de los Power Ranger y justo donde estaba el casco del Ranger rojo se miraba una protuberancia: el pene erecto de Martincito, lo tomé en mi mano y se lo acaricié, – Se te paró el pajarito-, Le dije, alzando la mirada para ver su reacción,
– Si- Dijo con una sonrisa, parecía mucho más inocente de lo que realmente era,
– Me dejas verlo?- Le dije, seguía masajeando su duro pene por sobre la ropa,
– Si- Respondió de nuevo, llevándose la mano a la boca, así que no tardé más, tomé su calzón del elástico y al igual que su short se lo comencé a quitar, me tomé mi tiempo, miraba su reacción a todo momento, su abultada panza de piel suave, sus ojos volteando abajo mientras lo desnudaba por completo y de pronto su pene quedó a la vista, continúe bajando su calzón y también sus huevos quedaron descubiertos, me detuve ahí un momento para ver sus partes íntimas, aún me costaba creer lo que estaba viendo, lo que estaba viviendo, un poco más y ya estaba el niño completamente desnudo en mi cama,
– Y tú no te vas a quitar la ropa?- Me preguntó, tocándose su verguita,
– Porqué no mejor tú me la quitas?- Le dije, él simplemente sonrió en respuesta, se levantó en la cama y caminó hacia mí, tomó mi playera y yo alcé los brazos para ayudarlo, me sacó la prenda y la arrojó a un lado, inmediatamente volteó a ver hacia la parte donde se abotonaba mi pantalón y empezó a forcejear por safarlo, siguió con el cierre, tomó el pasador y comenzó a bajarlo,
– Ay, tu vergota no deja- Dijo, y yo reí mientras él seguía tratando de bajar el zipper del pantalón,
– Necesitas ayuda?- Le pregunté,
– Sí – Respondió, terminé de bajar el cierre y levantando un poco la cadera me bajé el pantalón un poco, lo suficiente para que él pudiera seguir con lo demás, Martincito miraba desde un lado,
– Listo, síguele tú – Le dije, Martincito volvió a saltar de su lugar y tomando mi pantalón por los lados me lo empezó a bajar, tiraba con fuerza y poco a poco me lo sacó ayudado por mí. Tan pronto terminó de quitarme el pantalón su vista apresurada buscó mi entrepierna, subió de nuevo a la altura de mi cintura y se detuvo un momento a contemplar mi pronunciada erección,
– Está bien grande- Se le salió a Martincito,
– Agárrala – Le dije, su mirada subió a mis ojos por un segundo y de nuevo volvió a mi pene, pareció dudarlo un poco, pero al final acercó su manita y tomó mi pene casi desde la base con solo la tela de mi boxer como barrera. Martincito subía y bajaba lentamente la mano de una forma en que hacía que se marcara aún más mi pene en la tela y embobado lo miraba, volteó a verme a los ojos y sonrió así que le sonríe de vuelta, no dijo nada, solo tomó mi ropa interior por los lados y comenzó a querermela quitar, levanté de nuevo la cadera para ayudarlo y comenzó a bajar mi boxer, despacio fué bajando mi prenda y tan pronto mi verga saltó a la vista se detuvo un momento para verla agarrándola de la base y con su cara a centímetros de ella, me parecía que en cualquier momento Martincito se la metería a la boca y yo estaba que me moría porque lo hiciera, – La quieres chupar?- Le pregunté, él volteó al instante a verme,
– Sí – Respondió con una sonrisa y desvío la mirada apenado,
– Chúpala- Le dije, él de nuevo regresó la vista a mi verga y de un bocado se metió una buena parte y comenzó a mamarla. Martincito estaba recostado en mi muslo, su cabeza en el costado de mi vientre bajo y chupaba mi verga con gusto, alcanzaba a escuchar como gemía en voz baja al saborear mi hombría, la estuvo chupando un ratito y después bajó su mano tocando mis huevos y comenzó a jugar con ellos mientras seguía mamando. Martincito le estaba tomando el truco a mamar verga, lo estaba haciendo bastante bien, por mi parte comencé a acariciar su cabello y cerré los ojos dejándome llevar, respiraba pesado mientras la boquita inexperta de Martincito me hacía gozar y me imaginaba que era con su culito que envolvía mi verga, la fantasía que estaba teniendo era muy buena porque sin tiempo a contenerme me empecé a venir, dos, tres, cuatro lechazos directamente en la boquita de Martincito que permanecía prendido a mi verga, abrí los ojos al terminar mi orgasmo y alcancé a ver cuando Martincito se sacaba mi pene de la boca, tragaba el semen y lamía el restante que había quedado en mi pene, me la mamó un poquito más y acto seguido se levantó y se acostó de lado junto a mí,
– Si te salió mucha leche – Dijo sonriente,
– Te dije. Es que tenía muchas ganas de que me la chuparas- Le decía mientras acariciaba su verguita,
– Quieres que te la chupe más?- Me preguntó Martincito, él también había comenzado a acariciar mi pene,
– Sí, pero quédate así como estás- Le dije, me giré en la cama quedando mi cabeza en dirección a los pies de Martincito y me acomodé a la altura de su entrepierna, lo hice levantar su pierna izquierda y metí mi cara entre sus muslos, a centímetros de mi cara su pene erecto me esperaba, me lo llevé a la boca y comencé a mamarlo, Martincito se empezó a estremecer meneando la cadera, – Chúpamela tú también – Le dije sacándome su verguita de la boca por un momento, entonces sentí el aliento de Martincito y acto seguido la humedad y calor de su boca envolviendo de nuevo mi falo haciendo mi piel erizar. Estábamos ambos chupándonos las vergas con fervor, con ambas manos le tomaba las nalgas a Martincito y las apretaba, llegaba a mi nariz el aroma a su culito pero me dí el tiempo de gozar comiéndome primero su verguita, después sus huevitos y después ambos a la vez mientras con uno de mis dedos le acariciaba el ano, Martincito por su parte seguía mamando con fuerza mi pene, – No sé te olviden los huevos – Le dije, se sacó la verga de la boca y tomó uno de mis huevos en su lugar chupándolo, – Te gusta, Martincito? Te gusta chuparme la verga?- Pregunté,
– Sí – Dijo él simplemente, y regresó a mamar mis bolas,
– Y te gusta lo que te hago yo a tí?- Le pregunté y miraba con deseo su ano imaginándome atravesándolo con mi verga,
– Sí – Me dijo de nuevo,
– Quieres que te chupe el culito?- Tenia mi nariz ya encima de su hoyo oliéndolo como depravado,
– Mmm …- Martincito se tomó su tiempo para responder mientras seguía con mi huevo en la boca, – Sí – Tan pronto emitió su respuesta mi lengua barrió su agujero sintiendo cada arruga de este y comencé como desesperado a chuparle el culo Martincito, sentía en la punta de mi lengua como Martincito contraía por momentos el ano y yo seguía chupándolo con mis manos en sus nalgas acariciando mi cara en ellas y tratando de meterle la lengua por el hoyo hasta llegar a un momento donde Martincito ya no me la mamaba más y solo gemía sujetándome la verga con su mano. Yo estaba loco, sentía un dolor entumecedor en la verga por lo dura que la tenía y chupaba sin parar el culo de Martincito, le metí un dedo bien lleno de saliva y se le fué como si nada por su colita preciosa, estaba cogiéndomelo con el dedo y el niño solo suspiraba, comencé a hacerlo a dos dedos y ahora costaba trabajo meterlos pero con más saliva lentamente se perdieron en ese hoyito listo para ser estrenado. Regresé a mamarle los huevos al mismo tiempo que le daba con mis dedos, Martincito pareció recobrar la lucidez y también retomó la mamada a mi verga pero ahora lo hacía más lento y con mi pene en la boca ahogaba un poco los gemidos que soltaba. Yo ya estaba a full, se la quería meter, mis dedos le entraban y salían del culo con facilidad y quería probar con mi verga la estrechéz de ese culito, así que en un impulso cambié de lugar, le arranqué de la boca mi verga a Martincito y me fuí directo contra si culo, le abrí las nalgas y con desespero le empecé a comer su agujerito, Martincito gemía, fruncía el ano y levantaba la cola, no resistí más, me monté en mi pequeño y le puse la verga entre las nalgas, mi glande llegó a su ano y empujé sin éxito, todo esto en a penas segundos,
– Hey, no- Dijo Martincito debajo de mí, pero yo lo ignoré, quería atravesarlo con mi barra de carne maciza, empecé a menearme sobre él impactando una y otra vez la cabecita de mi verga contra su hoyito, – No, te dije que no me gustaba- Dijo Martincito, pero nuevamente me hice oídos sordos y una y otra vez seguí dándole mi verga contra su hoyito, Martincito trataba de zafarse pero no podía con mi peso, lograba por momentos sacarse mi verga de entre las nalgas pero más tardaba él en moverse que yo en volversela a poner y a volver a chocar mi glande con su agujerito, había soltado ya bastante líquido, el sonido viscoso de mi pre-semen se escuchaba mezclado con mis bramidos y los quejidos de Martincito, – Ya, por favor- Dijo Martincito, pero ahora había dejado ya de resistirse,
– Ya casi acabo- Le dije al oído y seguí arremetiendo contra su hoyito cuando de pronto en un empujón le metí la cabeza y un fuerte -Ahhh…- salió de mi boca al sentirme dentro de mi pequeñín gordito.
– Ay! No! Sácamela! Me duele- Decía Martincito con otra palabrería más, pero yo ya no lo escuchaba, estaba en mi mundo gozando el momento y comencé a meterla y sacarla lentamente por su colita, me sentía en el cielo, lo estaba haciendo, tenía a mi vecinito con mi verga adentro y se sentía tan rico, pero pasados unos minutos algo me sacó de mi burbuja: recobré el sentido y me dí cuenta que Martincito estaba llorando. Me detuve y rápido le saqué la pequeña fracción de mi pene que había entrado en su culo,
– Ya, Martincito. Estás bien?- Pregunté, Martincito me dió la espalda y siguió llorando a mares. – Martincito, que tienes? Te dolió?- Le decía, pero el niño seguía dándome la espalda, – Perdóname, te duele?- Le volví a decir ya completamente alarmado, abusar del niño no estaba para nada en mi plan y tenía toda la pinta de poder escalar a un problema mayor – Te duele la colita?- Le volví a decir ya muy asustado,
– Te dije que no me la fueras a meter- Dijo sollozando,
– Perdóname, te dolió que te la metiera?- Le dije, acariciando su hombro,
– No- Dijo tajante,
– Pero.. entonces porqué te pones así, dime- Le decía, sin comprender qué pasaba si no le había dolido que lo penetrara,
– No, es que no quiero que me la metas porque me va a doler, no quiero- Martincito no dejaba de llorar, estaba hecho un ovillo en mi cama dándome la espalda y llorando sin contención, busqué su rostro pero lo ocultaba con su brazo, la erección se me había bajado por completo, yo ya no estaba caliente, estaba asustado.
Martincito seguía llorando desconsolado, yo acariciaba su brazo y hombro sin saber qué hacer,
– Martincito, Porqué lloras si dices que no te dolió la cola? Anda, dime- Le pedí, ya estaba desesperado por no sabe que hacer,
– Es que… No- Dijo, y soltó un suspiro sollozando,
– Dime, por favor – Le decía, y comencé a acariciar su cabello, el llanto de Martincito bajó y ahora solo sollozaba más bajito,
– Es que…- De nuevo dejó la frase iniciada,
– Cuéntame – Le dije abrazándolo,
– Es que, cuando estaba más chiquito tenía un amigo que se llamaba Quique, y él tenía un hermano grande que se llamaba Chuy y como mi mamá y mi papá trabajaban, Chuy iba por nosotros al kinder y me cuidaba hasta que mi mamá llegaba, entonces un día Chuy nos dijo que jugáramos a las escondidas y me dijo que me escondiera con él y cuando estábamos escondidos me empezó a agarrar la cola, y así todos los días me agarraba la cola y me la picaba con el dedo- Un grande sollozo salió de Martincito, – Una vez cuando estábamos viendo la tele Quique se quedó dormido y Chuy me dijo que fueramos a jugar a su cuarto y me dijo que jugáramos a qué éramos perritos en la cama y me empezó a lamer por todos lados porque decía que él era el perro y yo la perrita y a mí me daban cosquillas, entonces de repente me bajó mi short y me empezó a chupar las nalgas y a picarme la cola, me preguntó que si me gustaba y le dije que sí, me dijo que entonces íbamos a hacer perritos y sentí que me empezó a meter algo por la cola, yo le dije que no me gustaba pero entonces se subió encima de mí y me empezó a doler mucho, le dije que me dejara, que me dolía mucho la cola pero no me hizo caso y empecé a llorar, me dijo que me callara o iba a despertar a su hermano y siguió arriba de mi metiéndome eso por la cola hasta que me dijo que ya había acabado, me dijo que no le dijera a nadie o me iba a pegar – Escuchando a Martincito comenzaba a entender porqué actuaba de la forma en que lo hacía,
– Nada más esa vez te lo hizo?- Le pregunté y seguí acariciando su cabello, Martincito respondió que no con la cabeza,
– Un día fuí a la casa de mi amigo a jugar y Chuy me dijo que pasara, que Quique ya iba a venir, me senté a esperar a Quique pero no venía y le dije a Chuy que ya me iba entonces él corrió a la puerta y la cerró, me dijo que él iba a jugar conmigo pero yo le dije que no y empecé a llorar y lo ví que se bajó el short y traía su pájaro parado, lo tenía bien grande y gordo, le pregunté que si me iba a hacer lo mismo que el otra vez y me dijo que si porque íbamos a jugar a los perros y yo era la perrita. Le dije que no porque me había dolido mucho pero me agarró en el sillón donde estaba y me quitó la ropa, me dijo que ya no me iba a doler porque ya me lo había hecho, pero si me dolió mucho y empecé a llorar, entonces me pegó una nalgada bien fuerte y me dijo que no llorara, que las perritas no lloraban y me siguió metiendo su cosa por la cola. Esa vez me dolió más, me lo hizo mucho tiempo hasta que me la sacó y se fué a su baño, yo me levanté y me puse la ropa ya me iba a ir cuando volvió y me dijo que a dónde iba, que todavía no acababa, entonces me volvió a agarrar ahí en la puerta, me bajó el pantalón y me la metió otra vez, yo empecé a llorar y me dijo que no le dijera nada a nadie porque entonces les iba a hacer algo a mi mamá y a mi papá, – Martincito volvió a empezar a llorar fuerte, yo lo abracé, me sentía culpable, había sido abusado y yo no estaba más que haciéndolo revivir ese trauma de su vida,
– Una vez me invitó mi amigo a dormir en su casa y yo le dije que sí porque íbamos a dormir en su cuarto y su hermano no estaba. En la noche, cuando estaba dormido sentí que me bajaban la ropa, me desperté y era Chuy, me dijo que no hiciera ruido y que levantara la pierna, me la empezó a meter y yo me puse a llorar sin hacer ruido, me dijo que si me gustaba la verga, me agarró la mano y me hizo que le agarrara los huevos, «ya te la metí toda», me decía, y me decía que no hiciera ruido porque iba a despertar a su hermano pero a mí me dolía mucho, entonces de repente se despertó mi amigo Quique y nos vió, me dió mucha vergüenza porque vió que su hermano me estaba metiendo su pájaro por la cola y pensé que me iba a ayudar pero nomás se quedó viéndonos, se dió la vuelta y se volvió a dormir y su hermano siguió metiéndome su verga por la cola.- Martincito ya no lloraba, estaba más tranquilo y yo lo mantenía abrazado,
– Te lo hizo más veces?- Le pregunté cuidando el tono de mi voz,
– Si, muchas veces, empezó a hacérmelo casi todos los días cuando nos traía de la escuela me llevaba a su cuarto y me lo hacía, a veces Quique nos veía y se iba a esperar que su hermano acabara para dejarme ir a jugar con él. Había veces que mi mamá me dejaba más tiempo en la casa de Quique cuando trabajaba y entonces Chuy me lo hacía varias veces, me ardía la cola y me salía sangre, entonces me tenía que poner crema para bebé. Una vez que me lo hizo me dolió mucho y casi no podía caminar, me acuerdo que Chuy me dijo que le dijera a mi mamá que me quería quedar a dormir para que no se diera cuenta. Un día cuando iba a la escuela mi mamá me dijo que la familia de Quique se habían ido a otro lugar y que entonces me iba a quedar con otra amiguita y yo me puse bien feliz porque Chuy ya no me iba a seguir haciendo cosas- Hubo una pausa callada entre nosotros y yo no sabía como reaccionar, me sentía culpable, Martincito lejos de ser virgen había sido abusado varias veces cuando era más chico y yo lo había violado también minutos antes al penetrarlo cuando me había dicho que no. Abracé a Martincito bien fuerte, él se giró, reposó la cabeza en mi pecho y callados estuvimos así un buen tiempo,
– Se te durmió – Dijo Martincito de repente,
– Qué?- Pregunté,
– La verga, se te durmió- Dijo, estirando la mano agarró mi pene flácido y volteó a verme con una sonrisa, aún en sus pestañas se veían los restos de lágrimas,
– A tí también- Le respondí y al igual que él metí mi mano entre sus piernas y tomé en mis dedos su penesito.
– Ya no me diste tu leche – Añadió Martincito aún jugueteando con mi pene pero aún así no se me paraba, no me sentía tan cómodo ya con eso.
– Si… Mejor otro día – Le dije, y quité mi mano de sus partes íntimas,
– Pero si quiero- Respondió, – Quieres que te la chupe para que te salga?- Me preguntó, y siguió apretándome el pene,
– No, Martincito, mejor otro día – Insistí,
– Ándale, dame lechita- Dijo, y entonces se bajó a mamármela. Martincito se metió a la boca mi pene dormido y lo empezó a chupar, hacía sonido con su boca al succionar mi flácido miembro e inevitablemente se me empezó a levantar dentro de su boca, – Ya se te paró – Dijo sacándosela y de inmediato la volvió a engullir, Martincito la chupaba bien, parecía haber olvidado ya el tan amargo momento que acabábamos de vivir y me dedicaba de nuevo a disfrutar el rato con ese niño caliente, lo miraba como chupaba tomándolo del tallo, sus labios envolviendo mi glande y como los movía al succionar, estiré mi brazo y metí mi mano entre las nalgas de Martincito, pensé que se exaltaría pero solo dió un pequeño brinquito y me dejó seguir, no hubo objeción alguna, me dejó llegar a su ano y con mis dedos lo volví a penetrar, Martincito mamaba y yo lo dedeaba, aparentemente mientras no tratara de metérsela todo estaba bien, podía meter y sacarle los dedos sin tanto drama y pronto la combinación de tanto placer me llevó a acabar, le metí enteros los dedos por el culo y los moví dentro de él al ritmo que le soltaba los lechazos en la boca, sentía mis huevos contraerse junto con mi pene al expulsar su jugo, Martincito recibió los primeros chorros en la boca, pero antes de terminar de expulsar mi nectar se sacó mi verga de la boca, el resto de la leche le cayó en la mejilla, ojo y patilla derechos, la cara que abría puesto la mamá de Martincito al ver a su niñito con la cara llena de leche después de mamar verga. Con su mano Martincito se quitó parte del semen y se le quedó viendo un momento para después olerlo y finalmente se lo llevó a la boca comiéndolo y así comenzó a limpiarse la cara mientras a la vez se comía mi corrida, una vez terminó de limpiarse la cara volvió a tomar mi verga de la base y la apretó, una gota gorda brotó del ojillo de mi pene y Martincito volvió a metérselo entre los labios, unos buenos chupetones le dió antes de volverla a soltar y después volvió a acomodarse en mi regazo,
– Ya me gusta más tu leche- Dijo,
– Que bueno, porque es toda para tí – Le respondí, y con mi mano lo tomé del culo pegándolo más a mí, Martincito jugaba con los pelos de mi pecho y yo con sus nalgas ambos en silencio,
– Entonces… Lo que Chuy me echaba adentro en la cola era su leche?- La pregunta de Martincito me volvió a dejar helado, dejé de mover mis dedos entre su culo y saqué la mano de ahí.
– Si…- Respondí sin más, con voz baja y culpable, ambos nos quedamos quietos y en silencio, no sabía como mejorar el momento,
– Ascoooo!!- Dijo de pronto Martincito brincando de mi regazo y mirándome a la cara,
– Qué?- Le dije espantado,
– Me la metiste en la cola y yo te la chupé. Guácala! Guácala!- Decía haciendo muecas y yo no pude más que reír,
– Pero bien que te gustó la leche- Le dije riendo, Martincito reía entre muecas junto a mí, – Anda, ya hay que ponernos la ropa antes que llegue tu mamá- Le dije.
Observé detenidamente cómo Martincito se vestía, como el resorte de su calzón apretaba en su lonjita y como se le metía un poco en la raja, todo era como un sueño, tenía a ese niño ahí conmigo, se la acababa de meter por primera vez minutos antes, me había dado dos muy buenas mamadas, se había tragado mi leche y no solo eso, ahora conocía mucho más de Martincito, porqué de su comportamiento, porqué de su curiosidad, porqué de su calentura y fué inevitable de nuevo sentirme culpable, «no debo seguir alimentando el trauma de este pobre niño» pensaba, pero cuando él volteó a verme ya vestido sonrió,
– Le voy a decir a mí mamá que me traiga también mañana un rato a quedar contigo- Dijo.
Como sigue? necesito mas.
Que delicia de relato 💦💦
Perfectos, perfectos estos relatos. Son de mi estilo, de mis preferidos. Continúa! Ya quiero leer más 👍🏽
Me encanta tu historia. ¿Ya te lo pudiste dar?
Excelente relato como siempre… como sigue?
Uf… me gusta mucho como Martincito se ha abierto a contarte lo que le pasaba…. Espero que a partir de ahora, si pueda disfrutar de tu verga, lo mismo que lo hace con tu leche.
Como sigue? Me encanta que Martincito poco a poco se abra a ti y disfrute de estar contigo.
Esta parte me puso a 100… 😋🔥 Martincito me parece muy tierno y a la vez muy excitante.
Como sigue?
Ufff… No sabes como me excite con esta parte… Tengo la polla dura y el bóxer mojado de tanto precum que he soltado. Estoy deseando que subas mas.
Excelente relato me encantó quiero más 💦💦
Ya han pasado varios días, espero tu próximo relato
Los buenos relato llevan tiempo, yo no soy de publicar relatos mediocres o sin revisar. Tengo mis estándares de calidad, aún así ya mandé nuevos capitulos.
Felicitaciones, tus relatos son muy buenos, espero el siguiente capítulo.