Más que amigos (II)
A la mañana siguiente, desperté junto a él, alegre por lo sucedió y a la espera de lo que vendría más adelante entre él y yo. .
Desperté junto a Lucas. Era pasada las 9:00am, las cortinas del cuarto dejaban pasar una luz suave pero lo suficiente como para despertarme. Nuestra ropa yacía por todo el lugar, en algún momento de la noche le quité todo el edredón a Lucas y me arropé yo solo. Me sentía feliz de estar ahí, junto a él. Su cuerpo desnudo apenas era cubierto por sus boxers, él estaba acurrucado en dirección apuesta a mi. Me acerqué un poco y empecé a acariciar sus hombros, su cuello y luego me acerqué más hasta que lo abracé. No sentía tanta vergüenza como anoche, me sentía más capaz de tocarlo. Se giró hacia mi.
–Hey!-. Dijo con con los ojos cerrados y estirándose un poco. Luego los abrió y vio a los mio y con una sonrisa picara.-¿Todo bien?
–Sí-. Me acerqué más.- ¿Tu que crees?-. Lo besé. Nos estuvimos ahí un rato, charlando y besándonos. No mencionamos nada de lo de anoche, quizá era pudo. Al rato nos levantamos, no nos molestamos en ordenar nada, solo corrimos las cortinas. Él empezó a hacer algo de comer mientras yo lo ayudaba con el café y a hacer espacio en la mesa. Me senté, el me estaba charlando. No sé que tanto decía pero yo solo me fijaba en él.
Ambos medimos casi la misma estatura pero ahí sentando, mientas lo observada todo, me percaté de que es un poco más alto que yo. Siendo sincero no realizo mucha actividad física pero él, que va a natación y sale a correr a veces, tiene un cuerpo más atlético y por ende más trabajado. Un contextura física hermosa, o bueno para mi lo es. Su tez es blanca, pero no es pálida. Se ve que es seguro de su cuerpo, no teme enseñarlo.
–¡Listo!-. Acercó unos pancakes a la mesa, luego mantequilla y una especia de almíbar que aprecia miel.- La pasé bien anoche, en serio-. Sirvió café.- Creo que me gustas, Daniel. No lo digo solo por lo de anoche.- Me sonrojé un poco.
–A mi me gustas mucho-. Me empecé a reír.- Jamás pensé que algo así pasaría.- Seguimos comiendo, al terminar ordenamos todo el lugar, cada uno se baño y a listo, teníamos que terminar el trabajo. A lo largo del día me empezó a contar muchas cosas de él, quería que confiase en él y lo estaba logrando, quería que yo supiese más de su vida personal. Fue un día muy entretenido y valió la pena. No lo pensé dos veces en quedarme esa noche en su casa.
Esa noche no pedimos nada, decidimos comprar algunas cosas y preparar nosotros mismos la cena. A su vez, compramos vino y le ayude a hacer la compra de la semana. Al llegar a casa preparamos todo nuevamente para cocinar y cenar. Lucas fue y se cambió, se dejo nada más un pantalón de pijama y yo le seguí el juego, nada más me coloqué mi short para dormir. A pesar de que no hacia calor, me sentía fresco y algo excitado al estar así con él.
Una vez terminado, nos pusimos a charlar en el sofá. La conversación cada vez iba subiendo de tono. Él empezó a comentar algunas de sus experiencias con chicas, incluso, me contó que una vez, más joven, se besó con un chico en una fiesta de lo borrachos que estaban y lo peor era que nunca supo quien era. Con toda la pena del mundo, no pude contar nada salvo las veces que me masturbaba o cosas así. Bueno, no era pena, era la verdad, nunca había tenido ningún tipo de relación sexual con nadie. El silencio se tornó tenso, ninguno charlaba más y apenas revisábamos nuestros móviles.
-¿Lo harías conmigo?-. Preguntó Lucas en seco. Lo pensé unos segundos.
–Sí-. Me acerqué y lo besé, y puse mi mano encima de su miembro. Iba decidió a hacerlo, dejaría a un lado la vergüenza, me dejaría llevar.
Metió su mano en mi short y empezó a tocar mi pene, quería ponerlo erecto y lo estaba logrando con sus movimientos. Pasado un rato, con un mano empezó a tocar mi trasero y luego, sin pena, empezó a rozar mi ano con su dedo.
Me levanté, quedé frente a él. Me quité el short, y me agache para ayudarle a quitar su pantalón de pijama. Seguro pensó que le haría una felación pero no me sentía listo para ello, aunque provocaba. Nunca había visto uno antes, en persona, no era como los del porno que había visto, pero considero que estaba muy bien. Me producía mucho morbo estar cerca de su pene.
Me senté encima de él, de forma que yo quedará arrodillado y pudiese besarme con él. Nos tocábamos por todos lados, era medio incomodo, pero se sentía bien. Lo mejor fue con me agache un poco más y su pene rozaba entre mis nalgas.
Lucas se movía como si me penetrara, se detuvo y con sus dedos volvió a acariciar mi ano. Intentaba meterlos pero no lo hacia, solo buscaba dilatar.
–No tengo condones-. Dijo mientras se levantaba a revisar bien. Lo vi sacar un frasco que terminó siendo un lubricante. Me volteo a ver.- ¿Lo hacemos así? No tengo nada, pero si no te sientes seguro entenderé– Me preguntó mientras se acercaba al sofá. Lo pensé, iba a ser todo un poco más sucio y bueno, sabía que él se cuidaba cuando tenía sexo, pero uno nunca sabe. Al final me decidí y acepté. Considero que llegué lejos como para echarme atrás. En parte tenia miedo, pero a la vez curiosidad y una excitación por hacerlo que casi me explotaban los testículos de solo pensarlo.
Lucas volvió al sofá, ahí de pie antes de sentarse, se untó algunas gotas del lubricante en su pene. Hacia movimientos como si se masturbara pero era solo para cubrir bien. Le pedí que también me echara a mi, para hacer más suave la penetración. Me volteé, extendí mis manos para coger mis nalgas y abrir para que él me untara lubricante. Con sus dedos empezó a lubricar y a masajear un poco. Al final introdujo un dedo y luego otro, pero solo un poco. La sensación era única, me sentía tan caliente que podría haber acabado ahí mismo si me hubiese tocado el pene.
Le pedí que fuese lento, estaba nervioso. Empecé a sentir como rozaba su pene de arriba a abajo por mi trasero, hasta que empezó a introducir poco a poco. Primero la punta, luego fue introduciendo lentamente hasta que lo tenía todo adentro. Volvió a sacar y repitió varias veces para que me acostumbrara.
Un momento después, empezó a penetrarme con ritmo. Empezó lentamente y luego fue incrementando. Me quejaba con pequeños gemido o llevaba mi mano hasta atrás y lo hacia ir un poco lento pero luego deje que el siguiera ya sin molestarlo.
Se sentía muy bien cuando introducía su miembro en mi ano, una sensación de placer única combinada con un pequeño dolor pero algo muy leve que quedaba olvidado al momento. Intentaba moverme para ayudarlo pero lo deje a él solo.
Empezó a moverse más rápido y con más fuerza. Sentía algo dentro de mi, un pequeño hilo caliente se escurría dentro de mi. Seguro eran más, pero apenas sentí el que salió con mayor presión. Yo respiraba agitadamente, sudaba tenia la cabeza rescatada en el respaldar viendo hacia el cojín. Me tumbe y me giré.
Vi a Lucas igual de agitado, empecé a masturbarme pero luego el lo hizo por mi. Se arrodillo y empezó a masturbarme. No podía más, algunos chorros salieron de mi pene, el semen estaba cayendo en mi pecho y abdomen, incluso en el sofá y su mano.
Me calme un poco, y volteé a verlo. Nos reímos, no en plan burla sino más bien como una forma de ver que estábamos felices haciendo esto juntos. Fue un gran momento.
Espero les haya gustado, ojalá dejen un comentario y me digan si quieren seguir leyendo.
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