Matías, el alumno favorito
Matías un niño estudioso y calladito.
Mi nombre es Ramiro, soy profesor de primaria, un año que me toco hacerme cargo del curso de 6to de primaria, (un curso de 20 niños), pude conocer a un niño muy inteligente, se llamaba Matías, era un niño delgado y algo afeminado pero su inteligencia lo hacia popular con las niñas, uno de los primeros días de clases lo cache intercambiándose cartas con una niña, le pedí que se quedara después de clases, el muy obediente se quedó, y ahí fue donde empezó todo.
Le dije que me explicara lo que decía la carta ya que la carta decía muchas cosas un poco sexuales, pero entendibles para su edad, resalte una parte exacta donde él decía:
Te voy a besar y te voy a meter la lengua mientras lo hago, le dije; ¿crees que es la forma de hablarle a una de tus compañeras?
El me respondió; no profe, pero ella fue la que empezó, me dijo que ya estábamos grandes y que es algo que hacen los niños grandes.
Yo le dije; entonces dices que eres un niño grande, pues aras lo que los niños grandes hacen, quítate la ropa ahora mismo y te enseñare lo que hacen las personas grandes.
El muy obediente se empezó a desnudar, y mientras menos ropa había en su cuerpo mas erecto estaba mi pene, pero llegue a mi limite cuando vi sus calzoncitos con dibujitos de autitos, cuando se los quito vi sus nalguitas y su verguita.
Al terminar de sacarse su ropa, me dijo con una voz tímida y femenina; ya está profe, ¿ahora que hago?
Yo solo me saqué la verga del pantalón y le dije; empieza a chupar mi pene, y ni pienses en negarte por que si dices que no te prometo que no pasa de curso.
El sin decir una palabra empezó a mamarme la verga, aunque le faltaba practica se sentía rico, cuando sentí que me iba a venir, solo empujé su cabeza hacia mi y sentí su garganta en la punta de mi pene, y solté toda mi leche dentro de su boca, le dije que se la tragara, el muy obediente se tragó hasta la última gota.
Pero yo no dejaría que se quede hasta ahí, le dije que se diera la vuelta y que me muestre sus nalguitas, frote mi verga en ellas y cuando me disponía a metérsela, el volteo a verme con una carita llorosa.
Al verle su carita le pregunte; ¿de que estas llorando?
El no me dio una respuesta, sino al contrario me pregunto; ¿me va doler?
Yo para tranquilizarlo le dije; no te va doler estate tranquilo
Pero el se puso algo inquieto, así que me aguante, le dije que se vistiera, sin antes darle una pequeña charla, diciéndole que no le cuente nada a nadie, y que si lo hacía ya sabía lo que iba pasar.
Espero que te haya gustado el relato, comenta si es que te gusto y dame tu opinión sobre ella. 🙂
gran relato como sigue