Me atreví a estar con un hombre maduro y casado… PARTE 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por obluiyi182.
Yo por mi parte, me sentía muy ansioso, deseaba muchísimo a ese hombre y así se lo hacía saber, no podía esperar para tenerlo solo para mí, no podía creer que me sintiera así por un hombre, lo notaba tan varonil, tan serio, tan responsable, tan respetable, no podía creer que él me deseara, que deseara mi cuerpo, que deseara estar dentro mi, hacerme su amante, eso me hacía ver las estrellas, era algo totalmente nuevo para mí.
Entretanto se acercaba el fin de semana y mi hombre me llamo, me dijo que no podía esperar para verme, que ya tenía todo preparado para escaparnos el próximo Sábado, solo de escucharlo mi cuerpo reacciono y comencé a temblar.
Me pidió que no me comprometiera con nada ni con nadie, que tenía el día reservado para nosotros y que no aceptaría un no como respuesta.
La verdad es que con él me sentía totalmente sumiso, pero me encantaba que él asumiera el control de decidir donde, cuando y como vernos, por supuesto que acepte inmediatamente.
Cuando llego el día, me sentía un poco nervioso, supongo que es normal en una situación así, pero más que eso me sentía ansioso.
Ese día me levante temprano, quería prepararme con tiempo para que todo estuviera perfecto, Juan Carlos me dijo que me pasaría buscando luego de las 10 a.
m.
, así que tenía tiempo para acomodar la ropa que me iba a llevar, elegí algo cómodo y deportivo, supuse que llevaría la ropa puesta por poco tiempo (jeje), me hice un lavado intestinal, lo cual, pienso siempre es importante ya que lo último que quieres es arruinar el momento, también me depile los pocos bellos que tengo en el cuerpo (siempre he sido bastante lampiño a excepción de algunos bellos en las piernas) y por ultimo me coloque crema hidratante en todo el cuerpo, admito que este hombre despertaba mi lado más femenino y quería que mi cuerpo se sintiera muy suave para sus manos.
También prepare un pequeño bolso de viaje con algo de ropa de recambio, una toalla, y por supuesto un frasco de lubricante anal (el que utilizo es marca Wet Uranus, a base de agua, me encanta) también algunos condones, que no estaba seguro si usaríamos, por lo general, me cuido mucho con esto, pero creo que deseaba tanto a Juan Carlos que pensé en dejarlo elegir si quería usarlos o no, estaba seguro de que no era un hombre promiscuo, además había comprobado que se encontraba en buen estado físico y que era un hombre que se cuidaba mucho.
A la hora indicada, él llego como me había dicho (siempre era muy puntual), me envió un texto y salí, entre a su camioneta y ahí estaba él con una imagen muy fresca, lo primero que note fue su perfume muy varonil, eso sí con ropa formal, cuando cerré la puerta me beso en los labios justo como si fuera su novia (y así me sentía) arrancamos y me conto que tenía todo preparado, iríamos a una pequeña cabaña muy privada que él había alquilado en otras oportunidades, (luego me conto que le pertenecía a un amigo de mucha confianza) estaba saliendo de la ciudad y había que conducir casi una hora para llegar, durante el viaje fue muy tierno conmigo, me tomaba de la mano y conversamos de temas diferentes, me conto lo que le dijo a su esposa: “que viajaría a otra ciudad por trabajo”, lo cual, era muy común que hiciera, así que ella ya estaba acostumbrada, la conversación hizo que el viaje se sintiera muy corto.
La cabaña quedaba en una zona alta y montañosa, con bosques muy densos.
Al aproximarnos nos desviamos del camino principal, y entramos a un sendero de tierra, bastante limpio y bien hecho, no se cuanta distancia recorrimos para llegar a la cabaña, pero hay estábamos ya, era una casa pequeña pero muy hermosa, me sorprendió que no había otras casas muy cerca, era muy privada, tenía un terreno amplio con mucha vegetación y árboles frutales, había un portón grande (que el abrió como todo un caballero) entramos y estaciono justo frente a la puerta principal, tenía un gran corredor al frente con dos ventanales a los lados y la puerta principal en el centro, el piso de terracota y el techo amachimbrado, me pareció muy bonito el lugar y más me impresionó que Juan Carlos buscara un lugar así para nuestro primer encuentro (bueno el primero no vale jeje), pudiendo haberme llevado a cualquier motel barato de carretera (con las ganas que tenia de estar con él, tampoco me fuera importado).
Cuando entramos me dijo “bienvenido, siéntete como en tu casa”, bajo todas las cosas del auto y comenzamos a ponernos cómodos, trajo comida, varias botellas de vino y agua, contábamos con nevera y cocina.
La casa no era muy amplia, el comedor y la cocina estaban juntos y una pequeña sala de estar con muebles de madera color caoba, a la derecha había un pasillo que daba a la habitación principal, a la cual me dirigí, estaba una cama grande en el centro, a la izquierda un pequeño closet y la derecha la puerta del baño, la habitación tenía una ventana con cortina verdes a la izquierda de la cama.
Yo estaba de pie frente a ella cuando Juan Carlos me abrazo por detrás, me voltee y me planto un beso en los labios con mucha pasión, sentí su lengua entrelazada con la mía, lo abrase por el cuello y el fue directo a mis nalgas, las apretó muy fuerte con ambas manos, mi cuerpo se electrifico, estaba pegado a su cuerpo, nos fundimos en carias y en besos, hasta que se separo y me dijo “te deseo mucho”, tomo mi camisa y me la saco, fue directo a mis pezones, comenzó a lamerlos y chuparlos, podía sentir su lengua húmeda y caliente recorrer mi pecho, era totalmente nuevo para mí, nunca nadie me lo había hecho, me gusto mucho y comencé a sobar su miembro por encima del pantalón, se sentía muy duro.
Luego tome la iniciativa y termine de desnudarme, me quite los zapatos, las media y el mono deportivo que traía, el solo estaba de pie observándome, por último, me puse de espaldas y baje mi bóxer blanco, ya estaba completamente desnudo parado frente a él.
Me contemplo por un momento y con su mano derecha acaricio mis nalgas, luego se desnudo también, yo me voltee para detallarlo mejor, tenía una erección tremenda, su cuerpo desnudo tenia bellos en el pecho y abdomen, su zona genital estaba depilada pero con algunos cañoncitos, y aunque ya lo había visto antes, su pene me pereció delicioso, se le marcaban algunas venas por la erección y su glande estaba completamente expuesto, media unos 23 cm, sin duda era el hombre más dotado con el que había estado.
Al contemplar esa imagen, me arrodille instintivamente frente a él, se acerco y con mis manos comencé a sobar su miembro de arriba a abajo, se sentía caliente y palpitante, me detuve y lo bese en la punta, su olor a macho me cautivo, luego abrí mi boca y lo metí hasta el fondo de mi garganta, note que suspiró, comencé a mamárselo succionando con fuerza, por momentos me detenía y lo masturbaba, luego continuaba con la mamada, coloque mis manos en sus caderas y lo metía hasta donde podía, provocándome arcadas, note que eso le gustaba y lo repetí varias veces, lo escuchaba decir con voz entrecortada “comételo todo mi putita, eres mi zorra, te deseo, que bien lo mamas mami” y eso hacía que me excitara mas, me sentía como una zorra total, luego comencé a chupar sus bolas, una a una y luego juntas, mientras le masturbaba, se notaba que le gustaba mucho, tenía sus ojos cerrados y su respiración acelerada.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, hasta que me levanto y me sentó en el extremo de la cama, me pidió que me acostara boca arriba con mis piernas abiertas, se metió entre ellas y comenzó a chupar mi pene (mucho más pequeño que el de él claro está), al principio me sorprendió, la verdad no imagine que lo haría (porque es un macho 100%), pero me encantó que lo hiciera, además con muy buena técnica, se sentía muy rico.
Con los dedos de su mano derecha comenzó a sobar me ano de arriba abajo, luego fue bajando con su lengua hasta tocar mi agujerito con ella, de inmediato comencé a gemir, era demasiado placer, ejercía presión con la lengua, sentía como entraba un poco dentro de mí, podía sentir toda esa humedad entre mis nalgas, además del calor de su respiración, coloque mi mano sobre su cabeza y lo presione un poco (ahora que lo pienso fue puro instinto) le decía “comete mi culo papi, quiero ser tu hembra, méteme toda tu lengua, ahhh hay que rico papi, cómeme el culito rico” (uno no sabe que puede decir esas cosas hasta sentir algo así).
Yo me sentía fuera de mi, de pronto se detuvo por un momento y coloco su dedo medio en la entrada de mi ano, presiono un poco y entro hasta el fondo, no sentí dolor, solo un placer inmenso, como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo, lo metía, lo sacaba y lo giraba, y yo como buena puta, levante mis piernas y las tome con mis manos por debajo de la rodillas, para que fuera más cómodo para mi amante y para que entrara más profundo.
En eso, el coloco sus dedos índice y medio juntos, ambos entraron con libertad, ya mi culito estaba bien dilatado y pedía mas, estuvo así por un momento jugando con sus dedos en mi culo hasta que entraban tres con facilidad, en eso se incorporo, quedando sobre mí con sus piernas todavía en el piso, yo ya me imagine lo que venía y comencé a temblar, en ese momento recordé que traje lubricante y le dije que lo alcanzara en mi bolso, mientras coloque una almohada debajo de mis caderas, el lubrico su pene y también mi culito, se posiciono sobre mi y coloque mis piernas sobre sus hombros (me sentía muy puta), sentí su glande palpitante en la entrada de mi culito, comenzó a presionar fuerte, por un momento pensé que me iba a romper el culo, pero mi amante era un verdadero experto, ya había dilatado suficiente mi culito y mi esfínter no opuso mucha resistencia, fue entrando poco a poco, sin ningún apuro, sin ningún dolor, solo placer.
Se detenía y dejaba que mi recto se acostumbrara, mientras tanto yo abría mis nalgas con mis manos, la sensación era magnifica, ver a mi hombre justo entre mis piernas, tantos meses deseándolo y por fin era mío.
Así estuvo hasta que entro todo, se quedo quieto por un momento y luego comenzó a bombear, adentro y afuera con un ritmo lento y constante, yo empecé a gemir como una verdadera puta “hay así papi, cógeme rico, ahhh ahhh rómpeme el culito papi, quiero ser tu mujer, te siento papi, dame duro, ahhh que rico coges” (esas son las frases que recuerdo).
Estuvimos así por varios minutos, me impresiono su aguante, parecía un toro dándome por el culo, solo bufaba y resoplaba, sentía el golpeteo de su cadera en mis nalgas.
Luego se detuvo, se incorporo un poco y me dijo: “quiero que me cabalgues”, salió de mi culo y se acostó sobre la cama boca arriba, yo me levante, tome un poco de lubricante y me unte el culito (sentía un ardor exquisito), luego me posicione encima con mi cara de frente hacia él, tome su guebo rico y lo puse en la entrada de mi culo, que lo recibió con gusto, me deje caer y entro todo, (emití un gemido de puta “ahhhh que rico”) comencé a moverme de atrás hacia adelante y de arriba hacia abajo, coloque mis manos en su pecho (lo sentí duro) y acelere el movimiento, el con ambas manos me agarro las nalgas, solo podía gemir como una puta y ver la cara de excitación de mi macho, lo bese en la boca y él me correspondió (no hay nada más sensual que un beso apasionado, cuando su pene esta todo dentro de ti) cuando me canse de esa posición, me gire sobre su pene quedando de espalda hacia él, coloque mis manos hacia atrás, y empecé a mover mis caderas los más rápido que podía de arriba hacia abajo, el sonido de nuestros cuerpos chocando se apodero de la habitación, podía sentir a plenitud como su miembro entraba y salía de mi culo, sus bolas golpeaban mis nalgas, así como mi propio pene erecto por el movimiento y la excitación golpeaba mi abdomen.
El me decía “que era la puta más rica que había tenido, que desde ahora sería mi marido, que me cogería las veces que quisiera y como quisiera”, yo solo le decía “si papi, lo que quieras, sigue, cógeme rico hazme tuya”.
Luego de un rato, me pidió cambiar de posición, quería “cogerme en cuatro patas”, solo asentí y me puse a su disposición, con las nalgas bien arriba apuntando a mí macho, me encanto que antes de ponerse detrás de mi me dio un beso rico, mordiéndome el labio inferior, luego tomo el lubricante y se unto en el pene, me tomo de las caderas y me penetro hasta el fondo, mi esfínter ya estaba tan relajado que entraba de un solo golpe, así que lo metió y lo saco completamente varias veces, me sorprendió el sonido que hacía mi culo al abrirse y cerrarse por la entrada y salida de su guebo (era como si fueran de goma, o algo así como cuando suenas tus labios jeje), luego me tomo fuerte de las caderas y comenzó a cogerme con intensidad, sus piernas chocaban con mis nalgas y podía sentir como entraba hasta el fondo, sentía mi culo súper abierto, ya me sentía ido, mi cuerpo ya no aguantaba tanto placer.
Me bombeo varios minutos (me parece que fue por largo rato), luego se detuvo y se quedo pegado a mí, se dejo caer y quedamos acostados en la cama, yo boca abajo y el sobre mí con su guebo aun adentro, con mis manos abrí mis nalgas y el siguió cogiéndome, cada vez más rápido, acelerando el movimiento de su cadera, yo por otro lado, no podía moverme con el peso de su cuerpo, era como si me tuviese atrapado, todas eran sensaciones nuevas para mi, además muy interesantes, con el rose de la cama y mi pene, empecé a sentir que me venía, mis gemidos me delataron y empezó a darme más duro (tanto así que por un momento sentí mucho dolor en el culo) de pronto lo escuche decir: “hay mi amor voy a acabar, me voy a venir en tu culo, que rico” y así lo hizo, sentí como su pene se hincho dentro de mí, ese calor intenso me recorrió y él seguía dándome duro por el culo, fue una sensación tan increíble, que yo también acabe, los músculos de mi ano hicieron que contrajera su pene, sentí que lo apreté bastante, por un momento quedamos pegados el uno al otro, sin dudas fue el mejor orgasmo de mi vida, no podía creer lo que había vivido, fue algo fuera de este mundo.
Nos quedamos recostados así como estábamos por un rato, los dos recuperando fuerzas, el abrazándome y besándome el cuello, hasta que sentí su pene flácido salir de mi culito, que bastante maltratado debo decir, sin embargo, yo me sentía extasiado.
Cuando me levante para ir al baño, sentí mis piernas flaquear, por un momento me sostuve de la cama para no caerme, al caminar hacia el baño, sentí el semen de mi hombre salir de mi culo y chorreas por mis piernas, voltee y lo vi acostado retomando el aliento y mirándome, con una cara de perversión y de estar muy satisfecho, creo que esa imagen de verme caminar con el culo ardiendo, prácticamente roto y chorreando su semen, hizo que se enamorara de mi, en ese momento supe que la nuestra, sería una relación larga y que yo podía amarlo como mi marido, mi hombre y mi amante aunque fuera en la clandestinidad, pero aun así me sentía feliz, me sentía de su propiedad y el de la mía, sentía que lo amaba y sabía que podía confiar en el y complacerlo como nadie más lo haría, que juntos compartíamos ese mundo de sexualidad desenfrenada, sin ningún límite y que por primera vez no me sentía solo.
Continuara…
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