Me cogí a mi cuñado y a mi suegro en la noche de peticiòn de mano. Parte dos: TRAJE A LA MEDIDA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Habíamos acordado con mi suegro y mi cuñado, hacer nuestros trajes para la boda, en el mismo lugar.
Todos vestiríamos de esmoquín, y decidimos ir la semana siguiente a la peticiòn de mano, a tomarnos medidas para los trajes.
La ceremonia sería algo sencilla, y con pocos invitados, pues mi novia no quería que gastáramos mucho.
Tres días despuès de la peticiòn de mano, recibo una llamada de mi novia diciéndome que mi suegro y mi cuñado, le habían hecho buenos comentarios sobre mí, y que a ella le parecía raro, pues era el primero de los tres novios que había tenido, que ellos aceptaban y hablaban "maravillas" de mí.
(Yo reía hacia mis adentros, y decía que conveniente era habérmelos echado al bolsillo, jajajaja)
En esa llamada, me dijo que mi suegro y mi cuñado querían que fuéramos al sastre lo antes posible, para ver las medidas de los trajes y así evitaríamos cualquier atraso de ùltima hora.
Accedí, y pedí a mi novia que concretáramos la cita con el sastre para dentro de dos días.
Llegò el día señalado, y apareciò mi suegro y mi cuñado.
Mi suegro, lucía un vaquero de color azul, una camisa a cuadros, entreabierta de dos botones, que resaltaban su pecho velludo, y una botas vaqueras, que hacían que sus nalgas resaltaran mucho más.
Mi cuñado, Jaime, por su parte lucía un pantalòn formal, una camisa blanca y una corbata a medio nudo desatado, que le daban un aire juvenil y desgarbado, que daban un toque sensual a esos labios rojos que levantaban pensamientos candentes.
Mi suegro, al verme, se acercò a saludarme, extendiò su mano, y nuevamente hizo una cosquilla con su dedo medio en mi mano, y al abrazarme, susurrò al oído:
– No he dejado de pensar en que pronto serás parte de mi familia, y serás como un hijo más para mí.
Yo solo musité una leve sonrisa, y correspondí a su comentario dicièndole:
– Serè para usted, algo más que un hijo.
algo más que eso, se lo aseguro, jiji
Jaime, se acercò a saludarme y sin querer beso mi mejilla; beso que me levantò un suspiro y un leve paro entre mi boxer.
Entramos a la sastrería, y un joven de aproximadamente 30 años, ojos verdes, vestido con traje formal, y una sonrisa amable, se acercò a nosotros y pregunto:
– Ustedes vienen por la cita para los trajes de la boda?
– Así es- asentí a decirle, extendí mi mano cordialmente.
Al estrechar la mano de aquél joven, una corriente estremeciò mi cuerpo, y sin querer no podía soltar su mano, cosa que le pareciò extraña al muchacho.
Nos dirigiò hacia una sala, en donde había varios pequeños vestidores, que solo eran cubiertos por pequeñas cortinas, y pidiò que esperáramos allí, y èl empezaría a traer los trajes que nos recomendaba utilizar para la boda.
Mi suegro, se instalò en el vestidor central, y mi cuñado y yo en los dos que estaban frente al de mi suegro, dejando a la vista todo movimiento que él hiciera.
El dependiente de la sastrería, se acercò con varios trajes, todos ellos en series de tres, que nos permitían poder tener opciones de escoger el traje apropiado.
Accediò a dejarlos colgados en unos ganchos, y nos indicò que podíamos desvestirnos y correr las cortinas para sentirnos más còmodos.
Yo, morbosamente, le dije que no había pena en correr las cortinas, pues éramos familia y no nos causaba ninguna molestia mirarnos en paños menores.
Ese comentario, causò una sonrisa pícara en mi suegro y mi cuñado, y empezamos a desvestirnos.
Mi suegro, desabotonò su pantalòn, y al dejarlo caer, dejò entrever unos suspensiorios de color rojo, que daban un tono especial a sus peludas nalgas.
Mi cuñado, Jaime, por su parte, traía un slip negro, que ajustaba sus nalgas y su verga de manera sensual.
Yo seguía vestido aùn, y el dependiente del almacèn nos dejò solos por un momento, y pude ver como entre la puerta media abierta, nos espiaba, y para hacerlo emocionar más, alcancè a decir:
-Joven, disculpe, podría alcanzarme los trajes que ha traido?
Torpemente, apareciò y acercò los trajes a mi vestidor, y al dejarlos le pude decir:
-Podría ayudar a tallarlos de una vez, para que vayamos uno por uno.
-Con gusto, señor- acertò a decir.
Cerrè la cortina de mi vestidor, y comencè a desabrochar mi pantalòn, mientras el dependiente de la sastrería, solo observaba y acertò a sentarse en una silla que estaba en el vestidor.
Yo dí la vuelta, y alcancè a poner mi verga, justo a la altura de la boca del dependiente.
y él, un poco nervioso y asustado, solo miraba mi paquete que ya empezaba a ponerse duro.
Con atino, tomé su mano y la puse sobre mi verga.
Lo hice parar de la silla, y al hacerlo, empecé a besarlo, mientras su mano seguía tocándome de manera que hacía que mi verga fuera levántandosee más y más.
En un descuido que tuvimos, se corrieron las cortinas, y mi suegro y mi cuñado, adentraron dentro del vestidor, y ambos se aproximaron hacia nosotros, y los cuatro empezamos a besarnos, y fundirnos en un beso lleno de lujuria y pasiòn.
Mi cuñado, desabrochò la camisa de mi suegro, mientras mi suegro seguía besándome locamente.
El dependiente, comenzò a desnudarse, y quedamos los cuatro solo en interiores.
Mi cuñado se quitò la camisa, y mi suegro y el dependiente comenzaron una batalla por desnudarme a mí por completo.
Todos estábamos a manos, en pelotas completamente.
Mi suegro y el dependiente, empezaron a besar cada uno, por un lado, cada una de mis tetillas, y mis axilas.
Mi cuñado, se arrodillò, y empezò a mamar mi verga, la cual ya estaba con precum, que hacía que lanzara jadeos y gemidos de placer.
Así como estaba, pude bajar mi mirada, yo pude ver a cuñado que había pausado en mamar mi verga, y tomaba entre sus manos la verga del dependiente y la mía, y ponía en su boca, la verga de mi suegro.
Aquél espectáculo, era increíble, yo no podía dar crédito en que aquello que empezò como un tòrrido romance con mi novia, Mayte, estaba dando rienda suelta a instintos homosexuales, y menos aùn, que estaba viviendo todo eso, con mi nueva familia política.
Mi cuñado no cesaba de mamar la verga de mi suegro, al parecer, le causaba mucho placer hacer eso, y mi suegro encantado, no dejaba de besar mi tetilla, y turnaba su boca para envolverme en besos, que parecían a veces, pequeños mordizcos en mis labios.
El dependiente, por su parte, se arrodillò y puso mi verga en su boca, y comenzò a mamarla de una manera que parecía que le causaba una desesperaciòn por probar mi trozo de carne.
El calor, en aquél pequeño espacio, era sofocante, y el dependiente, atinò a decir, que éramos los ùltimos clientes que estaban allí, y que cerraría la sastrería.
Se levantò, así desnudo como estaba y en menos de unos segundos, ya estaba de regreso, y nos hizo salir de aquel pequeño vestidor, y nos condujo a la sala de espera.
Allí instalados, mi suegro y yo, nos sentamos cada uno sobre una silla, y mi cuñado, cambiò de verga, y empezò a darme un sexo oral que me hacía mover la cabeza de tanta excitaciòn que sentía.
El dependiente por su parte, se subiò sobre mi suegro, y acertò a hacer un 69, colocando su verga en la boca de mi suegro, y la de mi suegro en la boca de él.
Yo quería copiar aquella postura con mi cuñado, pero èl estaba encantado como un becerrito mamando mi verga, que no quise quitarle el impulso, jejeje
En un momento inesperado, el dependiente, se desacomodò del 69, y así lubricada como tenía la verga por la mamada que le daba mi suegro, se levantò, y si decir nada, hizo que mi cuñado se levantara de mamar mi verga, y se sentò él sobre mí.
Aque culo, era peludo, y apretado, que al colocar yo la punta de mi verga, sentí un calor delicioso, que provocò que sin mediar palabra ni esfuerzo, lo ensartara de una sola embestida.
Acto seguido, mi suegro, corto ni perezoso, se sentò sobre la verga del dependiente, quien de manera igual a la que yo había hecho, y como por venganza, embistiò a mi suegro, quien solo alcanzò a decir: Ahhhhh!!
Yo quería no dar crédito a todo eso, cuando lo ùltimo estaba por venir: Mi cuñado, se arrodilla y empieza a mamar la verga de mi suegro.
A mi no me importaba el peso de ambos, mi suegro y el dependiente, pero estaba gozando de un placer exquisito, que no me importaba nada.
De repente, mi cuñado, se levanta, y así sin ton ni son, se sienta sobre la verga de mi suegro, y empieza un movimiento, que una lavadora, pudiera ser imitada con aquellos movimientos.
El tren de cogidas que estábamos dando, era espectacular, algo que nunca me había pasado.
El dependiente torpemente podía moverse, mi suegro solo acertaba a pedir que lo cogiera fuerte el dependiente, y mi cuñado, seguía moviéndose, cual perra en celo lo haría.
Yo estaba ya llevando la peor parte debido al peso de los tres, y propongo algo más.
El dependiente y yo, nos levantamos, y nos tiramos sobre la alfombra, poniendo nuestras vergas, frente a frente, y nuestras cabezas en forma opuesta, formando una especie de letra X.
En aque postura, pretendía que mi suegro o mi cuñado, fueran penetrados por vergas, de manera doble.
Siendo mi suegro el más arriesgado y valiente, y decide sentarse entre las dos vergas.
Aquello, era algo increíble.
Mi verga rozaba con la del dependiente, y mi suegro ya sentado empieza un movimiento de arriba abajo.
De repente, veo a mi cuñado, asi parado y se aproxima a mi suegro, y coloca su verga en la boca de su progenitor.
He de decir que aquello, me calentò demasiado y al parecer, al dependiente también, haciendo, que mi verga empiece a dar señales de querer acabar.
-Ahhhh, ahhhhh, me vengo, me vengo!!!- Grita el dependiente.
– Ahhhhh, ahhhhhh que rico!!! Me corro!! Me corro!!- alcanzo a decir.
Mi suegro se levanta, y saca las dos vergas de su culo, y ambos, mi suegro y mi cuñado, se arrodillan, y cada uno toma una verga en su boca y empiezan a mamar, provocando que de manera rápida, chorros de leche caigan sobre sus bocas.
Una de mis mejores corridas en mucho tiempo.
El dependiente, jadeaba con cada mamada que recibía mientras acababa.
De pronto, mi suegro y mi cuñado, se funden ambos en un delicioso 69, mientras el dependiente, se arrodilla, y así empieza a mamar mi verga con frenesí.
Nuevamente me corro, y veo a mi suegro y a mi cuñado, moverse con las vergas dentro de su boca, y escucho a mi cuñado decir:
-Coño!! Coño!! me vengo! me vengo!!
Mi suegro, empieza a jadear y a gritar también:
– Me vengo.
me vengo!! Yo tambien me vengo!!
El dependiente se avalanza sobre ellos, y me invita a participar y hacer algo que no habia hecho antes: recibir la leche de mis familiares, en mi boca.
Eso me calienta a mil, y veo como mi suegro expulsa una cantidad exagerada de leche que cae en mi pecho, mis labios, y los labios de mi cuñado.
El dependiente, se apodera de la verga de mi cuñado, y éste deja caer sobre su boca y la de mi suegro, una cantidad de leche espesa e incontenible.
Acto seguido, los cuatro nos besamos apasionadamente, intercambiando en ese beso, la leche de cada uno, sin dejar una sola gota desperdiciada.
Cansados, así como estamos, nos percatamos de la hora, y recuerdo a ùltima hora que mi novia, nos había invitado a cenar a un restaurante cercano a la sastrería.
Nos levantamos, y vamos a lavarnos y arreglarnos, fingiendo que nada ha pasado.
Salimos apresurados, y decimos al dependiente se sirva disculparnos haberlo hecho trabajar extra, dejándole una jugosa propina, la cual rechaza, diciéndonos que debemos regresar, para tomar las medidas de los trajes, el cual era el asunto que nos habia llevado allí.
Con algo de prisa, mi suegro, mi cuñado y yo, llegamos al restaurante, y alcanzo a ver a mi novia, quien luce radiante, y fundo un beso en su boca, e irònicamente, en la mùsica del cantabar, se escucha una melodía que dice: Pero allá tal como aquí, en la boca llevarás sabor a mi.
jajajajaja
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