Me cogí a mi suegro y a mi cuñado en la noche de peticòn de mano. PARTE CUATRO: LA COLINA ROSA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Las cosas se estaban saliendo de control, y ver allí en la sastrería a mi suegro, mi novia y mi cuñado.
solo me ponían más nervioso, pues no sabía como sacar del vestidor al dependiente de la sastrería, y así sentado como estaba, mi suegro se acercò a mí y me dijo silenciosamente:
-No creí encontrarte aquí antes que nosotros.
ya te tomaron medidas?- y lanzò una sonrisa maquiavélica, a la cual no tomé importancia, me levanté y besé a mi prometida muy efusivamente, y a mi cuñado con un abrazo distante, para no levantar sospechas.
-Vamos a la sala principal a escoger los trajes- dije a todos, y nos dirigimos los cuatro hacia afuera.
Estando allí afuera, dije a mi prometida que ella escogiera los azahares que quería que pusiéramos en las solapas de los trajes, y como pude me escapé un par de minutos, para decir al dependiente que saliera de allí sin levantar sospechas.
Regresé a la sala, y finalmente nos decidimos por unos esmoquin en color gris, color que insistí en tomar, pues era igual al del esmoquin que habíamos manchado anteriormente, y que regalaría al dependiente.
Mi novia muy emocionada, llevò los azahares y dejamos todo apartado.
Justo estábamos a pagar en la caja, cuando apareciò mi dependiente, muy arreglado como si nada había pasado, y nos saludò a todos:
-Señor Riva, que gusto verlo nuevamente.
– Señores, que buena decisiòn han tomado hoy, estos trajes son los mejores casimires de nuestra tienda- – Señorita, es usted muy privilegiada en tener a personas muy elegantes en su boda- dijo a mi prometida.
-Sabe algo, querido amigo? – dijo mi suegro, – Nos gustaría que nos acompañara en la boda, ustedes son muy "profesionales" en sus servicios, y para nosotros será un honor verlo por allá-
Yo respiraba para mis adentros, pues no quería quedar en evidencia que había cogido con el dependiente anteriormente.
Al cobrar en la caja, yo sostenía en mi mano la etiqueta con el còdigo del traje que regalaría al dependiente, el cual fue cargado a mi tarjeta, y al firmar mi recibo dejé mi nùmero de celular, con la esperanza de volver a ver a ver a aque muchacho.
Mi prometida y su familia, vivía en Antigua Guatemala, una ciudad colonial situada a una hora de la ciudad capital, lugar donde yo residía.
Por cuestiones de "principios", mi novia y yo habíamos hecho la promesa de no vernos hasta una semana antes de la boda, y sòlamente nos comunicaríamos por teléfono, y quedamos así, y nos despedimos esa noche, con un beso que me dejò muy caliente, y asi con esa calentura que llevaba, me despedí de mi suegro y mi cuñado, con la promesa de volver a verlos proximamente.
Me subí a mi coche, y mi verga iba parada, y con un líquido precum, que traspasaba mi pantalòn.
Arranqué y encaminé hacia la ciudad, cuando a unos cinco minutos de haber iniciado mi camino, suena mi celular, y era un nùmero para mí desconocido, contesto y oh sorpresa!!!.
– Hola, señor Riva, soy Mario, el dependiente de la sastrería, deseo que todo vaya bien con usted-
Wow!! Mi corazòn latía a mil, detuve mi coche, y respondí:
– Creí que no me llamarías!!-
– La verdad no lo iba a hacer, pero no sabía como iba a justificar en mi casa llevar el traje, y mucho menos uno tan caro.
-Si gustas, puedo llevarte a tu casa, y explicar que serás mi padrino- dije
-No sería mala idea, jejejejej- dijo el dependiente.
– Paso por tí en cinco minutos- alcancé a decirle
Llegué a la sastrería, y esperaba encontrarme con Mario, el dependiente, vestido de traje formal, pero no lo reconocía, él lucía unos vaqueros azules, una camisa tipo polo color azul que contrastaban con lo verde de sus ojos.
Alcancé a abrazarlo, y decirle que me disculpara por lo de los vestidores.
Él amablemente, dijo que nada pasaba.
Nos subimos al coche, y ya se hacía tarde, por lo que le pregunté donde vivía, para encaminarlo.
-Vivo camino a la capital, pero puedo tomar bus, para no desviarlo- me dijo.
-Perfecto!! yo vivo en la capital, y puedo encaminarte-le respondí.
No podía creerlo, esa tarde había engañado a mi prometida, con el hombre que iba a mi lado, y ella me había besado, dejándome caliente y excitado, cuando de pronto siento la mano del dependiente sobre mi pierna, y así como yo iba manejando, me sentía nervioso, y su mano iba masajeándome y poniendo así, mas dura mi verga.
Su mano alcanzò a abrir mi cierre del pantalòn, e inclinò su cabeza para colocar mi verga en su boca.
Yo me sentía en la gloria.
Estaba manejando descontroladamente, muy excitado, sus labios hacían que mi verga lanzara precum constantemente, y en un espacio en la carretera, me detuve, desabroché mi cinturòn, bajé mi pantalòn hasta mis rodillas, bajé mis boxer, y arranqué el coche, dejando que mi dependiente siguiera dándome la mamada más deliciosa que pudieran darme en mucho tiempo.
Yo iba feliz, esa lengua hacía maravillas en mi lengua, en mis bolas, solo alcanzaba a escuchar sus gemidos cuando él mamaba mi verga.
Era tal el placer que sentía, que mi verga empezò a inflamarse más, y más, y en un momento inesperado, sentí como mi leche se derramaba dentro de la boca de Mario.
Ahhhhh, ahhhhh, sigue, sigue mamando- le decía
Y él seguia tragando mi leche, limpiando mi verga.
De un momento a otro se detuvo, y levantò su cabeza y sin decir nada, me fundiò un beso, pasando en mis labios la leche de mi verga.
Tuve que detener el coche para corresponder a aquel beso, y era tal mi lujuria que el sabor a mi leche no se hacía desagradable, al contrario, me prendía más.
Empecé a besarlo como un loco, quería comerlo a besos, y así con pasiòn, empecé a meter mis manos sobre su pecho, quité su camisa, y besaba sus tetillas peludas, recliné el sillòn, e hice que quedara recostado.
Empecé a besar sus axilas, su cuello, sus orejas.
Solo escuchaba sus jadeos, y su voz decirme:
– Vamos a la Colina Rosa, vamos a la Colina Rosa-
Me detuve, y le pregunté qué era la Colina Rosa, y asi, desnudo del pecho como él estaba, me dijo:
– Sigue conduciendo, yo te indico cuando lleguemos-
Encaminé el coche, y así caliente y excitado como iba, manejé alrededor de diez minutos, cuando de pronto me dijo:
– Dobla a la derecha, y entra en esa curva-
Así lo hice, y apareciò ante mí una vereda, entre el bosque, que llevaba al final de una casa estilo suizo, y un ròtulo con la figura de la Pantera rosa, pero que decía COLINA ROSA, MOTEL.
Yo quedé impresionado, tanto tiempo viviendo en la ciudad y nunca había ido por allí.
Empecé a manejar despacio, buscando una persiana abierta, y logré ver una disponible.
Estaba a punto de entrar, cuando un coche, se estacionò a mi lado, y del lado del copiloto se abre el vidrio, y veo a mi suegro decirme muy efusivamente:
-Creíste que te ibas a escapar solo??, pues no, esta noche es para los cuatro!!
Yo quería morirme, estaba a punto de pasar la mejor noche a solas con Mario, el dependiente, y ahora el panorama pintaba de lo mejor.
Mi cuñado, quien manejaba el coche en que venia mi suegro, llevó el coche al estacionamiento general, y yo tuve que esperar a que ellos llegaran caminando hacia nosotros, y solo pude disculparme con mi dependiente, quien entre sonrisas y penas, me dijo que no tuviera pendiente.
Mi suegro y mi cuñado se subieron al coche, y los cuatro entramos en aquella persiana que estaba disponible, y procedí a registrarme, causando la mirada sorpresiva del encargado del motel; un tipo bastante interesante, alto, barrigòn y con una gorra que daba un aire siniestro.
Me entregò las llaves del cuarto, y los cuatro subimos las escaleras que conducian hacia la habitaciòn.
Entramos al cuarto, y lo primero que hice al entrar fue besar al que viniera detrás de mi.
Mi suegro fue el afortunado, y nos fundimos en un beso, que sentía romperle los labios de aquella calentura que yo traía, y también el coraje por haberme interrumpido la noche a solas con Mario, mi dependiente.
Mi cuñado y Mario, se unieron a nosotros, y los cuatro nos fundimos en un beso muy apasionado.
Entre el beso y la calentura, a como pudimos nos desnudamos, y logré acercarme al baño, y ví que había un jacuzzi, los llamé hacia adentro, y asi desnudos, se empezaron a meter uno por uno.
Llamé a la recepciòn y pedí nos llevaran unas cervezas.
A los pocos minutos, tocaron a la puerta, y yo, cubierto con una toalla en la cintura abrí, y apareciò ante mí el encargado, quien me dijo muy sarcásticamente:
-Al parecer la fiesta, pinta para largo, verdad?-
-Claro, gusta unirse? – dije pícaramente.
Sin más preámbulos, el encargado del motel, cerrò la puerta, y acercò las cervezas al jacuzzi.
Cuando entramos, mi suegro, mi cuñado y Mario, sòlamente descansaban, como esperando acciòn, y al ver al encargado del motel, y el porte de macho de rancho que éste tenía, mi cuñado fue el primero en vociferar un Wow!!, que más que sorpresa, parecía una sùplica pidiendo ser cogido por aquel semental.
Sin decir nada, me acerqué al encargado, y me lancè a besarlo, quien correspondiò a mi de una manera muy tosca, pero no agresiva, una forma muy viril, y eso me prendiò.
Como pude, desabotoné su pantalòn, lo bajé, quité sus zapatos, y quité su camisa, dejándolo sòlamente en unos interiores blancos, los cuales al él despojarlos, dejaron ver una verga que medía sin exagerar, unos 20 cms.
de largo y unos 7 cms de ancho.
Yo no presumía mi verga, pues eramos casi en mismo tamaño.
Agarré su verga, y la empecé a masajear, mientras mi suegro, mi cuñado y Mario, se aproximaron, y uno por uno empezò una tarea distinta.
Como pude, coloqué al encargado del hotel, contra el aparador del baño, viendo hacía el espejo, y abrí sus piernas, y coloqué mi lengua sobre un culo redondo, peludo, así como a mí me gustaban.
Un olor a sudor, no ofensivo ni maloliente se mezclaba con olor a jabòn fresco, y empecé a mamar el culo con la punta de mi lengua.
Mi cuñado y mi suegro, ni lentos ni perezosos, empezaron a mamar la verga del encargado, cada uno por un lado, y era rico ver como ambos se encontraban en la punta de la verga del encargado, y se fundian en un beso con aquella verga dentro de su boca.
Yo continuaba de rodillas mamando el culo al encargado, cuando siento una lengua empezar a mamar mi culo, y volteo a ver, y era Mario, el dependiente, quien se había colocado detrás de mí a mamarlo, haciéndome círculos con su lengua, que me dejaban el esfinter hùmedo y hacían que me calentara más y más.
Mi cuñado se levantò y tomò de la mano a mi suegro, y juntos se aproximan a la orilla del jacuzzi, poniendo para nosotros sus culos a disposiciòn y merced.
Mario y yo, nos damos a la tarea de mamar el culo a estos dos, y veo como el encargado del motel, se para dentro del jacuzzi, dejando hacia afuera su verga, y veo como mi cuñado y mi suegro se desviven por comerla y chuparla.
El encargado del motel, asi parado como estaba, se calentaba, y Mario chupando el culo a mi suegro, se hace hacia atrás un poco, y empieza a lamer mi culo.
Solo lanzo un gemido, cuando siento en mi esfinter aquella lengua, la cual he de confesar me ponia mas cachondo.
Sin decir, ni mediar palabra, me levanto, y pongo mi verga sobre la entrada del culo de mi cuñado, y empiezo a embestirlo, mientras al encargado del motel le siguen mamando la verga.
Mario, sin decir ni una palabra, se coloca sobre mi suegro y empieza a embestirlo.
Verlo así, cogiendo a otro, me pone más caliente, y de pronto mis embestidas hacia mi cuñado se hacen mas fuertes, cuando veo a Mario salir de dentro de mi suegro, y siento detrás de mí que había dilatado mi ano, y me embiste de un solo golpe, dejándome lanzar un grito de dolor, pues era la primera vez que alguien me penetraba.
Wow!! Ayyyyyyyy!!- alcancé a gritar, y Mario parecía prenderse más, y sigue embistiéndome fuertemente, y ese dolor se fue convirtiendo en placer.
Mi cuñado se movía como una licuadora, y sus movimientos me volvian loco.
El encargado del motel, estaba al mil, siendo mamado y sale del jacuzzi y empieza a embestir a mi suegro, quien disfrutaba de lo mejor, y ver esas nalgas peludas moverse rápidamente me prenden más.
Siempre habia tenido la fantasia de estar con varias personas, pero no solo de un género, y sin querer se diò esta oportunidad, la cual no desaprovechè y quise llevar al máximo.
Asi como estábamos todos de excitados, salimos del baño y nos dirigimos al cuarto.
Estando allí, el encargado del motel, aproximò las cervezas, y derramò un poco en el culo de mi cuñado y de mi suegro, y empiezo a ver, como la cerveza se escurre y el encargado, se aproxima a chupar aquello, y lamerlo como si fuera perro sediento.
Mi dependiente, Mario hace lo mismo conmigo, y echa cerveza en mi culo, y comienza a lamerlo deliciosamente.
Su lengua no dejaba de excitarme, cuando siento que su verga se clava en mí y nuevamente me hace gritar, cosa que lo excita más y se acerca a decirme:
– Resultaste ser cazador casado!!! jajajajajaja-
Yo no paraba de jadear con aquella verga adentro, y quería coger a alguien, cuando veo como el emcargado sigue mamando el culo a mi cuñado y a mi suegro, y logro que éste suba sus piernas en la orilla de la cama, y queda ante mí con una posiciòn de perrito.
El cuadro era perfecto, un macho a mi merced y antojo, y empiezo a cogerlo de manera grotesca, y éste empieza a moverse como si tuviera un motor en su culo.
Mi suegro se coloca debajo del encargado y empieza a mamar su verga, y mi cuñado se pone con mi suegro en posiciòn de 69, pose que después descubriría era su favorita.
Aquel cuadro era espectacular!!
Mi suegro y mi cuñado en un 69.
Yo cogiéndome al encargado del motel.
El dependiente de la sastreria, Mario, cogiéndome a mi.
De pronto, el encargado del motel, se zafa de mí, y se recuesta con la cabeza colgando, y hace que coloque mi verga en su boca, dejando a toda vista aquella verga de él, morena, peluda y cabezona, a mi sabor y antojo.
Comienzo un delicioso 69 yo también con él, cuando empiezo a escuchar los jadeos del dependiente, Mario, quien me embestia con más fuerza, y voy sintiendo un calor dentro de mi culo, y como empieza a jadear con más y más fuerza.
Mario había acabado dentro de mí.
Aquello me pone más cachondo, y doy con más fuerza mi verga dentro de la boca del encargado del motel, y expulso de mí una cantidad de leche que casi, lo ahoga.
Este a su vez, se sienta, y toma mi cabeza contra su verga, como sometiéndome a mamarla intensamente, y los movimientos de mi cabeza y mi lengua, provocan que èste se venga en mi boca, y su leche espesa se escurra en mis labios.
Mario se aproxima a mi boca, y los tres nos fundimos en un beso, intercambiando nuestras leches, mientras observamos, como mi suegro y mi cuñado, se entregan uno a uno, en aquel rico 69.
El primero en acabar, es mi suegro, dejando a mi cuñado con la boca llena de leche.
Mi suegro por su parte, decide que eso no lo ha complacido, del todo, y se levanta, y así parados como estábamos, se pone de rodillas, y toma una por una, las cuatro vergas que tenia a su disposiciòn, haciendo que mi cuñado, termine en su boca y su leche vaya a lubricar nuestras vergas nuevamente.
Uno por uno nos recostamos en la cama, y nos fundimos en un beso, siendo el encargado del motel, el primero en levantarse, y decirnos plácidamente:
-Lamento dejarlos señores, ha sido la noche más ardiente que he tenido en años-
Lo abrazamos, se despide, y nosotros nos levantamos para ir a relajarnos al jacuzzi, y las cervezas hacen que nos tranquilicemos y descansemos por un momento, en aquel viejo motel, llamado LA COLINA ROSA.
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