Me desfloraron en mis pocos años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estaba jugando en el patio de mi casa al baloncesto con mis amigos Mauri de 10 años y Tomás de 9 años, orinamos viéndonos los penes mi pene de 7 años el más chiquito, teníamos las trusas a los tobillos con las remeras encima del ombligo, mis amiguitos fueron a un rincón del garaje a tocarse los penes pegaban las caderas abrazándose con roces entre los penes, yo iba y me colocaban en medio tocándome el trasero y el pene; uno por detrás me sobaba mi traserito con el pene y el otro frotaba mi pene por delante, me rodeaban con abrazos terminábamos dándonos vueltas por el suelo siempre quedaba acostado y sobre mi quedaban los chicos, Mauri era el más insistente en sobarme el pene en mi traserito después nos vestíamos llenos de risas, hubo un día en que desde en lo alto de la ventana nos observaba Marlo un quinceañero compañero de estudio de mi hermana con el tiempo ganó más mi confianza abrazándome por detrás actuando sus manos por mi piel yo creía que eran caricias pero con el tiempo me di cuenta que era algo más porque metía las manos dentro de mi trusa tocándome deliciosamente los testículos con el pene, deslizaba un poquito mi trusa descubriéndose el pene y me hacía masturbe haciéndome gozar sexualmente le gustaba observar mi pene parado deslizando los dedos por mis nalgas, eso cada vez me gustaba más, también aumentaban los momentos de estar solos por los rincones apartados de la casa o en el patio cerca o dentro del garaje donde nos bajábamos las trusas y dejaba que me roce el trasero con el pene dejándome semen en las nalgas, cuando nos subíamos la ropa me decía que mantuviera silencio yo le aceptaba.
Pasaron más de dos años de roces y mamadas con Marlo y mis amiguitos, yo había adoptado un notable crecimiento en mis nalgas, una vez que estaba jugando en el patio de mi casa con Mauri fuimos a orinar cerca del garaje en un rincón apartado allí me empuja sobre la pared quedando mi pecho arrimado siento que el pene roza mi trasero, estaba sometido a los movimientos de sus caderas de pronto sentí que su pene entraba algo en mi ano me hace agachar poniéndome en posición perrito moviéndonos más rápido terminamos cayéndonos al suelo y Mauri seguía moviéndose sobre mi traserito.
Un día después de jugar con mis amiguitos subía las escaleras, me encuentro con Marlo que me toma del brazo por detrás y me insinúa que entremos a mi cuarto, me acosté sobre la cama dejé que me saque la trusa besaba mi trasero puso saliva dilatándome el ano con los dedos de pronto siento un tuco de carne fastidiando mi ano el instinto hizo que moviera rápidamente las nalgas con la intención de quitármelo de encima dijo que me calme le obedecí diciéndole que no me haga doler, me sentó en su regazo pasándome los dedos por las piernas acariciándome las mejillas, pelo, orejas y cuello y me hacía cabalgar después me acosté y Marlo ya estaba encima, me mete el pene en mi trasero despacio deteniéndose cuando yo gemía, escuchamos pasos por el corredor decidimos vestirnos y salir.
Estaba solo en casa jugando nintendo, contesto el teléfono era Marlo preguntando por mi hermana le dije que estaba solo, a los pocos minutos abro la puerta era Marlo nos sentamos a jugar nintendo después ya estábamos desnudándonos en mi cuarto besándonos los cuerpos, rodeamos la cama cubriéndonos con las sábanas, abrí las piernas Marlo se acercó pasando el pene por mi trasero y testículos no se cuanto duró eso pero no quería que termine porque lo sentía delicioso al pasar el tiempo me toma de la cintura poniéndome a un costado de la cama me besa la espalda con fogosidad tanto que le pido que me coja porque estaba plenamente con deseo de sentir placer sexual, me había convertido en su esclavo dejándome hacer lo que Marlo quisiera de mi cuerpo y se aprovechó de aquello para ponerme crema en mi ano lubricándolo con los dedos, me hizo mamarle el pene y cuando me tocó que me lo hiciera me puse más caliente, me chupaba los testículos muy rico subía la lengua por mi estómago llegando a besarme tiernamente siempre me tomaba la cara con las manos frotando los dedos por mi mejilla así era como Marlo notaba mi calentura y yo me dejaba poner en posición abriéndome el ano lo que más podía de nuevo metía los dedos para dilatarlo y después poco a poco meterme el pene me enseñaba sensaciones nuevas yo tenía la necesidad de sentir entre lo doloroso y agotador ese placer de ser sometido sexualmente con suavidad, eso era Marlo ya desde hace mucho tiempo me había acostumbrado psicológicamente a su cuerpo y tenia sed de su pene por eso decidí aguantar la embestida de la penetración que me daba, su piel en mi piel sudorosa, caliente, llena de deseo, las paredes de mi ano latían ante ese pene que ir entrando, cerré mis ojos, Marlo me decía ya casi, ya casi, aguanta, pujaba y pujaba, apreté los labios, hice puños fuertes sujetando las sábanas era más dolor que delicia, le estaba dando mi virginidad, grité fuerte cuando sentí algo en mi interior que se desprendía, el dolor fue intenso no pude soportar la ensartada que me dio, lloraba desconsoladamente, estaba atento al dolor de sentirme raro, la sangre salía por mi ano con el semen de mi macho domador, me quedé estático no podía creer lo que me había pasado me vino un sentimiento de vergüenza, Marlo cariñosamente disimulando en parte el susto me daba animo pidiéndome disculpas, yo sin palabras me limitaba a escucharle y a llorar al rato estuvimos en el baño hizo bastante espuma de jabón pasándolo por el trasero yo lloraba del dolor tratando de apaciguar con el agua que me chorreaba por las nalgas, después fue a la calle trayendo una crema para irritaciones, era delicada pero poco calmaba mi dolor me dio unas cápsulas, después de un buen rato de tanto consolarme se despidió de mi yo no pude cenar como de costumbre, mis padres se dieron cuenta de mi estado de ánimo dije que se debía a un dolor en el pecho, tampoco pude dormir esa noche, en mi mente rondaban los recuerdos que hasta ahora los tengo de aquella desvirgada que Marlo me dio, nunca más me tocó, poco a poco dejaba de frecuentar mi casa, tenía miedo que lo denuncie o le dijera alguna incoherencia pero mi carácter débil hacía que yo mantuviera silencio por vergüenza y miedo.
Marlo dejó limpiando el terreno para que otros chicos de la prepa sometieran mi ano, cada vez me gustaba más los penes, los mamaba y ayudaba a mis amigos a tomarlo ajustando el talle en mi traserito para que me sodomicen por eso siempre llevo el recuerdo de lo que mis amiguitos y Marlo me hicieron convirtiéndome en el gay que soy ahora.
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