me gustan las travesuras
los niños son muy manipulables, si se siente bien ellos lo harán por su cuenta..
La niñez es una gran época que se vive, las responsabilidades son mínimas por lo que somo libres de preocupaciones y solo tendemos a pensar en juegos y diversión.
Esta historia da inicio 19 años atrás por las fechas de Julio, en aquel entonces apenas tenía 8 años con una estatura como de 1.20 – 1.30 y dado que estaba en crecimiento tenía un cuerpo delgado, en cuanto a mi actitud pues no había nada que destacar; era un niño cualquiera que solo disfrutaba del momento y que mejor lugar para hacerlo que en la piscina de los vecinos, además que tenía cierto privilegio porque mi hermana era novia del hijo menor que ya tenía unos 17 años por lo que podía ir y venir a esa casa. Yo disfrutaba mucho bañarme en la piscina que incluso me decía “pececito” porque podía pasar horas y horas en ella sobre todo cuando había con quien jugar porque tampoco es que fuera grande aquella piscina por lo que cuando me quedaba solo nadando me terminaba aburriendo.
Un día sucedió algo bien raro en ese lugar, el único que estaba era Carlos quien era el hijo mayor de aproximadamente 30 años y fue quien me dejó pasar, luego de más o menos una hora que anduve solo en la piscina ya me había aburrido, solo me quedaba flotando de un lado a otro sin saber que hacer, de pronto:
—¿que, ya te aburriste? —, me preguntó Carlos.
Yo solo asentí, mientras que el solo se sentó en la orilla por lo que comenzamos a charlar; me preguntaba por la escuela, las novias, etc.
—yo también me aburro cuando nado—, dice Carlos, —¿pero sabes que es lo bueno cuando no hay nadie en la casa? —.
Y yo respondo: —no—.
—que uno se puede bañar sin ropa—.
—¿te bañas desnudo? —.
—sí, el agua se siente mejor—, y veo como se quita la ropa y se mete al agua.
Su verga se veía enorme a pesar de que no estaba parada.
—deberías probarlo—.
Pero me negué porque me daba pena, no obstante, probé dejar que el agua fluyera por debajo de mi ropa y honestamente fue muy agradable por lo que al final también me desnudé, pero en cambio a mi si se me paró; era sensación extraña y a su vez agradable.
—viste, que se siente genial—.
Yo solo asentí con algo de pena.
—¿Qué tal si jugamos? —, y sorpresivamente me comienza a perseguir.
Yo comienzo a huir y me atrapa en poco tiempo, para después ser yo el perseguidor y después de un par de rondas en la que yo lo “atrapo”, él me toma del hombro y de la entrepierna y me lanza. El haberme tocado allí hizo que se me parara otra vez y no solo eso, sino que el cómo perseguidor “fallaba” más en agarrarme, en vez de eso se hacía más concurrente sus roces. Yo me hacía el desatendido a fin de cuentas lo hacía en la persecución y es que tampoco me disgustaba que lo hiciera e incluso comencé a nadar diferente para que me tocara mejor y pude sentir como su mano me acaricio con mucho morbo mi verguita, los huevos e incluso el culo.
El sabía que me estaba dejando por lo que no dudó, en cambio yo cuando me volví a sumergir podía sentir mi corazón en el oído de lo fuerte que latía así que para tomar un poco de aire me apoyo en la orilla.
—te volví a atrapar—, dice Carlo tras haberme sujetado desde atrás y este se me pega, —¿te cansaste? —.
Yo solo me río un poco, pero en realidad estaba nervioso mi corazón latía fuerte que hasta comenzaba a temblar ligeramente mientras sentía que algo duro rozaba mi espalda y en mi curiosidad llevo mi mano atrás y toco el tremendo garrote que me estaba rozando, Carlos se queda quieto mientras mira como mi mano recorre su duro pene.
—la tienes dura—, para el tamaño que tenía mi mano, era un verga enorme.
—tú también la tienes parada—.
—pero la tuya es rara—, le bajo todo el cuero dejando descubierta la glande y le digo: —la cabeza del tuyo se pela toda, la mía queda así—, un tercio de mi glande apenas se revelaba.
—cuando crezcas también se te pelará—, Carlos también me acariciaba la verga y pone la suya junto a la mía y me río porque era como ver un lápiz al lado de un poste y a pesar de que andábamos dentro del agua se podía sentir lo caliente que la tenía, —date la vuelta un momento—.
Así que me doy vuelta y Carlo no tarda en comenzar a pincelarme la raja, trato de mirar lo que hace, pero el gira mi cabeza haciéndome mirar al frente mientras continúa jugando conmigo; me cosquilleaba la cola con cada roce, mi verga se sentía más sensible sobre todo si era el quien la acariciaba.
—¿te gusta? —, me pregunta Carlos mientras punteaba mi hoyo, pero yo me mantenía en silencio sintiendo como esa cosa gruesa separaba mis nalgas. —sí que te gusta, no lo puedes negar te gusta sentir mi verga y te gusta que te toque la tuya —. Después susurró algo que no logré entender ya que se metió bajo el agua y sentí como mi verga fue succionada, en ese instante traté de apartarlo porque me hacía cosquillas, pero también quería que continuara.
—¿te gustó eso verdad? —, me preguntó Carlos en el momento que sale del agua.
Yo entusiasmado le respondo que sí.
—¿quieres que te la mame otra vez? —.
Yo asentí, mi reacción en ese momento casi era como la de un adicto a la cafeína, temblaba de la euforia; la lengua de Carlos jugueteaba con mi verga como si fuera una mera ramita. La mezcla de emociones era una locura, mi cuerpo no respondía exactamente como quería que incluso me quedé flotando boca abajo mientras parecía que estuviera amamantando a Carlos y dado a la posición que estaba manteniendo este tomó una posición similar dejando emerger su parte inferior dejando su verga muy cerca de mi rostro y por pura inercia abrí bien mi boca y me la metí, era grande, gruesa, dura y caliente. No sé por qué, pero quería hacer más; la textura, la combinación de temperaturas por el agua de la piscina y lo caliente de su verga hacía juego dentro de mi boca por lo que no podía evitar querer chuparla de la manera en cómo lo hizo el y si bien al poco tiempo sentía cierta amargura en la punta de su pene, no era algo que le diera importancia ya que el agua mitigaba el sabor entretanto Carlos me miraba succionar su pene como una sanguijuela, solo me despegaba para volver a tomar aire. Después de un rato ya tenía la boca cansada ai que pensaba dejarlo, pero el me pide que lo hiciera un poco más, que se la pelara toda y le chupara bien la cabeza así que dada la emoción del momento hice lo que me pidió.
Carlos estaba más intenso, movía sus caderas, hacía que se lo mamara lo más profundo que pudiera lo cual cubría casi la mitad de su verga y como en esta ocasión estábamos en el lado llano de la piscina se la estaba mamando al ras de la superficie del agua por lo que nada impedía que me despegara, En cambio Carlos estaba empezando a jadear como animal mientras violaba mi boca con sus movimientos de caderas.
—¡ah!¡aquí viene! ¡aquí viene! —, en ese instante hizo que se lo mamara bajo del agua y de pronto siento un chorro caliente dentro de mi boca por lo que quise apartarme de inmediato porque pensaba que se estaba orinando, pero Carlos no me dejaba; el seguía soltándolo dentro de mi boca y tras sentir la textura comprendí que no estaba orinando más no sabía lo que era lo que expulsaba, era como un moco bien viscoso.
Una vez me soltó miro a Carlos se estaba riendo mientras jadeaba, —Tenía años que no probaba algo tan bueno —, luego me mira y me pregunta: —¿y a ti que te pareció? —.
Pero encogí mis hombros mientras tenía media cara sumergida a la vez que me enjuagaba la boca, pero poco después le pregunto: —¿Qué fue eso, que empezaste a botar? —.
—¿ah que?, ¿oh, te refieres a la leche? —.
—¿leche? —.
—realmente se llama semen, pero todos le decimos leche—.
—¿y todos hacen eso? —.
—sí y una vez tu crezcas también los soltarás y sentirás lo que es verdaderamente bueno—.
Y continuó enseñándome sobre el tema y sobre sus experiencias sexuales por lo que fue inevitable que se le volviera a parar, aun así, yo no quería volver a mamárselo en cambio me pide que entrelace mis piernas y tras haberse colocado tras de mí, siento como su mete su miembro por mi entrepierna y veo su vergota sobresalir frente de mí. Inicio lento, luego una pincelada por mi raja y lo volvía a pasarlo por mi entrepierna, luego lo que se escuchaba eran los chapoteos causados por sus movimientos porque lo único que él me pedía era que apretara mis piernas.
—¡sí, así putito! —.
Y en el momento que fui a tocarlo observo como sale algo blanco que se dispersa por el agua, la reacción de Carlos era aún más intensa, sobre todo en la manera que me sujetaba y era algo que me generaba curiosidad, por su cara se veía que se sentía muy rico. La cara de relajación tras haber soltado todo era bastante interesante para mí, aunque la realidad no podía manejar la cantidad de emociones del momento.
Tas eso Carlos me pide que no le diga a nadie y se va a cambiar, yo también me regreso a mi casa porque llevaba mucho tiempo y estaba algo cansado, Carlos posiblemente andaría nervioso por si llegara a delatarlo, pero yo sabía que no podía decirle a nadie tampoco quería que alguien supiera lo que había hecho y también sería muy vergonzoso si alguien se enterara, no obstante, no estaría mal repetir dicha experiencia.
Habrá continuación?
estoy en ello, aunque no se cuanto tardaré.
Gran relato. Como sigue?
Como sigue?
Que buen relato, me gusta como inicia esta historia. Ojala pronto subas otra parte.
Excelente relato. Como sigue?
Que rico relato, me has puesto la verga dura con lo cachondo que me he puesto, estoy ansioso por leer mas de esta historia. Ojala subas pronto la siguiente parte.