Me inicié de chico
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
, pertenecía a una familia liberal siendo tan pequeño me adapté a las costumbres de mis amiguitos del barrio, poco a poco me gustaba eso.
Era el más pequeño del grupo el mayor y jefe de nostros era Arturo, presumía de su pene grande por la edad que tenía pasaba muchas veces en la calle jugando, vivía en un barrio apartado de la ciudad, sólo tenía puesta mi trusa y sandalias, la luz pública era precaria de eso aprovechaban las parejas para hacer sus travesuras en los autos, casas abandonadas o en el bosque junto a la carretera, al sector donde vivía le llamaban el matadero, dejaban condones, ropa interior, toallas sanitarias, en fin, nosotros escondidos mirábamos a las parejitas en silencio a cierta distancia, luego de ver las escenas sexuales, les lanzábamos piedras a los tortolitos y salíamos corriendo hasta un zaguán apartado sentándonos a comentar aquello, todos nos metíamos las manos dentro de la trusa para masturbarnos, alguno que otro chico se montaba a otro, agitábamos los penes luego nos parábamos para orinar y lanzar el orin a la pared, el que duraba más ganaba.
Nuestro juego preferido eran las guerritas y las escondidas, estaba escondido con Ricardo que se levanta para orinar con cautela yo me le acerqué a orinar se reía de mi comparando su pene más grandecito que el mío, él ya tenía pelitos cortos yo en cambio tenia mi pene lampiño, me dejé que me estirara el pene, aquellos dedos pasaban delicadamente por mi pelvis y cuando me las pasó suavecito por las nalgas me puse caliente tanto que me quedé quietito recordando lo que las parejas hacían, me vio el pene largo y me dijo en el oído que fueramos a culiar, moví afirmativamente la cara, nos subimos las trusas y fuimos corriendo lo más lejos por detrás de una casa vieja, bajamos las trusas, me tomó de las nalgas con las manos apretándome a su cuerpo caimos al suelo dando vueltas riéndonos despacio estaba encima de mí culiándome el pene trenzamos las manos aprentándolas me dijo que me quedara quieto así lo hice, levantaba su cadera con el pene y la hacía caer sobre mi, me hizo dar la vuelta culiándome de la misma forma mi culito, fueron muchas veces como esas que me culió, dos o tres veces solamente le culié el culo. Sabíamos que casi todos los chicos del barrio se culiaban entre si pero guardábamos discresión entre nosotros.
En una vez que decidimos ir a culiar Ricardo y yo, escuchamos un ruido leve nos escondimos vimos pasar a Jinsop y Arturo que lo abrazaba por detrás dándole besos en la nuca, los seguimos con mucha cautela se iban hasta el monte apartado donde había un hueco detrás de unos árboles, la noche estaba algo clara de luna, nos subimos a verlos desde un árbol, se desnudaron Arturo era de la iniciativa lo acomodó sobre un árbol caído poniéndole empinado el culo, de primera le pasaba el pene por el culo decidimos bajar del árbol y acercarnos más, no me aguantaba la risa y mi amigo me pegaba en la espalda para que hiciera silencio, al llegar más cerca notamos que Arturo lo tenia agarrado de los brazos, lo que vimos nos sorprendió en el instante en que el pene de Arturo salía y entraba por el culo brillosito de Jinsop los pelos de Arturo se pegaban a las nalgas haciando un movimiento vibrante, Joaquin le decía que se apure porque le picaban los mosquitos, se movió más rápido lanzándole el moco en el culo, Arturo gozaba de lo le había mojado, Joaquín simplemente se limitaba a limpiarse el culo, nos quedamos quietecitos dejándolos irse aguantando las picaduras de mosquitos, luego salimos y tratamos de reptir lo que vimos fuimoa a un escondite que hicimos con telas y cartones en el traspatio de la casa de Ricardo, siempre que nos bajábamos las trusas teniamos primero como costumbre abrazarnos pegando nuestros estomagos haciendo que nuestros penes se froten para que se alarguen ricamente, me puso en cuatro intentando meterme el pene por el culo, me dolió mucho la primera vez aguanté un poco y a la segunda entrada me solté alegando dolor.
En un juego de guerritas caí prisionero de Arturo me tenía sujeto por detrás sentí el movimiento de su bulto en mi culo, me llevó a la entrada del zaguán semioscuro arrimándonos a la pared, me tenia tomado de los brazos apretado a su cuerpo me insinuó en el oído que culiemos, me hice un poco delante de él pero de nuevo me pegó al cuerpo, pasaba delicadamente las manos por mis bracitos me pidió que me quedara quietito metiendo su mano por la trusa, sentí los dedos atravesar la cintura por mi culo, el dedo índice lo restregaba por la raya que separaban mis nalgas hasta que se atrevió a meterme apenitas el dedo sentí cosquillas con mezcla de placer me sacó la mano y vi que se llevaba el dedo a olerlo en su nariz, me lo acercó a mi nariz diciéndome con risas que huela mi culo me hice un quite, aprovechó de que no había gente poniéndose delante mio sacando por un costado de la trusa su prominente pene con glande descubierto me pegó fuerte a la pared bajándome la trusa a la altura de los muslos sentí ese pene ardiente chocar con mis nalgas, sentí que me abría el culo con un pequeño dolor mucho mayor que el que me había hecho Ricardo pero Arturo trataba de metérmelo más pero yo me ladeaba esquivando me rogaba que me quedara quieto pero sentía dolor y no podía evitarlo eso era lo incómodo de que me culiaba parado, me hizo acostar sentí el peso de su cuerpo y nuevamente un dolor al sentír de nuevo el intento de penetrarme totalmente el culo con su pene grueso, yo jadeaba y pujaba diciéndole que me dejara pero él insistía en no soltarme, el culeo terminó al escuchar voces me subió la trusa y ya como si nada había probado de su pene con cierta admiración.
Tenia la costumbre los fines de semana en bañarme en el río con mis hermanos, primos y los amiguitos del barrio agarrábamos palos de blasa o boyas de neumáticos para flotar en el río en aquella vez, me acuerdo que iba con Arturo flotando, el dedo gordo de su pie restregaba mi culo en mi trusa apretada mojada pegada a mi culo, un palo chuceó mi boya desinflándola me aseguró que me la arreglaría al día siguiente en la mañana. Fui temprano a casa de Arturo para que arreglara la boya me saludó desde el interior de su casa y me dijo que pasara al taller para parcharla, pasó un ratito y desde dentro de su casa me llamó fui corriendo me di cuenta que estaba solo me llamó desde su cuarto, estaba acostado en su cama dándome una sonrisa, rascándose la pelvis moviendo el pene descubierto a pajas, al ver eso se me paró el pene con mis manos dentro de mi trusa me lo pajeaba, se levantó a cerrar con seguro la puerta, me abrazó como siempre quitándonos las trusas metiéndonos entre las sábanas, yo estaba con deseos de que me culiara, eso era verdad, sentía gusto por él después de tantas culiadas que me había hecho por eso ya había perdido poco a poco el miedo de su pene y estaba dispuesto a sentir ese delicioso pene en mi culo nuevamente, Arturo así lo entendió a través de mis caricias infantiles y después de besarme me sentó a filo de cama a mamarme el pene como ya lo había hecho antes estando solos, su lengua subió por mi estómago y por el pecho llegando a besarme los labios, me dio vuelta y me puso el pene en mi culo me dejé penetrar, aguanté lo que más pude dentro d emi tenía el instinto de decirle que me soltara pero aguantaba pujando porque el dolor era demasiado, se sentó a filo de cama y me hizo arrodillar frente a él para que le mame el pene, ya antes se lo había mamado al de Ricardo pero era pequeño en cambio el de Arturo era toda una barra, con deseo abrí mi boca haciendo que parte de su pene descanse en mi lengua el glande lo sentía llegar al paladar el sabor era amargo me jalaba duro el pelo gimiendo sudoroso me hizo para atrás me abrazó acostándome en la cama de nuevo sentí el pene en mi culo que penetraba de un envión estuvo dentro de mi toda esa masa de carne latiendo en las paredes de mi culo yo pegué un grito desgarrador a tal punto que lloré desconsoladamente, me sentí otra persona lleno de temor y susto después de lo que me había hecho, él se pajeó delante de mí botó el semen al piso y se acercó a darme consuelo yo quietecito lo escuchaba darme instrucciones que no contara de esto a nadie, me aseó boté en el baño caca sanguinolenta por más de tres ocasiones, fuimos al taller a reparar la boya a cada ratito me preguntaba si ya me había pasado el dolor con resignación le decía que poco, él me contaba anécdotas, chistes y otras babosadas para que olvidara pero el dolor persistía, esa noche no pude dormir pensando en lo que me había ocurrido, me ponía crema para la irritación defecaba con dificultad, por temor a que me dieran una paliza mis padres no les conté lo sucedido y a los pocos días se me había pasado el dolor, mi deseo por los hombres creció y aunque ahora soy un bisexual me gusta recordar y compartir esos momentos de mi vida.
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