Me pervirtieron desde niño (Parte 3)
Más de mis experiencias de niño que me convirtieron en adicto al sexo.
Algo que no les había mencionado ya que no era relevante hasta ahora, era que cuando cumplí 10 años mi mamá me metió a clases de natación ya que a esa edad no sabía nadar. Al principio era sólo para eso: para que aprendiera a nadar, pero con el paso del tiempo fui subiendo de categorías y cuando tenía 12 años practicaba natación para participar en competencias estatales y regionales. En este punto, ya entrenaba con otros chicos y chicas mayores y menores que yo. Al terminar la práctica nos íbamos a los baños para ducharnos y cambiarnos. Yo no terminé de integrarme del todo al grupo, así que no tenía mucha confianza con ninguno de los chicos. Las duchas estaban en el fondo del baño, estaban una al lado de la otra y las separaba una pared de cerámica pero ninguna tenía puerta, así que sólo al pasar por el frente ya veías quien se estaba duchando. Todos solían ducharse totalmente desnudos, y a mí me encantaba verlos, pero no me desnudaba ya que no me sentía en confianza y no quería que vieran que me excitaba verlos desnudos. Solía esperar que todos se fueran para ducharme.
Con nosotros practicaba un niño llamado Luis, tendría tal vez unos 10 años, yo ya tenía 12. También había otro chico de mi edad llamado Kevin. Luis era muy extrovertido e hiperactivo, y acostumbraba a entrar a las duchas y desnudarse aunque aún no se estuviera duchando, cosa que me gustaba ya que podía ver su verguita de niño lampiña mucho más tiempo.
Un día, Luis, Kevin y yo fuimos los últimos en quedarse en las duchas, y ambos se dieron cuenta que yo aún no me duchaba.
– «¿Cuándo te vas a duchar?» – me preguntó Luis, que como siempre, estaba desnudo.
– «Cuando ustedes se vayan» – le respondí.
– «¿Por qué?» – me volvió a preguntar.
– «Porque sí, no me voy a desnudar frente a ustedes» – contesté.
– «Pero todos lo hacemos y no pasa nada» – insistió.
– «A lo mejor la tiene pequeña y por eso no quiere» – dijo Kevin.
– «Si ustedes son maricas y me quieren ver desnudo sólo diganlo» – les dije a ambos.
– «Yo creo que tú eres el gay y la tienes parada y por eso no te quitas el traje de baño» – respondió Kevin.
– «Sí, yo creo, a lo mejor me la quiere chupar y se está conteniendo» – dijo Luis entre risas. – «Ven, chupalo».
– «¿Quieres que te la chupe un hombre? Sabía que eras gay» – le dije.
– «Si quieres yo vigilo la entrada para que nadie los vea» – dijo Kevin también entre risas.
– «Bueno, si tú vas a estar pendiente…» – dije yo.
– «Kevin, anda a vigilar la entrada, a ver si de verdad lo va a hacer» – dijo Luis. Kevin, entre risas, hizo lo que dijo y fue a vigilar que nadie entrara.
Me arrodillé y me metí la pequeña verga de Luis en mi boca, dejándolo sin palabras. Cabía completa en mi boca, y cuando la tenía dentro le daba vueltas al rededor con mi lengua. Paré luego de unos pocos minutos. Luis seguía con su verguita bien parada y fue a buscar a Kevin.
– «Kevin, este es bien marica, sí me la mamó» – le dijo.
– «¿En serio?» – preguntó Kevin incrédulo.
– «¿Tú también quieres?» – le pregunté yo.
– «Anda Kevin, prueba» – le dijo Luis mientras lo empujaba acercándolo a mí.
Cuando estuvo enfrente de mí, me arrodillé nuevamente y bajé su traje de baño, liberando una verga flácida pero muy hermosa, peluda pero no me molestó, puse mis manos a los lados de sus piernas y con mi boca busqué su verga. Empecé a mamarsela con desespero, quería hacer que se le parara y lo conseguí, se le puso dura como roca. Kevin tomó mi cabeza con sus manos y me empujaba la verga hasta el fondo de mi garganta y yo me dejaba hacer porque me encantaba. Luis observaba, no vigilaba la entrada como Kevin, mas bien decidió acercarse poco a poco, y cuando me dí cuenta estaba al lado de Kevin esperando que se la mamara de nuevo, cosa que hice. Se la chupé a los dos hasta que Kevin empezó a eyacular en mi boca, eyaculación que obviamente tragué por completo. Luis no acabó, pero ya se nos hacía tarde y debíamos irnos, así que paramos, me desnudé y me metí a duchar. Luis me veía de arriba a abajo, sobretodo porque me empecé a masturbar mientras me duchaba. Cuando salí de ducharme, Luis me preguntó si podía darme un beso, yo sólo sonreí y asentí con la cabeza, para luego acercarme y besarlo muy intensamente a la vez que agarraba su culito. Luego nos vestimos y nos fuimos.
Yo seguía mamandosela a Arturo casi a diario, pero una tarde de fin de semana que fui a su casa estaba con dos amigos suyos: Daniel y Nelson, que tenían su misma edad (13 años). Arturo nos presentó y los 4 empezamos a jugar a la Play. Luego de una hora aproximadamente, Arturo propuso ver porno. Daniel dudó porque no confiaba en mí ya que recién me conocía, pero Arturo dijo: «No te preocupes, es de confianza, no dirá nada».
Arturo encendió su PC que tenía ahí en su habitación y buscó una página porno, puso un video y empezamos a verlo. Rápidamente tuve una erección y me empecé a sobar la verga disimuladamente sobre el pantalón.
– «¿Saben qué? Estamos en confianza» – dijo Arturo luego de unos minutos, para luego sacar su verga del pantalón y empezar a masturbarse.
Yo clavé mi mirada en su rica verga que tanto me encantaba, y luego de pensarlo un poco también bajé mi pantalón y empecé a masturbarme frente a todos. Nos siguió Nelson, el cuál liberó su verga y era una rica verga de negro, gruesa pero de tamaño promedio. Y luego de varios minutos se unió Daniel, que tenía una verga un poco más larga que los demás pero no tan gruesa. Obviamente me sentía en el cielo.
Estábamos los 4 en la cama viendo la porno de la PC, la puerta de la habitación estaba cerrada, estábamos seguros. Arturo puso su mano detrás de mi cabeza y me llevó a su verga, y yo me dejé hacer y empecé a chupársela frente a los demás. No escuché que dijeran nada, pero seguramente se sorprendieron.
Luego de unos minutos, escuché que Nelson dijo: «Yo quiero». Levanté mi mirada y le hice señas con la mano para que se acercara, y cuando lo hizo me la metí en la boca lo más que pude, pero no me entraba completo. Intercambiaba entre los dos, hasta que Nelson rápidamente empezó a eyacular en mi boca. Tal vez la porno lo había estimulado bastante, aunque me decepcionó que acabara tan rápido. Con mi boca llena del semen de Nelson me dirigí a la verga de Arturo, para luego dejar salir poco a poco el semen de mi boca, cubriendo todita su verga. Tragué el semen restante que quedó en mi boca, y empecé a masturbar a Arturo aprovechando la lubricación improvisada.
Dirigí mi vista a Daniel, que se estaba masturbando mientras me veía. Le hice señas para que se acercara y, aunque dudó, se acercó y puso su verga justo enfrente de mí, y obviamente se la chupé.
– «Ya casi acabo» – dijo Arturo. Rápidamente solté la verga de Daniel y me metí la de Arturo en la boca para recibir todo su semen. Obviamente me tragué todo.
Ya sólo quedaba Daniel, el cual también hice acabar luego de varios minutos y también me tragué su semen. Era obvio que los tres eran heteros ya que ninguno quiso mamarmela ni besarme, pero no me importó, me hacía (y me hace) feliz mamar.
Luego de ese día, seguí mamandosela a Arturo cada tantos días hasta que simplemente dejamos de hacerlo sin razón aparente.
Cuando cumplí 13 años conocí a una chica de 12 años llamada Stefany, la cual fue mi novia durante 11 meses. En la próxima parte le contaré más de ella.
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