Me quedé con el gusto de que me sacaran el demonio, por lo que sigo vistiéndome de nena, dejando que le caigan a palo al demonio que llevo por dentro.
Un pastor convence a un joven de que tiene un demonio dentro y de que la única manera de sacarlo es que él le caiga a palo..
Me quedé con el gusto de que me sacaran el demonio, por lo que sigo vistiéndome de nena, dejando que le caigan a palo al demonio que llevo por dentro.
El pastor de mi iglesia en una de sus predicas, comenzó diciendo. “Puedo sentir, al demonio del sexo que estaba alojado dentro de uno de ustedes.”
Claro que todos los feligreses nos asustamos, y máxime cuando dijo que ese demonio con forma de hombre, que por lo general ataca a las mujeres, era un pervertido, y estaba alojado dentro de un hombre.
Yo a todas estas comencé a sentirme nervioso, y aunque nunca había tenido novia, y mucho menos relaciones sexuales.
Cuando el pastor comenzó a describir, que ese demonio cuando poseía a un hombre, este presentaba un repentino interés en otros hombres, eso me asustó más, ya que en ocasiones me había dado cuenta de que en cierta manera me atraían otros chicos de mi edad, o mayores que yo.
Y en cierto momento al sentir su fuerte mirada, de inmediato procuré no mantener contacto con sus ojos, y él dijo a toda voz, y yo sentía que me decía a mí “Ya sé que el demonio trata de controlarte, te domina, y aun no te has dado cuenta de eso, pero por el poder de Dios, y si así me lo pides, lo expulsaré de tu cuerpo.”
El templo estaba lleno, y honradamente, no puedo decir que me hablaba a mí, pero al finalizar el culto, tuve que esperar un rato, para hablar con el pastor, ya que varios hombres de todas las edades se me adelantaron, por lo que tuve que esperar hasta que finalmente estuviera solo.
Para acercármele, pero apenas me vio, me dijo. “Espérame en mi oficina, que ya hablamos.”
Yo le obedecí, y sin decir nada me dirigí a su oficina, y esperé sentado en un gran sofá.
Al poco rato comencé a escuchar como las puertas del templo se cerraban, y posteriormente como las luces del gran salón fueron apagadas, hasta que por último comencé a escuchar como sus pasos se iban acercando.
Apenas entró a su oficina, me dijo. “El demonio que te está poseyendo es uno muy fuerte.” mientras que yo, completamente asustado no atinaba a decir palabra alguna.
Mientras que él continuó, diciéndome. “Para que te deje libre, tienes que hacer todo lo que yo te ordene sin protestar, o negarte.
Tienes que demostrarme que tienes confianza en el gran poder que Dios me ha dado para hacer que ese demonio abandone tu cuerpo.”
Yo me limité a mover mi cabeza afirmativamente, aun sin pronunciar palabra alguna.
Fue cuando acercándose me dijo ya en un tono de voz más bajo. “Ahora necesitamos que te quites toda la ropa.”
Cosa que, sin pensarlo dos veces, le obedecí, solo que al final me quedé en interiores, hasta que, de manera más suave, le escuché decirme. “Por favor, también los interiores, y no te avergüences, que esa es precisamente la estrategia, que quiere usar ese demonio, para que te marches de aquí.”
Reconfortado por sus palabras, de inmediato me despojé de mis interiores, quedando completamente desnudo ante el pastor, quien de inmediato me ordenó que entrase al pequeño baño, y me diera una ducha mientras él me supervisaba, indicándome por donde y como debía enjabonarme.
Así que luego que me enjaboné todo mi cuerpo y en especial entre mis nalgas, el pastor me entregó una toalla, y indicó que regresara a su oficina y me recostase en el sofá.
Cosa que también hice sin demora, de inmediato me siguió diciendo. “Ahora comenzaras a escucharme hablar en lenguas, y probablemente no entiendas nada, pero no te preocupes por eso, y al mismo tiempo te comenzaré a ungir con un aceite milagroso, que me han traído directamente de Israel.”
Tal como lo dijo comencé a escucharlo hablar en lenguas, y también como con sus manos me iba embadurnando con un aceite, por todo mi cuerpo.
A medida que seguía hablando en lengua, sus manos me las fue pasando por mi espalda, mis nalgas, y hasta mis muslos, haciendo que a la vez separase mis piernas.
De momento entendí que me preguntaba. “¿Desde cuándo te llamaban la atención los hombres?”
Yo no supe precisarle una fecha, pero a mi mejor recuerdo después de que cumplí los diecisiete mi interés por el miembro de otros hombres aumentó.
Sin dejar de acariciar todo mi cuerpo, siguió diciéndome. “Ese interés tuyo se manifiesta en los baños, cuando te quedas viendo los miembro de otros hombres, ¡cierto!”
Yo no tuve el valor de decirle que se equivocaba, ya que estaba en lo cierto, por lo que, asintiendo con mi cabeza, sin decir nada respondí que sí.
El pastor continuó ungiéndome por todo mi desnudo cuerpo en especial por toda mi espalda, las nalgas, y mis muslos. Sus siguientes palabras fueron. “El demonio te tiene poseído, y para hacer que te abandone, tengo que castigarlo, con lo único que él no soporta que le hagan.”
Yo en ese momento me sentí muy confundido, con eso de castigarlo, con lo que ese demonio no soporta que le hagan.
Precisamente en ese instante sentí los embadurnados dedos del pastor, penetrando mi culo, yo me quedé tenso, paralizado, sin saber que hacer, ni que decir.
Mientras que el pastor comenzó a seguir introduciendo sus dedos dentro de mi culo, una y otra vez, sin dejar de decirme. “No te preocupes, que yo sé lo que hago, ese demonio, antes de que den las doce de la noche ya habrá abandonado tu cuerpo, pero procura relajarte.”
Yo me moría en parte de la vergüenza, y el temor de tener dentro de mí a ese pervertido demonio, mientras que los dedos del pastor continuaban entrando, y saliendo de mi culo.
Al principio seguramente fue uno, luego fueron dos, y posteriormente todos, ya que no era tan solo sus dedos, sino gran parte de su mano, que la tenía metida entre mis nalgas.
Lo cierto es que en un principio me resultó incómodamente molesto, pero poco a poco la sensación de tener su mano dentro de mí culo, como que se fue convirtiendo en algo agradablemente placentero.
El pastor, en ese instante me siguió diciendo. “No te mortifique si te das cuenta de que te está agradando, ya que no es a ti en realidad a quien realmente le gusta lo que te estoy haciendo, sino al demonio que tienes dentro.”
Por un buen rato sus caricias, y la penetración de mi culo con su mano continuaron, a medida que yo, de manera involuntaria, pienso yo, comencé a menear mis nalgas, a medida que el pastor continuaba metiendo, y sacando casi toda su mano de mi culo.
Al tiempo que con la otra mano no dejaba de acariciar mis muslos, y agarrar suavemente mi miembro.
Era algo sumamente increíble para mí, que el tener dentro ese demonio, me estuviera provocando tanto placer.
Ya estaba yo con los ojos cerrados, sintiendo como esa mano milagrosa entraba, y salía una y otra vez de mi culo.
Cuando el pastor después de hablar nuevamente en lenguas me dijo. “Ahora es que vamos a castigar a ese desgraciado demonio.”
Extrajo sus dedos de entre mis nalgas, mientras que yo me quedé con mis piernas, y culo bien abiertos, y a los pocos segundos comencé a sentir que algo duro, y caliente, comenzó a penetrarme por el culo.
La sensación, era única, yo seguí moviendo mis nalgas, hasta que el pastor me dijo al oído. “Si cariño síguete moviendo así, que al Incubo eso le hace tanto daño, que pronto va a querer abandonar tu cuerpo.” y acto seguido sentí los labios, y lengua del pastor, sobre mis orejas, y cuello.
A medida que el pastor continuaba enterrando, y sacando toda su verga de mi culo, seguía hablando en lenguas, mientras que yo no paraba de mover mis caderas, como jamás ni nunca lo había hecho, hasta esos momentos.
En cierto momento me preguntó si me gustaba lo que me estaba haciendo, y la verdad era que sí, y así se lo hice saber.
Yo no me lo esperaba, pero de golpe me sacó toda su verga de entre mis nalgas, y agarrándome por el cabello, dirigió su verga a mi boca diciéndome. “Ahora ponte a mamar, para evitar que ese maldito demonio, se quiera escapar por tu boca.”
En esos momentos me encontraba tan, y tan excitado, que no tuvo que decírmelo dos veces para que yo ciegamente le obedeciera.
Sin importarme donde antes había tenido metido su miembro, mientras que yo estaba mama que mama, sintiendo su venosa verga dentro de mi boca, él me agarró mi miembro y comenzó a masturbarme, y nuevamente sin previo aviso, y sin decirme nada se detuvo, sacó su verga de mi boca.
Pero en lugar de volverse a colocar tras de mí, me tomó por los tobillos, separó mis piernas y vi claramente como su verga comenzó a desaparecer dentro de mi culo nuevamente.
Yo seguí moviéndome, disfrutando plenamente del placer que me estaba haciendo sentir, gimiendo, y hasta dejando salir algunos quejidos de mi boca.
En una de esas, no pude aguantarme más y comencé a masturbarme, y en un dos por tres me vine.
Y al rato sentí como el pastor se venía dentro de mi culo, quedé extenuado, jamás había hecho algo semejante, en toda mi vida, pero me sentí agotado, pero a la vez sumamente complacido.
Fue cuando el pastor al poco rato después de sacarme su verga de mi culo me dijo de manera bien seria. “Ya estas parcialmente libre de ese demonio, pero como él sabe que tú eres una presa fácil, por lo que lo más seguro es que vuelva atacarte.”
Fue cuando me preguntó. “¿Y si eso sucede que piensas hacer?” Yo sin dudarlo le respondí “Volveré a buscarlo, para que me lo sacase.”
Lo cierto es que después de esa primera vez, seguí buscando al pastor en innumerables ocasiones, para que me volviera a sacar ese demonio.
Como al mes de estar dejando que prácticamente a diario, el pastor me sacara el demonio, cuando regresé a su oficina, tras desnudarme como ya era uso y costumbre, el pastor me indicó que me pusiera unas prendas de mujer, diciéndome que eso confundiría al condenado demonio.
Cosa que al principio me costó algo de trabajo aceptar y realizar, pero al igual que me gustaba que el pastor me siguiera sacando el demonio, como que también le agarré el gusto de ponerme todas las prendas de mujer que el pastor gratuitamente me proporcionaba, para luego seguir sacándome a ese condenado demonio.
Finalmente me di cuenta, de que la verdad es que aparte de que me gusta que él me sacase el demonio de esa manera, yo también disfrutaba mucho, vistiéndome y actuando como mujer.
Dejando que salvajemente me diera por el culo o me pusiera a mamar su verga vestido así, cuando lo visitaba.
Además, posteriormente en cierta ocasión, salí con unos chicos del barrio, y tras tomarme unas cervezas, en la casa de uno de ellos, bastante borracho comencé a contarles todo lo que el pastor hacía por mí, y como lo hacía.
Creo que al principio no me creyeron, pero cuando frente a todos ellos el hijo de los dueños de la casa trajo varias prendas de su madre, que se encontraba de viaje, junto con su padre, y yo tras desnudarme por completo me las puse.
Casi de inmediato todos me han rodeado, y a medida que me seguían dando cerveza, varios de ellos comenzaron a acariciar mis nalgas, levantándome la falda, y bajándome los pantis.
Mientras que yo procuraba comportarme hablar y actuar como una chica, deseosa de que se propasaran con ella.
Ya al poco rato, uno de los chicos ya me tenía bien clavada toda su verga por el culo, por lo que yo sentía como me entraba y salía una y otra vez.
Mientras que a otro gustosamente le mamaba su verga, y a medida que ese buen pedazo de carne entraba y salía de entre mis nalgas, yo movía mis caderas como toda una puta.
El resto de la noche creo que todos me llegaron a dar por el culo, y que de igual forma y manera me pusieran a mamar sus vergas.
Al pastor, eventualmente lo trasladaron a otra iglesia, por lo que dejé de verlo, pero como me quedé con el gusto de que otros hombres me sacaran el demonio que llevo por dentro.
Por lo que sigo vistiéndome de nena, dejando que me caigan a palo y vergajazos, para que demonio que llevo por dentro, se me salga.
Excelente relato y muy creíble, cuéntanos más porfa