ME QUITÓ A MI ESPOSA Y ME HIZO SUYO II
No podía creer lo que estaba haciendo, mi boca trataba de engullirse todo ese palo duro como roca, caliente.
Omar no se detuvo ante mi protesta de que saliera de mi casa, mientras trataba de arreglarme la camisa. Me atrajo fuerte hacia sí y comenzó a besarme el cuello, luego bajó por mi pecho y se apoderó de mis tetillas, jamás me habían lamido las tetillas. Mi cabeza daba vueltas, mi cuerpo se estremecía, me estaba gustando demasiado lo que Omar me estaba haciendo. De pie, me dejé hacer, Omar me intentó besar, pero me aparté, lo intentó de nuevo y volví a apartarme sin embargo él insistió hasta que logró que su boca se uniera a la mía, me estremecí con aquel apasionado beso, ya no pude poner resistencia, sentí su lengua, mientras sus manos me recorrían, estaba caliente como nunca lo había estado y en un arranca de deseo, le quité su camisa, besé su pecho. me impregnó su olor a macho, sus vellos se enredaron en mis labios, bajé con mi boca por su estómago, a pesar que nunca había hecho algo así, parecía como si ese camino lo conociese instintivamente, bajé su pantalón, llevaba puesto un pequeño slip que parecía querer reventarse por el bulto que escondía la tela, mis labio recorrieron ese bulto, con una prisa inusitada por liberar la carne prisionera, Omar bajó de un tirón su slip y su verga dio contra mi cara, gemí, sentí una desesperación desconocida, temblaba, sentí como palpitaba mi hoyo, no lo podía creer. Engullí en un segundo todo lo que pude, no me entraba todo su miembro hermoso, pero él empujaba mi cabeza hacia sí y dejé de resistirme, tuve arcadas, pero no me importó de pronto me vi con toda su verga en mi boca, mi nariz chocaba contra los vellos de su pubis, tenía lágrimas en los ojos, pero mi deseo era mayor como pude comencé a mover mi boca, poco a podo me fui acomodando hasta que pude sacar completamente esa verga jugosa y volverla meter completa entre mis labios. En determinado momento Omar me dijo que ya no aguantaba que se iba a correr, no quería que sacara su verga de mi boca, lo aferré de las piernas, pero al mismo tiempo quería probar esa leche que tanto saboreaba mi esposa. Creí perder la respiración cuando el macho fuera de sí hundió todo ese pedazo de carne lo más profundo dentro de mi boca, pensé que me desencajaría la mandíbula, pero mi recompensa vino cuando él comenzó a disparar chorros de semen caliente dentro de mi boca, sentí que yo también me corría, mi semen manchó el calzoncillo y traspasó hasta mojar mi pantalón pude sentir como chorreaba mi leche por mis piernas. Omar no paraba de sacar leche, yo tragaba todo lo que podía, pero aún así caía por mis labios abundante moco que contuve entre mis manos. Cuando sacó al fin su verga de mi boca tomé el semen que tenía entre mis manos y lo sorbí. Me sentí avergonzado, pero caliente, quería que se fuera, sin embargo mi agujero latía, se humedecía. Sin decirme una palabra me arrastró hasta un sillón, terminó de sacarse la ropa completamente y se sentó con la verga dura nuevamente, supe lo que debía hacer, tuve miedo, rabia, no podía razonar, casi sin darme cuenta, me desnudé también y poniendo saliva en mi culo, me senté sobre Omar, mi corazón palpitaba nunca pensé que me iba a encontrar en esa situación, pero estaba enajenado, lo único que quería era bajar por ese palo hasta quedar ensartado completamente. Dolió, quise pararme a irme de allí, pero mi cuerpo me dijo otra cosa y continué, Omar no fue suave, quería partirme y lo logró, de un empujón me clavo toda su verga, quedé con sus testículos pegados a mis nalgas, me sentí traspasado, lleno, intuitivamente comencé a moverme para acostumbrarme a su miembro, él se movía rápido entrando y saliendo de mi culo que se acomodó a su hombría hasta que mis gemidos dieron a entender que ya no era dolor lo que sentía sino un inmenso placer que se repartía por todo mi cuerpo, lo besé apasionadamente, le pedí verga, le suplique que me llenara por completo, el macho me devoraba, mordía mi cuello, mis orejas, así hasta que se corrió intensamente dentro mío, yo no me había corrido así le supliqué que no sacara su herramienta de mis entrañas, mientras movía mi culo con furia y le pedía más leche llegué al orgasmo, mi leche golpeó su estómago. Me quedé sentado sobre él, nos besábamos, sentí como su pene ya fláccido salía de mi culo dejando el hoyo abierto, salió un poco de semen que se escurrió hasta sus piernas.
Me sentí avergonzado de nuevo, pero también experimenté por primera vez lo que era coger de verdad, me sentí feliz del placer que acababa de descubrir, era la primera vez en mi vida que había tenido dos orgasmos, la primera vez que que había deseado tanto unas caricias, unos besos y la primera vez en mi vida que sentí tanto deseo de ser empalado por un hombre. Mientras pensaba en eso Omar llevó su pene a mis labios de nuevo, su verga estaba dura de nuevo, y sentí que mi verga también se ponía dura, comencé a chupar de nuevo, me tragué todo su pene, Omar se fue acomodando hasta quedar haciendo un 69 su lengua acarició mi verga y luego la tragó toda, mi miembro era más pequeño que el suyo así es que podía meterla toda en su boca sin problemas, mientras yo hacía esfuerzos por comerme toda esa carne, luego lo saqué un momento y me ocupé de sus bolas, grandes, llenas de semen nuevamente las besé y me las eché a la boca mientras lo pajeaba, Omar me chupaba mientras metía dos dedos en mi culo, me sentía en las nubes, así estuvimos hasta que no pude más y me corrí en su boca, él se corrió en la mía llenándome todo de ese manjar blanco, viscoso y delicioso, tomé un poco de su abundante descarga y la metí en mi culo.
Comenzaba a clarear cuando él se puso la ropa y se marchó, yo me quedé ahí sobre el sillón, cada rincón de mi cuerpo olía a ese macho, a su semen, me sentí caliente de nuevo y me pajeé mientras metía mis dedos en el agujero. Me fui a dormir sin ducharme, oliendo a moco y macho, feliz.
Pasó una semana sin ver a Omar, aunque traté de encontrarlo en los lugares que solía estar no lo encontré, estaba desesperado quería tenerlo dentro mío de nuevo, me pajeaba a cada rato, mis dedos ya no me daban todo el placer que necesitaba, necesitaba verga, necesitaba macho. Llegó el día domingo de futbol y fui hasta donde solían jugar estaba dispuesto a todo con tal de que Omar me culeara de nuevo, incluso pensé hasta en ofrecerle dinero. Terminó el partido y lo vi, mi corazón latió más a prisa, fui hasta donde estaba, pero él no estaba sólo, una mujer lo abrazaba, lo felicitaba por haber metido el gol que definió el partido y le ponía los senos casi en la boca, él le agarraba la cintura, pero su mano bajaba sin disimulo hasta las nalgas, luego se fueron, pasó por mi lado y me saludó sin interés alguno. Me quedé ahí congelado un rato, luego marché en dirección a mi casa. En la casa de al lado mi vecino, un señor de unos 60 años estaba terminando de cortar el césped, su mujer le decía algo desde una silla, pasé cerca y los saludé por cortesía, entré en mi casa y al rato después el hombre tocó el timbre, salí de mala gana y Ernesto me pidió si tenía unas tijeras para podar le dije que sí las fui a buscar y se las pasé.
Por la noche Ernesto vino a devolverme las tijeras, le invité una cerveza y aceptó. Mientras bebíamos las cervezas él me preguntó por mi esposa, le conté la separación y después de un momento le conté que me gustaban los hombres también Ernesto no dijo nada, agregué descaradamente que estaba desesperado por una verga, casi sin esperar a su respuesta puse mi mano sobre su bulto, él me miró, pero no dio señal de querer irse así que le bajé el cierre y extraje su pene, no estaba erecto y no era grande, pero yo estaba desesperado….CONTINUARÁ
Que delicia de relato, me encanta como relatas y describes las delicias de ser cogida por un macho.
Soy nena en secreto y quiero encontrar a mi Omar que me convierta en mujer
El te quito a tú esposa y después tu se lo quitaste a ella. Ahora tú y tu esposa necesitan buscar un macho que se las coja a las dos.
Una verga los separó y ahora una verga ( o quizás más ) los vuelva a juntar