ME VIOLARON EN EL COLEGIO (CUATRO CHICOS Y YO)
Hice un último intento para evitar ser cogido, pero fue en vano; dos de los chicos me tenían, aún, fuertemente sujeto y los otros dos ya se habían bajado sus pantalones y sus calzoncillos y se estaban haciendo la paja, para obtener una rápida erecció.
Hola a tod@s
En mi anterior relato “MI PRIMER NOVIO (14 AÑOS)”, comenté los pormenores acerca de mi primer noviazgo, es decir, la primera vez que me enamoré perdidamente de un chico, pero también, en varios relatos anteriores (todos ellos ciento por ciento reales, es decir, mis propias experiencias de vida), hice hincapié en el precoz (muy precoz) inicio de mis relaciones homosexuales, en mi condición de gay ultra, hiper, super pasivo de nacimiento.
Desde que me puse de novio con Pablo, solamente tenía relaciones sexuales con él y no por una cuestión de “lealtad” o algo parecido, sino porque al estar completamente enamorado, no sentía atracción por otras personas y como además cogíamos muy seguido, me tenía por satisfecho sexualmente, pero el problema era que, al resto de los chicos que solían cogerme y con mucha asiduidad, poco y nada les importaba mi relación sentimental; ellos solamente pretendían seguir disfrutando de todas las bondades de mi super culazo.
Todo esto tiene un correlato porque, una vez que se empieza, ya no se tiene retorno y ello mismo fue lo que ocurrió ese mismo año y otra vez en pleno establecimiento educacional.
Los tres chicos, que me habían cogido sistemáticamente durante el año anterior (sugiero leer mi anterior relato “Debut sexual en el colegio – Tres contra uno”), si bien ya no pertenecían más al alumnado (puesto que habían egresado), dejaron plasmada sus actividades sexuales conmigo; sus andanzas quedaron como legado en el colegio, llegando a oídos de otros tantos chicos y, por consiguiente, yo era “el chico lindo, o el rubio culón de pelo largo o directamente, el puto que se deja coger”.
A raíz de todo aquello, no fueron pocos los que intentaban cogerme, tal como lo habían hecho “los tres chicos de quinto, el año anterior”, pero yo me negaba constantemente, no porque no me gustase (de hecho, me encantaba), sino por fidelidad a Pablo, mi novio.
Casi todos los intentos por cogerme, se llevaban a cabo con posterioridad a las clases de educación física y siempre por más de un chico, pero yo me las ingeniaba para salir indemne del establecimiento, aunque, en una ocasión, me distraje y fue allí y en ese momento, donde ocurrió el hecho concreto.
Cuando estaba por abandonar el lugar, ya cambiado de ropas y listo para salir, sentí que la puerta se cerró intempestivamente y mis esfuerzos por volver a abrirla fueron en vano; ya que, en ese preciso instante, dos chicos, a quienes conocía solo de vista (eran de quinto año) se aparecieron por detrás de mí.
“¡Hola Marcos! ¿Qué pasa? ¿Por qué nos estás esquivando?” – Dijo uno de los chicos mientras me tocaba y me manoseaba el culo, por encima del pantalón.
“¡No chicos! ¡Ahora no puedo! ¡Tengo que ir a mi casa!” – Les dije, tratando en vano de convencerlos, para que me dejase salir de allí.
“¡Es un ratito, nada más! ¡Te cogemos y nos vamos!” – Dijo el otro, mientras dos más, quienes seguramente, eran los que habían cerrado la puerta, ingresaron por detrás y se unieron al resto.
Intuía, muy dentro de mí, que los chicos querían cogerme y nada los detendría, porque ya habían hecho el intento en otras ocasiones, así que, en un desesperado intento, traté de salir por la otra puerta, pero inmediatamente fui detenido.
Dos de los chicos me sujetaban fuertemente, mientras uno de los restantes, comenzó a bajarme el pantalón y el calzoncillo; de nada sirvió mi resistencia, resistencia que tenía que ver, más que con el hecho en sí (al fin y al cabo sería una cogida más), con una sensación de remordimiento, ya que, en ese instante, me acordé de aquella vez en el colectivo (otro de mis relatos) y de la forma en la que reaccionó Pablo, cuando vio como el hombre me apoyaba y tocaba mi culo.
Ya con el pantalón y el calzoncillo abajo, a la altura de mis tobillos, los chicos empezaron a toquetear y a manosear mis “carnosos cachetes”, aunque yo seguía intentando resistirme.
“¡Te vamos a coger igual! ¡Aunque no quieras!” – Me dijo quien siempre llevaba la voz cantante.
“¡No chicos! ¡No quiero esta vez! ¡Otro día me dejo!” – Se me ocurrió decir como última chance, aunque ello resultó más contraproducente aún.
“¿Otro día?” – Volvió a decir y agregó:
-“¡Depende! ¡Si te portas bien con nosotros, no te vamos a molestar más!”
Hice un último intento para evitar ser cogido, pero fue en vano; dos de los chicos me tenían, aún, fuertemente sujeto y los otros dos ya se habían bajado sus pantalones y sus calzoncillos y se estaban haciendo la paja, para obtener una rápida erección.
“¡Yo primero!” – Exclamó uno de ellos y rápidamente se ubicó detrás de mí; separó mis nalgas, apoyó su verga sobre mi orificio anal y comenzó una lenta y forzada penetración.
Todo lo que yo solía disfrutar y a más no poder en situaciones similares, se me volvía en contra en esta ocasión, sola y exclusivamente a causa de mi noviazgo con Pablo; estaba tan enamorado de él, que no podía permitirme disfrutar nada de aquello.
Ya con toda la pija dentro de mí, el chico comenzó con sus embestidas; me cogía fuerte y con muchas ganas.
“¡Ah! ¡Qué hermoso culo! ¡Con razón a los chicos les gustaba tanto cogerte!” – Exclamó y rápidamente intuí que habría recibido algún comentario, de aquellos “tres del año anterior”.
Mientras continuaba esa frenética cogida, giré la cabeza y observé a dos de los chicos, quienes se estaban desnudando por completo, sin dejar un instante de tocarse la entrepierna.
“¡Ahora me toca a mí!” – Dijo uno de los chicos desnudos.
“¡No! ¡Espera! ¡Todavía no acabo!” – Respondió quien me estaba bombeando.
“¡Bueno, pero apúrate!” – Volvió a exclamar.
El chico incrementó el ritmo y empezó a cogerme brutalmente; su pelvis golpeaba tan fuertemente sobre mi culo, que hasta se oía el eco, a causa del vacío en el lugar.
“¡Ahhhhhhhhh! ¡Siiiiiiii! ¡Todo adentro de este culazo!” – Dijo el chico mientras jadeaba y gemía de placer y yo recibía todo ese chorro de leche caliente dentro de mí.
Apenas alcancé a sentir como su verga fláccida salía de mi culo, cuando el otro de los chicos desnudos, me penetró íntegramente.
Este chico la tenía un poco más grande; larga y gruesa y como yo estaba aún bastante tenso, me causó cierto dolor.
“¡Ay!” – Grité, aunque suavemente.
Mi quejido no hizo más que excitarlo.
“¿Qué pasa putito? ¿Te duele?” – Dijo mientras me cogía con mayor ahínco y clavaba sus uñas en mis “carnosos cachetes”.
No respondí; preferí el silencio, porque no sabía como iría a reaccionar, ya que, a priori, se notaba como si le gustaba causar o producir dolor; tal vez él ya habría violado o abusado de algún otro chico y conocía ese tipo de reacción.
“¡Oh! ¡Ah! ¡Qué pedazo de culo! ¿Quieres más pija, puto? ¿Quieres más? ¡Cómo te gusta!” – Decía, mientras golpeaba muy fuertemente con la palma de sus manos, mi enrojecido culo.
Demoró bastante en acabar y por ello, seguramente, aquella era su forma de excitarse.
“¡Ahhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ahí tienes más leche! ¡Ohhhhhhhhhh! – Exclamó, llenándome todo el culo con su tibio néctar.
Restaban aún dos chicos, quienes, ya también total y completamente desnudos, se ubicaron ambos detrás de mí (a todo esto, los que ya me habían cogido, continuaban sujetándome y muy fuertemente).
“¡Basta chicos! ¡Por favor! ¡Me duele! ¡Me duele mucho!” – Dije, en otro intento para que dejasen de cogerme, pero ello resultó nuevamente en vano.
“¡Ja, ja, ja, ja!” – Se rio a carcajadas uno de ellos y agregó:
“¡No! ¡Falta, todavía!”
Las pijas entraban y salían dentro de mi culo y cuando acabaron ya los dos últimos, también adentro de mi culo, creí que ya se darían por satisfechos y me permitirían irme, pero no fue así ni mucho menos.
Dos de los chicos me desnudaron por completo y me obligaron a recostarme sobre unas colchonetas (las cogidas habían sido de pie y contra una pared, motivo por el cual yo estaba exhausto y con pocas fuerzas, como para efectuar otro intento por resistirme).
Una vez desnudo y recostado boca abajo sobre la colchoneta, uno de los chicos se montó sobre mi culo y rápidamente me penetró.
Inmediatamente comprendí que venía “otra ronda de cogidas”, por parte de aquellos cuatro chicos y ello fue, efectivamente, lo que sucedió.
Por turnos, uno a uno, fueron montando mi culo y llenándome de leche; me cogían, me cogían y me volvían a coger y yo ya ni siquiera podía contar la cantidad de “bombazos” que había recibido.
Aquellos cuatro chicos se sacaron el gusto y me cogieron, seguramente, tal y como lo habrían planeado u organizado o tal vez como habrían fantaseado hacerlo; lo concreto, era que lo habían llevado a cabo.
Había transcurrido casi una hora completa, cuando los chicos se vistieron muy rápidamente y sin decir palabra o hacer gesto alguno, salieron del lugar, dejándome allí, desnudo, tendido sobre la colchoneta y con mi culo correando abundantemente su semen.
Después de un ligero aseo, me vestí, salí del establecimiento y tomé rumbo a mi casa; mientras lo hacía, pensaba para mis adentros “¡Otra vez a inventar una excusa por la demora!”, aunque, en esta ocasión, los destinatarios de la excusa eran, mi propio entorno familiar y, mucho peor aún, Pablo, mi novio.
A los primeros, podía decirles cualquier cosa más o menos creíble, pero a Pablo ¿Qué le diría? ¿Qué me violaron aquellos cuatro chicos? ¿Cómo lo tomaría? O ¿Podría, acaso, hacer como si nada de ello hubiera ocurrido? ¿Qué me convendría más? ¡Cuántos interrogantes!
Lo real y lo concreto fue que, efectivamente y a pesar de mi larga experiencia, en materia sexual, aún a mis escasos 14 años de edad; a pesar de yo ya había sido cogido, no por uno, sino por varias personas, incluidos hombres mayores y hasta casados, esa fue una violación; a pesar de haber nacido yo gay “ultra, super e hiper pasivo”; a pesar de tener un culo tan, pero tan fuera de serie y que invitaba permanentemente a ser cogido, había sido violado por aquellos cuatro chicos del colegio.
Soy marcoscomodoro y aguardo sus valoraciones y sus comentarios. Mi correo es [email protected]
Besos a tod@s.
Si debes decirle y que paguen esos violadores , que se las metan a ellos
Muchas gracias por tu comentario.
Me gustó tu relato, algo así me pasaba en el colegio, muchos compañeros me daban por el culito. un beso
Que época hermosa. Cómo me cogieron y qué lindos eran los chicos. Comunícate a mi correo, por favor. Besos.
Me gusto mucho tu relato , soy diria visexual y a sido mi fantsi de toda la vida vivir una experiencia como esa , ser violado por varios hombres ala ves que me obliguen me sometan abusen de mi y de mi culo y despues me dejen tirado y abandonado como una puta
gran relato amigo