Me visitan un par de chicos de una religión, y les puse mis paradas nalguitas y boca a la completa disposición de sus vergas,
Un par de religiosos mormones, en su proceso de conquistar adeptos y seguidores, entran en contacto con un travesti, confundiéndolo con una chica, el travesti con ayuda de unas pastillitas, los seduce, y les confiesa que es un chico, pero ya ellos estaban deseosos de comerle su culito..
Me encontraba en mi casa, cuando a eso de las siete de la noche cuando ya había comenzado a oscurecer, sentí que alguien tocaba a mi puerta, lo que de por sí me pareció raro, ya que vivo en una casa en el campo retirada de la ciudad.
Además, en esos momentos terminaba de darme un buen baño, ya que la noche anterior me había ido de parranda, y al levantarme de mi cama, estaba tan maquillado, que parecía una puta, eso sin contar la gran cantidad de semen ya seco que me salió de mi culo y se corrió por mis muslos y mi boca.
Me disculpan que no se los haya dicho desde un principio, pero además de gay, soy travesti, y aparte de que hago algo de comedia e imitaciones de cantantes femeninas, para ganarme la vida, también crio cabras.
Como verán soy toda una empresaria, y aunque cueste creerlo, es gracias a las cabras que puedo hacer todo eso.
Pero volviendo a lo que les estaba contando, al escuchar que tocaban la puerta, me envolví mi cuerpo en una corta toalla, y me dirigí a la puerta y la abrí, lo que me sorprendió fue ver a un par de jóvenes, ambos mucho más altos que yo, vestidos con impecables camisas blanca, y pantalones oscuros, uno de ellos rubios, de ojazos azules, mientras que él otro es de tez morena.
Que, en su muy mal pronunciado español, me dijeron que pertenecían a una, no sé qué iglesia, si yo me impresioné al verlos, ellos al verme a mí, creo que les pasó lo mismo
Ya que además de mi larga y abundante cabellera negra, soy de baja estatura, delgadito, con unas nalguitas bien paradas, de piel canela, y gracias a que diariamente me tomo mis pastillas anticonceptivas, y les aseguro que no es para no salir preñado.
Ya que en realidad son hormonas de estrógeno las cuales son hormonas femeninas, y me ayudan a que mi piel sea más tersa, mi cabello más lindo, y lo mejor de todo es que me han ido desarrollando telarquia, o sea un aumento de mis pequeños pechitos, en llamativas tetitas.
Por lo que la primera impresión que se lleva alguien quien no me conozca es que se encuentra tratando con una chica, y de seguro eso pensaron ellos dos, ya que de inmediato siguieron hablándome de su iglesia y llamándome señorita.
Lo cierto es que no sé qué me pasó al verlos, que lo que me provocó fue ponerles mis paradas nalguitas y boca a la completa disposición de sus vergas, pero mi temor era que, si llegaba hacer eso, a diferencia de los chicos universitarios con que pasé la noche anterior, e hicieron conmigo lo que les dio gusto y ganas.
Este par, seguramente saldrían corriendo de mi casa, si yo no sabía cómo metérmeles o, mejor dicho, que ellos me metieran sus vergas.
Así que los invité a entrar a mi casa, y una vez en la sala les ofrecí un jugo para que se refrescaran, ya que andaban en bicicleta, pero hasta ese momento no los saqué de su error, al pensar y tratarme como si realmente yo fuera una chica.
Les pedí disculpa, por andar así vestida, pero sin más ni más les serví un buen jugo de naranja, fresco, y bien dulce, ligeramente aderezado con un par de pastillitas que me regalaron los chicos universitarios, las cuales molí y se las serví con el jugo.
De inmediato tal y como me encontraba me senté entre ellos dos, supuestamente poniéndoles bastante atención a lo que me decían, aunque en realidad no dejaba de pensar en cómo me vería siendo penetrada por ellos dos al mismo tiempo, o por lo menos, mientras uno me daba por el culo al otro le mamaba su verga.
Por lo que a medida que siguieron hablando me di cuenta que su manera de mirarme fue cambiando, y poco a poco sus manos comenzaron a entrar en contacto con mis desnudas piernas y muslos.
Mientras que ellos en lugar de seguir hablando de su iglesia de no sé qué, comenzaron hacerme preguntas personales y muy íntimas, al tiempo que yo me reía y celebraba sus ocurrentes ideas, la cosa es que cuando ya iban por su tercer vaso de jugo, se me ocurrió ofrecerles unas cervecitas, lo que para mi sorpresa al principio me dijeron que no, pero solo bastó una sonrisa mía, para que aceptasen.
Y entre las cervezas, las pastillitas, y su interés en mi persona, les confesé que era un chico, lo que ellos dos en principio me dijeron que no lo podían creer, hasta que a manera de juego les ofrecí, que haría todo lo que quisiera, él que más rápido se quitara toda la ropa.
Y nuevamente ambos me sorprendieron ya que terminaron al mismo tiempo, y fue cuando pude ver en vivo y a todo color sus enormes miembros, por lo que yo, simplemente dándoles la espalda dejé caer mi pequeña toalla, mostrándoles todo el tiempo mis paradas nalguitas.
Aunque si me di la vuelta, mostrándoles mis parados pechitos, pero ocultando mi pequeño pene tras mis manos, en la misma sala de mi casa, quisieron saltarme encima, pero los convencí de que fuéramos a mi cuarto.
Donde nuevamente hubo algo de tensión ya que ambos querían en principio enterrar sus vergas por mi apretado culito, y la verdad, aunque siempre he tenido la fantasía de que me entierren dos vergas al mismo tiempo, pero lo cierto es que eso hubiera sido un suicidio, por lo grueso y largo de sus miembros.
Así que, inventándome otro pequeño juego, le ofrecía al ganador una buena mamada, mientras que el otro se tendría que conformar, por lo menos al principio con darme por el culo.
Ya en la cama, fue al negro al que tuve que ponerme a mamar su gruesa y larga verga, mientras que el rubio se tuvo que conformar con darme por el culo, aunque la verdad es que posteriormente a ambos les di el culo y me puse a mamar sus vergas.
Pero mientras uno me daba por el culo, yo salvajemente movía mis caderas, y mientras tuve mi boca libre, le pedía que me diera más y más duro, además ambos me colmaron de besos y caricias, y mientras yo sentía como una de aquellas dos enormes cosas me penetraba, en cierto momento uno de ellos me comenzó a meter su lengua dentro de mi boca, para luego jugar con mi lengua.
Yo estaba que no cabía de la felicidad, al sentir ya fuera por mi boca o mi apretado culito, entrando y saliendo aquellos gruesos trozos de carne, ese día perdí la cuenta de las veces que acabaron dentro de mi culo o de mi boca, lo que sí sé es que, tras chupárselas, me tragaba toda su leche, lo que a ellos dos eso les asombraba.
Lo único malo de todo eso, es que cuando me vine levantando, ambos ya se habían retirado, y hasta el sol de hoy no he vuelto a verlos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!