Me volví la puta de un cholo desde los 11 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, este es mi primer relato, espero que les guste.
Esto pasó cuando yo tenía 11 años, a esa edad ya era consciente de que me gustaban otros niños y había practicado sexo oral torpemente a varias personas, pero nunca había tenido sexo anal, me describo, soy un chico blanco de cabello castaño, en esa época tenía sobrepeso y solía frecuentar mucho un ciber donde también había videojuegos, pasaba mucho tiempo en ese lugar y el dueño nunca me cobraba (creía que era porque conocía a mis padres, pero él tenía otras intenciones, bueno, eso es otra historia) en ese lugar muy pocos eran clientes regulares, siempre entre las 10 de la mañana y las 5 de la tarde el lugar estaba completamente solo, únicamente estábamos el dueño y yo, pero ese día fue distinto, me encontraba vagando por internet, buscando cualquier tontería que pasaba por mi cabeza y en ese momento escuché la puerta, al principio creí que serían mis padres que habían llegado antes (habían dicho que llegarían tarde en la noche y me dejaron ahí para que el señor me cuidara mientras tanto), pero no, era un cholo, lo había visto antes merodeando por el vecindario, y realizando encargos de los vecinos pero nunca le presté mucha atención, era moreno, tenía entre 17 o 18 años cabello negro y corto con un pañuelo en la cabeza, y siempre vestía con una playera blanca sin mangas y un short bastante holgado, tenía un rostro algo atractivo, era muy delgado y de baja estatura, pidió una computadora y se dirigió a la que estaba junto a mí, siempre me gustaba ponerme en las computadoras o consolas del fondo para evitar el ruido, no le tomé importancia y seguí con lo mío, después de un rato el dueño del lugar recibió una llamada por lo que tuvo que salir, nos dijo que no tardaría más que unos minutos, cerró la cortina de metal y nos dejó solos, luego de unos 30 minutos el cholo comenzó a hablarme:
J: Hola
Yo: Hola
J: Soy Jaime
Yo: Soy Daniel
J: Parece que el don te tiene confianza, ¿también le haces encargos?
Yo: No, vengo aquí todos los días y el dueño conoce a mis papás
J: Ah ya veo
Yo: Sí.
que raro, el dueño ya se tardó mucho
J: Así le hace a veces, sólo que en las mañanas cuando vengo a ver qué necesita, oye ¿y a qué hora te vas o qué?
Yo: Mis papás salieron y volverán hasta tarde, así que me quedaré un largo rato
J: Oh, y ¿que estás viendo?
Yo: Pues estaba en YouTube pero ya me aburrí
J: Es que YouTube no está tan chido carnal
Yo: Pues sí, pero no sé que otra cosa hacer
J: Chale y todavía te tienes que quedar toda la tarde aquí?
Yo: Sí, no tengo nada más que hacer, sólo iré a mi casa a la hora de comer
J: ¿Y qué vas a comer?
Yo: No sé, depende que dejaron en el refri
En ese momento la plática comenzó a tornarse más interesante.
J: ¿Y no prefieres comer algo caliente?
Lo dijo mientras se apretó el bulto que se veía algo grande
En ese momento, me quedé callado un momento y no pude evitar bajar la mirada, él lo notó
J: ¿Qué pasa, ya tienes hambre? (Nuevamente pasó su mano por su bulto que ya se notaba bastante grande y esta vez hizo que se moviera un poco)
Yo: No sé ¿qué voy a comer?
J: Te voy a enseñar, pero aquí no te lo vas a comer, no es seguro
En eso aflojó el cordón de su short, Lo bajó un poco, bajó su ropa interior y saltó un pene largo, grueso y moreno de aproximadamente 19 centímetros (años más tarde lo medí), con el vello recortado y una cabeza grande y rosada, al verlo me quedé con la boca abierta, jamás me hubiera imaginado que un tipo tan delgado y bajo tuviera algo así entre las piernas, casi sin pensarlo me incliné y comencé a lamerlo, él soltó un gemido, pero de inmediato me apartó, lo guardo en su pantalón y me dijo que esperara, aproximadamente un minuto después escuchamos la cortina abrirse, en cuanto el dueño entró, nos preguntó si había vendido a tocar alguien, nosotros respondimos que no, Jaime pagó su tiempo y salió, luego de unos minutos le dije al dueño que tenía que ir con unos compañeros a hacer un proyecto de la escuela y que estaría con ellos por tiempo indefinido, el me dijo que estaba bien, pero que regresara antes de que llegaran mis padres, al salir Jaime estaba esperando en una esquina y me hizo una señal para que me acercara:
J: Vente, tengo un lugar donde te puedes comer mi pito sin que nadie nos interrumpa
Yo: ¿Donde?
J: Tú sígueme
Caminamos un rato hasta que llegamos a una parte donde estaba una urbanización sin terminar, llevaban semanas sin continuar la construcción y parecía un sitio bastante solitario, entonces nos adentramos más y llegamos a una casa que estaba prácticamente terminada, únicamente le hacia falta pintura, me dijo que esperara un momento y entró por la ventana del baño que daba a la calle, luego abrió la puerta del frente para dejarme entrar:
J: Pasa
Yo: ¿No hay nadie más aquí dentro?
J: No, todos piensan que esta casa ya está terminada y ni se esfuerzan en tratar de entrar, pero bueno, a lo que vinimos
Bajó su short y de nuevo comencé a chupar, intentaba meterlo en mi boca, pero era muy gruesa y no entraba, así que opté por sólo pasar mi lengua por todos lados, desde sus testículos hasta la punta y jugaba un poco en el glande, cosa que le gustaba pues su pene se tensaba y tocaba mi nariz, en ese momento tomó mi cara y la colocó mirando hacia arriba, luego me puso su pene encima, la sensación fue indescriptible, lo olí, una fragancia a sudor y orina, el olor me encantó, en ese momento comenzó a portarse un poco más dominante y con su pene golpeaba mi cara constantemente, yo únicamente lamía como si se tratara de una gran y deliciosa paleta, entonces me apartó y me dijo:
J: ¿Te está gustando?
Yo: Sí (Volví a lamer)
J: ¿Qué tanto te gusta? (Dijo mientras apartaba mi cabeza de su pene)
Yo: Mucho (Mientras intentaba seguir lamiendo)
J: ¿Y está grande? (Mantenía mi cabeza lejos con una mano y se agarraba el pene con la otra mientras lo movía de arriba a abajo)
Yo: Sí (Sólo quería seguir lamiendo, por lo que limitaba mis respuestas)
En ese momento lo acercó y pasó la cabeza por toda mi cara evitando contacto alguno con mi lengua durante algunos minutos, intenté tomar su pene con mis manos y en ese momento me dió una bofetada
J: ¡Pídeme pito puta!
Yo: Quiero pito
J: ¿Qué quieres? (Seguía sin dejarme lamer)
Yo: Quiero tu pito.
J: Eres una puta, como te encanta mi pito.
Puso sus manos atrás de su cabeza y entonces pude continuar, de pronto me levantó y me quitó los pantalones para después sentarse sobre la barra de lo que aparentemente sería una cocina, me hizo recostarme sobre sus piernas con el trasero levantado, después me sacó la ropa interior, comenzó a pasar sus manos por el, abrió mis nalgas, las apretó con sus manos y me dió una fuerte nalgada que me hizo gritar
J: ¡No te has portado bien con tu macho y te voy a castigar por eso puta!
Me dió nuevamente otra nalgada, esta vez más fuerte
Yo: ¡Ahhhh!
J: ¡Eso! grita más putita
Continúo dándome nalgadas más fuertes cada vez hasta que sentí que me ardían, tenía mucho dolor y las lágrimas caían por mis mejillas, pero me encantaba lo que estaba haciendo, entonces me dijo:
J: ¿Ya aprendiste putita? ¿Quién es tu macho?
Yo: Tú
J: ¿Quién? (Nuevamente me dió una nalgada)
Yo: Tú, tú
J: ¿Sabes porqué me gusta este lugar?
Yo: ¿Porqué?
J: Porque aquí no escuchan a las putitas gritonas como tú, vuelve a mamarmelo, pero así empinado como estás.
Yo obedecí, quedé con mi culo levantado mientras lamía contento su pene, él pasaba sus manos por mis nalgas como sobándolas y entonces comenzó a jugar con sus dedos en mi ano.
J: Ufff que apretadito estás, me va a encantar estrenar esa colita.
Puso saliva en sus dedos y empezó a dilatarme poco a poco, yo sentía extraño pero poco a poco me fue gustando, cuando introdujo el primer dedo me quejé y entonces me dijo:
J: Espérate, ahorita te acostumbras, te tiene que entrar otro dedo para que pueda estrenarte.
Continúo poco a poco y entró el segundo dedo, puso más saliva e inició a mover sus dedos sacándolos y volviéndolos a meter cada vez más rápido, inevitablemente se me escapó un gemido.
J: ¿Ves? Ahorita te voy a hacer igual con mi pito y te va a gustar mucho.
Se bajó de la barra y me puso contra ella, nuevamente escupió en su mano y esta vez la paso por su pene, jugó por unos minutos en la entrada de mi ano hasta que comenzó a introducir poco a poco, yo sentía un dolor agudo e intentaba soltarme, pero era imposible, con una de sus manos era suficiente para tenerme inmóvil, después de varios intentos más por soltarme de enojó y me dió una fuerte nalgada, me sometió poniendo su mano sobre mi cabeza y dejo entrar el resto de su pene de golpe, no pude evitar gritar y se me salieron las lágrimas, a él ya no le importaba si me lastimaba o no, únicamente decía cosas como:
J: Ahhh que rica colita
J: Tan chico y tan putito
J: Aprietas muy rico
Después de un rato mi llanto desapareció y comencé a gemir, y comenzó a aumentar la velocidad de sus embestidas, se escuchaba el golpe de su pelvis con mis nalgas cada vez más rápido, cuando menos me dí cuenta el dolor había desaparecido casi por completo, luego sin sacar su pene de mi ano me dió la vuelta y puso mis piernas levantadas, yo ya no decía casi nada, sin embargo el repetía constantemente:
J: Te dije que te iba a gustar putita.
J: Estás bien a gusto con mi pito en tu colita, ya ni te estás quejando.
J: Vas a ser mi mujercita.
Saco su pene de mi ano y me acomodó en el piso de perrito, para este momento lo único que sentía era placer, siguió penetrándome y de pronto aumentó la velocidad, empezó a hacer sonidos extraños y me apretó contra él, entonces sentí como inundaba mi ano con semen, se quedó unos minutos dentro y me dijo:
J: Desde hoy vas a ser mi putita, esa colita siempre va a estar contenta, pero nadie se tiene que enterar, esto queda entre tú y yo.
Luego de eso me la sacó, me limpió con un trapo que tenía y él limpió su pene que tenía algo de sangre y heces, me puso la ropa interior y los pantalones, al salir vimos que habían pasado al menos 2 o 3 horas, entonces me acompañó hasta dos cuadras antes de llegar al ciber, me costaba un poco caminar y me ardía el ano pero no dije nada y traté de disimular lo mejor que pude, al llegar me puse de nuevo a jugar hasta que llegaron mis padres.
Hasta la fecha me sigo viendo con Jaime varias veces a la semana y hemos tenido sexo en iglesias, en baldíos, incluso en plena calle de noche, pero después les contaré en otros relatos.
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