Mejor que la ficción.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Quedamos de vernos en el cine, a las 3, sin embargo yo llegue 15 minutos antes, como siempre.
Esperé ese tiempo pensando en la plática que le haría, soy 5 años mayor, por lo que debería ser yo el que hace plática. Lo llevaron sus papás en su Chevy azul, a Carlitos, mi amigo de 13 años. Lo vi bajar, tiene esa inocencia en su mirada que me gusta de él, es gracioso aunque a veces molesto. Se bajó, no sé qué le dijo a sus papás y fue conmigo con esa sonrisita en su rostro, esa sonrisa pícara que lo define. Vimos la cartelera y decidimos por una película para niños cuyo nombre no recuerdo; pagamos los boletos y nos metimos a la sala de cine.
Adentro sólo había una pareja de enamorados casi hasta el frente, a lo mejor solo iban a fajar al cine, quien sabe. Yo me quedé con mi amigo hasta atrás. Nos sentamos y la película comenzó.
Una hora pasó y la película solo contaba chistes malos, que para los niños, son graciosos pues él reía mucho, aunque también lograba ver como su mano derecha estaba en su pantalón. De un momento a otro sentí como me picaba las costillas y me sobresalté, sonreí, lo vi y le piqué las costillas también, luego él, otra vez yo, así le comencé a hacer cosquillas; quité la barra lateral para los brazos, para poder molestarlo mejor, y seguí haciéndole cosquillas hasta que los del frente nos hicieron “shhhh”. Nos quedamos callados pero todavía molestándonos; en una de esas le piqué el abdomen, luego el intentó hacerlo pero lo alejé con mis manos, lo tomé de la cintura y lo alejé, pero él no dejaba de empujar así que puse una mano en su estómago, él se levantó un poco y mi mano, sin querer, llegó a su pubis; en ese momento yo sentí una descarga eléctrica en todo mi cuerpo, no sabía qué pensar o por qué sucedía eso, pero sucedió. Él seguía, como si no le diera importancia a eso; yo seguí empujando, tratando de ignorar lo que pasó, tratando de ocultar mi erección. Lo alejé con una mano y él se abalanzó contra mí, me empujó y quedé con el torso sobre los sillones y mis pies abiertos, él entre mis pies y recargo su pubis completamente contra mi pene; fue un impulso de placer tan fuerte que casi gemía, pero lo evité. El trataba de hacerme cosquillas pero yo trataba de quitármelo de encima para que no notara lo que me pasaba, el movimiento me excitaba más y más, ese frotar con su cuerpo, ese calor y esa sonrisita molesta.
Me reincorporé y por fin me lo quité de encima, pero seguía excitadísimo, él, seguía molestándome. “¡Cálmate que nos van a sacar!” le dije, pero él en cambió puso su mano en mi entrepierna y apretó fuertemente, me dolió pero me excitó. Yo le hice lo mismo pero no lo apreté, solo lo sentí; él se percató de eso y se quedó quieto, no le toqué nada, solo su pierna. Me volteó a ver y yo solo veía mi mano sobre su pantalón de mezclilla. Deslicé lentamente mi mano a su pene, no sentía mucho pues como es pequeño no tiene gran cosa, pero mi cabeza latía de la emoción, mi cuerpo temblaba y cuando apreté un poco ese pequeño lugar él contrajo todos los músculos de su cuerpo. Se sentó bien en su lugar y quitó sus manos de mi cuerpo como esperando a que hiciera algo más. Desabroché lentamente su pantalón, le alcé la playera y vi su ombligo limpio y lampiño; yo respiraba agitadamente, temblaba, temblaba… él también. Vi su calzón verde y me excité más. Pasé mi mano sobre su pene, sobre el calzón y él abrió las piernas cerrando los ojos aspirando aire con la boca. Le bajé el pantalón y su calzón, vi sus nalgas, su piel tersa y limpia, su entrepierna, su pubis, sus pequeños testículos y su pequeño pene parado y palpitante, rosado, listo para algo. Comencé el sube y baja y él se retorcía, gemía silenciosamente, entumecía su trasero limpio, su piel calientita, gozaba, gozaba como yo gozaba tocándolo, algo que nunca había hecho.
Luego de un rato, bajé hacia él, aspiré el olor a su sexo, luego le pasé la lengua en el glande y él gimió; me la metí toda en la boca, cosa que no fue complicada, y chupé como si fuera una paleta, él gemía y se retorcía, reía y me sobaba la cabeza, el cabello. Me levanté y lo recosté en los sillones, volteé al frente y noté que la pareja se estaba besando, me bajé el pantalón, le pegué sus piernas a su pecho y vi su bello y lampiño ano; primero lo besé y saqué el poco líquido preseminal que tenía en la boca, metí mi lengua y él gemía más fuere y se retorcía más que cuando lo estaba mamando.
Me bajé mi bóxer y lentamente comencé con el mete y saca, mete, gemía, saca, temblaba. No la tengo grande, así que no le dolió tanto, es más, él separaba sus nalgas con sus manos y yo le manoseaba el abdomen y su pubis, sus testiculitos y su penecito. Yo sentía un placer increíble, sentía como si fuera a explotar, temblaba mucho, pero no podía dejar de penetrar a mi pequeño amigo, a quien le gustaba lo que le hacía. Mete, saca, escuchaba sus gemidos y me prendía más, tomé su penecito y comencé a masturbarlo de nuevo; mete, saca, la metida era cada vez más fuerte y él me ayudaba; mete, saca, él con los ojos cerrados y una expresión de placer que me prendía mucho más; mete, saca, ya no podía más, me venía; mete, saca, él tampoco, esas contracciones eran el aviso de que él también si iba a venir; mete, no pude más, eyaculé dentro de él; mete, no pudo más, se vino y eyaculó sobre su abdomen desnudo.
El orgasmo fue lo mejor, tan intenso, tan gemido, tan delicioso, tan rico, caliente, húmedo… lo mejor. Nos quedamos así un momento, sentía que se me ponía flácida y la saqué, lo acosté y le lamí todo su semen, él me besó en la boca con todo y lengua, no sabíamos lo que hacíamos pero aún así fue lo mejor; nos vestimos de nuevo y nos fuimos pues la película ya había acabado.
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