Memorias de un corazón desahuciado Part. 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Caballerogris.
Mi nombre es León, así es, León, muchos se sorprenden al escucharlo e incluso a algunos otros les parece gracioso, voy a narrarles mi historia, todo esto ocurrió cuando yo tenía 17 años, pero echemos un vistazo al pasado para que puedan entender mejor todo. Nací en la ciudad de Puebla un lunes de agosto de 1994, mis padres eran personas maravillosas y perfectas, la clase de padres que todos quisieran tener, al menos eso creo yo y digo “Eran” Porque, cuando yo solo tenía 3 años, ellos murieron en un accidente dejándome huérfano, a veces trato de cerrar mis ojos y buscar en mis memorias sus voces, sus caras, las veces que mi madre me cargaba y me arrullaba y seguramente cuando mi papá se acercaba a mi cuna para pellizcar mis mejillas, como podrán imaginarse, ese evento en mi vida me marcó para siempre, ya saben, el crecer sin padres, había muchas personas que con gusto se harían cargo de mi pero estarán de acuerdo conmigo de que jamás sería lo mismo, dentro de esas personas que podrían llevarme a casa y criarme como a un hijo propio, estaba mi tío Marcelo, el hermano de mi papá, él fue el elegido para llevar a este bulto de problema a casa, una anécdota algo graciosa es que mi nombre original era Adam, fue el que me pusieron mis padres pero mi abuela cuenta que cuando mi tío me tuvo en sus brazos y me llevó a su casa dijo “No solo te llamaras Adam, desde hoy para mi eres León, porque estoy seguro que serás fuerte y sabrás superar todo esto pequeño” Y así fue como obtuve mi segundo nombre, Adam León
Con el paso del tiempo utilicé solo mi segundo nombre ya que el primero era sagrado para mí, así que no me gustaba que otras personas me llamaran como solo me llamaron mis padres, mi tío Marcelo se hizo cargo de mi todo este tiempo, cuando todo eso pasó, él tenía 25 años, estaba en la plenitud de su juventud, a veces creo que pudo ser difícil para él el adoptar a un crio que no era suyo, con los años mi tío Marcelo se casó con Laura, cuando yo tenía 10, por desgracia mi tía es estéril, cosa que supieron mucho después, así que no pudieron tener hijos propios, yo era lo más cercano a uno y no me mal entiendan, mi tía es muy amorosa conmigo, me quiere mucho pero sé que siempre se sintió mal por no haber tenido hijos
Yo crecí de forma “Normal” Siendo el hijo único y adoptivo de una pareja estéril, suena fuera de lo normal, lo sé, fui el tipo de chico que seguro notarías en clase, porque su apariencia sombría es demasiado atractiva, el chico que nunca sonríe, que siempre está sólo, al que no sabes por qué pero no puedes dejar de verlo (Eso es lo que me han dicho) En fin, es esa duda de no saber si sonrío porque me agradas o porque planeo matarte mientras vayas a casa lo que les atrae de mí. Mis ojos son castaños y claros , mi cabello es negro y mi piel es pálida, siempre fui delgado y un poco alto, vaya era un chico común, atractivo para algunos y aburrido para otros, pero era yo mismo que era lo que me importaba, por otra parte mi tío era sumamente atractivo, tenía los ojos castaños de mi padre, un cabello rizado y del mismo color de sus ojos, barba cerrada y de candado y un cuerpo alto y trabajado, desde su juventud practicaba ciclismo y atletismo, por lo que siempre tuvo un cuerpo “Sensual” Pero no vayan a tergiversar mis palabras, no trato de decir que para mí era sexy o que me masturbaba en las noches pensando en él, no, es que, su cuerpo siempre me parecía dar protección, la clase de cuerpo que te protegería de una bala perdida o de cualquier malhechor
Nunca supe a ciencia cierta que soy, no sé cómo llamarlo, gay, bisexual, hetero o quizá zoofilico, no tengo idea, nunca me había interesado ninguna persona, así que por el momento, a mis 19 años, no sé qué es lo que soy pero una cosa es segura, jamás sería un pedófilo. Como decía, mi tío Marcelo es lo más cercano a un padre, aunque yo jamás lo vi de esa manera, para mí era un mejor amigo, un guía, consejero y maestro y mi tía Laura era como la esposa de mi mejor amigo, guía, consejero y maestro, vivíamos en una casa grande ya que mi tío goza de un buen “Estatus social” Así que podrán deducir que nada me ha hecho falta, retomando el tiempo actual, comenzaré a contar lo que pasó y como llegue hasta aquí
— León, tenemos que hablar, estas calificaciones son decepcionantes— Dijo mi tío lanzando la boleta a la mesa, usando un tono de voz molesto— Tu única responsabilidad es estudiar y hasta ahora no lo has hecho nada bien— Seguía regañándome mientras yo desviaba mi mirada y hacia caso omiso a sus palabras, cruzándome de brazos— ¡Mírame cuando te hablo!— Gritó, ya cuando estaba muy molesto por mi indiferencia, yo salté al escuchar su grito y apreté el sillón en el que estaba sentado, entonces lo miré— Hoy es el día— Dije con cierto tono de nostalgia— ¿mmm?— Dijo mi tío bajando el tono de su voz— Hoy es el día tío, hoy se cumplen 14 años desde que mis papás se… fueron— Dije agachando la mirada porque la razón por la que había dejado de interesarme la escuela, era porque siempre que esa fecha llegaba, todo se volvía insípido para mí, nada valía la pena, ni siquiera estudiar, pero mi tío no entendía eso o tal vez sí, pero pensaba que no me importaba— León yo… Discúlpame— Dijo mi tío acercándose a mí y tomándome en sus brazos, entre él y yo nunca hubo ese especie de tabú hacia demostrar nuestros sentimientos, jamás me dijo la típica frase “Los hombres no lloran” Como enseñan a otros niños, siempre tuve esa libertad de decir o hacer lo que quisiera siempre y cuando no fuera en contra de las reglas de la casa— ¿Quieres que les llevemos flores?— Sugirió mi tío tratando de reparar su enojo, era cierto, su coraje era justificable pero me dolía y me daba mucha tristeza cuando se molestaba conmigo y aun peor, cuando me gritaba— ¿Para qué? Ellos no se daría cuenta, ellos ya no están aquí— Dije poniéndome de pie con la intensión de irme— León, lo siento si te hice sentir mal en una fecha importante para ti, yo solo— No dejé continuar a mi tío porque de inmediato hablé— No tienes por qué preocuparte por mis sentimientos tío, entiendo que ya tengo 17 años y que es hora de superarlo, prometo que no volveré a descuidar mis estudios y por favor, no volvamos a hablar del tema— Lo cierto es que, el tema de mis padres era algo reservado para mi, algo que jamás compartía con nadie ni siquiera con él, en un momento quise salir de allí a toda prisa pero su mano me lo impidió, me tomo fuerte del brazo y me apretó con fuerza, entonces ya no me importó llorar— Los extraño mucho tío, no sabes cuánto— Dije mientras manchaba su pecho con mis lágrimas. A veces le echo la culpa a esos momentos tan tristes y maravillosos que me hacía pasar, a veces creo que debió criarme como todos educan a sus hijos, con las lecciones de vida de “No permitas que nadie te vea llorar” O “Si quieres llorar hazlo en tu cuarto y que nadie te escuche” Pero el hecho de que siempre me trataba como a un niño pequeño que recién se cayó de su bicicleta y necesita un abrazó, sin duda me destrozó la vida
— Ya león, ya, aquí estoy, estoy contigo— Dijo para consolarme mientras yo derramaba mis lágrimas— Escucha, estoy seguro de que donde quiera que este mi hermano y su esposa, estarían orgullosos de ti, de tener a un hijo tan inteligente y sensible, que no le tiene miedo a expresar su sentir, eres nuestro hijo León y te queremos por sobre todas las cosas— Palabras que tal vez merecían estar en el poemario más hermoso del mundo pero que salían de su boca para impactarse en mi pecho, porque secretamente cada vez que mi tío me decía “Te quiero” (Que era muy a menudo) Mi corazón vibraba con intensidad al punto de hacerme sonreír, obviamente yo no entendía por qué y las cosas empeoraron aún más cuando mi tía por su trabajo tenía que salir a conferencias ya que es agente de ventas, mi tío bromeaba conmigo diciendo que no le gustaba dormir sólo porque le daba miedo y me pedía permiso para dormir en mi habitación, puedo jurar que él jamás habría tenido intenciones ocultas conmigo, por Dios, me veía como a un hijo y dudo que un padre en pleno uso de todas sus facultades mentales sueñe con tener amoríos con sus hijos (Sin ofender a algunos miembros de la comunidad) A mi memoria viene el olor de su cuerpo que lo dejaba impregnado en mis colchas, su almohada, su respiración, abría mis ojos y allí estaba, incluso a veces cuando creo yo tenía problemas con mi tía, yo despertaba en la madrugada y allí estaba junto a mí, se metía sin permiso y de sorpresa, obviamente usando cada uno una colcha diferente y guardando distancia, pero pronto solo quedó una colcha una infortunada noche en la que compartimos la ropa de cama y hundidos en nuestros sueños nos abrazamos como cuando yo era un niño, solo recuerdo que desperté a las cinco de la mañana y estaba cubierto por sus brazos, la garganta comenzó a temblarme y apareció una erección que me cuestione toda la mañana, sé perfectamente que cualquier contacto físico tiene consecuencias pero ¿Con mi tío? Qué horror, pensaba yo, pronto las cercanías se hicieron más descaradas, al punto de yo sólo cubrirme en sus brazos, creo que viéndolo desde otra perspectiva eso era aceptable si hubiera tenido siete años pero rayos tenía diecisiete
Lo siguiente extraño que experimenté fue una pinchada en el pecho cada vez que mi tío le decía “Te amo “A mi tía Laura y la besaba, pero en entonces cuando me iba a la escuela con esa sensación, él me decía “Te quiero” Y me desordenaba el cabello y me daba un abrazo, un te quiero jamás podrá competir con un te amo pero al menos estaba bien para mí. Recuerdo muy bien como mis amigas suspiraban por mi tío cuando iba a las juntas escolares y como mis amigos le pedían que jugara con ellos una carrera ya que mi tío es muy rápido, memorias que me sacan una sonrisa y al mismo tiempo una lagrima. Las cosas en verdad empeoraron, ahora atormentando y despertando el deseo sexual en mí, cuando una tarde que creía que yo estaba sólo en casa, me metí a bañar, cosa rara porque siempre me baño en la noche y en la mañana, pero esa tarde era muy calurosa, me quité mi ropa y solo me enrolle una toalla en la cintura pues al fin de cuentas estaba sólo, me metí al baño como si nada y busque las cosas que necesitaba, preparé la tina y entonces me quite la toalla para meterme, había olvidado uno de mis champús (Soy muy vanidoso) Así que, desnudo me levante por el al gabinete, en ese momento se abrió la puerta y allí estaba mi tío
También desnudo únicamente con su toalla en la cintura, de inmediato vio mi cuerpo desnudo de espaldas, por el reflejo del espejo lo vi y me di vuelta cubriendo mi ingle con mis manos, mis gruesos labios fueron mordidos por mis dientes cuando la vergüenza se hizo presente, casi muero, un color rojo apareció en mis mejillas y mi cuerpo, mi tío abría muy bien los ojos al ver mi delgado cuerpo desnudo, mi pecho plano y lampiño, esa línea que se dibujaba en mi vientre y mis no tan delgadas piernas que eran desarrolladas y fuertes por practicar ciclismo, entonces yo lo contemplé a él por unos segundos que parecían planeados por el destino, sus pectorales cubiertos por bellos muy delgados de color castaño, su abdomen marcado, sus rizos cortos y alborotados, su mirada que con junto con su rostro afilado y de facciones duras lo hacían ver muy masculino, sus delgados labios nada parecidos a los míos, su cuerpo era en verdad sexy y yo jamás lo había visto así hasta esa tarde, estábamos mudos al vernos semidesnudos, entonces en un instante de obligó a reaccionar porque ambos estábamos atónitos—León, discúlpame no sabía que estabas aquí, yo… Debo irme— En ese momento salió de la puerta a prisa y a mí me dejó sin aliento sin llegar a tener idea del por qué
Esa noche no logré conciliar el sueño, solo venía a mi cabeza la imagen de mi tío con su toalla, de mi desnudo y después la posibilidad de un abrazo pero jamás pensaba en besarlo o tener relaciones sexuales con él, los días subsiguientes fueron más tormentosos porque me di cuenta de que mi tío estaba raro conmigo y yo lo estaba con él, buscaba no tener ningún tipo de contacto, me iba muy temprano a la escuela y regresaba tarde para que no pudiéramos hablar, pero me sorprendí más de una vez intentando verlo de nuevo en toalla asomándome por el pasillo cada vez que se iba a bañar, mi mente tejía pensamientos lujuriosos donde una noche mi tío entrara en mi habitación a dormir como cuando mi tía no estaba, se quitara la camisa y así en ropa interior me estrujara, hasta ese momento era lo único que imaginaba, tocar su torso con mis manos y abrazarlo, abrazarlo y que se hiciera parte de mí, no dejarlo ir ni que él me dejara a mí, que fuera mío, que fuéramos uno, no sabía que era aquella sensación extraña que de pronto me hacía tan feliz y a la vez tan miserable, pronto todo en mi alrededor giraba en torno a él, solo me importaba él, solo tenía ojos para él, todo el día pensándolo, extrañándolo, queriéndolo, hasta que ya no pude más, tuve que aceptar que mi tío me gustaba, que me gustaba y mucho, pero eso traía una culpa horrible que me carcomía el alma y la conciencia, sobre todo cuando mi mente imaginaba una escena de una penetración en la bañera donde nuestros labios se besaran con dulzura y pasión, donde lo hiciéramos sin que nadie lo supiera, un pensamiento donde mi cuerpo era suyo.
Con mi desdicha y felicidad, me convertí en el peor hijo del mundo, descuidando mis estudios, el orden de mis cosas, mi crecimiento como persona, solo me pasaba las tardes haciéndome tantas preguntas que quizá nunca podría responder, preguntándome si yo era un monstruo por sentir todo eso, merecía el peor de los castigos, nunca volver a dirigirle la palabra a mi tío pero ¿Cómo? Si vivíamos juntos, además él no sentía lo mismo, solo un cariño que iba más allá que el de un tío, era el de un padre. Por desgracia esa noche anhelada llegó, abrió la puerta a eso de la media noche y dijo — León, has estado muy distante conmigo ¿Te pasa algo?— Preguntó con interés pero no respondí, estaba fingiendo el estar dormido— ¿Puedo dormir aquí?— Dijo esperando tal vez que la respuesta fuera un rotundo no, pero como no respondí, tomo mi silencio como aprobación, se acostó con toda la calma del mundo y unos segundos después me acaricio el cabello— ¿Qué está pasando contigo Leoncito, ojala pudieras decírmelo— Dijo con mucho cariño en sus palabras, cariño que solo terminó por fulminar mi corazón— Si supieras cuanto te quiero y lo orgulloso que estoy de ti— En un momento su brazo rodeó mi cuerpo y durmió abrazándome como cuando era un pequeño que no quería dormir con la luz apagada, él se quedó dormido profundamente y yo abría los ojos en lapsos de la madrugada para verlo, estaba tan cerca de mí, que sentía su respiración en mi rostro, era tan hermoso, tan atractivo que el cuerpo se rindió ante él, le di un beso en la mejilla y lo abrasé yo también, allí quedamos los dos demostrando cariños diferentes pero que uno de ellos no podía expresarse
Pero al día siguiente todo fue tan diferente, era el día en que entregaban calificaciones otra vez y por desgracia y no me da orgullo decirlo, no había aprobado nada, sin tareas, sin participaciones, a veces sin asistencias, era obvio que mi tío ardiera en llamas al darse cuenta de que estaba echando por la borda mi educación, yo estaba como ternero a punto de ir al matadero esperándolo en casa muy callado, era mi último año de preparatoria, no podía echarlo a perder, de pronto la puerta se abrió lentamente y escuche sus pasos entrando a la casa, respire hondo porque ya sabía lo que iba a pasar, iba a reprenderme más fuerte que la vez anterior y tal vez discutiríamos, algo que en verdad detesto, el jamás me ha puesto una mano encima pero en aquella ocasión me lo merecía, entró hablando por su celular con alguien más y una vez que terminó la llamada y me vio en la sala, esperando mi castigo me dijo—Tú, a tu habitación, ahora…— Dijo con mucha calma pero con coraje en sus palabras— Tío yo quiero explicarte todo esto es que yo…— ¡Obedece!— Gritó para interrumpirme, subí lentamente las escaleras y lo esperé hasta que llegó
— León estoy decepcionado de ti, no, mucho más que eso, estoy desilusionado, traicionado, pensé que la última vez que esto pasó era por la muerte de mi hermano y ahora de nuevo, solo me estás dando a entender que quieres arruinar tu educación y eso no lo voy a permitir, yo le prometí a mi madre que te educaría y criaría como a mi hijo, y cuando un hijo falla de esa manera debe ser castigado, sin embargo, yo no creo en esos métodos de enseñanza, jamás podría hacerte daño pero necesito que me digas ¿Qué te pasa? ¿Por qué de buenas a primeras te has vuelto tan huraño, tan serio y malo en la escuela? ¿Quieres arruinar todo León? Imagina como se sentiría tu padre si te viera así— Esa fue la gota que derramó el vaso así que no me quedó más que reaccionar con ira— Tú no sabes lo que me pasa, no tienes una maldita idea, no eres nadie para venir a regañarme, yo puedo hacer lo que yo quiera son mis estudios ¡Deja de meterte en mi vida! No te necesito, no necesito a nadie, no me importa cómo se sentiría mamá y papá, no me importa nada ¡Déjame sólo!— Le grité poniendo mis manos en mis oídos y comenzando a llorar— ¿Es eso lo que quieres León? ¿Qué te dejemos en paz, que nos vayamos todos de tu vida y te dejemos sólo? ¿Siempre vas a hacer lo mismo, llorar e ignorar los problemas? Yo no te enseñe eso León, no sé qué hacer contigo— Una vez más tranquilo se sentó junto a mí solo para espera a que se me pasara el coraje y la tristeza, quería decirle que me moría porque me abrazara, por estar en sus brazos como la noche anterior, por decirle que lo quería hasta sentir una presión en el pecho— León, sabes que más que tu tío soy tu amigo y que puedes contarme lo que sea como lo hacen los amigos, cuéntame ¿Qué te pasa?— Y entonces sucedió, lo mire aun con lágrimas en mis ojos, triste, derrumbado, él también me miró, nuestras miradas se encontraron para confesar lo que nos pasaba, lo que a mí me pasaba, en un maldito momento tome su rostro con ambas manos y acerqué mis labios a los suyos, le di un beso, mi primer beso, eso era suficiente para decirle que me gustaba, que lo quería, eso era lo que me pasaba, por un segundo sentí como correspondió a mi beso aunque ahora me doy cuenta de que tal vez fue solo mi imaginación, en un momento me aparte de él y lo vi con mucho asombro y asustado, salí de la habitación corriendo a toda prisa y me encerré en el baño, lo había echado todo a perder, lo arruiné, ahora tenía la certeza de que me echarían de casa, que podía despedirme de nuestra amistad, de todo, lo había arruinado. Un sobrino/hijo “Homosexual” Aparentemente, eso era un duro golpe para su ego quizá.
Me quedé allí toda la tarde, encerrado, pensando, torturándome con lo que me iba a pasar, ya podía despedirme de mi vida y de mi hogar, el rechazo por parte de mi familia, de las personas a mi alrededor pero sobre todo, de mi tío Marcelo, tuve que salir del baño en algún momento, a eso de las diez de la noche, ya llevaba muchas horas allí y me sorprendía que nadie había tenido que usar el baño, me fui de puntas hasta mi habitación sin que nadie me escuchara, cerré la puerta con cuidado y entonces me quise dormir, después de todo, no tenía fuerzas para nada más, ni para regaños o ira por parte de nadie, las colchas eran una especie de escudo que me apartaban de la realidad, de lo que acontecía, traté de distraer mi mente con cosas de la escuela, con matemáticas y ciencia para que eso me agotara y así dormir, quería experimentar ese alivio de que todo era un sueño, que no había besado a mi tío, que todo estaba bien pero entonces, la puerta se abrió, ese escalofriante rechinido de una puerta mal aceitada se hizo presente, acompañado de unos pasos que parecía que querían hacerse notar, cerré mis ojos con fuerza, apreté la almohada para recibir los gritos y el escandalo pero en eso, la puerta se cerró y entonces abrí un poco los ojos para ver a mi tío a unos centímetros de mí, solo cubierto por una bata de baño, se paró cerca de mí, observándome, como si fuera un espectro nocturno, suspiraba, me analizaba y yo fingía estar dormido, se acostó cerca de mi así que supuse que había tenido una pelea con mi tía Laura pero ¿Por qué?
— León ¿Estás dormido?— Obviamente no le contesté, solo se metió en mi cama para dormir, el terror me estaba matando, el saber que mi tío estaba allí conmigo, después de ese beso, que no estaba molesto ni tampoco asqueado ¿Qué pretendía con todo aquello? El silencio era insoportable, como si ambos quisiéramos decir algo pero no podíamos, yo preso de mis sentimientos y el tal vez de la confusión y el miedo, en un instante me armé de valor para darme vuelta y encontrarme con él, estaba sin camisa, solo con un pants para dormir, no pude evitar poner mi mano sobre su torso, para sentirlo, si ya habíamos llegado hasta ahí sin un solo grito o enojo, entones, podía tocarlo sí que se molestara, él me vio, me dejó recorrer su abdomen con mis manos, con cuidado y temblando lo hice, terminé por abrazarlo porque estaba asustado, todo aquello me hacía temblar del miedo— ¿Qué me está pasando tío?— Le dije con algo de nostalgia, quería que como amigo y consejero me lo dijera, pero ambos lo sabíamos, pero no queríamos aceptarlo, solo lo demostrábamos— Estás creciendo, eso es lo que pasa— Dijo observando mis gruesos labios, los miró tanto que no se resistió a besarlos de nuevo, con dulzura y cariño, un estremecimiento surgió en mi ser al estar abrazado por él y besándonos, el corazón dolía como si me hubiese atravesado una daga y la dejaran clavada, se sentía nuestras erecciones y nuestro calor, quien sabe a dónde íbamos a parar con todo eso— Tío, tengo miedo ¿Qué estamos haciendo?— Le pregunté completamente apanicado— Voy a hacerte feliz León, como tanto lo has querido— Supongo que mi tío Marcelo había aceptado mi condición y que como tío y protector debía ser él quien me preparara par aun estilo de vida que tal vez pensó que yo llevaría en unos años
Empezó con besar el camino de mi ombligo hasta mi pecho, causando esa sensación erizada en mis vellitos, con su barba raspaba la parte baja de mis pómulos haciendo excitar más, su lengua tocaba partes sensible que no yo sabía que tenía, mis clavículas, mi barbilla, mis pezones y mis orejas, eran los puntos favoritos de él para morder y lamer, era un maestro en eso, yo me forzaba para no gritar pues alguien podía escucharnos— Tu tía Laura no está, fue a ver a su madre— Dijo mi tío para darme a entender que podía gritar todo lo que quisiera y comencé a hacerlo, eran gemidos generados por un placer que nunca antes había experimentado, cuando con sus manos recorrió mi cuerpo y mi entrepierna, me masturbó por primera vez, se sentía extraño, caliente, como picazón y cosquillas en mi pene, pero cuando me dio la vuelta y tocó mi orificio con sus dedos, vi todo en color azul, en un instante sentí como los introducía uno a uno para quien sabe hacer que, eso se sentía como si me electrocutaran pero con mucho cuidado, mi respiración se agitaba, sus dedos estaban dentro de mí, acariciando, en forma circular, se sentía tan bien que no podía creerlo— Vas a ser mío esta noche Leoncito— Dijo mi tío acercándose a mis oídos y lamiendo mi cuello como una fiera salvaje, del miedo pasé al placer pero un placer acompañado por la inseguridad ¿Y si no lo hacía bien? Yo quería complacerlo pero rayos, no dejaba de cuestionarme ¿Qué estoy haciendo? Esto está mal
— Tío yo creo que deberíamos…— Dije y después mi frase fue acompañada de un gemido porque introdujo la punta de su pene en mí, las manos me temblaban y mi erección iba a explotar— Tío vas muy rápido— Dije mientras sentía cada milímetro de su miembro dentro de mi ser— Calla Leoncito, yo estoy aquí— Dijo abrazándome por detrás y besando mi espalda, nunca lo había visto así, ene se instante no era mi tio, era un extraño haciéndoselo a su sobrino y el imaginar que solo hacia eso por placer y no por cariño me mataba, en serio, le pedí que me diera vuelta porque quería que me viera a los ojos, las lágrimas caían por mis mejillas al experimentar mi primera vez con un hombre, con mi tio, supe que lo amaba, amaba a mi tío, a mi tío Marcelo, lo amaba con todo mi ser y así sería hasta el final.
Sus movimientos eran suaves una vez que estuvo dentro por completo, me sujetó de las manos para no escapar porque en verdad me dolía mucho, me acostumbré a ese sentir dentro de mí, cada palpitación, caricia y beso, era magistral, sus jadeos, sus miradas, lo abrasé para que en la oscuridad, allí, en nuestra oscuridad que nos cubria de nuestro acto impropio, me amara como yo lo amaba a él, me estrujara y me cubriera con su fuerza. En un instante los dos caímos rendido después de consagrar nuestro deseo, después de haber hecho el amor y después que ya no había marcha atrás, después de esa noche, nada volvió a ser igual.
Continuara…
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