METAMORFOSIS 127
Acercamiento instintivo.
127.- Acercamiento instintivo
Sandra se encontraba desconcertada, los negocios ya no eran productivos como antes, tomó la decisión de visitar al patriarca, como le decía a su amigo de edad mayor, el recibimiento por parte del hombre fue acogedor, la llevó a sentarse en un gran sofá de su amplia biblioteca, lugar de reuniones de trabajo, se notaba de parte de Sandra un poco de histeria dibujada en su expresión y voz lo que hizo levantar al anfitrión cerrando las puertas corredizas, le estiró un vaso de whisky con hielo, bebió copiosamente y ella pidió otro más, luego sacó el espejo de su cartera fina brillosa, viéndose la cara le vino la indignación, estaba perdiendo su belleza con los pasos de los años, el hombre la distrajo en sus pensamientos preguntándole el motivo de su visita, ella contesta que era de orden económico, sus negocios no eran ya boyantes, necesitaba de su ayuda para salir adelante, un anticipo, o algo parecido, el hombre quedó en silencio por unos cuantos minutos haciendo boconadas de humo de habano fino que en parte llegaban al rostro de la mujer, muy risueño se levantó a correr las cortinas viniendo un ambiente casi de penumbra total, ella seguía sentada cuando vio en su delante la entrepierna del hombre que se deslizaba la cremallera, hubo entre ambos un silencio sepulcral, vio salir del pantalón un pene algo erecto, ella de una mano lo tomó llevándoselo a su boca abierta, lo lamió repetidamente, sobre todo el glande arrugado por los años y por los usos efectuados en innumerables vaginas, ella cerrando los ojos lo ensalivaba con su paladar y lengua, el hombre manoseaba el pelo de Sandra al momento de sentir placer, apretó, ajustando sus manos que exteriorizaban su orgasmo, ella repetidamente sacaba y metía ese tronco de pene en su boca, hizo pausa, se sacó los zapatos y media de seda mostrándose por el vestido abierto esa vagina que desde muchos años atrás significaban mucho para ese hombre, las piernas abiertas de la mujer descansaban sus tobillos por los hombros de aquel hombre que le introdujo el pene en la jugosa vagina, los glúteos de ambos se hacían rígidos en cada penetración, las dos pelvis se alejaban y se unían en cada penetrada, el sofá era el medio ideal para cogerla a aquella necesitada mujer que se entregaba a ese viejo adinerado como se decía en ese momento, ella lo hacía todo por el dinero necesitado, hubo una pausa, el hombre se aleja, toma su ropa y se la acomoda, ella de igual forma se peina y se alisa, se pinta los labios, su pañuelo pasa por su frente sudorosa de tanto sexo, se maquilla viendo al hombre sacar de su gaveta una llave que da a un cajón empotrado en la pared plegable por un cuadro que lo tapaba, sacó un fajo de billetes de alta denominación, ella presurosa lo agarra, el hombre se limita a decirle hasta medio año, ella gustosa reiteradamente hace movimientos de cara con afirmación, el hombre la acompaña abriendo la puerta plegable que cuando él la cerraba era indicativo para todos que no podía ser interrumpido, le hizo un gesto de despedida y ella salió complacida, el hombre adulto toma el auricular marcando, del otro extremo de la línea un sonriente Squeo recibía indicaciones.
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La mañana cálida había hecho efecto en el campo como otras anteriores, se preveía una sequía si no lloviese pronto, Luis montado en caballo cabalgaba por el lugar propiedad de su abuelo, veía con preocupación ciertos espacios áridos, sobre todo por la propiedad limítrofe de su abuelo y el d su tía Noelia, en el momento que toca cruzar la asfaltada carretera logra ver a un extremo a Dagoberto contrariado por problemas mecánicos de su moto, Luis desmonta para ayudarle, por unos minutos maniobran hasta lograr encontrar el error, se despiden, tiempo después la moto pasa al caballo, Luis decide seguir cabalgando mejor por la orilla de la transitada carretera con dirección a la estancia de su padrastro Pérez, antes de llegar a la estancia, tres curvas previas ve a Dagoberto que llevaba de copiloto a Luis Alfonso, rió sarcástico, más cuando ve que una mano de Dagoberto iba manoseando la entrepierna del niño, vio perderse la moto a lo largo de la carretera, tiempo después decidió mejor seguir galopando al enterarse que su padrastro hace pocas horas había salido a la capital, de regreso a la propiedad de su abuelo Rodolfo Buonanote observa en la entrada de la gran casona a Leandro jugando con los hijos de su prima Josefina, Andrés Teodomiro de once años y Emilio José de siete años, los pequeños al ver acercarse a Luis corren a su recibimiento, su prima los miraba atenta muy sonriente, sentada bordando un pequeño sueter, los niños querían mucho a Luis que se había ganado la confianza con atenciones y regalos traidos de su viaje a la capital, no era para menos pues Luis Izaguirre Buonanote a más de ser primo de Josefina Pozzo Buonanote era socio en los negocios de ella, su madre Noelia y su esposo Emilio, los niños siguieron a Luis hasta el interior de la casa, Rodolfo Buonanote estaba descansando sobre su mecedora junto a su fiel compañera Amacilia, Luis de veintitrés y Leandro de catorce años se miraron en forma cómplice, al disimulo se estiraban la tela de la entrepierna en alusión al deseo sexual de estar juntos, no perdieron el tiempo y así muy sonrientes subieron las escaleras, los ancianos vieron a los jóvenes subir presurosos escuchando que Luis tenía algo que mostrarle de novedad y moda capitalina a Leandro, los niños quedaron en la sala jugando con Josefina y los ancianos, Luis y Leandro entraron a la habitación, se escuchar el sonar de la puerta, acto seguido de manoserse y besarse se desnudaron metiéndose entre las sábanas, los manoseos continuaron igual que las caricias, desde hace mucho que no habían hecho el sexo, la pasión fogosa desbordaba, se tenían el uno para el otro, la necesidad era fuerte, el “gringo”, como le decían cariñosamente a Leandro, se puso voluntariamente al extremo de la cama mostrándole el trasero desnudo de piel blanca, Luis por detrás le metía el pene entrando lentamente en el ano de Leandro, los testículos de Luis chocaban con los glúteos blancos bien formados de Leandro, los movimientos se hacían cada vez más rápidos, Leandro abría la boca teniendo los ojos cerrados alzando apenas su cabeza con gemidos recibiendo las embestidas del pene de Luis cada vez más sentidas y fuertes, con voz firme le hacía recordar a Leandro aquella vez en que lo desvirgó allá en el agua, en aquel lugar, Leandro recordaba teniendo aún los ojos cerrados, Luis y Leandro tenía mucha química pese a las edades que los separaban, nuve años, por aquel mes de julio de 1952, de esa manera Luis seguía con su movimiento sexual, ya estaba para ese momento muy húmedo el pene de Luis que entraba y salía del ano de Leandro, los gemidos entrecortados de ambos recorrían la habitación igual que el sudor de sus cuerpos apasionados, desnudos y tendidos, Luis le hizo voltear al gringo ahora bien abierto de piernas verticales descansando los pies en su pecho, Luis se inclinó un poco doblandoe las rodillas al muchacho, ahora la embestida del pene era mejor al sentir dentro de su ano ese pedazo de carne erecto, latente y jugoso, le hacía sentir, le hacía pedir más, goloso estaba Leandro, como el que más, Luis le complacía haciendo más rápidas las embestidas, de pronto la magia entre ambos se diluye al escuchar golpecitos en la puerta, de súbito Leandro baja las piernas, Luis se aparta, Leandro se cubre angustiado con las sábanas, Luis se levanta y como pudo se coloca la ropa, ambos tenían miedo de ser descubiertos ante el insistente golpe de puerta pero no se escuchaba voz alguna del otro lado, uno que otro estornudo, podía estar alguno de sus familiares al otro lado de la puerta, Luis con voz algo débil preguntaba quien estaba allí, la respuesta seguía siendo golpecitos y pequeños estornudos, Luis abrió lentamente con cautela, vio por la abertura entreabierta la figura del pequeño Emilio José de siete añitos, hijo de su prima Josefina y de su esposo el hombre de negro de nombre Emilio, el pequeño al ver a su tío Luis sonrió pidiendo que lo dejase entrar, que le muestre también a él las novedades que le estaba mostrando a Leandro, estiraba la mano en señal de ansiedad, Luis regresó a ver a Leandro que seguía inquieto y algo preocupado ahora sentado en el extremo de la cama poniéndose la ropa, vio al niño, sonrió, de un impulso le marcó y le preguntó al niño si alguien más estaba con él viendo a todos lados, a lo que respondió que su mami y los ancianos seguían en la sala, su hermano Andrés Teodomiro estaba en el establo jugando con otros niños y a él lo había regañado su mamá y bisabuela diciéndole que mejor se metiese en casa porque ese era juego de niños mayores a su edad, así, Luis sonrió, le acarició el pelo y le preguntó nuevamente que si estaba seguro de querer entrar, Emilio José asintió y se puso a dar de brincos suplicante para que le dejen pasar, Leandro vio que lo hizo pasar al niño diciéndole que si quería ver novedades de la capital primero tenía que jugar con ellos a las luchitas pero que no dijese nada de este juego a los adultos de la casa porque a él ya no le permitirían jugar, a cambio, le dijo que le regalaba eso que le gustaba mostrándole los juguetes que serían suyos junto a la persiana, el niño brincaba pues siempre quiso tener esos juguetes de autitos y soldaditos de lata, el niño gustoso sonreía, vio a Leandro y a Luis con calzoncillos, los penes erectos amoldados al textil, se dejó llevar de la mano hasta la cama, le quitaron las sandalias que llevaba puestas y también sus calcetines, se pudo observar los dedos alargados de los pies del precioso niño, Luis y Leandro veían la entrepierna del niño, comenzaron a manoseársela alternadamente, el niño acostado lenamente en la cama de perfil quedó entre los dos jóvenes, sintió las cosquillas y roles recibidos en la cama, señal de entrar en confianza, sintió las cuatro manos que manoseaban su cuerpo en su culito de lindo nene, luego sutilmente le acariciaban el rostro y la espalda, poco a poco le fueron quitando toda la ropa que le quedaba poniéndole en pie sobre la cama, Emilio José estaba viéndose desnudo y a su corta edad le era indiferente, pensaba inocentemente que todo eso era parte del juego a más que se trataba de dos personas a las que quería mucho y les tenía confianza, de pronto los tres estaban desnudos correteando por la habitación, adelante el más pequeño y atrás el de mayor edad, hacían un trencito, luego Emilio José se sentaba en la espalda de los jóvenes a manera de cabalgar cabalito, después lo marcaban alzándole y haciéndole caer letamente en la cama, el nene estaba feliz, no importaba lo de su desnudez, le acariciaban el rostro, el traserito y el pene lampiño, Luis fue el primer en entrar en la cama, luego Emilio José y después Leandro el inquieto que ya le rozaba el culito con el dedo medio al pequeño todos ellos estaban ya dentro de las sábanas de aquella cama, el niño quedó acostado de cara a las almohadas, sintió el recorrido del pene de Luis por su trasero mientras le decía al oído que ya empezaba el “jueguito” a su vez que vio en su delante sentado el pene del “gringo” que frotaba sus testículos lampiños, los movimientos de Luis eran pausados, tenían sometido sexualmente al niño, Emilio seguía experimentando sensaciones nuevas tras la última vez que lo hizo con su tío, la cama era pequeña para seguir jugando allí al sexo, se acostaron sobre el piso entablado, Leandro se acostó de espaldas al entablado, el pecho del niño se pegaba a su pecho, lo tenía encima de su cuerpo, es así que unían los labios haciéndole piquitos mientras que Luis acomodaba su pene para rozarle por el traserito así de suave y sutil mientras lo besaba Leandro, Luis algo incómodo le pasaba el pene, Leandro se sentó en una silla amplia, lo puso al niño sobre su entrepierna de tal forma que su pene estuviera rozando piel a piel debajo de los glúteos del pequeño Emilio José, parecía que lo hacía cabalgar, el niño alzaba y bajaba su cadera sintiendo el pene deslizarse por su traserito viendo también al glande de Leandro que se deslizaba por debajo de su penecito mostrándose sus movimientos por sus pequeños testículos lampiños Leandro le hacía eso al pequeño tal y como lo había aprendido de Luis, el pequeño recibía besos en su pelo, vio acercarse a Luis con su pene agarrado por una de sus manos, el glande mojado de liquido preseminal lo pasó por los labios, hizo un esquivo instintivo, Luis le pidió que se dejase, que eso era parte del juego y así conseguiría los juguetitos deseados ahora mostrándoselos con la mano estirada señalando a donde estaban, , el niño vio el paso del roce del glande de Luis por sus labios y mejillas, cerró los ojos, Leandro posaba su barbilla sobre el pelito lacio del niño mientras veía el paso del glande de Luis por el pecho del niño para luego Luis arrodillado le lamía y chupaba el penecito al pequeño Emilio José que abrió los ojos al sentir ese deslizamiento de boca en su penecito, luego Leandro continuó moviendo al niño a manera de cabalgata, el pelito sedoso lacio de Emilio José se movía, luego le dio ordn que se detenga, así era que al estar quieto los dedos de Luis apretaron el maxilar del niño haciéndole abrir la boquita, al tener tan cerca su glande lo hizo introducir a medias en la boquita del niño, era su primer vez en lo que respecta al sexo oral, pidió Luis que Emilio José sacase su lengua y rozaba el glande de su tío, Leandro se limitaba a manosear las piernitas del niño sintiendo en sus yemas la suavidad de su piel infantil, lo llevaron a ponerse en posición perrito en el entablado, era sujeto de sus pequeños hombros por las manos de Leandro que ya le rozaba el traserito con su pene, delante del niño Luis le seguía frotando ahora los labios con su pene, el niño vio su tendido penecito siendo movido por el pene de Leandro, y cómo por ente sus testículos salía al roce de su penecito el pene de Leandro, lo acostaron de espalda al piso de entablado, vio que su tío le sujetaba los piecitos llevándolo a sus hombros, sintió aquella molestia experimentada semanas atrás cuando su tío le hizo lo mismo que ahora, era que el pene entraba a roces por el ano del pequeño que gemía abriendo la boca y mostrando rigurosisdad en el rostro, Luis empujaba las caderas suavemente a vista de Leandro, sonreía, Luis le dijo que se esté quietecito, que ya el juego iba a terminar con él, solo que para ahora Leandro también se sumaba al jueguito, de pronto el pene quedó descansando sobre el pene lampiño infantil, los tres vieron salir semen del pene de Luis, su penecito estaba lleno de ese líquido blanco que se acercaba al ombligo, luego Luis lentamente se apartó bajándole lentamente y quedando las piernitas dobladas con sus piecitos apoyados en el piso, las manos de Leandro repitieron la misma postura de Luis poniendo en sus hombros los pies hermosos de ese nene, ahora ese pene algo más pequeño rozaba su penecito y su culito sin necesidad de recelo de estar mesclada su piel con el semen dejado por el pene de Luis al momento de rozarse ambos penes de Emilio José y Leandro, sobre aquello hizo roces, el niño por segunda vez experimentaba aquel movimiento de penes, Leandro con mayor soltura lo sometía, le abrió los glúteos para penetrarlo teniendo su pene cubierta su piel con semen, lubricaba, el niño gemía al sentir el glande de Leandro en la entrada de su ano, Luis le dijo que ya continuase de esa forma, Leandro sonriente asentía, los pies elevados del niño se movían con el movimiento de caderas de Leandro y el roce entre los penes, aprovecho Luis de aquello para rozarle el glande al niño y decirle que pruebe de sus propios restos d su culo, Leandro al escuchar eso dio una carcajada, seguía rozano es epenecito, Emilio José vio por segunda vez el semen que se deslizaba por su penecito, Leandro se apartó y fue a asearse junto con Luis quedando quieteito el niño sentado con su penecito con semen de Luis y Leandro sobre el entablado, su carita estaba apoyada en sus rodillas rodeadas por sus manitos con los dedos entrelazados, le tomaron de la mano al levantarle, le limpiaron y le vistieron colmándolo de caricias en su cara y pelo, asintió obediente ante el pedido de su tío y Leandro de no hablar sobre lo ocurrido o no tendría el premio solicitado, el niño vio la mancha de semen sobre el entablado, aquello le quedaría fijado en su mente, con dulce inocencia salió de la habitación con pasos lentos, se iba agarrando el traserito con un mano y con la otra sujetaba el juguete que su tío Luis le regaló, al rato Luis y Leandro bajaban por las escaleras, querían notar alguna rara conducta de Emilio José tras lo que habían hecho en la habitación minutos antes, el niño con normalidad seguía jugando aún a solas pues continuaba apartado de los juegos de su hermano, al acercarse los jóvenes al niño lo hicieron con cordialidad, el niño respondió sonriente y jugaron con él todo el resto de la tarde, era el centro de atención, desde la ventana Rodolfo miraba la escena de juegos, Josefina se encontraba a su lado junto con su fiel compañera sentimental, pasaron unos cuantos minutos cuando de lejos se acerca a paso brioso Emilio el hombre de negro, saluda atentamente a los ancianos, los niños corren a su encuentro, marca al más pequeño y al otro lo lleva de la mano, Rodolfo ultimadamente pudo notar el trato gélido entre su nieta y el esposo, esa tarde comerían por invitación del anciano, quiso que se quedasen a dormir, la gran casa tenía suficientes habitaciones, pero la pareja prefirió regresar a la estancia de Noelia, se despidieron, Luis lamentó no poder haber hecho otro trío con ese niño hermoso, pero aquella madrugada juliana de 1952 Luis y Leandro el «gringo» harían el amor desenfrenadamente en aquel apartado cuarto junto al ático.
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A sus recién cumplidos veinticinco años, Nicolás, era un joven apuesto con cierto amaneramiento que estaba disimulado a las acciones físicas de personas adineradas de la época, su pulcritud al hablar producto del entrenamiento social de su abuela Matilde, su forma de desenvolverse con etiqueta lo hacía pleno de atención, los corrillos de comentarios no se hacían esperar en el joven soltero por el que no se le conocía novia, sin embargo, no daba crédito a aquello pues lo que más tenía eran amigas, en las que se contaban con complicidad sus jovialidades, aquella tarde como de costumbre salió a caminar por el parque amplio en el sector capitalino residencial donde vivía, ya para ese tiempo había tenido amistad con los recién llegados vecinos y en especial con los niños Reinaldo de cuatro años y Dionisio de dos años, vecinos de su sobrina Victoria con los que había entablado una gran química en las visitas que hacían para jugar con la niña de ocho de años cumplidos hace poco, Nicolás siguió caminando a paso lento, su sorpresa fue mayor al encontrarse con Contardo de veintinueve años, el único hijo varón de Squeo, se sentaron en una silla del parque entablando una larga plática, recordaban sus actos infantiles, la charla fue amena en todo momento, Nicolás era el más inquieto en continuar la charla, unos amigos que se acercan a saludarlos, quedan con el compromiso de ir a la fiesta de una amiga, se despiden pero Contardo y Nicolás los solteros capitalinos continúan con la amena plática, de pronto un roce de sus manos, se miran, sonríen, los dedos se entrelazan con miradas fijas entre ambos, temblorosas sus manos, su piel incrementándose en la temperatura, desde hace mucho tiempo no estaban así, desde aquella vez en su infancia, ambos cerraron los ojos al sobarse las manos, seguramente los recuerdos les invadían, de nuevo las miradas firmes, se vieron los bultos en la entrepierna amoldado por la tela de sus pantalones, sonrieron con mirada cómplice, apretaron sus manos en señal a no despegarse, así por unos instantes, luego reaccionaron a ser delatados soltándose las manos, vino la despedida, Nicolás deambuló pensativo por el lugar, fue a ver jugar a sus antiguos amigos del colegio, a lo lejos estaba Contardo, era para Nicolás el momento de regresar a casa, abre la puerta y se encuentra con la vecina conversando plácidamente con el padre de Nicolás, la saluda cordialmente, Nicolás escucha de labios de su padre la invitación a la visita comer en casa, al fondo del corredor que da al patio se escuchaba la algarabía de Victoria con Reinaldo y otros niños del vecindario, solo que el pequeño Dionisio se encontraba jugando apartado en solitario, hacía pucheros, caminó hacia el pequeño preguntandoe el motivo de su inconformidad, al principio no emitía palabra, se vieron fijamente, Nicolás emitió una sonrisa a la que el pequeño le correspondía, así de a poco se fueron conociendo haciendoe preguntas y de apoco Nicolás fue ayudándole en sus juegos mientras los otros niños grandes jugaban con rayuela, cuerdas y balones, Nicolás que ya tenía empatía con el pequeño le acarició el pelo, de súbito el pequeño Reinaldo se acerca y lo abraza de la cintura pidiéndole que le regale agua, Nicolás lo conduce marcado a la cocina y le da un vaso con agua, mientras lo veía tomar el agua no perdía detalle en las facciones físicas del pequeño, le fue atrayente, miró ese ajustado pantaloncito corto con camisa sujeta a base de tirantes, las pompis abultadas con espalda arqueada, las sandalias con medias cortas, las manitos sujetando el vaso bebiendo el contenido de agua con paciencia, las miradas se cruzaron dándose sonrisas, los labios rozagantes, el sudor que se escurría por la sien y por las mejillas de piel blanca, el pelito lacio castaño claro a manera de cerquillo en la frente, los ojos cafés claros que lo miraban, aquella barbilla infantil sobresaliente partida con un hoyito atrayente, el niño sonriente agradece por el agua y sale en precipitada carrera a seguir jugando dejándole pensativo a Nicolás, caminó subiendo las escaleras, pensativo y con sentimientos encontrados, se recostó en la habitación, con los ojos cerrados acostado en su cama empezó a recordar, le vinieron las imágenes infantiles de aquella vez en que caminaba junto con su amigo Contardo por la hacienda de Squeo, ambos niños jugaban plácidamente con uno de los guardaespaldas de Squeo, el paisaje y temperatura calurosa del lugar hicieron que pidieran permiso a sus padres para nadar en el río que pasaba por la propiedad, el guardaespaldas los acompañó sentándose a verlos debajo de un frondoso árbol, Contardo le lleva cuatro años de edad a Nicolás, de pronto el pequeño Contardo observa los gestos del guardaespaldas, que se adentra en el monte, Nicolás se queda haciendo castillos de arena en la orilla y ve a su amiguito seguir la ruta que había hecho el guardaespaldas, al poco rato ve a su amiguito salir del monte con el pelo bien revuelto con arena en la mayoría de su cuerpo sobre todo en su espalda, lo ve caminando pensativo, rato después salía el guardaespaldas arreglándose la ropa, Contardo hacía movimientos de manos deslizándose dentro de la tela que ajustaba a su traserito, en lo que estaban jugando Nicolás nota que es abrazado por detrás de su amiguito alzándolo en peso y haciéndolo acostar sobre la arena, rápidamente le desliza el calzoncillo que tenía puesto mostrándose el traserito de Nicolás, de pronto siente el peso del cuerpo de su amiguito sobre su espalda y un roce no acostumbrado en su traserito descubierto, era su primer contacto con él, Nicolás entendía a asu edad lo que deseaba su amiguito con él pues ya muho tiempo atrás lo había hecho con Luis Izaguirre el nieto de Rodolfo Buonanote y con Melesio el muchacho del pueblo al que con su abuela Matilde visitaba años atrás, el guardaespaldas miraba con sonrisa irónica limitándose a mirar sentado debajo del árbol, rato después regresan a la casona, se alimentan en la mesa puesta para la ocasión, luego se prende la fiesta con candiles y vitrola, los niños se fueron a dormir portando pijamas de la época, la única luz de la habitación la daba la luna, Nicolás vio que la puerta de la habitación chirriaba al abrirse, vio la sombra de un hombre que se le acercó muy a su cara oliéndole su estado etílico, Nicolás por instinto se hizo el dormido, el hombre caminó en dirección de la cama de su amiguito Contardo, escuchó decirle algo al niño, aquel hombre se bajó la ropa y se acostó encima del niño, la cama se movía, el niño gemía, esos movimientos de cama hizo que Nicolás se fije de mejor forma que el pene del hombre rozaba el traserito de su amiguito, vio que el hombre con el niño se cubría con la sabana, vio cómo se alzaba y bajaba a la vez que escuchaba gemidos de Contardo dentro de la sabana, ese movimiento del azar y bajar se hacía más rápido cada vez, los gemidos aumentaban pues ahora también los hacía aquel visitante, de pronto se estabilizó la sábana, no se movía, los ojos de Nicolás estaan fijos en aquella cama, recordaba lo hecho también él con Melesio en su cuarto del pueblo a ante la ausencia de su abuela que lo dejaba al cuidado del muchacho, instantes después Nicolás mira el desliamiento de la sábana mostrando al hombre acostado sobre el nene, se va apartando de ese cuerpo infantil, se para junto al extremo de la cama sin dejarse de agitar el pene, le besa las mejillas a un estático Contardo de cara a las almohadas, algo le dice al oído, le va golpendo su glande en los glúteos y al rato ve que ese hombre se sube la ropa, lo ve que lentmente se aleja del lugar cerrando la puerta quedando quietud en la habitación, de pronto Nicolás ve que su amiguito se levanta de la cama yendo al baño, se escuchaba pujar y pujar con fuerza, luego sale del baño, Nicolás ve acercarse a su amiguito, en su delante se quita el pijama y se mete en la cama, se acuesta sobre su cuerpo uniendo los pechos y caderas haciendo movimientos, le hace que se deslice el pijama a los tobillos luego sacándolo por completo cayendo al suelo ambos pijamas, Nicolás sintió los movimientos de pene que venía de Contardo, sus pelvis bien unidas, se movían despacio para luego aumentar de movimiento, instintivamente sabiendo el porqué las manos de Contardo se aferraron a las caderas de su amiguito haciendo más armónico el movimiento de los penes, se dejó ladear de perfil y luego su carita estaba sobre el colchón, Nicolás ahora sintió sobre su espalda el pecho de su amiguito, su traserito desnudo sentía el roce del penecito lampiño de Contardo, Nicolás experimentó una sensación de gusto a lo que le estaba haciendo su amiguito en su traserito, luego sintió ligereza en su cuerpo a causa que su amiguito se apartaba, debajo de la cama sacó la bacinilla y orinó sobre ella, sin moverse desde su cama Nicolás lo miraba, luego él fue a orinar mientras Contardo se ponía la pijama, ambos fueron a sus camas y se miraba con su carita apoyada a las sábanas, al amanecer, Nicolás vio a Contardo que se estiraba su pene por el pijama, era una fresca mañana que estimulaba a que sus penecitos se pongan erectos, Contardo se desliza el pijama mostrándole el pene descubierto a Nicolás y procedió a estirárselo, Nicolás le siguió imitándole, ambos reían, vio acercarse a su amiguito y se acostó uniendo sus descubiertas caderas frotándose los penes, todo hizo que repitieran lo de aquella madrugada, luego se vistieron y salieron a desayunar; de pronto Nicolás abre los ojos y las imágenes de su infancia con su amiguito se desvanece, sumado a ello, los gritos de los niños en sus juegos, se apartó de la cama, caminó lentamente arrimado a la ventana, vio correr a los niños, se manoseaba la entrepierna dándose placer rascándose, miraba a los niños jugando plácidamente, uno en especial le llamó la atención: Reinaldo.
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Amanda se encontraba sentada junto a su precioso hijo de cuatro meses de nacido, el catre le servía de descanso y meditación, no se cansaba de mirarlo, su hijo, su razón de vivir, ese pedacito de persona la estimulaba a seguir adelante, era una fresca mañana que tenía la brisa constante de apego a la piel, la mujer decidió lactar a su hijito, en eso que escucha el rugir de motor, un auto se estaciona frente a la vivienda de arriendo, del auto lujoso se baja el compañero sentimental de Amanda, Rolando, aquel muchacho de veinte años que ayudaba a Amanda, el que la había sacado de la agreste selva llevándola a la capital, aquel muchacho que desde muy niño la amaba y ahora la protegía, se había hecho cargo de ella y del niño, junto a él se bajó del auto el prestante Carlos Felipe Del Olmo, caminaban en pausa, dialogaban estrechamente antes de ingresar, Amanda los recibió amistosamente, la conversación fue prolongada, hablaron sobre todo de la situación del niño que Amanda lo tenía en sus brazos, Carlos Felipe lo miraba atento con ternura, le era atrayente, Rolando cordialmente aceptaba el dinero proporcionado por Carlos, así transcurrían las semanas de las visitas constantes del prestante hombre a la humilde vivienda de arriendo, lo menos que la pareja de jóvenes podían hacer es pedirle a Carlos que sea el padrino del bautizo de su hijo, así se prepararía el evento en una capilla de la zona capitalina, con humildad, aquel precioso niño era bautizado teniendo como padrino a Carlos Felipe Del Olmo, su esposa Noelia no estuvo presente, se encontraba en su estancia en el negocio familiar, así, Amanda con su hijo en brazos entraba por la humilde capilla de la localidad junto a Rolando, junto a ellos Carlos Felipe los acompañada ante la mirada de amigos y conocidos presentes, llamaba la atención del senador Luis Daniel Pérez, el niño fue puesto sobre pileta, regada las aguas bautismales en su cuerpo, para la sorpresa del prestante hombre escuchó la voz que decía los nombres de Carlos, Gustavo y Eleuterio, fue tanta la impresión que no pudo disimular su alegría, el niño llevaría su nombre, el análisis del por qué de los otros nombres no vendría al caso de Carlos Felipe, solo sentía satisfacción de haber sido tomado en cuenta, se hizo una pequeña fiesta en la casita humilde, los padres del niño así lo decidieron, lejos estaba de sospechar Carlos Felipe del Olmo que había bautizado a su nieto, el hijo de Gustavo Adolfo quien desconocía de aquel evento pues se encontraba de viaje por la mayor de las Antillas en actividad militar, la fiesta duró largas horas, Carlos no se despegaba de la criatura, sentía una felicidad plena a la vez espontánea, había un no sé qué de atracción, Amanda se fijaba mucho en el accionar del prestante comerciante, lejos estaba ella también de conocer que ese prestante hombre de negocios precisamente estaba marcando a su nieto, así era el destino, que sus hilos tejen la historia de vida.
FIN DEL CENTÉSIMO VIGÉSIMO SÉPTIMO EPISODIO
wow amigo esta historias son muy buenas sigue contando mas saludos…. 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉