METAMORFOSIS 132
Tierras y venganza.
La carreta llegaba con un poco de velocidad pausada por el paso de caballos que la tiraban, iban sentados dos niños junto con una mujer que movía las riendas, en la entrada de la gran casa los esperaba un anciano y su compañera, el polvo dejado tras el movimiento llegaba a sus rostros, la mujer fue la primera en bajarse luego los niños, Noelia abrazó a su padre y a la compañera sentimental, los niños se bajaron corriendo a abrazar a su bisabuelo, el más cariñoso era Gustavo Andrés Teodomiro, ambos niños rodearon las piernas del anciano con sus brazos, luego se acercaron a abrazar a Amacilia, entraron al gran salón donde una empleada los esperaba con bebidas y pan con jalea, los niños fueron los más emocionados en el convite, escucharon el chirrido de la madera de la escalera, la figura de Luis iba bajando pausadamente, se acercó a abrazar a su tía Noelia y también acarició el pelo de los niños, la visita de Noelia fue corta, sólo vino a dejar a los niños al cuidado de don Rodolfo y Amacilia pues tendría que viajar a la capital a visitar a su hija Josefina que estaba convaleciente en casa del hombre de negro, Noelia se despidió de los niños pidiéndoles obediencia y buen comportamiento, los pequeños la abrazaron con besos en la mejilla ante la despedida, Noelia se despidió con abrazos de su padre Rodolfo y Amacilia, afuera estaba Luis sentado sobre la carreta, acompañaría a su tía a tomar el tren y un autobús dependiendo del tiempo en que llegasen a la estación del pueblo, durante el trayecto tía y sobrino conversaban sobre el negocio del pueblo, estaba en bonanza, le pidió a Luis que fuera discreto en la supervisión de la contabilidad, Luis notó algo de inseguridad de su Tía con el hombre de negro y Lucrecia, el sobrino agachó su mirada como aceptando el acierto de las sospechas de su tía, afortunadamente el tren llegaba junto con la carreta a la estación, Noelia desde el vagón de pasajeros se despidió de su sobrino encargándoles el cuidado de sus nietos, Luis sonriente asentía despidiéndola con un agite de manos, entró al pueblo dejando la carreta justo donde está la entrada de la pequeña fábrica, a un costado se estaban haciendo adecuaciones y anexos para colocar una maquinaria de última generación que la obtuvieron por influencia de gestión del senador Pérez, se encontró con Dagoberto, sus miradas fueron de un recorrido corporal insinuante, terminaron con reír y conversar sobre los detalles de funcionamiento de las nuevas máquinas, luego continuó hacia su pequeña oficina que era también de los socios del negocio, desde la ventana miraba a los obreros en el arduo trabajo, de pronto que la puerta se abre, aparece la figura de un hombre con cara de tristeza, sin decirle que tome asiento lo hace, el mensaje lastimero de aquel hombre muy joven mostraba su angustia ya que su único hijo se encontraba mal de salud y solicitaba no solo permiso sino una contribución económica para llevarlo al hospital de la ciudad, Luis conmovido le dio el permiso y de su bolsillo sacó unos billetes que los extendió con sus manos siendo agarrados por el obrero que su semblante cambió, se acercó a darle un abrazo y salió de la oficina, a través de la ventana Luis lo vio perderse por las polvorientas calles del pueblo, ese obrero le recordaba aquel campesino, rato después llega Dagoberto preguntando si le había dado permiso a Jairo, asi se llama pensó Luis y con mirada sentida afirmó moviendo la cabeza sin articular palabra, Dagoberto al ver los gestos del accionista sonrió aceptando, por unos minutos hubo silencio entre ambos, Dagoberto se acerca a mostrarle unos escritos a Luis que siente el roce del pene vestido de Dagoberto sobre su antebrazo y luego en las costillas, la mirada cómplice de ambos dio para que sonrieran, Luis permitió los movimientos aún más insinuantes de Dagoberto, le vino calentura al cuerpo al sentir el roce de las manos de Dagoberto por su antebrazo, acercó los labios a las orejas de Luis, esa respiración chocaba con las orejas haciéndole la piel de gallina, lentamente las manos de Dagoberto se deslizaban sobre el brazo del ya poco sorprendido Luis, los labios de Dagoberto rozaban el filo de la oreja de Luis, las mejillas se juntaron disimulando ver la hoja con cuentas, Luis sintió en su espalda el roce del bulto vestido de Dagoberto, otra vez rozaron sus mejillas cerrando los ojos con intermitencia, vieron sus manos entrelazadas, de pronto la puerta se abre, los dos reaccionan apartándose en forma pasiva viendo el ingreso de la secretaria, le sonríen y ella responde del mismo modo, Dagoberto decide retirarse del lugar y Luis lo sigue, conversan en los exteriores, unos obreros se acercan para informar la gravedad del hijo de su compañero, Luis se sube a la motocicleta de Dagoberto con destino a la casa del obrero, allí estaba el niño postrado en la cama a punto de ser llevado en un vehículo a la ciudad, le dieron más dinero y que se tome el resto de los días laborables de la semana, de regreso, los dos iban montados en la motocicleta de Dagoberto que sintió las manos de Luis deslizarse por su pecho y unos besos en su cuello, eso era todo para entender su despertar sexual, recordando lo que muchos años atrás hicieron, la motocicleta tomó un desvío adentrándose en la espesura por un camino sinuoso quebradizo, llegaron a cierto lugar y no esperaron a más para desnudarse y sentirse piel a piel, volviéndose a ver sus cuerpos después de tantos años, había sido en parte su secreto aquella atracción que ahora fogosamente se desenfrenaba en apasionantes besos con lengua y lamidas de penes en un formidable 69, también se lamieron los penes y era acogedor lo apartado del lugar para darse roles sobre las hojas secas, el deseo y pasión fluían en esos cuerpos que contrastaban con el color de su piel, Luis fue el primero en recibir las embestidas del pene de Dagoberto por su ano, luego al revés, la pasión continuaba con besos desbordantes, parecía no creerlo, ahí dos cuerpos desnudos tendidos en el suelo, manoseándose, besándose la curvatura de sus anatomías, Luis lamió por un rato el pene de Dagoberto continuando luego con un prolongado 69, su entrega fue hasta más no poder, lentamente se vestían viendo sus cuerpos, en silencio, con mirada cómplice, la moto rugió saliendo del lugar, Luis con detenimiento iba viendo aquel paisaje, lo abrazó por detrás mientras la motocicleta continuaba con su recorrido, llegaron a la entrada de la gran casa Buonanote, unas manos desde lo alto de la gran casona deslizaron la cortina para verlo bajar y entrar a la gran casa, luego las cortinas se deslizaron a su posición inicial.
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Unos pies en movimiento sobre la cama ahora se posaban sobre el entablado, las rodillas toparon lo frio del piso, sus manos apoyadas buscaban la bacinilla debajo de la cama, deseaba orinar, se encontró con que estaba llena, contrariada al ver el volumen de liquido en el recipiente lo toma llevándo por el cuarto guiada por la luz de luna clara en aquella significativa noche, los gallos aún no cantaban la llegada del alba, faltaba unas cuantas horas para aquello, descalza bajó lentamente las escaleras, al estar en contacto con el ambiente frío de la intemperie aceleró su camino hacia la letrina, a sus once años la “niña” ya sentía delicioso el orinar, se manoseaba los glúteos para sentir más sabroso rascándose además el coxis, se asustó al tener en su delante la figura humana, aquel hombre a través de la luz de luna vio el cuerpito de la niña con sus piernas abiertas estando al descubierto en plenitud su vaginita, sin esperar a mucho la tomó llevándola a su cuerpo, así abrazada le manoseaba los glúteos, la niña se dejaba hacer ese estimulo, la recostó como pudo abriéndola de piernas poniéndolas en sus hombros y así sujeta la penetró con acelerados movimientos de caderas alos que ella con satisfacción lo deseaba, estaba poseyendo ese cuerpito femenino infantil de once años, complaciente veía su pene deslizarse por la vagina de la niña entrando y saliendo, la niña gustaba de aquello que le hacía su padrastro, los senitos en formación se movían y eran chupados por los labios ardientes del hombre que buscaba los labios de la niña para fundirse en un apasionado beso prolongado, los movimientos de penetración siguieron hasta que ambos sintieron el semen alojado dentro de la vagina de la niña, el hombre agitó su glande apretando el poco semen que quedaba y salió presuroso, no así la niña que se quedó un rato más guardando las apariencias acuclillada por cuyos labios vaginales salía el escurrido semen junto con gotas de orina, rasí descalza retomó camino a su cuarto donde dormía con su hermanito, sintió deslizarse su sábana, unas manos recorrían los glúteos, muslos y por entre la vaginita haciéndole mover las piernitas suaves, vio la cara de deseo de su padrastro, minutos atrás en la letrina el hombre había notado la cara de insatisfacción de la niña al momento de eyacular ya que ella no había hecho su orgasmo, así que estaba ahí para hacerla acabar, metió sus dedos por la braga de la niña, sintió lo humedecido de la vagina, ella sonrió, a él le gustó esa actitud, el hombre la había penetrado y hecho mujer como siempre en la letrina pero no era suficiente, la deslizó a la braga sacándosela con suavidad ella ayudándole sonriente alzando las piernitas, a lo lejos se escuchaban los ronquidos de la mamá de la niña que estaba completamente dormida rendida del exhausto trabajo, ver eso les dio seguridad para que la niña recibiera el cuerpo de su padrastro sobre su humanidad, acomodó el pene en la entrada de la vagina y procedió a introducírsela alzando y bajando las caderas, luego fue sacando suavemente el pene y luego volviendo a meterle, la “niña” hacían gemidos cortos de acción sexual, la cama comenzó a moverse y se detenían cuando el ruido podría ser muy notorio, al detenerse seguían escuchando los ronquidos de la mujer en el otro cuarto, el pene del hombre se mojó con los líquidos de la niña, gustoso le hizo acostar boca abajo apoyando su cara en una almohada, el hombre abrió los glúteos de la niña procediendo a besarlos y morderlos levemente lo que hacía reír a la niña ese cosquilleo de piel, el hombre le decía que estuviese quieta, que haga ruido, ella descansaba su carita en las manitos dejándose tocar el traserito, así era ensalivanda la entrada del ano, al sentir el dedo entrar ella le dijo que con cuidado porque aún le dolía desde aquella vez en que la cogió en la cama donde ahora dormía la mamá, el hombre sonriente de deseo se limitaba a mover el dedo en la separación de los glúteos con la saliva depositada en forma abundante, luego trató de meter otro dedo ensalivado por el anito de la niña, pero ella hacía movimientos bruscos, le dijo que se estuviese quieta acariciándole el traserito relajandole, luego el glande fue entrando poco a poco, ambos cuerpos unidos entre sí, la niña alzó la cara dando un gemido fuerte pujando y que el hombre se lo cortó tapándole la boca y de ahí que el pene entró en su totalidad, la entrada y salida del glande no se hizo esperar, por muchas ocasiones así era embestida la dulce nenita adicta al sexo, el cuerpo del hombre se apartó, el pene al aire se movía agitándose por las manos, la niña estática se dejaba llevar al extremo de la cama donde el hombre la limpiaba pasándole papel entre los glúteos, pero se aprovechó de esa postura a filo de cama para introducirle de mejor manera el pene por el trasero para que sienta lo que es un macho como le decía siempre que la embestía con el pene en la vagina, aquella cama se movía ante el movimiento de los cuerpos ya que era pequeña, luego la dejó, se fue agitándose el pene, satisfecho pues la había hecho suya a plenitud y ella había correspondido con su orgasmo, recordó aquella vez en que la tuvo piernas al hombro, sonrió al verla allí acostada en la cama sintiendoa suya, vio que en ella también se dibujaba una sinrisa de satisfacción, la “niña” se había enamorado de su pene, luego se puso la trusa y se acostó junto a la madre de la niña que seguía con su sueño profundo, no así el hermanito de la niña que lo había presenciado todo discretamente desde su cama, estaba cubierta su carita a medias, vio a su hermana acuclillarse a limpiarse su trasero y vagina orinando sobre la bacinilla, vio de espaladas a su hermanita que metía el dedo y lo hacía recorrer entre sus glúteos diciendo lo rico que se sentía, sorpndido vio que se ladeaba y se introducía medio dedo, el niño quedó con esa duda de exclamación de su hermana yéndose a recostar sin ser visto al moverse en su cama cubriéndose con la sabana raida que lo cubría, el niño imitaba a lo que vio de su hermana y así se deslizó el dedo por entre los glúteos y sintió algo gustoso recordando de como lo que los niños del barrio y aquel dueño de la abacería le hacían al rozarle el pene, se llevó el dedo a la nariz oliéndose los restos quedados en el anito infantil, de pronto ve la silueta de su hermanita bajándose descalza de la cama, se iba rascando la vaginita, a través d ela leve luz nocturna vio que la cortina que separaba el cuarto se hacía a un costado, el “niño” vio que de manera sorpresiva la niña, sí la niña llevaba de la mano a su padrastro a la cama donde lo sentó, ella se sentó encima de su entrepierna acomodando el pene para que al cabalgar se meta y salga de la vagina, así ella se movía tanto que la cama empezó a moerse mucho, la carita del niño que tenía medio cubierta por la sábana miraba a su hermanita de once años cómo cabalgaba arriba y abajo sobre las piernas de su padrastro notándose el pene en la vaginita, sus ojos de niño inquieto se sorprendieron viendo que de súbito ella gemía en cada movimiento de cabalgadura arriba abajo, arria abajo, arriba abajo, arriba abajo, sus gemidos cada vez eran más intensos que el hombre tuvo que taparle la boca, se notaba lo insaciable de aquella “niña”, de pronto el hombre que la toma de la mano apartándole de su cuerpo, la acuesta en el extremo de la cama, le abre de piernas descansando en los hombros, la sujeta de las caderas y hace que el pene entre en la vaginita haciendo el meter y sacar seguido, la cama se movía, el “niño” miraba con asombr todo aquello que era para la hermnita sentir las embestidas de ese pene en su vaginita, empezaba a gemir y le tapaba la boca, la embistió hasta el cansancio, lentamente le fue sacando el pene, se quedó parado por unos instantes delante de ella que seguía acostada en el extremo de la cama a piernas abiertas dobladas con los pies descansando en el colchón, le miraba sonriente de lo que había hecho pasándose los dedos por la vaginita, era señal de invitarle al padrastro a que siguiera cogiéndola y así le hizo de nuevo pero ahora la acostó de cara a la cama con la almohada raída debajo de su vientre así quedaba el culito empinado, escupió varias veces la entrada del ano y acostándose sobre ella empezó a penetrale y a embestirla rápidamente, de nuevo se apartó y ella con su cara de lado no dejaba de sonreír mostrándole que le había gustado pasándose los dedos por la entrada del culito, gemía como gatita, quería más, el hombre de nuevo la ensalivó y le metió el pene, ahora fueron más prolongadas aquellas embestidas, el niño miraba instintivamente estirándose el pene y pasándose la mano por el culito viendo como era sodomizada su hermanita, el hombre se apartó mostrándose respiración acelerada, acarició el traserito y le dio un beso en la boca, la niña se arrodilla en el cochonchon estirand los brazos para que el adulto se acerque a besarla, los brazos rodeaban el cuelo de aquel hombre que lentamente la acostaba en la cama y él se acostaba sobre ella con su pene erecto entrando en la vagina, ella le hizo detener sin que el pene le salga de su vaginita, le hizo ver el espejo estirando su bracito, unieron las mejilas y a través de la luz nocturna de luna se vieron los cuerpos desnudos a través del reflejo del espejo viendos el pene junto a la vaginita, sonrientes vieron cuando se alzaba y bajaba la cadera el pene hacía lo mismo en esa vaginita, se vieron así por unos minutos, el “niño” también miraba esos movimientos al advertir el movimiento del brazo de su hermanita, así el padrastro la cogía rápidamete hasta apartarse de nuevo tomando su ropa y vistiéndose dejando a la “niña” tendida en la cama suaemente moviendo sus dedos en la vaginita sin dejar de sonreir ante la despedida del hombre, el “niño” vio esa despedida de besos, al rato el pequeño quedó dormido viendo dormir a su hermanita, pasaron las horas, los gallos cantaban, vino el desayuno, el niño miraba a su padrastro y a la vez la expresión facial de su hermana, ambos con mirada complices muy sonrientes, la conversa fue cotidiana, el niño sabía de la relación de su padrastro con su hermana, escuchó decir de su madre que se quedaría con su hermanita en el cuarto pues ella se iría con su padrastro al centro de la ciudad, llegarían para el almuerzo, el que fue esposo de Griselda la nieta de nana Dulce asintió cordialmente viendo con firmeza de satisfacción a la niña que bajaba la mirada en la mesa, el niño dio cuenta de ello, también asintió obediente, los adultos se apartaron de la mesa saliendo en dirección a su destino, pasó una hora aproximada, un grupo de compañeritas de la escuela la visitaron para hacer deberes y luego jugr en el patio y en el parque, el niño no gustaba jugar con niñas y prefirió salir en dirección a la explanada de la lotización, se saludó con el dueño de la abacería quien preguntaba por su hermanita diciéndole que estaba en casa con sus amiguitas que la viese por el patio, el hombre asintió al conocer la noticia, el niño continuó con su camino, se sentó sobre unos ladrillos puestos viendo a lo lejos aproximarse a Leandro montado en una bicicleta nueva regalo de Rodolfo Buonanote en su última visita a la capital, brillaba al reflejo de los rayos de sol, aceptó que le diera un paseo alrededor del lugar, el niño sonreía, Leandro le prestó la bicicleta, el niño a los siete años ya sabía manejar bien la bicicleta y así es que daba vueltas por la explanada, Leandro sentado en los ladrillos lo miraba, el niño estaba feliz, rato después Leandro le pide la bicicleta, el niño se acerca rogándole que le diese un paseo antes de partir con su bicicleta, el “gringo” acepta gustoso, transitaron por los alrededores de la ciudad adentrándose en un tupido bosque donde poca gente circulaba, adentraron la bicicleta poniéndola arrimada sobre un árbol, Leandro se bajó el pantaloncito corto y la trusa dejando descubierto el pene de catorce años procediendo a orinar, el niño vio aquellos movimientos de ese pene con algunos pelitos y lo comparó viéndose su penecito erecto lampiño imitándole el orinar en otro árbol, Leandro con su pene descubierto se acercó dónde estaba el niño y lo abrazó haciéndolo acostar en el suelo de forma muy sutil, por la cabeza del niño le vino aquellos movimientos sexuales de su hermana y padrastro vistos recientemente en la madrugada y voluntariamente se acostó con su traserito empinado con sus glúteos al descubierto cerrando los ojos pues sabía lo que ocurrirá, el “gringo” se acostó sobre el “niño” rozándole el pene por la piel de su traserito, abrió y metió el pene de catorce años, algo delgado pero bien erecto, ambos sintieron la tibieza de sus pieles, el niño sintió molestia ya que el pene de Leandro el “gringo” iba entrando, apretó los dientes y labios, los dedos de las manos apretaban la tierra, los dedos de los pies se extendían, los pujes y gemidos estaban a la altura de los hechos, ambos lo hacían casi juntos, el “niño” experimentaba y satisfacía su inquietud de lo que vio hace horas entre el padrastro y su hermanita, el “gringo” seguía con su deseo de perforar más pero de pronto le vino la salida del semen quedando deslizado por la piel de los glúteos del niño que sin moverse dejaba que los dedos de Leandro le quitasen el líquido, el “gringo” se anoja por su eyaculación prcoz debido a su calentura juvenil, se pusieron la ropa y continuaron con el paseo en bicicleta, muchas veces irían a ese lugar los días siguientes a causa de montar bicicleta, en donde también cada vez más el pene de Leandro hacía estragos en el ano del “niño” ya que a él le estaba gustando y su metamorfosis se consolidaba con aquellos movimientos y posturas sexuales que Leandro le enseñaba y que éste había aprendido de Luis Izaguirre Buonanote siendo muy niño cuando en aquel arroyo lo desvirgó.
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Unas manos agitaban airosas de cólera el periódico del día, se informaba de los progresos en los negocios de Carlos Felipe así como la acertada carrera política de su mejor amigo Luis Daniel Pérez en el senado de la república, para el airado hombre esto afectaban sus intereses no tanto económicos sino morales, exclamó que el hijo del borracho estaba escalando posicionamiento en el mercado más ahora con la ayuda de esos dos asesores Sara y Pedro, se los veía en los diarios muy alegres, la presidencia había reconocido sus logros y habían hecho contratos de fabricación, hizo una fuerte boconada de humo y luego lo golpeó mordiendo con seguridad el habano deslizándolo por los labios, uno de sus criados se acercó con una vajilla que contenía el desayuno, lo vio partir en forma indiferente, marcó unos números en el teléfono, la conversación fue corta, colgó el teléfono, su mirada se clavó en la fotografía del periódico en la que estaba el rostro sonriente de Carlos Felipe del Olmo, recordó aquella mañana de enero de 1894 cuando tenía quince años recién cumplidos porque fue en su fiesta de cumpleaños cuando a la hacienda de sus padres aprovechando de la ceremonia dispararon a quemarropa a la gran mayoría de los presentes, su familia, se dijo que habían sido mandados por Carlos Clemente Del Olmo padre de Carlos Augusto Del Olmo, hasta entonces socio y amigo en aquella juventud de su padre, aunque el padre de Carlos Augusto en su visita de pésame juraba férreamente al joven huérfano que él no había sido causante de aquella desgracia, sin embargo, el huérfano nunca le creyó, asimiló su rencor, en una ocasión el joven Fulgencio Arichabala a punto estuvo de matarlo en una emboscada, herido por los guardaespaldas tuvo que huir al no consolidar su cometido, logro sobrevivir al atentado, la marca de bala casi se alojó en el corazón, fue por milímetros, quien lo curó dijo que había sido una suerte, si, se respondía, una suerte, pues la obra aún no estaba acabada, así pasaron los años, Fulgencio hizo dinero en las calles como peleador, ascendió a guardaespaldas matón así poco a poco en el negocio del contrabando fue haciendo dinero, muy poco tiempo para el amor, si para la venganza, las tierras de su familia fueron vendidas a un recién llegado Rodolfo Buonanote con acento europeo, y las otras fueron anexadas a Carlos Clemente del Olmo por el cual por asunto de sociedad le dio una migaja, Fulgencio loco de ira planeó un ataque pero a su empresa pocos lo ayudaron en el pueblo, pues se conocía que por aquellos tiempos un agonizante Carlos Clemente daba su testamentos a sus dos hijos, los dos viviendo en Europa de los que años atrás no tenía noticias pues emprendieron sus viajes de aventuras y Carlos Augusto Del Olmo quien vivía con él y se había hecho de compromiso con la bella Elsa Peñalba descendiente de Hidalgos españoles con quien había tenido un hijo de nombre Carlos Felipe Del Olmo Peñalba, el abuelo del niño moría en 1908 muy joven a sus cuarenta y cuatro años, luego de haber enviudado hace un par de años, se creyó que no pudo soportar la muerte de su esposa y se suicidó aunque hay una versión que obligatoriamente se decía en la que fue envenenado, la noticia en parte calmó la ira de Fulgencio Arichabala, días después del entierro la gente se conmovió al saber que habían exhumado los restos del prestante terrateniente, el hijo del difunto de carácter débil hizo tibios esfuerzos por encontrarlo, su esposa era la más preocupada, su carácter contrastante de decisiones lograron encontrar el lugar por lo menos de su ropa, nunca se supo del paradero de la osamenta, lo que sí está claro es que la osamenta d Carlos Clemente del Olmo reposa en una de las bodegas de vino de Fulgencio, no contento con su obra acometió contra Carlos Augusto Del Olmo incitándolo a los juegos de azar y al alcoholismo, así, poco a poco iba perdiendo tierras, Elsa Peñalba estaba contrariada con la actitud de su marido quien le respondía con violencia y vejaciones, el matrimonio estaba en crisis, el pequeño Carlos Felipe se criaba con el cariño de su madre y la injustificada malqueriente reprensión de su padre que con el tiempo se endeudaba más, los informantes de Fulgencio daban a conocer que el tipo se estaba cada vez endeudando pero que la operación no se consolidaba por la acción de un amigo del matrimonio llamado Rodolfo Buonanote, en su desesperación Elsa Peñalba había recurrido a los buenos oficios de su amigo para que cuide su patrimonio, lo que quedaba de él, Rodolfo compró la deuda sin que lo notase Carlos Augusto y al hacer la transacción cometió la acción de ponerlas a su nombre haciéndose dueño de esas tierras pero por pedido expreso de Elsa, Fulgencio se enteró de aquella actitud conociendo que Elsa Y Rodolfo tenían un tórrido romance, se veían a ocultas, los informantes de Fulgencio dizque amigos de Carlos Augusto le informaron del particular, esa estocada favoreció a Fulgencio Arichabala complaciente de lo sucedido por aquellos comentarios mordaces, aquella noche fue al pueblo arma en mano a deleitarse de sus obras de intrigas, se encontró con la sorpresa de la muerte de Elsa junto con su hijo en gestación, la noticia fue impactante, la desgracia seguía en la vida de Carlos Augusto Del Olmo, Fulgencio feliz de su obra intrigante, decidió esperar para dar su estocada, no duró mucho, aquella fría noche un hombre vestido con cobertor llegó a casa de Carlos Augusto quien con improperios lo recibió pues Rodolfo deseaba que no continuase vilipendiando el futuro de su hijo que ya tiempo atrás había recibido maltratos, la discusión fue corta, Fulgencio escondido entre un tupido árbol que daba a la ventana abierta contemplaba alegre la tétrica escena de discusión airada, Rodolfo salió con los documentos, desde el interior del estudio un enloquecido Carlos Augusto emitía frases fuertes que lesionaban a Rodolfo quien continúo su recorrido, se topó con el pequeño Carlos Felipe, no articularon palabras, se limitó a verlo con coraje, pasaron minutos gravitantes, el niño estando su habitación escuchó un disparo y corrió descalzo bajando las escaleras lo que vio le impactó para toda su vida, los ojos abiertos de su padre, hilo de sangre saliéndole por la cabeza, su cuerpo sobre el escritorio, ya nada se podía hacer por él, aquel disparo había sido certero, el odio de Carlos Felipe a Rodolfo creció desde aquel momento, pensó que Rodolfo Bonanote sería el causante del suicidio de su padre, pero lejos estuvo de sospechar el niño Carlos Felipe del Olmo que su padre fue asesinado por Fulgencio pues minutos después de que Rodolfo se retiraba con su carreta, Fulgencio como un primate se colgó del árbol que daba a la ventana irrumpiendo el lugar asustando a Carlos Augusto quien no tuvo tiempo a defensa pues recibió un certero golpe en la cabeza luego con ira y satisfacción de terminar la obra le dio un certero disparo en la cabeza saliendo como un rayo en la oscuridad de la noche, Fulgencio no pudo recuperar sus tierras a manera de comparas ya que las hijas de Rodolfo se casaron y esas tierras fueron compradas por los yernos y agrandándolas con los vecinos que también vendían, vino la crisis económica de los treintas y Fulgencio trató de nuevo haciendo amistad su esposa con Rodolfo de insinuarle la venta pero Carlos Felipe y su amigo el doctor Luis Daniel Pérez compraron aquellas tierras, de esa manera hasta ahora se entiende el rencor y el deseo aún vivo del anciano por recuperar las tierras, la llamada que hizo a sus secuaces era para planear acciones tendientes a recuperarlas, no podía espera más, se estaba envejeciendo y deseaba sentirse dueño de esas tierras reclamadas, el anciano se levantó de su escritorio, vio por la ventana amplia que da a la calle un auto en el que sale Sandra, sonríe al verla, consiguió que aquella mujer sea amante de Carlos Felipe Del Olmo y fue ella su pieza clave en el atentado automovilístico que tuvo Carlos Felipe del Olmo así como también en el secuestro de su hijo con Noelia y lo más grave de todo, fue Fulgencio Arichabala quien dispuso cortar los frenos del auto en que viajaba Yahaira la esposa de Carlos Felipe con sus hijos el pequeño Carlos y su protegido Hermógenes hermano de su hijo Serafín, todos ellos murieron en el accidente, iónico, las desgracias de Carlos Felipe fueron manipuladas y consolidadas por aquel anciano.
FIN DEL CENTÉSIMO TRIGÉSIMO SEGUNDO EPISODIO
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