METAMORFOSIS 14
Se adquiere amor y poder.
Los niños jugaban alegremente con la bicicleta, Josefina de cinco años ya podía manejar dando cortas vueltas a lo largo de la calle, Luis de diez años y Fernando de siete años contemplaban a Leonor de siete años sentada frente a ellos al otro borde de la calle abierta de piernas, los dos niños se miraban de frente con risas cómplices recordaban lo que Sebastián de trece años le había hecho en el baño a Leonor, Luis frotaba las piernas de Fernandito con las manos, unían las mejillas haciéndose cosquillas suaves con los dedos rozando sus muslos, Fernando miró las manos de Luis frotando el pene vestido, unían las mejillas en acción cómplice, conversaban a voz baja a los oídos de lo que habían visto hace rato en el baño del parque sin dejar de reírse, ingresaron a la casa a tomar agua, Luis le hizo señas a Fernando para ir al cuarto, caminaron hacia allá y cerraron la puerta, se abrazaron cayendo en la cama sin soltarse, dieron vueltas hasta que Luis estuvo encima de Fernando moviendo las caderas en acto sexual, Luis lo tomó de la cintura llevándolo al filo de cama, los pies tocaban el suelo, la columna vertebral de Fernando se arqueó sobre el filo la cama, con rapidez Luis deslizó la ropa a Fernando llegándole a los tobillos, Luis parado deslizó su ropa hasta los tobillos acostándose sobre el cuerpo de Fernando haciendo que los penes se unan en frotaciones, el peso del cuerpo de Luis le hacía pujar a Fernando, Luis se paró agitándose el pene, lo hizo dar vueltas hasta ponerlo boca abajo del colchón a filo de cama, Luis puso el pene entre las nalgas de Fernando, ya estaba a punto de frotar el pene cuando escucharon el grito de la mamá de Fernando llamándolo, su amiguito se vistió rápido saliendo del cuarto yéndose corriendo a su casa, Luis quedó en su cuarto desnudo cubierto en sábanas manoseándose el pene tensando las piernas y gimiendo, al rato Luis bajó viendo a sus dos primas jugando con muñecas, se acercó donde estaba arrimada la bicicleta arreglando la montura a su estatura y se puso a manejar con comodidad, por un rato sus primas lo miraban, llegó a hacerles compañía su vecinito Giovanni de seis años, Leonor entró a casa y rato después lo hizo Josefina, Luis le hizo señas a Giovanni para llevarlo a pasear en la bicicleta, el niño muy gustoso aceptó la invitación, se sentó sobre el cuadrante agarrándose del timón con sus manitos, dieron vuelta por los alrededores del parque, ya la tarde oscurecía, no había gente en el parque ni en los alrededores, había poca iluminación pública por aquellos tiempos, Luis arrimó la bicicleta en un árbol cerca del baño, se sacó el pene agitándolo para orinar llamándole la atención a su amiguito, de inmediato se acercó Giovanni a orinar junto a Luis, ambos mirándose el pene con la orina hacían figuras en el piso riéndose por los movimientos, Luis lo abrazó de frente así ambos frotándose los penes aún mojados de orina, a Giovanni le gustaba eso y lo abrazaba con fuerza a Luis entendiendo que deseaba que lo cogiera, escondieron la bicicleta en dirección al baño, estaba casi oscuro ese lugar, a Luis se le ocurrió entrar en el sitio donde Sebastián había cogido antes a su prima Leonor, vio a los lados cerciorándose de que no los vieran, Luis entró al lugar donde había estado antes cogiéndose su primita Leonor y Sebastián, frotó su pene viendo el sitio recordando lo que hicieron, desde la puerta le hizo señas a Giovanni para que se acerque a donde estaba y le hizo entrar, se abrazaron uniendo los penes desnudos moviéndolos rápidamente después el que primero se bajó el pantalón y el calzoncillo fue Luis por su cuenta, luego le bajó la ropa a Giovanni viéndole el pene, se quedaron desnudos de medio cuerpo para abajo, Luis dobló el cuerpo de Giovanni sobre el inodoro improvisado que tenía esa letrina, ya el lugar estaba oscuro, eso le dio seguridad a Luis para darle fuertes roces de su pene en las nalgas de su amiguito haciéndole gemir así tan quietecito como estaba, después ambas caderas se movían rapidito, Luis se detuvo porque le dieron ganas de orinar, Giovanni se quedó quieto con las piernas abiertas tocándose el pene rosado agitando su ropa en los tobillos, vio a un costado la figura oscura de Luis escuchando el sonido de la orina chocando en la pared, agitó su pene y lo levantó para abrazarlo moviendo las frotadas de sus penes desnudos, poco a poco Luis lo acostó de nuevo a Giovanni de espaldas sobre el inodoro, el pene de Luis frotaba sobre el pene de su amiguito que pujaba sintiendo el peso, eso le gustaba escuchar a Luis que abrazaba fuerte al pequeño, Giovanni le pidió que ya no más, se separaron, Giovanni fue a orinar mientras Luis se vestía con gusto de haberle hecho eso a Giovanni, rato después Luis lo dejó a Giovanni en casa, su mamá un tanto enojada escuchó las excusas de Luis diciendo que durante el manejo la bicicleta se dañó, eso en algo compensó evitar la paliza que podría recibir Giovanni.
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A través de los negocios la vida cambió para Carlos Felipe del Olmo, se sentía un hombre dichoso, tenía dinero, mujer e hijos adoptados con un futuro positivo, contrapuesto con eso la angustia de no tener a su lado al verdadero amor de su vida, Noelia, el haberle dado un tercer hijo a Gustavo, el pequeño Gustavo Adolfo, para Carlos Felipe del Olmo significó una brecha amplia comprendiendo que con esa actitud de ella no había oportunidad de seguir, a pesar de todo Carlos Felipe tenía una simpatía indescriptible por el pequeño Gustavo Adolfo, cosa que fue disminuyendo por la presencia en su casa del pequeño Serafín que al saber Carlos Felipe que el pequeño llevaba su primer nombre más lo colmaba de cariños y atenciones igual que a su hermano Hermógenes, la presencia del pequeño en casa significó la contratación de una niñera joven soltera de 18 años de nombre Aida pertenecía a un hogar humilde que vivía en los alrededores de la ciudad, desde el primer día hicieron química con los chicos, a Sandra conviviente de Carlos Felipe le convenía la idea de la empleada pues así tenía más tiempo para sus actividades, ya a los tres meses únicamente Aida llevaba al pequeño al parque con claras instrucciones que no se viera con los hijos de Noelia y Andreina, sin embargo el pequeño Serafín se le escapó a la empleada mientras ella conversaba con unas amigas, el niño fue en dirección donde estaba jugando Gustavo Adolfo con sus hermanas supervisados por nana Dulce, el encuentro entre los dos niños fue muy grato jugando por unos minutos en la arena contemplándole gratamente la nana Dulce, Aida llegó presurosa tratando de llevárselo a otro lugar, ambos niños no se soltaban agarrados de las manos pero la fuerza de las nanas fue mayor, se separaron viéndose a distancia con sus ojos llenos de lágrimas. La casa en la que vivía Carlos Felipe era pequeña para el número de habitantes, decidió comprar una más céntrica alejada considerablemente de la actual, contrató a Gumersindo su noble y leal amigo para que sea el capataz de ganado y tierras que había comprado a Gustavo y que pronto lo haría con Guillermo, el hombre humilde se complació por la designación que iba con un sueldo mucho mayor a los que se ofertaban en el sector, Carlos Felipe del Olmo desde su propiedad observaba los terrenos de Don Rodolfo Buonanote, sobre todo en su casa recordándole su infancia, hizo puños de rabia diciéndose que esas tierras pronto serían suyas, solo que algo dentro de su interior le impedía a dar el primer paso y era el amor que aún sentía por Noelia y de lo que estaba muy presente en la reflexión de Sandra cuando lo contemplada con expresión viril turbada, ya para los seis meses de posesionado en sus tierras la estancia de Carlos Felipe fue un modelo de progreso para los colindantes que contrastaban con tecnología obsoleta, poco a poco fue incrementando tierras comprándole a sus vecinos dueños de parcelas aumentando también el número de trabajadores que por lo general eran aquellos explotados de las estancias ganaderas de Gustavo, Guillermo y Rodolfo que al enterarse aquellos peones de los buenos sueldos no dudaban en trabajar para Carlos Felipe que de a poco se convertía en dueño de media extensión del sector ganadero teniendo entre uno de sus socios potenciales al médico Daniel Pérez el amor de Andreina.
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Ya con el paso del tiempo la fiebre amarilla fue menguando hasta desaparecer por el momento, sólo los fines de semana Hermógenes y Serafín cabalgaban a caballo bajo la vigilancia de Gumersindo que pensaba irónicamente viendo a los niños cómo había cambiado su vida, siendo hijos de campesinos pasaban a ser protegidos de personas potentadas y prestantes, el instinto de los niños los hizo hábiles en la monta, Carlos viéndolo montar a caballo en el corral al pequeño Serafín aumentaba su ego, se sentía orgulloso del pequeño creciendo más su cariño, Gumersindo guardaba silencio cabizbajo algo serio cada vez que escuchaba frases de elogio de parte de su patrón al pequeño, cómo decirle a su gran amigo que ese niño que tanto cariño prodigaba no era hijo de su gran amigo Serafín sino que era su verdadero hijo, fruto del amor nocturno que tuvo Carlos Felipe del Olmo con la difunta Eudomilia madre de Hermógenes, antes de dar a luz la madre de los niños le confesó a Gumersindo que el hijo que esperaba era de Carlos Felipe pero que le jurara que guardara el secreto si le decía eso era para que su hijo recién nacido supiera su verdadera identidad que era descendiente de Hidalgos como su padre y abuelo, Gumersindo continuó con su secreto no se sentía presionado a decírselo a su patrón a fin de cuentas no había necesidad porque el destino quiso unir al padre y al hijo sin que ellos lo sepan, así el pequeño Serafín creciendo se iba pareciendo a su madre pero Gumersindo podía notar el garbo familiar genético de los Del Olmo en el pequeño Serafín, el niño tenía un poco más clara la piel que la de su hermano Hermógenes, por disposición de Carlos Felipe se dio disposiciones a los peones que los niños no se acerquen a las fincas de Gustavo, Guillermo y Rodolfo caso contrario serían despedidos de inmediato.
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Hermógenes sentía los cambios físicos que se hacían notorios a sus trece años, le daba picazón en su pene, sus testículos tenían pelusita, instintivamente esa picazón del pene al ser frotado con las manos le hacían crecer gustos placenteros desconocidos haciéndole que su pene se ponga erecto en forma de bulto en sus calzoncillos en esas mañanas de frio, la punta de su dedo rozaba el glande en la raya por donde salía la orina, con la yema del dedo índice frotaba el apenas salido glande recubierto por el prepucio característica de un pene virgen, llevándose el dedo a la nariz oliéndose ese líquido de orina, su instinto le hacía ver de una manera diferente a las chicas como lo había entendido en su niñez, su voz cambiaba, sus piernas tenían vellos pequeños, le daba recelo contarle a Carlos sobre sus inquietudes sexuales como la de un gusto de su pene erecto al ver chicas, era obvio que esa sensación hizo que le gustara Aida, de senos prominentes igual que su trasero con labios sensuales y mejillas de piel mestiza, pero no solamente Hermógenes tenía sus inquietudes y las guardaba con reserva, de igual modo Aida se reservaba la atracción que sentía por los chicos de la casa, cuando ella se quedaba sola con Serafín en el momento de bañarlo le frotaba el pene en repetidas ocasiones con jabón enjuagándolo hasta ponérselo algo tieso, ella estaba ardiente teniendo enfrente el ver ese pene de niño precioso que lo acariciaba llenándole la carita de muchos besos, le secaba el pelo y en repetidas ocasiones lo besaba, el pequeño Serafín no sabía qué era lo que le estaba haciendo pero inocentemente se dejaba llevar por Aida, lo sacaba al pequeño sólo envuelto en una toalla ella le dejaba ir caminando en su delante en dirección al cuarto infantil contemplándole por detrás las bellas piernas del pequeño, aquellos piececitos bien formados que tenía Serafín y una forma de movimiento de caderas muy elegante que a pesar de su corta edad se veía ya su estilo varonil, lo acostaba en la cama boca arriba desnudo completamente con las piernas abiertas Aida de esa manera lo contemplaba detenidamente mientras terminaba de secarlo, en realidad Serafín era un niño precioso de finas cejas, deditos medio gruesos, labios finos y que lo suave de su piel recién bañada provocaba calentura en Aida al momento de pasarle las manos por las piernas deteniéndose a frotarle el pene para ponérselo erecto, una vez hecho eso tomaba un trapo vendándole la cara al niño diciéndole que iban a hacer el jueguito de siempre de la gallinita ciega, después de vendarle lo besaba apasionadamente por la frente, mejillas, le abría la boca para meterle la lengua, ella se calentaba más cuando sentía el contacto de sus labios, para disimular un poco le hacia una que otra cosquilla, seguía besándole el pecho, barriga llegando a pasarle la lengua por el pene llenándolo de saliva llegando a sus testículos, luego la boca de Aida chupaba y mamaba desaforadamente ese pene infantil hasta dejarlo colorado, un buen rato después lo lamía por todo su pecho hasta llegar al éxtasis, se apartaba del pequeño contemplándole vendado y que sus manitos tocaban su pene ensalivado mientras ella se quitaba la ropa quedándose totalmente desnuda, se acostaba junto al niño llevándolo a su pecho diciéndole que abra la boca acercando los senos para que los chupara lo que la hacía gemir grandemente, el pequeño Serafín no dejaba de mamar eso que no podía ver por las vendas, lo hizo arrodillar encima del colchón, ella puso sus piernas sobre alrededor de las costillas de serafín de tal suerte que su vagina afeitada estaba cerca de la cara del pequeño, le acarició el pelo llevándole la cara con las manos en dirección a su vagina restregándose mutuamente, después lo tomó de la cintura poniendo su vagina a frotar con ese pene infantil lo abrazó apasionadamente emitiendo gemidos desaforados haciendo movimientos acelerados sonando la cama, después se detuvo para poner al pequeño boca arriba, le volvió a mamar el pene dejándolo completamente ensalivado, lo corrió del cuerpo hasta ponerlo al filo de cama, ella miraba el pene algo erecto ensalivado, frotaba su clítoris con el dedo y ya muy caliente abría con una mano parte de sus labios vaginales acercándolo al pene de Serafín que lo sujetaba con la otra mano, pene y vagina hacían frotadas y algo de meter y sacar rapidito, el niño aguantaba pujando el peso de la chica, ella descargaba toda su pasión en caliente, Serafín se dejaba con gemidos, ella frotó la punta del pene virgen en su clítoris de nuevo se lo metió un poco al aguante del niño hasta que rato después Aida botó los flujos vaginales mojando por completo el pene hasta quedar exhausta a plenitud sexual, tiempo después se vistió y lo llevó al niño a bañarse.
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Andreina llevaba una vida tormentosa con Daniel tras su divorcio lo que no impedía sus encuentros fogosos, llegó el momento en que Daniel la llevara a conocer a su familia, lo hizo en una soleada tarde en la que hubo frialdad en la presentación sobre todo en su hermana, el ambiente se tornó áspero cuando apareció Griselda sirviendo, se le cayeron las porcelanas al ver a la visitante, Andreina se levantó como resorte de su sillón con violencia con mirada acusadora, la empleada recogió todo y se retiró, por unos instantes hubo silencio, la visita guardó la compostura disimulando adecuadamente luego salieron al jardín a tomar un refresco Andreina seguía incómoda, prudentemente Daniel la animaba conversando sobre sus proyectos, de pronto Andreina observa a una preciosa niña cree que es alguien de la familia, Daniel le dice que es hija de la empleada de inmediato aparece Griselda tomando a la niña de la mano llevándola presurosa a su cuarto, Andreina hizo puños de rabia, había conocido a la hija de Guillermo y Griselda, aquella niña del pecado, aquella hermosa pequeña que se parecía a Guillermo, luego de la visita a casa de Daniel pasó turbada en su cama llena de recuerdos tanto así que le estimularon a llorar.
FINAL DEL DÉCIMO CUARTO EPISODIO
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