METAMORFOSIS 141
Ruinas.
Las ruinas esparcidas a causa del dantesco incendio estaban aún esparcidos en los alrededores de la reconstruida empresa de alimentos del pueblo, un hombre de avanzada edad movía con su bastón los desechos quemados esparcidos, lo acompañaba su hija la hermana del hombre de negro fallecido en el incendio, también estaban con ellos su nuera Josefina y sus dos nietos Emilio José y Andrés Teodomiro, además la presencia del recién llegado Luis, caminaban lentamente por el lugar, la muchacha estaba en compañía de Luis, desde su llegada al velorio de su hermano había estado junto a su padre y a Luis, en eso que llega Lucrecia dándole el saludo respetuoso al bien vestido anciano padre del difunto, lo conocía por vez primera, el primer impulso de ella fue ser cortés en todo aspecto, trataba de disimular su sorpresa al verle, a su lado su esposo el campesino humilde que al saludar al anciano vio quemaduras en parte de su antebrazo salido de una manta que además le cubría en parte un corte que había tenido en el brazo, el campesino manifestó que hizo todo lo posible por salvar al hombre de negro pero que las llamas consumieron rápido y como esquirlas volaron los vidrios logrando esquivarlos con sus brazos para que no le impactasen en su cara, también le dijo que el humo invadió el lugar y casi muere asfixiado, lamentaba que junto a su hijo cayeran su asistente quedando atrapados en el fuego, había sido una impertinencia haber dejado gasóleo en el lugar lo cual hizo que se incremente el fuego, el anciano apesadumbrado se limitada a escuchar asintiendo las declaraciones del esposo de Lucrecia, de pronto una niña se acercó rodeando con sus bracitos al campesino, sonrió tímidamente a los presentes debido a su timidez, había venido con Dagoberto, la niña a orden del campesino extendió su manito saludando al anciano y a la hija de éste, Lucrecia puso una expresión de asombro con una risa forzada a la que Luis vio fijamente saliéndole una mueca con sorna a los presentes, l actitud de la nena y ese hombre adulto era la escena tierna del momento en que pasaban todos, caminaron lentamente por las instalaciones donde un grupo de obreros estaban haciendo la reconstrucción, las miradas de Luis y Dagoberto se cruzaron, los dos niños hijos nietos de Noelia Buonanote caminaban tomando algún objeto llamativo, la niñita los acompañaba, Luis sonreía, irónico, Luis en su mente lucubraba pensamientos diciéndose en sus adentros con exclamación: si el pequeño Emilio José supiera, que en realidad, estaba jugando seguramente con su hermanita, sólo Luis sabía de aquel idilio escondido del difunto y Lucrecia con las consecuencias de su acción sexual de que el hombre de negro le había engendrado a Lucrecia aquella preciosa niña que sorprendentemente se parecía más a ella que a su verdadero padre, ahora Luis sabiendo con todo esto sucedido lo que quiso es el de que prefirió callar, Luis prefirió que el campesino su verdadero padre aquel humilde hombre mejor siga pensando que aquella niña era su hijita la cual quería mucho, había pasado un par de horas desde la visita del anciano con su hija cuando Gustavo Adolfo uniformado de militar salía del auto que conducía el cual los había transportado a su abuelo y a él desde la capital al saber la desgracia de boca de su madre Noelia, ahora los invitaba para llevarlos a la estancia de su madre donde estaban alojados, los invitados entraron al auto, a su lado Noelia y en el asiento de copiloto Josefina llevando en su regazo a Andrés Teodomiro, el pequeño Emilio José se subió en el caballo a montar junto con su tío Luis, la mujer hermana del hombre de negro miraba con atrayente fijación la acción de cabalgar de Luis, no disimuló su admiración ante los presentes, era atrayente para ella aquel tipo de hombre jovial, delicado en su expresión, Dagoberto desde hace mucho estaba sentado en un rincón de la construcción pensando en Luis Alfonso, en lo que estaría haciendo con sus estudios en aquel internado de la capital, lo extrañaba con muchisimoo deseos sobre todo esa piel suave hermosa tersa, de lejos los vio partir y dio unos pasos haciéndole señas de despedida, se volvió a sentar pensando ahora en los momentos vividos con Melquiades, en ese tiempo aquel niño al que desvirgó, le vino el deseo incontrolable, deseaba hacer sexo, tomó su motocicleta en dirección a aquel lugar, donde allí tiempo atrás había dado paso a sus pasiones, iba viendo el monte a su alrededor, de lejos vio que estaba amarrado el fino caballo debajo del árbol frondoso, apagó su moto, era el caballo de Luis, dio unos pasos y entre la espesura del monte alto se escuchaba el gemido de un niño, abrió la malea tupida y vio acostado desnudo por completo encorvado sobre aquella gran roca a ese nene que gemía, encima estaba el cuerpo desnudo de Luis haciendo gemir al niño con sus embestidas, Dagoberto se acuclilló escondiéndose entre el monte, tiempo después vio que los dos cuerpos estaban quietos por un momento cambiando de posición ya que ahora el niño miraba acuclillado cómo se sentaba su tío con su erecto pene haciéndole gestos de que abriera la boca infantil para introducir el pene, así lo hizo por unos instantes, sentado como estaba Luis cerraba los ojos sintiendo el placer que le daba a la piel de su pene esa boquita con los labios pegados y ensalivados, gemía de placer pues ya había adiestrado al niño a hacerlo de mejor forma, pasaba las manos por la piel de la espalda del pequeño Emilio José que miraba desde su lugar la cara de su tío sonriente con los ojos cerrados emitiendo placer ilimitado, el niño miraba el pene con el glande que se lo metía y sacaba lentamente por la boca, al salir le tocaba a su lengua lamer con la punta aquel glande, eso le gustaba a su tío que le hiciera a más de pasrle por ente los testículos, las manos de Luis subían y bajaban por la espalda del niño sin djar de besarle el pelo, luego pasaban acariciando el pelo lacio con corte hongo propio de los niños bien de la época, ambos cuerpos desnudos siendo vistos ahora más de cerca por Dagoberto cuya presencia en parte sorprendió a Luis pero aún más al pequeño Emilio José quien se detuvo de hacerlo, se paró con algo de timidez pese a su corta edad sobre todo de que lo vieran desnudo y por lo que con su tío estaban haciendo, Dagoberto ya con su pene erecto mostrado en su entrepierna se acercaba a ellos, sin decir palabra se fue sacando la ropa, mientras eso, el niño vio para su sorpresa a su tío Luis lanzarse al cuerpo de Dagoberto abrazándole y colmándole de besos, el niño asustadizo lentamente se sentó desnudo sobre la roca con sus bracitos rodeando las piernas y el mentón sobre las rodillas viéndolos rodar por el suelo manoseándose, dándose besos con lengua, con su timida carita vio a su tío y a Dagoberto que roaban sus penes sin dejarse de besar y acariciar sus cuerpos, luego vio que sus miradas eran a donde é estaba sentado, los vio acercarse agitando sus penes siempre sonrientes que le acariciaron, le acariciaron y juntos se miraban, le decían lo hermoso que era y lo marcaron acariciadole el cuerpo, en pie como estaba le besaban el cuerpo, Luis acariciaba el penecito y Dagoberto el culito, Emilio José iba perdiendo de apoco la timidez cuando sintío la lenga de uno por le pene y del otro por el culo, esas lenguas recorrían su estómago y espalda justamente en el coxis y debajo de sus testículos, le vieron relajado suspirando y lo acostaron de pecho sobre la roca, la lengua de Dagoberto lamía el ano por el que antes había introducido el pene de Luis, le acomodó alzándole el culito y ahora el que entraba era el pene ensalivado de Dagoberto, sentía las embestidas de Dagoberto que se dio cuenta confirmando de que aquel precioso niño había sido desvirgado hace mucho pues su pene entraba y salía sin dificultad, vio el rostro complaciente de su amante Luis Izaguirre y supo quien era el iniciador del pequeño, para sentir mejor le Dagoberto dijo al niño que aprete el culito lo más que pueda, Emilio respondía así a más de jadear, ahora Dagoberto se sentó para que el pequeño le chupe y lame el pene, así lo estaba haciendo cuando por detrás las manos de Luis sobaban cada una de aquellas dos porciones carnosas de las nalgas con delicia y lasciva manera, los ojos cerrados del niño sintiendo la metida del pene de su tío mientras le lamía el pene a Dagoberto, pero los abrió cuando sintió todo el pene dentro de sus entrañas, vio así el pene peludo de Dagoberto que al mismo tiempo lo chupaba y lamía, lo mismo hizo pasando su lengua por debajo de los glúteos de Dagoberto lo que hizo que se recueste un poco en la roca apoyado en sus codos con brazos doblados sin dejar de sentir ese movimiento, el niño estaba en posición perrito sujeto de sus caderas por las manos de su tío que entraba y sacaba el pene con movimientos adelante y atrás, el semen de Dagoberto era depositado en la cavidad bucal una parte y otra impactaba el rostro, parte de su carita infantil estaba cubierta de semen cuando éste se impactó al sacar el pene, instantes después sintió un líquido deslizarse en su espalda, es que el semen de su tío Luis se deslizaba por su espalda dejado ahí por la eyaculación, los tres fueron al arroyo donde en aquel lugar Emilio José era familiar, los tres desnudos jugaban en el agua en aquel apartado lugar rodeado de árboles y alto monte, lo alzaban lanzándolo por los aires cayendo al agua, el niño estaba alegre con los juegos, era el centro de importante atención de los adultos, las caricias hacia él no se hacían esperar, vio a Dagoberto y a Luis hacerse el 69 en la arena, luego se metieron al agua donde estaba el pequeño, continuaron jugando, Luis lo abrazó de pecho mientras por detrás Dagoberto pegaba su pecho a la espalda del pequeño introduciéndole el pene por el culito, el niño al sentir eso más se aferaba a los brazos de su tío que continuaba sosteniéndole, sentía los abrazs fuertes del nene, el pecho se apegaba más a la espalda haciéndole embestidas en el culito, Luis lo seguía sosteniendo al pequeño, lo hicieron dar vuelta en el agua y ahora Luis era el que se ponía detrás de Emilio José para meterle el pene mientras el nene se aferraba a los brazos de Dagoberto que no paraba de reír viendo el rostro del pequeño que mostraba el sentir de las embestidas del pene de su tío, luego lo llevaron marcado a la orilla allí Emilio José lamió y chupó por segunda vez los penes de los adultos, Luis estaba sentado en la orilla, Emilio José acuclillado lamiendo el pene de su tío y por detrás el pene de Dagoberto que le metía el pene en el potito, entraron en el agua, pusieron al nene arrimado a la roca donde fue desvirgado, primero fue su tío que le metía el pene diciéndole al oído que nunca olvide el lugar pues aquí fue donde le desvirgó, la carita del nene daba un rictus al sentir las embestidas del pene, luego fue Dagoberto que con mayor vehemencia le hacía sentir su pene dentro de su culito, el nene gemía ante el meter y sacar, Emilio José recibió los efectos de pene hasta el cansancio, posteriormente salieron del lugar apartado, Dagoberto tomó la delantera despidiéndose, en su mente llevaba la idea de que Luis había ofrecido el cuerpo de su sobrino con tal de permanecer en silencio, a cierta distancia efectivamente Luis pensaba lo mismo, acariciaba a su sobrino diciéndole que le esperaba un gran premio al llegar a la estancia solo que a cambio guarde silencio sin comentar lo ocurrido hace poco, iba cabalgando con su sobrino Emilio José con constanes manoseos y caricias que al niño le gustaban, y ahora más seria pues careceria de la presencia de la figura paternal del difunto hombre de negro en la que ahora ocupaba Luis Izaguirre, tiempo después llegaron a la estancia de Noelia pasado el mediodía, allí se encontraban de visita Don Rodolfo Buonanote, Amacilia y su nieto Leandro, durante la conversación de los adultos los niños fueron instruidos de jugar por los alrededores de la estancia, Leandro caminaba por los apartados alrededores de la estancia encontrándose con Emilio José que corría a esconderse por el monte apartado detrás del establo, estaba jugando a las escondidas con su hermanito y otros niños, Leandro cerca del niño se dejó ver que defecaba y orinaba debajo de un árbol en un claro, el niño se acercó riendo al verlo, le vino el instinto de de necesidad biológica y fue entonces que Emilio José se acercó más para orinar en el árbol, Leandro se puso en pie y se acercó con su pene descubierto a hacerlo rozar con el pene del niño que era sujeto de las caderas, luego de verse sonrientes se apartaron, Lenadro se acuclilló a limpiarse el culo mientras el niño continuaba estirándose el erecto pene y cuando Emilio José se iba a arreglar el pantaloncito corto fue cuando las manos de Leandro se lo impidieron y empezaron a manosear las nalgas del niño y el penecito, que se lo chupó y lamió por unos instantes sintiendo delicioso el niño, así con ropa desarreglada se adentraron más en ese tupido monte donde no pudieran ser descubiertos y allí Leandro continuó chupando el penecito de Emilio José, luego el niño le hacía lo mismo a Leandro que estaba sentado en el suelo, el sol hacía sombras en el reflejo de los árboles del lugar, se sentían seguros de lo que estaban haciendo, lo acostó al niño boca abajo y le entalló el pene metiéndoselo suavemente, la carita del niño estaba apoyada en sus manitos descansando sobre la tierra, gemía ante la metida y sacada del pene, el semen de Leandro lo sintió dentro, por un instante Leandro se quedó acostado sobre el niño su nariz pasaba por el pelo dándole besos a su pelo lacio, el pene blanco del gringo rozaba las nalgas de Emilio José, se escuchaba de lejos el crujir de pasos, el gringo tomó su camino por sendero diferente al que tomó Emilio José que continuó jugando con los niños aquella tarde de ese día en el que había probado tres penes.
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La sociedad capitalina hacía furor en sus comentarios acerca del romance y posible futura boda entre Nicolás Arichabala y Justin Daniela Pérez, la pareja era vista en las reuniones y cócteles mostrando una radiante relación amorosa, el muchacho se lo notaba más animado en la relación, las visitas mutuas a sus casas daban mucha más formalidad a su relación lo cual atestiguaban los reporteros gráfico ensanchando los tabloides, la población capitalina estaba bien informada del suceso que daba a ser la boda del año, y así fue como a meses del noviazgo se anunció boda, los preparativos estaban listos, las campanas de la iglesia repicaban aquella tarde en la que entraba el novio en compañía de su sobrinita que portaba los aros, los orgullosos familiares, allí en las bancas de primeras filas estaban los Buonanote y los Del Olmo como invitados, así como otras familias de renombre histórico, la matrona de los Arichabala reía complaciente, se cumplía sus deseos, para así internamente se decía sus tierras iban a ser reconquistadas con esta boda después de tantos años, las tierras tratarán de ser unidas, ese era el propósito de doña Matilde la matrona de los Arichabala, en verdad Nicolás se casaba sin amor y a medias lo era para la novia, Luis miraba el rostro serio de Nicolás y se manoseaba el pene al disimulo en señal de tantos momentos de sexo vivido, en otra ala del recinto estaba Squeo con su hijo que de igual forma miraba el rostro de Nicolás, los novios salieron al golpe de arroces y pétalos de rosas, la recepción fue fastuosa inclusive el jefe de estado estuvo presente y fue quien ofició el matrimonio civil, los periódicos en sus encabezados y en las páginas centrales o en espacios sociales no hacían más que hablar de aquella boda del año como la llegaron a propender, aquella salida de los novios fue con algarabía, ya llegados al hotel, un nerviosismo invadió a ambos, Nicolás con tibia iniciativa, sudoroso y algo tímido desvistió a la novia que se dejaba llevar por el momento, vinieron las caricias, ambos se besaron con los ojos cerrados, las manos recorrían los cuerpos desnudos postrados en la cama, apagaron las luces, el poco erecto pene de Nicolás rozaba la vagina de la mujer deseosa de sexo por el efecto del champán ingerido, esa noche no hubo gran cosa para ella, quizá se decía ella al día siguiente se muestre la virilidad prometida, durmieron.
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Melquiades andaba en bicicleta por aquellos alrededores donde antes había estado con sus amigos y en aquel lugar había visto a aquel niño ropavejero, de pronto vio a aquel niño que andaba con el ropavejero, para Melquiades ese niño era hermanito del ropavejero, se enteró que no era verdad, de eso se enteró por voz del niño al recibir unos centavos acerca del lugar donde vivía, por prudencia a cierta distancia se acercó y efectivamente lo vio que salía en short con unas cubetas en la tarea de acarrear agua, iba acompañado, ya llegando al río lo vio bajar una hondonada, no podía resistirse al verle el traserito bien amoldado a la tela ye ese penecito ajustado al short que lo deseaba, se contuvo, para los habitantes del lugar la llegada de Melquiades con su bicicleta llamaba la atención, Melquiades sabía que el lugar era de mal vivientes y podía existir foco de delincuencia, decidió salir del lugar, el niño ropavejero vio alejarse la figura de Melquiades, le vino un cierto recelo pero también como cierto apego, a fin de cuentas para Melquiades era una necesidad de estar con el niño pues tenía un rostro muy hermoso pese a ser desaliñado, pasarían los días cuando Melquiades estaba sentado en un sillón junto a la ventana, estaba leyendo cuando vio pasar al niño, su corazón aceleró emocionado, de un impulso se levantó saliendo de casa para interceptarlo, el niño tomó prisa, no pudo alcanzarlo, le vino la angustia, Melquiades deseaba a ese niño hermoso al que lo había sodomizado, no perdería de tenerlo a futuro no muy lejano, las vistas al lugar se hacían continuas a aquel lugar, se limitaba a verlo desde lejos, hubo un día en que pudo estar frente a él, le regaló unos pesos, el niño aceptó, en otra ocasión lo invitó a beber gaseosas, eso al niño le gustaba mucho, con el pasar del tiempo la amistad volvió a sustentarse, entraba en casa de Melquiades haciéndose amigo de la familia, el padre de Melquiades que conocía la debilidad sexual de su hijo era el más gélido con el trato al niño, Onofre hizo una amistad de juegos con el hermano de Melquiades, de la misma forma Melquiades hizo amistad con la abuelita del niño, para Melquiades el paso del niño ropavejero por su casa era escasa en las últimas semanas, hasta que un día lloroso llega el niño a tocar la puerta de la casa de Melquiades, allí estaba él, su madre y su hermano, el niño les contó que su abuelita estaba enferma y necesitaba dinero, fueron allá y se encontraron con los contrariados familiares, la madre de Melquiades logró trasladarla al hospital militar donde fue atendida y pasó el peligro, los familiares estuvieron muy agradecidos con el gesto de la señora en contraste con el gélido carácter del esposo, así la relación entre el niño y Melquiades se solidificó de buena forma tomando una aceptado modo de relacionarse .
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Contardo había bebido bastante en la fiesta de quince años de una amiga de familia reconocida en la capital, el preocupado Squeo daba vueltas en el gran salón ante la pasiva vista de su guardaespaldas de confianza, su hijo no daba visos de presencia pues la fiesta había terminado hace horas, sin protección a esas horas, pensó lo peor, hizo gestos a su guardaespaldas para que lo buscase y lo traiga a casa de inmediato, en realidad Contardo estaba muy borracho en un parque apartado del sector seguía bebiendo con unos amigos, ya no podía valerse por sí mismo, el sentimiento para estar así se debía a una discusión que había tenido horas antes con su padre, un hombre se puso detrás de él, pese a su estado de inconsciencia logró identificar a aquel hombre que lo invitó a beber a su lado, el hombre se controlaba en la bebida, sabía que Contardo se encontraba muy lejos de su casa y llevarlo ahora sería peligroso sin transporte, Ramón lo llevó a su casa, ya eran las horas del próximo alba, la mujer abrió la puerta algo sorprendida de ver inconsciente borracho al hijo del patrón, Ramón le dijo que lo había encontrado en la calle con unos amigos, decidió traerlo a que pase la noche con seguridad y mañana lo llevaría a casa, la mujer le acomodó la cama, sus dos hijos seguían dormidos, Ramón y su mujer durmieron en el suelo sobre una sábana, Contardo vomitaba al suelo, hasta que quedó profundamente dormido roncando, aparecían los rayos de sol en la cara de Contardo haciéndolo despertar, era domingo, la sed de su resaca lo había estimulado a instintivamente beber agua, se incorporó sobre la cama con sobresalto viendo a su alrededor aquel humilde lugar, en sus adentros se preguntaba cómo había llegado allí, sus respuestas pronto serían respondidas viendo acercarse la presencia de un niño en short con una fina remera, tenía puestas unas sandalias parchadas, que le venía sonriendo en señal de cortes bienvenida, era el hijastro de Ramón el chófer de su padre, el niño le dijo que su padrastro lo trajo a dormir, Contardo sonreía moviendo la cabeza, ya recordaba de a poco lo sucedido la noche anterior, había cometido una imprudencia bebiendo demasiado exponiéndose en aquel lugar y se enteró de que Ramón lo había socorrido, pese a todo Contardo seguía mareado, pidió agua al niño, al verlo de espaldas le atrajo el traserito infantil, la mañana estaba fría, su pene se puso erecto, vio al niño de pies a cabeza cuando estiraba el brazo dándole con su manito el vaso con agua, lo tomó y lo bebió aceleradamente sin dejar de verse a la cara, le sonrió y volvió a pedir otro, le atraía ese trasero y ese penecito lampiño que desde hace mucho eran motivo de deseo sexual, mientras bebía escuchó del niño que su hermana, su mamá y su padrastro fueron hacer compras al mercado recientemente y lo habían dejado a él para su cuidado, Contardo sonreía y se acostó en la cama viendo fijamente al niño, le pidió a que se acerque al filo de la cama, le preguntó si demoraban a lo que l nene repondió que recién habían salido, Contardo notaba la mirada del niño en su entrepierna, le vio sonreir cuendo puso su mano frotándose la entrepierna vestida ante la mirada del niño, lentamente bajó la cremallera y por el calzoncillo sacó el glande de su pene ereto, el sorprendido niño miraba por vez primera el pene de Conardo, lo agitaba, el nene tímidamente sonreía viendo a los lados como si disimulara no verle, le dijo que se deje de recelos, que eso siempre lo hacen los hombres para sentir placer, Contardo estiró el brazo y con sus manos manoseaba el penecito vestido del niño que con unos cuantos frotes ya estaba erecto, el niño sonreía con timidez, para Contardo era un gusto que el niño se dejase hacerlo, vio ese penecito erecto a través de esa fina tela del short ajustado que el niño tenía puesto, se puso en pie y abrazó al pequeño para luego sonreirle y lo tomarle de los brazos llevándo por los aires a su cuerpo haciendo giros para después caer por la cama, el niño empezó a sonreír tras las cosquillas que Contardo le hacía al estar acostados, lo tenía de cara al colchón, estaba encima de aquel cuerpito infantil, le dijo al oído que hicieran el acostumbrado “jueguito” que los hombre hacían en secreto, el niño no articuló palabra, simplemente se dejó retirar el short siendo deslizado por sus piernas saliendo por sus pies quedando al descubierto esos suaves glúteos que Contardo los besaba repetidamente en forma fogosa, le hizo dar vuelta y por unos instantes lamió y chupó el penecito lampiño, algo mareado se levantó corriendo cortinas en las ventanas humildes, puso seguro a la ´puerta y se fue sacando la ropa estando frente al niño que seguía acostado desnudo a medias, fue donde el pequeño y le quitó la remera de tela fina, le dijo que le iba a enseñar algo rico, así que se se arroparon con una sábana poniendo al niño encima de su cuerpo a rozar los penes desproporcionados por la edad, uno lampiño y otro con pelos en donde el penecito se perdía, las manos de Contardo recorrían espalda y glúteos al mismo tiempo en que se daban besos cortos, las manos de Contardo alborotaban el pelo del niño cuya carita descansaba en su pecho, como pudieron acomodarse hicieron el 69, después al niño lo encorvó sobre el extremo de la cama, su pene ensalivado entraba en el ano palpitante del niño que antes había sido lubricado dedeado y ensalivado de nuevo, ahora lo disfrutaba más, sabiendo que ese culito no era virgen, se puso como loco al sentir ese culo roto, los aún restos de la borrachera aún latente en la sangre de Contardo hizo que se prolongue por varios minutos la entrada y salida del pene por ese culito desvirgado, el niño en esa postura al estar por largo rato se incomodaba, ya deseaba que termine pero Contardo lo estaba disfrutando de maravilla, disfrutaba de ese cuerpo infantil desvirgado por quien sabe, lo que ahora importaba es uqe ese cuerpo le pertenecía en ese momento de disfrute, el niño probaría un largo tipo de sodomía ese día, pese a lo incómodo de estar encorvado con el tiempo llegó a sentir mejor forma de placer, lo hizo acostar de espaldas poniendo sus piecitos sobre los hombros de Contardo, lo ajustó bien de su cintura inclinando Contardo su cuerpo con el pene dentro del ano del niño y empezó el meter y sacar, lo que hizo gemir de mejor manera al niño que sentía el pene entrar más en su ano, los minutos pasaban, ambos cuerpos dando lo mejor de sí, porque el niño se sumaba a acomodarse de buen modo recibiendo las embestidas del glande de Contardo, descansó haciendo corta pausa, sacó el pene y lo sentó al niño en la cama, Contardo parado ahora con autoridad le introducía el pene en la abierta boca del niño, chupaba, mamaba y lamía ese pene con sabor a su propio ano, así, así, así, hasta que luego de un gran rato el semen brotó del glande cayendo en la cara del niño con gran fuerza cubriéndola, Contardo reía, el niño con sus deditos se limpiaba en lo que se podía aquel líquido seminal, fue por un trapo para limpiarse, de su bolsillo sacó un billete de baja denominación y se lo entregó al niño, lo recibió con gusto, para Contardo era como si le hubiese hecho el amor a una meretriz, le dijo al niño que esta no sería la única vez, que vendrían más, con mayor dinero, eso le dijo mientras se vistieron y luego esperaron a los esposos y a la niña que llegaron minutos después, desayunaron, Contardo vio que Ramón trajo el auto de los talleres de su padre para llevarle a casa y al salir fue comprar cigarrillos, le impresionó la figura del dueño de la abacería que respondía con mirada de asombro algo tembloroso, fueron cortos segundos de mirarse pues Contardo a en ese momento subía al auto y se recostaba pensativo oyendo el encendido del motor siendo llevado a casa, la mirada de aquel hombre se puso fija en el auto que se perdía en perspectiva por aquella calle empedrada.
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Victoria jugaba con el perrito que su tío Nicolás le había regalado semanas antes de contraer boda, su abuelo la miraba con atención, estaba muy alegre jugando con sus dos amiguitos vecinos de al lado de la gran casona, las mujeres reunidas en un extremo del jardín, la madre de los niños con algo de contrariedad les decía a sus amigas que su esposo últimamente tenía una conducta extraña y muy fría con los niños, lloraba desconsoladamente, los trataba con indiferencia, Fernanda la mamá de Victoria vio pasar al muchacho jardinero que estaba regando las plantas, lo llamó por su nombre, Agustín, aquel muchacho de catorce años, en un aparte Fernanda le daba instrucciones al muchacho para que hiciera de mejor manera su trabajo en aquellas plantas que tanto cuidaba la matrona y ella y que en verdad eran de su gran significado, las mujeres seguían en su tertulia, hablaban de la creciente violencia y la consecuencia de aquel asesinato del caudillo que seguía vigente, sobre todo en los más humildes, los “sin tierra” que en la selva del país se habían alzado en armas, el conflicto de los “descamisados” aumentaba, el gobierno en parte subestimaba aquella acción armada pero se decía que el espiral crecía en lo recóndito del país, la mamá de Victoria a los pocos minutos salía con botellas de vino en mano, la tertulia se hacía de gran forma, se alzaban las risas y la algarabía aumentaba, Agustín a prudente distancia miraba a las señoras muy divertidas, irónicamente se referían a sus maridos, vio desde el jardín a la señora Fernanda alzaba la copa brindando a distancia con su suegro que con protocolaria sonrisa respondía con venía alzando su copa de brandy, las señoras pedían que se acerque pero el anciano insistía con disculpas seguir allí en su sitio, una de ellas se acercó a brindarle una copa de vino con solemne acción que el anciano gustoso aceptó, en ese momento el chófer se acercaba al anciano para indicarle lo listo que estaba el auto y la hora de partir, el anciano gustoso sonreía galante despidiéndose de las damas con beso en cada mano, no así vio a su nuera con mirada electrízate que simplemente ella bajó su mirada al momento de besarle la mano, airoso el anciano iba a atender sus negocios, precisamente iba a responder a solucionar un problema de pagos que Mateo su hijo mayor no había solucionado, le molestaba cierta pasividad en la personalidad de su hijo, aquella debilidad de carácter, seguramente heredado de, bueh, se dijo, aquella mujer que fue su madre, refunfuñaba Fulgencio Arichabala al recordar también a la anónima madre de Nicolás que se lo dejó a su cuidado, ahora que es un hombre con mayor razón que no era de su gusto que la viese o que acaso tuviese noticias de ella, para Nicoás esa mjer desdichada estaba muerta, aquella mujer que tanto daño le hizo a su corazón, pero logró enmendarla, lo contento que pese a sus años sentía plenitud sexual aunque a trampitas se reuniría luego de solucionar el impasse con una de ellas, Sandra, aquella hembra que le arrebataba, desde hace muchos años fue su amante, para es einstante Agustín ya seguía cortando la yerba de buena forma, una vez terminada la tarea se retiró a un rincón debajo de sombra a beber agua del grifo, desde su lugar miraba a las mujeres en tertulia, a los niños jugando, alzó la mirada y vio a Matilde la matrona de la familia asomada en la gran ventana de su cuarto junto a una de sus damas de compañía, seguramente se preparaba para salir, estaba en lo correcto, minutos después era despedida por el grupo de damas en forma solemne, la anciana cortésmente les decía que estaban en su casa, volvería entrada la noche, se despidió con mimos de su nieta, sólo quedaba en casa la empleada que atendía a las damas, el chófer llevaba ahora a la anciana con la dama de compañía, el irresponsable jardinero titular había sido despedido por su mal trabajo quedando su ayudante Agustín al cuidado de las plantas, no lo hacía mal, necesitaba el dinero, por eso se esmeraba, recordó las tareas que faltaban por hacer con respecto al aseo, resignado tomó su manguera enrollándola, las mujeres continuaban riendo con tono de voz más alto, en una mala maniobra de equilibrio en sus juegos el pequeño Reinaldo de cinco años se cae raspándose la piel, las mujeres presurosas fueron a ver lo que pasaba, sólo un rasguño, Victoria vio a la mamá de sus amiguitos despidiéndose de sus amigas, vino por los niños pero Dionisio de tres años quiso seguir jugando con Victoria, la señora madre del pequeño a pedido de Fernanda la mamá de Victoria permitió que su pequeño continúe jugando con su amiguita, pasó un buen rato y todas las demás mujeres se despidieron, la madre de Victoria jugó un rato con los niños y el perrito luego los dejó jugando instruyéndoles a que no se movieran del lugar donde estaban que ya les traería jugos y galletas con jalea, los niños contentos siguieron con sus juegos, pero el tiempo pasaba y la impaciencia por beber y comer eso delicioso que Fernanda es había prometido hizo que fuesen en búsqueda de la mamá de Victoria, para su sorpresa vieron que no estaba en la cocina, Victoria pensó que seguramente había subido a su cuarto, esa era la hora de su ducha, el perrito se suelta de brazos del amiguito de Victoria, no logran encontrarlo dando vueltas por el lugar, de pronto Victoria ve una puerta entreabierta donde se cuelgan las llaves, al mismo instante en que mira a su amiguito cercarse muy feliz mostrándole al perrito y diceindole que estaba esconddo por el trastero junto a la cocina, regresan al lugar a seguir jugando, pero el tiempo transcurría, de pronto que la la mamá de Dionisio le llama para ir de paseo con su hermanito, le toma de la mano al nene, la invitan a Victoria, con tristeza la niña no acepta mirando al interior de la casona y continúa jugando con su mascota, la mujer se despide con su hijo, ella continua jugando, luego deja al perrito en su celda y decide manejar su bicicleta, le llama la atención la puerta entreabierta de la cocina donde se ponen las llaves, sonrió de pensar que seguramente alguien muy querido por ella las tomó y ya estaba en la bodega donde se guardan los vinos, se pasó el dedo por su vaginita lampiña de solo pensar lo que le haría si lo encontrase en ese apartado lugar como ella ya se imaginaba, caminó hacia ese lugar abrió y sonrió viendo efectivamente lo que pensaba, aumentaba su respiración, se acercó lentamente a la puerta, estaba sigilosa, su actitud era de encontrarle y darle una sorpresa, abrió despacio la puerta sin ruido y la volvió a cerrar con mucho cuidado, dio pasos lentos sin hacer ruido ya que detrás de ella hay una escalera muy antigua que rechina y que conduce a un subterráneo donde está la bodega de vinos, es un amplio y húmedo lugar donde hay grandes cavas, Victoria bajó silenciosamente las escaleras, sus manitos tocaban los polvorosos barriles, se arrodilló viendo por debajo, para Victoria fue gran sorpresa ver unas piernas moverse, eran de dos cuerpos, su extrañeza aumentaba de sorpresa, la curiosidad creció en ella, se subió en silencio sobre un tonel sin ser descubierta, lo que vio le asombraría hasta el fin de sus días, se tapó la boca, cuando vio allí debajo sobre una mesa en la que estaba un cuerpo acostado boca abajo, el de su madre desnuda, encima el cuerpo desnudo del jardinero Agustín que alzaba y bajaba sus caderas, el trasero se veía moverse, el movimiento de alzar y bajar lo hacía con su erecto pene que seguramente entraba y salía por el ano de la mujer, ella gemía deseosa, golosa, la tiraba un jovencito de catorce años, un niño transformado en hombre, en su amante, la niña aún sorprendida con sus manos tapando lacoa a ojos bien abiertos miraba con sorpresa lo que estaban haciendo, el pene juvenil entraba y salía lentamente del ano de la mujer adulta, luego ella se dio la vuelta abriendo sus piernas apoyadas en los hombros del muchacho para recibir ese pene entrando por la vagina, los pelos de sus pelvis se unían, de igual forma los testículos de Agustín chocaban en los glúteos alzados de la mujer, se besaban mientras Agustín la penetraba, él sintió el orgasmo de ella venido en su semen y así correspondió moviéndose más rápido, su trasero se movía y su pene entraba todo dentro de ella, Victoria vio la cara de sorpresa de su madre cuando Agustín cayó desfallecido sobre el cuerpo de la mujer, era la primera vez que el muchacho dejaba depositando semen dentro de las entrañas de la mujer, era la primera que lo hacían así, Victoria de casualidad había presenciado la primera vez de su encuentro sexual entre Fernanda y Agustín, lo agarró a su amante de los glúteos para que mantuviera adentro el pene, tiempo después lo apartó, ella se sentó sobre la mesa con las piernas abiertas viéndose su vagina humedecida por el semen del muchacho de catorce años, Agustín miraba su pene todo cubierto de semen incluyendo sus pelitos de la pelvis de Fernanda que como restos quedaban impregnados en la piel del muchacho, ella no se inmutó en escurrirle con sus dedos parte del semen y meterse en la boca el pene del muchacho que así parado se sostenía de los cabellos de la mujer, la lengua pasaba por debajo de los testículos y cuando el pene entraba se hinchaban las mejillas de la mujer, él la acostó y pasó la lengua por su himen por varios minutos luego le volvió al meter el pene por varios minutos pero esta vez sin eyacular, quedaron acostados por un momento, quedaron exhaustos, él encima de ella acostados acariciándose el cuerpo, de pronto a la mujer le vino un sobresalto, reaccionó diciéndole al muchacho que había prometido llevarles bebidas y galletas a los niños, la pequeña Victoria actuaba de inmediato cuando ve vestirse a su madre, de tal forma que sale presurosa del lugar sin ser vista por los amante caminando en sigilo afortunadamente para ella no fue vista por los amantes, desde ese momento la actitud de Victoria para su madre y Agustín cambiaría, él trataba de hacerle el sexo pero ella se negaba, el recelo se había apoderado de ella, a veces deseaba decir lo visto a su padre Mateo y a sus abuelitos Matilde y Fulgencio Arichabala o a su tío Nicolás pero pensaba en la unión familiar que se mostraba ante la sociedad y el escándalo que esto traería mucha infelicidad, pese a todo quería ver juntos a sus padres, al muchacho de ahora en adelante se propuso tratarle con prepotencia.
FIN DEL CENTÉSIMO CUADRAGÉSIMO PRIMER EPISODIO
Estupenda historia , a estas alturas está claro cuál es el país de la canela. Por lo q hay mucha tela para cortar. Sobretodo a finales de los 80. Sigue escribiendo. Gran trabajo.
Gracias estimado amigo. Pensamos igual.