METAMORFOSIS 147
En aquel día.
El rumbo de los transeúntes era variable por aquellas calles del mercado, la pertinaz lluvia de temporada hacía más dificultoso el tránsito vehicular, la gente llevaba paraguas y hacía gestos de esquivos, la lluvia se incrementaba, desde el vidrio de la puerta Contardo vio pasar por esas tórridas calles a aquel niño que anteriormente le había dado una terrible paliza al ser descubierto mientras le hacía el amor a aquel “niño” que ahora iba a su lado como copiloto, de súbito incrementó la velocidad con intención de arrollarlo pero unos transeúntes se lo impedían, decidió bajar la velocidad y continuar camino a casa, en el trayecto, las manos de Contardo manoseaban los muslos del pequeño que llevaba a su lado, desde mucho tiempo atrás ya le había hecho el amor a ese “niño” como le decían con cariño y era hijo de la empleada e hijastro del chofer Ramón, la lluvia no cesaba, por el contrario se incrementaba, decidió meterse en un camino poco transitado, el “niño” observa el deslizamiento de la lluvia por el vidrio y mira también el deslizamiento de la cremallera del pantalón de Contardo luego sale un prominente pene erecto el cual es manoseado, lleva las manos del pequeño para que toque el pene erecto, la yema de los dedos frotaban el latente glande, ahí sentado le pidió al niño para que lo chupe y lame, así lo hizo encorvándose un poco, acomodándolo de tal manera que la boca del niño se abrió a plenitud haciendo que ensalive por completo aquel pene, las manos del hombre acariciaban el pelo lacio del “niño” y empezaron a bajar por la espina dorsal llegando al coxis siendo rascado los glúteos, a petición de Contardo el “niño” de a poco fue deslizándose el pantaloncito corto y su calzoncillo, quedando al descubierto su traserito, se sentó sobre el pene descubierto de Contardo, la piel del culo infantil sintió lo humedecido por saliva de aquel pene que la rozaba, poco a poco lo fue metiendo, hizo un alto para besarle el pelo, cuello y mejillas, luego continuó alzándolo y bajándolo de tal suerte que el pene se deslizaba por el ano introduciéndose y saliéndose ante el movimiento de caderas, los dos sentían delicioso, se notaba al cerrar sus ojos y gemir con sus bocas bien abiertas, la respiración aumentaba para ambos, Contardo era el de la iniciativa, el pene continuaba entrando y saliendo por ese traserito de niño hermoso al que gemía mordiendo los labios, de pronto sintió húmedo su ano por el que salía semen, Contardo había terminado dentro del ano de aquel precioso niño hijo de la empleada, ahora estaba puesta su cara apoyada sobre la cabeza del niño oliendo el característico pelo, las manos entrelazadas apoyadas en las rodillas del niño, rozaban sus mejillas mirando el escurrir del agua por el vidrio, le dio de besitos en las mejillas y cuello, ambos con los ojos cerrados, sintiéndose el palpitar de su pieles, Contardo recordaba lo que hace poco había ocurrido cuando se encontraba manejando la camioneta de su padre en la que llevaba provisiones , fue allí que de pronto ve la lluvia intensa, en un alto de la calle ve pasar al “niño” hijo de la empleada y le dice que suba, el “niño” obediente lo hace, le pregunta a donde iba y el “niño” le contesta que a su casa, decidió llevarlo y fue calles más adelante que ve a aquel “niño” ropavejero, los movimientos del “niño” lo sacan de la meditación a Contardo, ve su pelvis humedecida de semen, su pene entre los glúteos infantiles, el niño le dice que desea apartarse, lentamente se lo permite, con papel se limpian pene y trasero, era incómodo pero deberían hacerlo dentro pues la pertinaz lluvia no cesaba, se arreglaron la ropa, el pantalón de Contardo tenía restos de semen no así el del “niño” pues le llegó a los tobillos, tiempo después Contardo iba manejando despacio y sorprendentemente la lluvia iba cesando mientras entraban a la capital, luego de ahí que el transito era el de siempre, llegó a casa del “niño”, la hermanita estaba arrimada a la puerta, emitió una sonrisa al hijo del patrón, el “niño” entró presuroso, quería cambiarse de ropa, la “niña” como le decían cariñosamente se acercó a la camioneta donde estaba sentado Contardo, hablaron por unos minutos, sin duda alguna era él, decía un sorprendido dueño de la abacería viendo la figura de Contardo desde el mostrador donde se había ocultado tras una tela de venta, repetía varias veces el sí, era él, aquel personaje que siendo niño lo desvirgó, era él, se decía repetidamente incrementando su angustia tragando saliva muy seguidamente, era Contardo, sí, Contardo, el hijo de Squeo, ya estaba hecho un hombre, de a poco fue acercándose para verlo mejor sin dejar de ocultar su cuerpo, Contardo se despidió de la pequeña acelerando el vehículo, el dueño de la abacería sonreía, confirmaba lo visto hace tiempo atrás, definitivamente era Contardo, se vio las marcas de heridas y las pasó por la yema de sus dedos, al alejarse el vehículo del lugar el hombre llamó a la “niña” preguntándole por aquel sujeto, le manifestó que era el hijo del patrón Squeo, el hombre le preguntó si estaba casado a lo que negó rotundamente agregando que ni novia tenía, el hombre sonreía escuchando los comentarios de la niña, además viendo la forma en que estaba vestida la niña, quiso llevarla dentro del local pero el niño desde la ventana del cuarto llamaba a su hermana preguntándole por su ropa, la niña de impulso salió donde estaba su hermano no permitiendo articular palabra a aquel dueño de la abacería, quien la vio partir restregándose pene y los testículos, ver la presencia de Contardo hace poco por el lugar, recordar lo vivido, le vino el deseo de hacer sexo, estaba excitado.
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La mujer se mecía en la mecedora que para el efecto fue comprada estando con su hijita de meses de nacida, ya poco a poco iba cerrando sus ojitos cafés, su piel tersa brillaba a causa de la loción puesta, bien perfumada, la madre pasaba sus manos por los bracitos mientras meditaba acerca de lo sucedido, le vino a ambas un suspiro, como por coincidencia o acuerdo, la mujer sonreía ante el acto, tenía mucha nostalgia, se podía percibir en sus ojos, hizo un alto a sus cavilaciones para ver a Justin jugando con su tierno hijo muy cerca de ellas, el niño estaba de humor, de semanas mayor que la niña, habían momentos en que instintivamente los dos niños deseaban un contacto, aparece doña Matilde la bisabuela matrona de los Arichabala, pasa acariciando el pelo de la niñita y centra mayormente su atención y mimos a aquel niño, se entendía sálicamente que el nio era el heredero de los Arichabala, Fernanda se alejó prudentemente del lugar con su hijita en brazos, no le gustó esa actitud con la anciana, siguió caminando en forma triste por los alrededores del amplio jardín citadino hasta que entró a la gran casona, desde lo alto Mateo el marido de Fernanda miraba el proceder de su esposa, se puso cabizbajo arrimándose sobre el cristal de la ventana, una mano por detrás se apoyaba en su hombro apaciguando su pesar, su mujer sólo de la había dado niñas, Mateo quería el varón pero no podía, tras varios intentos sólo consiguió engendrar esa niña de meses de nacida, su padre continuó consolándole dándole un fuerte abrazo, a fin de cuentas era su primogénito, pausado, con carácter suave apto en la meditación y toma de decisiones, pero frágil y bondadoso en el amor, con un pasado que lo condenaba por su inclinación sexual que era secreta y bien protegida con sigilo, de eso daba cuenta su relación con Fernanda a quien quería a su manera, no se podía negar que el esposo de Fernanda era bien parecido y era la atracción de sus colaboradoras y empleadas, ya hubieron roces de la esposas con aquellos personajes, el hombre decidió salir de la habitación encontrándose con su hermano Nicolás quien con amplia sonrisa informaba de los logros alcanzados en la costa atlántica, se había consolidado la materia prima para la realización de enlatado de atún y sardina, el negocio al principio era riesgoso por el capital invertido pero la influencia del suegro en el senado hizo posible la adquisición, ahora faltaba nada más ensamblar la fábrica y ponerse a producir después de dos meses, el padre orgulloso abrazó a su hijo mientras el hermano salía cabizbajo, bajó las escaleras encontrándose con su hija Victoria teniendo gestos de cariño para con su hijita, la tomó de la mano llevándola a pasear al parque uniéndose a ellos su esposa en brazos su segunda hijita a la que le dio un beso en la frente, desde lo lejos del jardín se vio al primogénito Mateo caminando con su esposa y sus hijas de lo que dieron cuenta Justin y la matrona Arichabala, el pequeño Daniel estiró los brazos en señal instintiva que deseaba estar con ellos, los esposos caminaron hacia una fuente de sodas cercana a la gran casona donde compraron refrescos y continuaron su caminata hacia el amplio parque capitalina, debajo de un árbol se sentaron tomados de la mano, el hombre se acostó sobre el césped del lugar poniendo sentada a la bebita sobre su pecho mientras Victoria se acostaba a su lado, Fernanda arrimada sobre un árbol miraba los mimos de su esposo a sus hijas, con risa forzada le salió un suspiro prolongado, se aferró a la grama haciendo puños de desesperación, le vino una repentina angustia, muchas imagines le pasaban por el cerebro, lentamente fue cerrando sus ojos buscando relajarse, de pronto le vinieron las recurrentes imágenes de ella siendo niña y de aquel día que cambió su vida, recuerda con detenimiento sus acciones de niña, aquella fresca tarde, aquella ausencia parcial de sol, ella se encontraba jugando con sus dos hermanos menores, hacía pocos minutos que su padre retornaba al negocio de comercio, su madre asomada a la ventana daba órdenes a los niños que ingresen a vestirse de buen modo pues saldrían de visita, esto animó a los tres pequeños que juguete en mano corrieron a vestirse y asearse, caminaron muchas cuadras, en el trayecto se detenían en los mostradores de jugueterías pegando sus dedos al cristal señalándole a su madre el juguete que anhelaban, la señora se limitaba a sonreír, la más animada era la pequeña Fernanda, continuaron con su paseo y minutos después se encuentran en la entrada de una lujosa gran casa, propiedad de un amigo de su madre, el señor sale a saludarlos con el acostumbrado recibimiento de cortesía, estaba vestido de sport, la madre y sus hijos pasaron a la gran sala, vieron diferentes adornos finos, los niños sentados formalmente sobre los sillones, a lo lejos se podía ver los gestos e insinuaciones del dueño de casa por conversar a solas con la mujer, pasaron breves segundos cuando Fernanda vio el gesto de su madre dándole a entender que saliera con sus hermanitos a jugar en el amplio jardín, gustosa la niña llevó de las manos a sus hermanitos, la pequeña Fernanda pudo percatarse de la soledad del lugar, la familia del hombre y los criados habían salido de viaje, por lo tanto aquel hombre estaba solo antes de llegar, unos perros amarrados asustaron a los niños pues de entre los montes salieron a ladrar, la madre se dejó ver por la ventana diciendo que tuvieran cuidado, les hizo señas que se apartasen del lugar y fuesen a jugar por el cerco donde habían árboles frutales, los niños jugaban de mejor forma muy distraídos corriendo por el lugar, de pronto la niña decide ir al baño, pasa por la ventana que da a la gran sala y la ve vacía, su urgencia por ir al baño es más fuerte que su curiosidad por saber dónde está su madre, camina hacia el baño haciendo sus necesidades y en ese momento la pequeña Fernanda se percata de escuchar unos gemidos que vienen desde aquella apartada habitación de huéspedes, cuyo camino entre maleza pasa por una ventana en la cual se asoma, al ver eso, su vida cambiará rotundamente, pues ve a su madre y a aquel hombre completamente desnudos seguramente con cierta certeza de no ser vistos, las manos de su madre apoyadas en los muslos de aquel hombre que con su pene erecto grueso la recibía a la afeitada vagina brillosa llena de crema que se deslizaba sobre el tronco del pene, la mujer se alzaba y se bajaba por el pene con su vagina haciendo que los gemidos se intensifiquen, el hombre la acostó a filo de cama abriéndole las piernas lamiéndole en repetidas veces el clítoris luego de ensalivar el glande lo tuvo sacando y metiendo completamente con el pene por repetidas ocasiones en aquella vagina preparada para la ocasión, los besos con lengua no se hicieron esperar, la pequeña Fernanda con atención miraba las escenas sexuales, la entrega era total entre su madre y aquel amigo, lo más sorprendente para Fernanda era que su madre arrodillada delante del hombre chupaba el pene haciendo brilloso el glande, miró fijamente los labios de su madre ajustados a la piel del glande y el tronco del pene al deslizarse con detenimiento, después las piernas de su madre se posaban sobre los hombros de su amigo que entraba y salía el pene al movimiento de caderas, le decía el hombre que le diera un hijo, ella manifestaba que ya lo tenía, ambos sonrieron asintiendo la afirmación con sentida burla, él le dijo, otro, ella sonreía cabizbaja, le tocó el mentón alzándole viéndole a los ojos con autoridad, con mucha seguridad en el rostro él le dijo, ahora mismo, ella resignada asintió ante la autoridad, posteriormente unieron las frentes, se frotaron las narices, sonrieron y de inmediato aquel hombre puso las piernas sobre los hombros inclinándose para meterle el pene en la vagina con firmeza, de esa manera es que realizó las más sentidas y fuertes embestidas que a ambos los hacían gemir, la mujer bien agarrada a las sábanas de la cama, el hombre igual que ella sudoroso le decía que era fabulosa hembra, que la deseaba, que siempre había sido suya, entre los gemidos la mujer movía la cabeza en forma afirmativa, pidiendo más y más, las caderas y el esfuerzo del hombre se incrementaban en el movimiento, le decía, quiero el varón, quiero el varón, sí, el varón, dame el varón, lo quiero ahora, ahora, tengámoslo amor, sí, tengámoslo, debe ser mío, mío, que se parezca a mí sí a mí, mientras eso le decía cerraba sus ojos, el pene se introducía al máximo, la pequeña Fernanda sorprendida viendo eso por vez primera no daba crédito a esos movimientos pero se admiraba de las miradas de satisfacción de ambos amantes, el moiiento de cadras se intensificaba junto con los besos apasionados, se notaba la entrega total, los movientos se iban disminuyendo ahora para sorpresa de la pequeña Fernanda, hasta ver a ese hombre como quedaba quieto y desfallecido, su cuerpo quedaba tendido sobre el de su amante, la equeña Fernanda vio salir ese pene mojado con un líquido que lo veía a plenitud por vez primera así como aquellas escenas sexuales de su madre con su amigo, por unos instantes vio esos cuerpos desnudos abrazados moviéndose sobre la cama, su atención era para aquel cuerpo desnudo del hombre que se limpiaba el pene de semen quedado en su piel, las manos de su madre acariciaban el pene, diciéndole que le gustaba mucho, se inclinó el rostro viéndose el movimiento de manos en su vientre, le dijo que tenía su semilla y que pronto vería los resultados, su segundo hijo, le dijo que ahora sería un varón, muy gustoso aquel hombre su glande se lo pasó por las mejillas y los labios, luego por unos instantes se lo introdujo en la boca mientras el hombre le acariciaba el pelo, la pequeña Fernanda a sus siete años descubría el sexo, la madre tomó su ropa saliendo rápidamente de la habitación, cual sorpresa fue para aquel hombre ver la carita de Fernanda asomada en la hendija de la ventana quedándose estupefacta sin movimiento ante el acercamiento de aquel hombre desnudo que le hizo entrar, la sentó en la cama, ella vio las sabanas arrugadas producto del sexo visto anteriormente, él le hizo gestos cariñosos, qu lo visto era un “jueguito”, vio la mirada pasiva y resignada d ela niña como que lo visto lo asimilaba con tranquilidad, eso calmaba en parte al adulto viendo la presiposición d ela niña, tenía un dilce carácter y se notaba que desconocía del sexo, aún así le dijo que era un “jueguito” qe tenía que ser muy secreto, le rogó que lo visto no lo divulgue, le acarició el pelo al ver que ella lo aceptaba asintiendo, a cambio de su silenció él le regalaría lo que pidiese, ella se puso en pie brincando emocionada al saber que le regalaban un obsequio, con la dulce inocencia que le caracterizaba a la pequeña Fernanda fue decirle que deseaba una muñeca, el hombre satisfecho asintió prometiéndole que muy pronto tendría la muñeca pero que necesitaba saber más de sus detalles acerca de lo que había visto, que le contase con todo lujo de detalle, mientras Fernanda describía la muñeca que deseaba aquel hombre amigo de su madre se abría de piernas, se manoseaba y se agitaba el pene erecto, esos movimientos insinuantes hicieron que la pequeña se fijase en ese miembro viril, el hombre le sonreía, ella correspondía por instinto, ya no hablaba, se quedaba fijamente viendo ese pene, con gestos en el rostro le dijo que si le gustaba, que si deseaba “jugar”, el hombre le dijo a Fernanda que para iniciar el “jueguito” debería hacer que sus manitos infantiles las introdujera en su prenda interior de vestir y se rasque la vaginita, ella obediente lo hizo con tal inocencia que su interés era obtener su muñeca, aquella muñeca deseaba por muchos meses y que sus padres humildemente no podían comprársela, la acercó, le dijo que lo hiciera rápidito, ella estaba parada arrimada al filo de la cama siendo rodeada por la piernas del hombre adulto que ahora se sentaba, la pequeña Fernanda miraba aquellas manos adultas que dselizaban su pantaleta, acción que hasta es emomento sólo le hacía su madre, era su primera vez con un hombre, se mostraba su vaginita, sintió por detrás en su espalda las manos del hombre que deslizban la cremallera de su vestidito, así, sorpresivamente el vestidito caía al suelo detrás de su cuerpo en pie, se veía desnuda por vez primera ante un hombre que no era su padre o sus hermanitos menores, este era otro hombre distinto que le miraba la vaginita por primera vez, instintivamente se tapó la vaginita, el hombre sonrió viéndole fijamente a los ojos como mostrándole seguridad de lo que estaba “jugando”, le acarició las mejillas y el pelo diciendo fijamente a los ojos que era una niña preciosa, la más preciosa del mundo, se acercó con su rostro al pecho d ela niñña recibiendo su primer beso en su cuerpo por un hombre diferente, le dijo que se rasque de nuevo la vaginita, ella lo hizo, le apartó las manitos, le dij que se quede quietecita, obediente ella miraba que la nariz del amigo de su madre rozaba los labios vaginales, olia la vaginita frecuentemente, al mismo tiempo que la hizo acercarse más, él sentado y ella aún en pie con las pantaletas en los tobillos la hizo acercarse, vio que ese grueso y muy erecto pene rozaba por primer vez esa vaginita, la pequeña Fernanda estaba sintiendo por vez primera el roce del pene en su vaginita, le hizo arrodillar en su delante diciéndole otra parte del “jueguto”, le pasó el glande por los labios y mejillas, le dijo que briese la boca y con cierta dificultad propia de la primera vez le introdujo el pene haciéndole toser, el hombre reía, se puso en pie abrazándola felicitándole porque estaba haciendo bien el juego y que la muñeca será mucho mejor aprovechaba en acariciarle el traserito, le sacó las sandalias y la pantaletas quedando en pie, el hombre se sentó llevándola a su cuerpo besándole el pecho y abdomen, cada piernita piernita estaba sentada sobre las piernas del hombre, unieron sus pechos asi sentados, miraron hacia abajo al pene rozando muy erecto a la vaginita, él dijo que ambos quieren “jugar”, le preguntó si deseaba hacerla jugara a su vaginita, ella con cierta timidez de sorpresa asentía lentamente, el hombre rió y le dio de besos en la frente, mejillas, pecho y vientre, lentamente le rozaba el glande, a ella le dijo que cierre los ojos mientras el glande rozaba los labios vaginales, le preguntaba si sentía rico y ella a ojos cerrados asentía ya un poco más relajada, abrió los ojos al sentir qe era sujeta de la cintura por esos gruesos brazos del amigo de su madre, unieron los pechos recostándose lentamente en la cama, él quedó debajo del cuerpo de la pequeña, el pene erecto estaba junto a la vaginita, le hizo leves cosquillas a lo que ella reía, le puso un dedo en la boca, le recordaba que era un “juego” muy secreto y en silencio absoluto, unieron las frentes dando giros en la cama, el hombre se sienta en la cama, ella se sienta en los muslos, ve el pene salido por debajo de su vagina, lo acomoda abriendo los glúteos poniéndolo a la entrada del ano y empieza a tratar de introducirle, ella gemía apretando con sus manitos los muslos de su iniciador en el sexo, le preguntaba que si le dolía y ella timidamente asentía, la hizo recostar en la cama, el estaba arrodillado sobre el colchón, la acercó poniendo los pies en el pecho del hombre, la encorvó un poco en la cama, ella vio el pene rozando entre los labios vaginales, de esa manera le rozaba contantemente el pene entre la vaginita y el abdomen hasta el cansancio, se detuvo, esta vez no habrá eyaculación, ya se lo había hecho a su madre, el hombre le dijo que en el próximo “jueguito” le mostraría un liquido rico que es parte de mostrarle lo mucho que hay en quererse, tiempo después de forma rápida el hombre complaciente la vistió y le pidió que vaya a donde estaban sus hermanitos y le recordó silencio y prudencia de lo que había visto, minutos después en la sala todos los presentes bebían gaseosas, el hombre al disimulo miraba el interior del vestidito humilde que Fernanda llevaba puesto no podía evitar el sonrir complaciente, le había hecho el amor a madre e hija, las miradas se cruzaron, el hombre disimuladamente se manoseaba el pene y le incitaba a ella a manosearse el interior donde estaba la vaginita, ella obediente lo hacía; a las pocas semanas el hombre llega de visita a casa de la pequeña Fernanda, la niña fue la primera en recibirlo luego su madre lo atiende en ausencia del marido que estaba de viaje en sus ventas a domicilio comom lo era su humilde oficio de comerciante, el hombre llevaba la muñeca solicitada y dos autitos de hojalata para sus hermanitos menores que ella, la mujer agradeció el gesto, ambos adultos vieron al mayor de los varones muy atento en el juguete que era el mejor, la madre les dice que salgana a jugar pues iba a atender al visitante y no deseb ser molestada en la conversación que iban a sostener, los niños muy alegres fueron a jugar al patio de su casa, Fernanda intuyó lo que estaba pasando, estuvo un rato jugando con sus hermanitos y después fue lentamente hacia los cuartos, apegó su oreja a la puerta para escuchar los gemidos dados dentro de la habitación, se imaginaba la pequeña Fernanda lo que su madre y amigo estaban haciendo, tal cual como aquella vez que los sorprendió, tiempo después salían agitados a seguir dialogando en la sala de la humilde vivienda, así fueron muchas semanas seguidas entre vistas al hogar del amigo o éste visitaba ya mayormente su casa donde encerrados los amantes hacían el amor a plenitud, a los niños les gustaba la visita de aquel hombre pues siempre les traía regalos, fue en una fiesta en la casa de Fernanda que aquel hombre estuvo a solas con la niña, el hombre algo mareado manoseaba las piernas de Fernanda alzándole el vestido y bajándole el interior hasta los muslos, la recostó y ella sintió otra vez el roce de aquel glande por los labios vaginales, el hombre se agachó para lamerle el clítoris, ella así siempre experimentaba algo delicioso, y ahí quedo aquella vez, en otras ocasiones estando a solas el hombre le ensalivaba el trasero hundiéndole el dedo haciéndola gemir, ella se dejaba obediente ante las promesas de obsequios, aquella vez vio el roce del glande en su vagina por el que salía semen como se lo había prometido antes en su primera vez, le hizo dar vuelta y ese glande lleno de semen se deslizaba por el traserito de Fernanda que ya a sus ocho años se iniciaba probando el sexo de aquel adulto, de aquello pasaron muchos años luego de estar a veces a punto de ser desvirgada en los encuentros, hasta que sucedió la desgracia de la muerte de su madre, su padre quedó viudo un tanto joven haciéndose de otra mujer, ya por aquel tiempo Fernanda era una chica muy desarrollada, con cuerpo ideal, jovial y de fina estampa, conoció a un hombre bueno quedando ambos deslumbrados de sus personalidades, el tiempo transcurría y no había descendencia, fue en aquella nocho en la que caminaba por los pasillos con su ropa de dormir muy fina en la que se podía ver las líneas de su hermoso cuerpo, estaba preocupada por la ausencia de su esposo en aquellos días, luego ingresó a su habitación, meditó un poco y durmió pero poco duró aquello siendo despertada tapada su boca por una férrea mano mientras en su oído escuchaba el de estarse quieta, aquel hombre mareado que había entrado a la habitación ya se había desnudado, ella suplicó que no le hiciera daño, no podía gritar por compromiso, pidió al hombre que saliera de la habitación pero el desobediente lo que hizo fue darle una fuerte bofetada para que se calme, luego vinieron los besos por todo el cuerpo, le dijo que desde hace mucho la deseaba y que ahora era el momento, más con fuerza que por atracción y convenio la manoseó por todo el cuerpo y sin miramientos le introdujo el pene, fueron sentidas en su vagina aquellas embestidas del pene, ella lloraba quieta recibiendo esas embestidas, suplicaba que la suelte, que ya no más, que piense en su esposo, el hombre iracundo por los efectos del alcohol le dio un par de bofetadas y continuó con el mete y saca, hasta quedar exhausto, jadeante sintiendo su semen ser depositado en el interior de la vagina de Fernanda que por ese entonces ya cumpliría los dos años de casada con su esposo, el hombre salió furtivamente de la habitación dejando llorosa a Fernanda, desde aquel día hubo un distanciamiento considerable, en un paseo a la hacienda entre los montes ella fue de nuevo sometida por ese hombre, esta vez se dejó nomás, fue entrega, fue fogosidad, y de ahí vinieron muchas veces más terminando hasta saber que esperaba un hijo de su esposo, fue el alumbramiento aquel día en que se encontraba en una ciudad del país de la canela, estaba sola, decidió visitar cierto lugar que desde niña le había llamado la atención, se pasaba la mano por su vientre, junto a ella estaba su esposo cuando le vinieron las contracciones, luego la entrada al hospital militar de la ciudad, su padre y hermanos estaban contrariados por haber dado a luz en tal peligrosa maniobra de visita, lejos de la capital, lo que ellos no sabían era que Fernanda lo había decidido así, lejos de aquel hombre, alejada de la su sombra y cobijo, lejos de la pena de saberse quizá que ese hijo por nacer no sería de su esposo, entró a la sala de partos con precaución, luego de un rato se escucharon los chillidos de dos niños nacidos a la misma hora, uno de ellos la preciosa Victoria Micaela Arichabala, los presentes muy complacidos con el nacimiento de la niña, al retornar al hogar, lejanamente aquel hombre sonreía, de súbito, Fernanda sintió las caricias de su hija, abrió los ojos para verse en una realidad presente, sus esposo había visto su parsimonia, puso la cabeza en su regazo, unas lágrimas salieron de su rostro, la niña le dijo a su padre que su madre estaba triste, le pasó los dedos por las mejillas, comprendía que no le había dado el anhelado hijo varón, se limitó a besarle frente y mejillas y se abrazaron cayendo los tres sobre la grama mientras la bebita agitaba sus bracitos y manitos en señal de alegría.
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El paso de brocha sobre la pared pulida hacía su efecto de color afín con el panteón rural, lo contrastaba aquel hermoso panteón construido con opulencia, los tres obreros ya terminaban su jornada de trabajo, la pintura estaba en todo su esplendor, un orgulloso propietario contemplaba la obra remodelada y pintada, abrazado estaba con su hijo aquel precioso niño rubio, a lo lejos ve la figura de un militar teniendo en brazos a su hijo, estaba junto a la tumba de su tío y abuela, ambos cruzan miradas, Carlos Felipe del Olmo sintió alegría al ver a su hijo no así Gustavo Adolfo quien quiso alejarse con su pequeño hijo pero su hermanito realiza una carrera hasta donde está ubicado y lo toma de la mano acercándolo a donde está su verdadero padre, el pequeño Carlos Augusto le pide a su hermano mayor que le permita jugar con el bebito, a lo cual accede, el militar da unos pasos a la entrada del mausoleo, siente un aire enrarecido, quizá por la pintura, quizá por el estado de ánimo, quizá por el momento, recorre su vista el interior, Carlos detrás en silencio miraba los movimientos del militar, la mirada se centró en la lápida de la madre de Carlos Felipe del Olmo, a buenas cuentas la abuela del militar, a su lado la lápida del padre de Carlos Felipe, el militar pasó sus manos por aquellas lápidas, tembloroso sintió un no sé qué en el cuerpo como electrizado, volteó saliéndole lágrimas, de súbito Carlos recibió una fuerte impresión al ver el rostro de su hijo, el militar se repuso sin articular palabra, Carlos desconcertado no entendía lo sucedido, quiso articular palabra para saber lo que le sucede pero prefirió callar y apartarse al ver que su hijo salía del mausoleo, Gustavo Adolfo cargó en sus brazos a su pequeño hijo, a su hermanito le acarició la mejilla, el pequeño correspondió con un abrazo rodeándole el cuello, ambos hombres se miraron con detenimiento por un lapso de tiempo, Carlos Felipe vio la cicatriz producto de aquella herida en la comisura del labio de Gustavito al caerse de la bicicleta cuando tenía 14 años, en esa ocasión Carlos sufrió mucho pudiéndole socorrer, sus expresiones eran gélidas, luego ahí quedó nomás Carlos Felipe del Olmo viendo alejarse en el Jeep a su hijo militar y nieto de alcurnia materna, también se puso tembloroso apretando las manos haciendo puños, no daba crédito a su emoción de verlos alejarse, al instante su hijo menor lo abrazó de las piernas el padre correspondió acariciándole el pelo marcándolo dándole de mimos en su rostro y cabellera, luego entraron al auto rumbo a la estancia de Noelia, en el trayecto los pensamientos invadían la mente de Carlos Felipe, la revelación era que de todos sus hijos, el más querido era aquel militar que no llevaba su apellido a pesar de que por sus venas corría su propia sangre.
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El velo le daba el retoque de distinción a la novia, tras meses de noviazgo se cumplía el deseo de los novios por casarse, Sara Guillermina parada sobre un tocador de madera giraba a la orientación de la modista, lo hacía en presencia de su bisabuela y de su madre, la novia parecía una princesa, estaba regia y radiante probándose su traje de novia, las tres salieron del lugar, faltaban pocos días para la boda, Griselda pidió a su abuela nana Dulce que acompañe a su hija porque ella iba a hacer unas diligencias y se tardaría mucho, las mujeres asintieron y caminaron por la larga alameda, realmente los pasos de Griselda la llevaron a tocar una puerta la cual al abrirse se notaba el rostro de Guillermo Izaguirre atento ante la visita de Griselda, entraron, ella hablaba, él cabizbajo escuchaba, de un impulso se levantó con la cara impresionada, no podía ser de otra manera, se enteraba que Sara era su hija, Guillermina de segundo nombre, como él, hubo un largo silencio, luego un prolongado abrazo, vinieron los sollozos y las lágrimas, Griselda le decía a él que no estaba seco, que aún latía en Sara Guillermina el fruto de aquel amor, el fruto de aquella entrega efectuada por ella siendo una muchacha de trece años en la que casi pierde la niña al parir, Guillermo vivía en la simiente depositada en su hija que en los próximos días se casaba y Griselda en acto de conciencia justificada con la vida pidió que llevase a su hija de la mano ese día en la entrada de la iglesia, Griselda pidió la acompañase para que su hija sepa la verdad del nacimiento, caminaron por esa alameda larga que daba a la casa donde una atenta Sara abría la puerta, no podía ser más cordial su gesto al tratarse de la visita del protector de su futuro esposo, Guillermo Izaguirre estaba en su delante y no pudo contenerse ante la impresión de ver a aquella mujer que pronto contraería nupcias, salieron las lágrimas, vinieron los abrazos, ella se explicaba tanta emoción al saberse esposa de su protegido, pero había algo más, se sentaron no sin dejarse de agarrar de las manos, fue en ese momento que el novio llegó por casualidad a la casa, Pedro Artemio se congratuló ante la presencia de su protector, escuchó con atención las sentidas palabras entrecortadas, Sara se iba asombrando cada vez más, luego de unos instantes Sara supo la verdadera historia de su nacimiento, ser hija de un ex terrateniente y una muchacha enamorada, pasando por penurias y necesidades, por humillaciones y sobre todo por creerse ser hija de un padre fallecido lo cual era falso pues ahora estaba en su delante, todo ello conmocionó a Sara que fue tomada en brazos de Pedro Artemio su novio, la mirada de Sara fue para su madre que cabizbaja asentía ante cada palabra de Guillermo Izaguirre, la nana Dulce con autoridad y credibilidad daba fe de la verdad contada, todo era emoción en ese momento, tanto así que Pedro Artemio pidió un espacio de aquella verdad solicitada a su benefactor, él también quería saber su verdadero origen, era tarea pendiente, sin embargo, era el momento de decirlo, los sentó a su lado y sin dejarlo de abrazar le contó que era el fruto del amor de un hombre que está cercano a él, un prestante hombre de negocios y de una mujer cándida sublime y sutil que siempre lo amó desde niña, la infancia de Pedro Artemio fue terrible igual que su novia en cuanto a las necesidades morales y materiales, le contó que fue separado de los brazos de su madre siendo aún un bebé, el padre que lo crio fue el causante de tamaña infamia, su madre de crianza por el contrario fue la que lo protegió, Pedro Artemio lleno de lágrimas con aspecto de elocuencia pidió el nombre de sus padres y por qué no lo dijo antes, su benefactor le dijo que era por simple neutralidad en su vida, confesó que al principio quería decirlo pero con el pasar del tiempo se fue encariñando, quizá no lo hizo porque recordaba a su entonces para él único hijo el pequeño Maximiliano, Guillermo le dijo a su protegido que quería de su compañía pues ya se habían acostumbrado a ayudarse, Sara abrazó a su novio y pidió que le revelase el nombre de los padres, Guillermo en silencio hacía gestos con mirada al infinito, cabizbajo, movía presuroso sus dedos, de sus labios salieron las contundentes palabras que era hermano de Josefina y Gustavo Adolfo Pozzo así también de Serafín y Carlos Augusto Del Olmo, ambos novios se vieron los rostros, un sudor frío recorrió el rostro de Pedro Artemio, entonces, se dijo Pedro Artemio con la boca abierta de la impresión secundada por sus ojos claros, si, completó Guillermo Izaguirre, eres hijo de Noelia Buonanote y de Carlos Felipe Del Olmo, el novio se sentó a llorar largamente, nana Dulce lo abrazó con una fuerza inusitada, ella quien mejor complacida de saber encontrarse con el hijo de Noelia, quien mejor que ella ahora recibiendo paz en su alma tras aquel fatídico día en que fue arrebatado de sus brazos siendo muy tierno, ahora estaba feliz, sus manos de color acariciaban en contraste aquella piel blanca, le decía que eres el hijo de la tercera generación a la que ella cuidaba, el novio no dejaba de llorar, la abrazó con fuerza, se unió la novia al abrazo, Guillermo pidió salir de la habitación, quería tomar aire, otro rumbo tendría ahora la vida, estaban muy inquietos por lo sucedido, Pedro Artemio pidió que Sara lo acompañase a caminar por el sector.
FIN DEL CENTÉSIMO CUADRAGÉSIMO SÉPTIMO EPISODIO
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